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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sociedad

Escaparate de Ideas. Showcase for workforce sustainability

(Nota: Este largo Comentario agrupa, en realidad, los cinco que he publicado entre el 23 y el 26 de marzo de 2013 en Alsocaire, blog personal de Angel Arias. Observo que este blog mantiene un alto número de entradas, lo que me anima a ofrecer aquí, excepcionalmente, esta recopilación, ordenada para su mejor lectura) e

Desde niño he tenido un sueño. Que todas las buenas ideas que pasen por la cabeza de los seres humanos se pongan en práctica.

Ahora tengo otro sueño más profundo, más intenso: que en ese pequeño país, llamado España, -mi patria-, se dedique total atención a cualquier idea que sirva para superar la preocupación mayor de, al menos, 6 millones de personas y de sus familias. Salir del paro. Escrito en positivo: crear empleo.

Conseguir que la estructura socioempresarial genere actividad para que todos quienes dependan de ella vean con tranquilidad su futuro inmediato o el de sus hijos y nietos, parecería un objetivo común, propio de la sociedad global, de un mundo repleto de interconexiones.

Pero como no lo es, y seguramente no lo será nunca, hay que pensar de manera serena, objetiva, fría, en cuáles son las fortalezas -y las debilidades- de la estructura que podemos controlar: desde la Administración del Estado; a partir de las iniciativas de los habitantes de ese Estado, que sean susceptibles de generar actividad en su territorio ;y, por supuesto, mediante la activación del compromiso de las empresas -multinacionales o no- con los ocupantes de ese espacio.

Los tres ejes de actuación -Administración, empresas e individuos- deben coordinarse e impulsarse para que el sistema funcione de manera óptima, aprovechando las oportunidades.

En esta serie de comentarios, a nivel exclusivamente personal, me propongo ofrecer algunas ideas de estímulo, un escaparate de ideas (showcase for ideas), dirigidas específicamente a la iniciativa privada.

Son, como se verá, preguntas surgidas de la reflexión encadenada siguiente:

1. ¿Necesitamos mejorar algo? ¿Podemos hacer mejor algo? ¿Tenemos algún recurso sin explotar?

2. ¿Sabemos cómo hacerlo? ¿Por qué no lo hacemos? ¿Qué barreras nos impiden ponerlo en práctica? ¿Cómo podríamos estimular su realización?

3. ¿Qué habría que hacer para ponerlo en práctica lo antes posible? ¿Qué recursos -técnicos, económicos, laborales y funcionales precisamos? ¿Los tenemos ya? ¿Dónde están, si no los tenemos aquí, y cómo podríamos conseguirlos?

He aquí algunas posibles respuestas.

Respecto a las Administraciones públicas

Propuestas de acción a las Administraciones públicas en relación con la generación de actividad y empleo se han escuchado algunas.

No han tenido reflejo, hasta ahora al menos, en disposiciones de impulso a la economía, sino que se ha creído (o admitido) por el Gobierno que era prioritario el “saneamiento presupuestario“, con el argumento repetido de que se había estado gastando por encima de nuestras posibilidades, lo que no ha podido ser probado de manera convincente.

La responsabilidad general atribuida a la burbuja inmobiliaria, que ha sido, en realidad, varias veces “descontada” (en la terminología bursátil al uso) por el sistema, no ha sido sino una forma técnicamente viciosa de derivar la atención de otras responsabilidades y asuntos, penalizando injustamente a inversores privados en el sector de la edificación.

Las medidas adoptadas se han orientado fundamentalmente a la reducción del gasto público -con decretos vergonzosos, como el R.D. 16/2012 y su cómplice el R.D. 1192/2012-, y se ha agudizado la presión recaudatoria (manifestado incluso en el incremento de denuncias por infracciones automovilísticas menores), con el argumento impuesto por la troika -lamento que no le guste la referencia a esa dictadura de mente centroeuropea a Javier Solana- de que había que ajustar a la baja el endeudamiento del Estado en su relación con el PIB.

Se ha propuesto, en diversos foros y momentos, avalados en el caso general con estudios de viabilidad y con previsiones de creación de puestos de trabajo y actividad arrastrada:

1) un programa nacional de rehabilitación de edificios, que mejore las condiciones de habitabilidad, disminuya el consumo energético y la accesibilidad general.

2) la continuación de las infraestructuras que han quedado suspendidas de forma brusca, y que correspondían a decisiones de contratación adoptadas apenas hace dos o tres años y que se habían avalado con previsiones de ventajas en las comunicaciones, mejora de los flujos de transporte o necesidades de interconectividad entre localidades y zonas.

3) un plan de ayudas a la generación autosuficiente de energía distribuída (con placas solares, utilización de energía geotermia somera, etc.)

4) la investigación de zonas con potencialidades para la explotación rentable de gas de esquisto.

5) la continuación de los programas de viajes de la tercera edad como forma de mantener la ocupación hotelera y facilitar el sostenimiento de puestos de trabajo en la hostelería y en algunos servicios.

6) potenciar la utilización de la infraestructura viaria para transporte de mercancías, completando y revisando, en su caso, la red existente.

7) impulsar planes locales de limpieza forestal, apoyando su aprovechamiento rentable

8) aprovechar el flujo turístico para impulsar las ventas pre-estacionales, con envío a los domicilios de los viajeros (de ropa, muebles, juguetes, calzados, etc.)

9) remodelar y reorganizar el sector de fabricación de muebles, dotándolo de elementos de modernidad y diseño más funcional, en combinación con la revisión de la población forestal.

10) ayudar a la modernización completa del sector hostelero (restauración), y en especial, en el cumplimiento de la normativa existente en materia de sanidad y trazabilidad, que no es en la mayoría de los casos, que un papel mojado y una amenaza discrecional de cierre permanente sobre no pocos locales.

11) impulsar la exportación de productos de fabricación nacional de alta densidad de empleo (juguetería, moda, calzado, mobiliario, piezas especiales, prótesis, etc.)

12) establecer planes coordinados entre las empresas de manufactura y las Administraciones, que sean previsores y no atiendan a la negociación a posterior, y forzosamente rápida e improvisada de problemas de viabilidad por caídas del mercado.

Respecto a los emprendimientos individuales

Una de las creaciones perversas de la economía de mercado es la elevación del emprendedor a ente con características mitológicas. Esta figura, desconocida como tal hasta hace un par de décadas, es ensalzada con pastosa veneración por las Administraciones y sus características defendidas con ardor -conscientes de las dificultades de supervivencia de la especie- por quienes están metidos en el fango por haberse creído llamados a representarla.

Las noticias que han venido de Norteamérica relativas a las excelencias de leche y miel de los terrenos de la inventiva, ha generado un impulso de imitación en estas tierras áridas que ha provocado no pocos descalabros. Se pretende estimular, como si se tratara de un reto personal de demostración de excelencia, a que el mayor número de ciudadanos asuman esa posición peligrosa, sin tener preparación y, lo que es aún peor, sin tener la idea.

Porque, en realidad, para ser emprendedor basta con tener una sola idea. Y para triunfar con ella como empresario, esa idea tiene que ser buena.

Siguiendo con el esquema de esta serie de Comentarios, enumero algunas de las ideas que, en mi opinión, y bajo mi exclusiva responsabilidad, pueden ser el vivero donde los futuros emprendedores recojan la suya.

Están agrupadas en tres líneas de acción que se pueden catalogar de evidentes, pues se refieren a los órdenes básicos de la vida. Suponen el objetivo de cubrir de forma óptima las necesidades corporales -alimentación, cobijo, sanidad, etc.-, las que podríamos calificar de espirituales -educación y formación, diversión y empleo del tiempo de ocio, lectura y manifestaciones artísticas y creativas en general, comunicación, etc.- , y las de sustitución de los recursos utilizados, potenciando alternativas -ambiente, sustentabilidad, infraestructuras, ayuda al desarrollo, etc.

Hago una reflexión previa. Las nuevas tecnologías de comunicación (tics) han abierto un peligroso espejismo, del que podríamos haber estado curados pues hemos vivido un adelanto con la aparición de la informática. Esto es así, porque la incorporación de una nueva tecnología a los procesos de producción existentes agota muy rápidamente las posibilidades de mejora: es el efecto elefante en la cacharrería, o mejor, del niño que se enfrenta a un escaparate de apetitosos pasteles; comerá un par de ellos y estropeará una buena parte de los restantes, antes de encontrarse saciado y molesto.

Las tics, por sí mismas, están generando desempleo; también lo generaron, en su ámbito, las mejoras de tratamiento de información que supusieron los ordenadores cada vez más potentes y con programas persistentemente más cómodos de usar y más eficientes; perdieron su puesto miles de perforistas, de encargados de mantenimiento de los aparatos, de programadores, de informáticos. Miles de personas aprendieron lenguajes y programaciones que quedaron inútiles en poco tiempo.

Por ello, y como ya he expuesto en otros trabajos, la necesidad de generar empleo a corto plazo no debe olvidarnos cumplir un objetivo a largo plazo: la cantidad de “trabajo humano” disponible disminuirá y hay que replantearse las formas de distribuir los beneficios de producción entre la población con jornadas menores y premiando la eficiencia con criterios de objetividad.

La enumeración de actividades generadoras de empleo que se sean promovidas por iniciativas individuales no puede ser, naturalmente, más que indicativa. Existen interesantes referencias enfocadas a proponer posibles emprendimientos que pueden servir de orientación.

Lo más importante, según mi criterio, es que, antes de decidirse a comenzar una actividad, el futuro emprendedor valore su disponibilidad, su capacitación personal, los recursos de que dispone y realice una primera valoración del mercado potencial y de la competencia, sobre todo, a nivel local. Debe responder con absoluta sinceridad y crudeza a esta cuestión principal: ¿Cuál es mi ventaja diferencial?

En fin, estas son algunas de las líneas de orientación en la que quien pretenda generar su autoempleo puede encontrar la idea para su proyecto. No debe desechar, en principio, que exista ya una implantación, incluso intensa, en su posible área de actividad, porque ha de definir si está en condiciones de ofrecer mejoras de calidad o si encuentra que su proyecto a va a significar un elemento añadido respecto a la oferta existente.

Relacionadas con la mejora de la calidad física del ser humano:

-ofertas de proximidad: restaurantes de comida rápida, bares de copas, tiendas de ultramarinos, ferreterías, lugares para reunión y ocio con ofertas de espectáculos variados, guarderías a tiempo parcial (también para animales de compañía), centros geriátricos de día, servicios informáticos a domicilio, oferta de formación específica y de corta duración, arreglos de ropa y reparación de mobiliario, confección de tapicería (también diseño de telas), talabartería, soldadura, tejidos de calidad, reparación de equipos y maquinaria doméstica, marquetería, fabricación de pequeñas piezas de adorno y uso general, entrega de mercancías a domicilio, cuidado domiciliario de niños y ancianos, gestiones de asistencia relacionadas con vehículos (itv, revisión, etc.), conducción ocasional de automóviles para terceros, realización de gestiones administrativas de todo tipo, jardinería para comunidades y particulares, etc.

-ofertas de calidad: restauración y recuperación de inmuebles y dependencias (especialmente en zonas rurales), remodelación y decoración de interiores, diseño de mobiliario moderno, mejora de diseño industrial de útiles y maquinaria, redacción de documentos, traducciones directas e inversas, revisión y corrección cualificada de informes, trabajos de consultoría técnica, económica o jurídica por internet, oferta de equipos cualificados para limpieza de bosques, análisis y control de rentabilidad de empresas (incluso agropecuarias), aprovechamiento de terrenos baldíos, confección de anuncios y catálogos, organización de redes comerciales, mejora de páginas web, gestión óptima de agua y residas (incluída la recuperación o regeneración), reparación de infraestructuras, análisis de mejoras y ahorros de consumo energético, ayudas a la comercialización (orientadas al mercado internacional, en especial), compra-venta por internet de productos y servicios, organización de viajes virtuales, actos culturales, itinerarios históricos o de interés técnico, aprovechamiento de recursos de proximidad (en el caso de la energía: proyectos de placas solares, instalaciones eólicas, prospecciones geotérmicas, etc.)

Relacionados con la mejora de la calidad del espíritu:

- organización de eventos, iniciativas de coaching, promoción de reuniones para impulsar relaciones y contactos comerciales ( o personales), recopilación ordenada de noticias y oportunidades agrupadas según temas de interés, propuestas a inversionistas (con análisis de rentabilidad y viabilidad técnica) para apoyo a proyectos, búsqueda de referencias técnicas, investigación genealógica y de pasados familiares, apoyo documental, diagnóstico médico a domicilio, consejero espiritual, valoración de obras artísticas, compra-venta de antigüedades, instalación de medidas de seguridad y protección a domicilios y locales (incluso con presencia física), diseño de equipamientos para parques infantiles, diseño de equipos para culturismo y educación física, programas informáticos para optimización de redes de transporte, distribución de mercancías, aprovechamiento del tiempo disponible, revisión de flujos de fabricación, oferta y coordinación en el empleo de recursos de personal senior (en especial, prejubilados y jubilados), gestión de bancos de datos de personal cualificado en diferentes especialidades y ramas de actividad, etc.

Respecto a las grandes y medianas empresas

Seguramente el aspecto en el que el sistema socioeconómico español necesita una profunda revisión crítica es en lo que respecta a la integración de los objetivos de los grandes grupos empresariales con sede en nuestro país con los del resto de la sociedad.

Es un asunto especialmente grave, porque las mayores entidades empresariales -incluyo, obviamente, las financieras-, disponen de la mejor visión tecno-económica del sector en el que actúan, y disponen de mayor capacidad y recursos (humanos, técnicos y financieros), en algunos casos, que las propias Administraciones públicas.

La respuesta oficial a esta crítica es, por supuesto, que “se ha avanzado mucho en los términos de fijar la Responsabilidad Social Corporativa” y, en efecto, casi todos los grandes grupos empresariales disponen de Memorias anuales en donde se desglosa (más bien, se glosa) su actividad en beneficio de la sociedad en la que se insertan, con argumentos que encierran un ánimo autolaudatorio y contienen poca relevancia práctica.

Hace falta mucho más, porque la sociedad es un sistema integrado, heterogéneo pero coherente, en el que el principio de que “quien más tiene más debe aportar” no puede soslayarse. Han periclitado los tiempos en los que se dogmatizaba enfáticamente que “el negocio del negocio es hacer negocio” o que “las empresas, al conseguir optimizar su beneficio, cumplen paralelamente su objetivo social”.

Las decisiones que los grandes grupos adopten, pensando exclusivamente en su propio beneficio, pueden resultar gravemente perjudiciales para el resto de la sociedad. El mercado dota a las macroempresas de un instrumental único del que no puede disponer ningún otro agente socioeconómico.

La Administración puede actuar, pero muy limitadamente, con la legislación y el control esencialmente fiscal (eventualmente sancionador). Los trabajadores no tienen más recurso que la negociación (término ambiguo por excelencia) y, en último término, la huelga, que se ha revelado como un arma de doble filo, pues perjudica a la clientela (esto es, a la viabilidad de la empresa) y supone un desgaste económico y síquico.

De entre las actuaciones empresariales que tienen efectos negativos sobre el mal llamado “mercado laboral”, especialmente sensibles en épocas de crisis, cito, por ejemplo, la internacionalización que supone, no pocas veces, un fuerte desplazamiento de las necesidades laborales a cubrir a países con mano de obra más barata o legislación más permisiva, el traslado de beneficios a paraísos fiscales mediante entramados de participadas que provocan, además, opacidad fiscal, ocultación de datos ambientales (pero no solo), y, por supuesto, la discriminación subliminal por grupos de poder, intereses extracorporativos, por sexos, etc. o la existencia -aún no suficientemente esclarecida, aunque algo más vamos sabiendo- de contubernios entre administración pública, partidos políticos y empresas o empresarios sin escrúpulos.

Son muy significativos los puntos de falta de sintonía de muchas -¿todas?- de las grandes empresas españolas con el tejido social. Salarios desproporcionados para sus ejecutivos, oscuridad en las opciones de crecimiento, sorpresa cuando se plantean regulaciones de empleo, falta de información sobre los objetivos, ….

No me parece descartable, al contrario, la integración de representantes de los trabajadores en los Consejos de Administración, en proporción que habría que discutir. Hay que tratar de vencer definitivamente la idea, aún vigente por desgracia, de que empresarios y sindicatos son conjuntos disjuntos: perjudica a ambos y, por tanto, nos perjudica, de reflejo, a todos.

Estas son, presentado el contexto, algunas ideas para movilizar la interacción entre las empresas y el sistema socioeconómico.

-Impulso a la Diversificación de las empresas existentes, obligándolas -la obligación puede ser social- a presentar públicamente sus vías de expansión natural, para que se analicen sus ventajas, necesidades, inconvenientes. Debe lograrse la integración de objetivos sociales con los empresariales.

-Calendario de reuniones de trabajo sistemáticas entre directores de desarrollo y producción de las grandes empresas, representantes sindicales cualificados y técnicos de la Administración en donde se analicen, discutan y propongan, medidas de actuación, diversificación, ampliación de actividades y propuestas de emprendimiento lanzadas al resto de la sociedad. Este “Banco de datos” (project pipe line) ha de servir de guía orientadora para seleccionar nuevos proyectos empresariales.

-Calendario de reuniones de trabajo entre representantes de los departamentos técnicos universitarios, centros públicos de investigación y de las empresas significadas, en las que se decida sobre proyectos y patentes viables y se oriente la investigación aplicada de interés para la diversificación. Por supuesto, la difusión de las actas de estas reuniones es parte del esquema de trabajo propuesto. No tengo especial confianza en que esta propuesta funcione al principio, por falta de método, costumbre y, si se me permite, capacidad potencial por parte de (¿muchos?) los intervinientes, pero hay que intentarlo. Lo necesitamos.

-Generación de cluster que promuevan la interacción entre empresas, universidad y egresados recientes, poniendo en marcha nuevos proyectos tecnológicos, en sectores preferentes (por ejemplo, biomedicina, ergonomía, materiales con características específicas, etc.).

Estas propuestas son, quizá por mi propia limitación, aunque también debo apelar a la complejidad y variedad de las opciones, genéricas. Pero no deben impedirnos reconocer un necesidad que hay que cubrir lo antes posible: nuestra sociedad necesita mucha más información, mejorar la capacitación general, detectar y promocionar a los mejores, eliminar el ruido de muchos intervinientes ignorantes en los debates, y poner en pie una estructura basada fundamentalmente en la ética, la transparencia, la honestidad, el conocimiento.

Ese es el reto: La sociedad del conocimiento tiene que basarse en la ética y la solidaridad, o se caerá sola, sepultándonos a todos con ella.

 

Uns wird nur das Lärmen angeboten

El XVI Soneto a Orfeo (Segunda Parte) de Rainer Maria Rilke, termina con esta estrofa: “Uns wir nur das Lärmen angeboten./Und das Lamm erbittet seine Schelle/aus dem stilleren Instinkt./” (1)

Acumulo en mi mesita de noche varios libros que varío de tiempo en tiempo y que no leo de forma sistemática, sino más bien al azar, abriéndolos por una página intermedia y rememorando así, al revisar un capítulo, la novela, el ensayo o el poemario del que disfruté, seguramente, hace años.

Rilke es uno de mis poetas preferidos, porque sus poemas poseen una fuerza interior que se despliega a partir de las insinuaciones de un lenguaje cuidado, conciso, sugerente, aunque a primera vista y en la lectura inicial aparezca como tremendamente enigmático.

El terceto que me sirve de inspiración para el comentario de hoy, podía muy bien referirse a la situación por la que atravesamos. Oigo mucho ruido desde distintos lugares y esferas, protestas que encuentro, en no pocos casos, muy bien fundadas. Pitos, palmas, cánticos de gentes que se agolpan ante sedes de partidos, de empresas, de instituciones. Afectados por medidas, injusticias, engaños…

En los corderos, de natural silencioso, la opción de hacer ruido es, en realidad, poco utilizada. Balan para reclamar la atención de la madre, o cuando algo les asusta, o para que se les devuelva al redil al atardecer. Algunos, portando un cencerro, sirven de orientación al pastor para localizar el rebaño.

Fieles a su naturaleza cerril, pacen y engordan, se les trasquila cada temporada y, cuando el pastor encuentra que su tiempo ha llegado, se convierten para él o los mercados en carne apetitosa.

——

(1) Mi traducción, fiel al sentido, es la siguiente: ”A nosotros únicamente se nos brinda la opción de hacer ruido./Y, como el cordero, pedimos un cencerro/fieles a nuestro instinto dócil.”

Perdone el lector sabio la referencia cultista, pero no me puedo resistir a evocar, un par de días después de la estulta celebración del Día de los Enamorados, que los Sonetos a Orfeo del maestro Rilke son poemas de amor -de amor intelectual- a Wera Ouckama Knoop, fallecida prematuramente.

Relación de Comentarios publicados en este blog en 2012

1.    Con pocas palabras y en primera persona.   

2.    No escatimar energías en abandonar ciertas prudencias

3.    Contra algunas creencias interesadas, la técnica no es neutral

4.    Vacatio iudex versus ius vocatio

5.    Necesidad de poner orden en las telecomunicaciones

6.    Una mirada crítica al pecio de la economía sumergida

8.    Sobre el irresistible encanto de la frivolidad

9.    Alternativas

10. Tómeselo a risa

11. A la búsqueda de iniciativas para aumentar el bienestar

12. Disponible el libro con los Comentarios de Alsocaire en 2011

13. Inspirándose en un trabajo de chinos

14. Actividades generadoras de empleo

15. Actividades generadoras de empleo (2)

16. Actividades generadoras de empleo (3)

17. Actividades generadoras de empleo (y 4)

18. Sobre lo que vale un euro, digo un peine

19. ¿Qué es lo que puntúan las agencias de calificación?

20. Così fan tutti?

21. Por qué y por quiénes estamos en una crisis

22. Aires de mujer

23. Para los que importa

24. Apología del dragón

25. De verdad, ¿es tan grave deber dinero?

26. En la Plaza del Conocimiento, con optimistas

27. Absueltos de todo don

28. Ideales

29. Porcentajes

30. Lo que distingue a los emprendedores

31. ¿Le importaría ponerme un poco más de pib en mi plato?

32. Capacidades

33. La hora de los transformistas

34. Innovación para la formación en las organizaciones

35. Lo que nos enseña Fukushima a los partidarios de la energía nuclear

36. Por favor, que alguien saque la cabra del redil eléctrico

37. De la Gioconda de Leonardo a la copia de Rubalcaba

38. Empleo entre las piedras

39. El momento de colgar la toga

40. Ilusionar en tiempos difíciles: historias de supervivencia

41. Historias de tigres y gacelas (1)

42. Historias de tigres y gacelas (2)

43. Historias de tigres y gacelas (3)

44. Historias de tigres y gacelas (4)

45. Historias de tigres y gacelas (5)

46. Historias de tigres y gacelas (6)

47. Historias de tigres y gacelas (7)

48. Historias de tigres y gacelas (y 8)

49. Movimientos para controlar algunos núcleos de confusión en la fusión nuclear

50. Movimientos para controlar algunos núcleos de confusión en la fusión nuclear( 2)

51. Movimientos para controlar algunos núcleos de confusión en la fusión nuclear (y 3)

52. Por dónde empezar para llegar a ser empresario

53. Por dónde seguir para llegar a ser empresario

54. Valor de las estrategias optimistas en la feria de las vanidades

55. En apoyo de las empresas exportadoras

56. Productos de la imitación

57. Nos recogerán y nos llevarán a las duchas

58. No habrá paz para los ingenuos

59. Entre andadas y carreras

60. ADM

61. Homenajes póstumos

62. Ubi sunt?

63. Para troncharse

64. El derecho a la propiedad de ciertos pecios

65. Cuestión de escalas

66. Cortocircuitos en el camino del vehículo eléctrico (1)

67. Cortocircuitos en el camino del vehículo eléctrico (2)

68. Cortocircuitos en el camino del vehículo eléctrico (3)

69. Las cosas no son fáciles: ¿y qué más?

70. ¿Un gran país bananero?

71. ¿Un gran país bananero? (y 2)

72. Oportunidades de hacer negocio con las biotecnologías

73. Los derechos de las mujeres

74. El interés mediático y el maniático

75. El observatorio de la insostenibilidad

76. Dos verdades incompatibles sobre el Once-Eme

77. Dogmas entre la Fe Ciega y el Descrédito Arrepentido

78. ¿Qué sucedería si gobernara Jesucristo?

79. Plan de Austeridad integral: el borrador

80. La expuesta singularidad de Asturias

81. El estrepitoso fracaso de los Colegios Profesionales

82. Poderes

83. El valor de los números

84. Momento estelar para las risas

85. Lo que va de Viva la Pepa a Vivan las Cadenas

86. Picatueros y pejigueros

87. Desglobalización, insostenibilidad y marcha atrás.

88. Amigos, felicidad y redes sociales

89. El lenguaje del pueblo y el de los políticos

90. Propietarios y fructuarios

91. Ante la convocatoria de huelga general en un momento muy particular

92. Sobre el libre albedrío y la conciencia en lo que más de cerca nos atañe

93. Riesgo de fractura del estado de derecho

94. La identidad de Kaya y la ornitología

95. Las malas jugadas de la memoria

96. Pasiones por intuiciones, resistencias contra medidas, austeridad sin soluciones

97. Descubriendo a Chagall

98. Albedrío y libre elección en el terreno de la física

99. Una metáfora sobre bosques, felicidad y leñadores

100.               Sarkozy utiliza a España como alzas

101.               La Resurrección de los cuerpos

102.               A favor de una Secretaria de Estado de Nuevos Proyectos

103.               Enfermarse y estudiar será más costoso en España

104.               Café para todos y chocolate con churros para Cataluña

105.               Una aplicación de los índices de embutibilidad a la política

106.               ¿Merece la pena hacerse operar para parecerse al Joker de Batman?

107.               Miedos

108.               De cacería

109.               Medida de capacidad colectiva

110.               ¿Comprar Argentina y vender Repsol por lo que valen?

111.               Propuesta de cambio de enfoque a la figura del defensor del pueblo

112.               Entre mierdas y bananas (1)

113.               Antes de abdicar

114.               Entre mierdas y bananas (2)

115.               Magia entre vegetaciones y pinturas

116.               Entre mierdas y bananas (y 3)

117.               Toros de Fálaris y política de ajustes

118.               El riesgo de la complacencia

119.               Cuidado con estar en las nubes

121.               Ingeniería para AES.Captacion y aprovechamiento de la antropoenergía.

122.               Ingeniería para AES. Significado y empleo del factor de seguridad

123.               Ingeniería para AES. Riesgos de cavitación en la economía y la jurisprudencia

124.               Ingeniería para AES. Significado y empleo del factor de seguridad

125.               Ingeniería para AES. Transformadas de Laplace y cambio de paradigma

126.               Ingeniería para AES. Concepto de rendimiento técnico.

127.               Ingeniería para AES. Dificultades para localizar tanto las Mejores Técnicas Disponibles como las Más Deplorables Técnicas

128.               Ingeniería para AES. Fiabilidad. Interpretación de la curva de la bañera.

      128 bis Ingeniería para AES. Representación de figuras tridimensionales en el     papel

129.               Ingeniería para AES. Gestión del personal

130.               Paseo entre el amor y la muerte de un español del siglo XXI

131.               Ingenieria para Abogados y Economistas. Curvas y curvaturas

132.               Ingenieria para Abogados y Economistas. Curvas y curvaturas (2)

133.               Ingeniería para abogados y economistas: Crisis minera, saneamiento y recuperación

134.               Ingeniería para abogados y economistas: Métodos mineros de extracción

136.               Ingenieria para Abogados y Economistas: Cómo leer un Balance (y 2)

137.               Ingenieria para Abogados y Economistas: Cómo leer una Sentencia

138.               Ingenieria para Abogados y Economistas: Cómo leer una Sentencia (y 2)

139.               Ingenieria para Abogados y Economistas: Cómo leer una Sentencia (y 3)

140.               Ingenieria para Abogados y Economistas. Cómo generar empleo sin destruirlo

141.               Ingenieria para Abogados y Economistas. Cómo generar empleo sin destruirlo (y 2)

142.               Ingenieria para Abogados y Economistas: La teoría de la relatividad aplicada a la economía

143.               Ingenieria para Abogados y Economistas: Métodos para construir túneles (1)

144.               Ingenieria para Abogados y Economistas: Métodos para construir túneles (y 2)

145.               Ingenieria para Abogados y Economistas: Métodos para construir túneles (Apéndice)

146.               Ingenieria para Abogados y Economistas. Medio ambiente (1)

147.               Ingenieria para Abogados y Economistas. Medio ambiente (2)

148.               Ingenieria para Abogados y Economistas. Medio ambiente (3)

149.               Ingenieria para Abogados y Economistas. Medio ambiente (y 4)

150.               Ingenieria para Abogados y Economistas. Medio ambiente (Anexo sobre Contaminación agrícola

151.               Ingenieria para Abogados y Economistas. Medio ambiente (Anexo sobre Contaminación agrícola.2)

152.               Ingeniería para Abogados y Economistas: Problemas del mercado (1)

153.               Ingeniería para Abogados y Economistas: Problemas del mercado (y 2)

154.               Ingenieria para Abogados y Economistas. Ordenación del Territorio (1)

155.               Ingenieria para Abogados y Economistas. Ordenación del Territorio (y 2)

156.               Ingenieria para Abogados y Economistas. Taludes y escombreras.

157.               Ingenieria para Abogados y Economistas. Taludes y escombreras (2)

158.               Ingenieria para Abogados y Economistas. Taludes, presas y Escombreras (y 3)

159.               Ingenieria para Abogados y Economistas. Auscultación de estructuras y patologías

160.               Ingenieria para Abogados y Economistas. Patologías estructurales

161.               Por qué nos pasa lo que nos pasa (1)

162.               Por qué nos pasa lo que nos pasa (2)

163.               Por qué nos pasa lo que nos pasa (y 3)

164.               Desprecio de la forma y alabanza del fondo

165.               Ingeniería para Abogados y Economistas: Investigación y Desarrollo tecnológicos (1)

166.               Ingeniería para Abogados y Economistas: Investigación y Desarrollo tecnológicos (2)

167.               Ingeniería para Abogados y Economistas: Investigación y Desarrollo tecnológicos (y 3)

168.               Sobre el valor económico del español

169.               Desenmascarados

170.               Eutanasia y minería del carbón

171.               Sobre democracia, separación de poderes y responsabilidades

172.               Relaciones entre fútbol, política y economía

173.               Sobre el sentido de la vida

174.               Sobre el sentido de la vida (y 2)

175.               Libertad y libre albedrío

176.               Parejas de conveniencia

177.               Al fútbol lo que es del fútbol

178.               Ingenieria para Abogados y Economistas: Cómo aprovechar lo que se sabe para crear una empresa

179.               Ingenieria para Abogados y Economistas: Cómo aprovechar lo que se sabe para crear una empresa (2)

180.               Ingenieria para Abogados y Economistas: Cómo aprovechar lo que se sabe para crear una empresa (y 3)

181.               Antropología cristiana y economía de mercado

183.               Partículas

184.               El Club de la Tragedia

185.               La vuelta al mundo de las maletas

186.               El Club de la Tragedia: Claves y clavicordios

187.               Para encerrar

188.               El Club de la Tragedia: Atrapados

189.               El Club de la Tragedia: Se vende casa exclusiva en Paraje natural protegido

190.               El Club de la Tragedia: A lo loco

191.               El Club de la Tragedia: El comentario como noticia

192.               Cuentos para un verano caliente

193.               El club de la Tragedia: Diferencias entre un director gerente y un primer ministro

194.               El Club de la Tragedia: Control de riesgos, deberes y derechos

195.               El Club de la Tragedia: Explicaciones para creyentes

196.               El Club de la Tragedia: Preocupaciones acuciantes, celebérrimos y nombres de calles

197.               El Club de la Tragedia: Nos engañan: pero la culpa es nuestra

198.               El Club de la Tragedia: Por la cultura

199.               El Club de la Tragedia: Culmina o revienta

200.               El Club de la Tragedia: Problemas de comunicaciones

201.               El Club de la Tragedia: Desdoro de la Farándula

202.               El Club de la Tragedia: Elogio de la restauración naïf

203.               Los principios de la selección natural aplicados a la ética

204.               El Club de la Tragedia: Esquelas y supervivencia

205.               El Club de la Tragedia: Incendiarios

206.               El síndrome de la dependencia ocupacional

207.               El Club de la Tragedia: Revisores y revisionistas

208.               Rescatados ¿o prisioneros?

209.               Heute zu merken: Angela in Madrid

210.               El Club de la Tragedia: El show de los políticos

211.               El Club de la Tragedia: Miedo a los mineros

212.               El Club de la Tragedia: Ideas y ocurrencias

213.               El Club de la Tragedia: La burbuja política

214.               El Club de la Tragedia: Entre vivir del cuento y estársela jugando

215.               El Club de la Tragedia: Petrificación del Paradigma

216.               El Club de la Tragedia: Inmovilismo Sostenible

217.               Precaución: sociedad en obras

218.               Reformar para educar; educar sin objetivo

219.               El Club de la Tragedia: Ciudadanos túrgidos o crípticos

220.               El Club de la Tragedia: Atmósfera sobrecargada.

221.               El Club de la Tragedia: ¿Hay algo más que debamos saber?

222.               In memoriam: Santiago Carrillo

223.               Propuestas para que Toledo no se convierta en Tolero

224.               El Club de la Tragedia: Guindillas para todos

225.               Propuestas para que Toledo no se convierta en Tolero ( y 2)

226.               El Club de la Tragedia: El cuento del pollastre viatger

227.               El sueño de Robert J. Shiller: Finanzas en una sociedad justa

228.               El mito del desarrollo sostenible

229.               Centauros tecnológicos o ciber-imbéciles

230.               Por qué no se crea empleo en España

231.               El Club de la Tragedia: A porrazos

232.               l Club de la Tragedia: Menos lobos, Caperucitas

233.               Un cuento chino

234.               Incompetencias del mercado

235.               El Club de la Tragedia: Emprendedores, no ludópatas

236.               El Club de la Tragedia: Divorcio en los Poderes

237.               ¿Inteligentes o hermosas?

238.               Votantes pivotantes

239.               Venezuela puede esperar

240.               Prácticas de supervivencia colectiva

241.               El Club de la Tragedia: Hacia atrás

242.               El otro Mou

243.               Carta abierta a una famosa

244.               El Club de la Tragedia: Engañar como un chino

245.               Las virtudes de las mandrágoras

246.               Influencia de las mandrágoras y la corteza de abedul sobre la sexualidad

247.               El Club de la Tragedia: ¿Holocausto o Barbacoa?

248.               Sobre esqueletos y armarios

249.               El Club de la Tragedia: ¿Qué queremos decir cuando no tenemos nada que decir?

250.               La visión del mundo de Albert Einstein

251.               El Club de la Tragedia: Consejos para

252.               El Club de la Tragedia: Marcando paquetes

253.               El Club de la Tragedia: Desequilibrios compensados con azotes

254.               Constantes universales

255.               El valle de Chamberí y Gedeón

256.               El Club de la Tragedia: Creativos y anunciantes al asalto

257.               Jueces, juicios y jurados

258.               Quejas al servicio

259.               Permisividad o dejación

260.               Uno de los nuestros: negro y demócrata

261.               El Club de la Tragedia: Lo que nos importa que haya ganado Obama

262.               Ingenieria para Abogados y Economistas. Tratamiento de los residuos

263.               El Club de la Tragedia: Instrucciones para emergencias

264.               El Club de la Tragedia: Síndrome de Fukushima en el Madrid Arena

265.               Tapiceros, sastres, restauradores y cirujanos plásticos

266.               El Club de la Tragedia: Desquiciados o desahuciados

267.               El Club de la Tragedia: No es país para pobres

268.               Médicos con fronteras

269.               El Club de la Tragedia: Huelga general, drama particular

270.               El rumbo incierto del sindicalismo

271.               Disputas al margen de las civilizaciones

272.               Macrofiestas, megaiglesias, hiperestadios, teramanifestaciones

273.               Carenados de fondos, revisión de la quilla, cambio de cuadernas

274.               Carlos Slim juega con el Real Oviedo

275.               Consentimiento informado, ¿dígame?

276.               Alguien tiene que decirlo: Disminuyen las oportunidades para la Evolución

277.               Tasas judiciales y estado de derecho

278.               De cazadores y de madrigueras

279.               El caganer del Belén que se está formando en Cataluña

280.               Yo

281.               Ambiente enrarecido

282.               Empresarios españoles, uníos

283.               La subsistencia de la izquierda nacionalista

284.               Tiempos de compromiso, ya no de colaboración (1)

285.               Tiempos de compromiso, ya no de colaboración (2)

286.               Tiempos de compromiso, ya no de colaboración (3)

287.               Tiempos de compromiso, ya no de colaboración (y 4)

288.               La revelación de las masas

289.               Desde el Pelargón al Sudoku

290.               Minería e incendios en los montes

291.               La reforma empresarial pendiente

292.               The Cides House Rules

293.               La Carta Magna y las cartas de la baraja

294.               El Club de la Tragedia: Pesadilla en los sótanos

295.               Jugando con el tiempo: Deficitarios, procastinadores, temporarios

296.               Carta abierta a un gran evasor de impuestos

297.               Calidad del servicio y cualificación del empleo

298.               Hablemos de política, ¿les parece?

299.               El Club de la Tragedia: Huelga de autónomos

300.               El Club de la Tragedia: Frases célebres sobre la actitud

301.               El Club de la Tragedia: Orden en la sala

302.               Dos maneras de disfrutar de un pavo relleno

303.               Ni discretos, ni tímidos, ni apocados, ni ausentes

304.               El Club de la Tragedia: El experimento de Aristóteles

305.               La Sociedad Honorífica Internacional Alpha Sigma Mu

306.               El Club de la Tragedia: ¿Qué nos está pasando?

307.               El Club de la Tragedia: Detallistas, que no expertos

308.               ¿Nos van a dar las uvas o nos las están dando con queso?

309.               El Club de la Tragedia: La Monarquía como punching ball

310.               Lolos y Lolitas

311.               El Consejo Empresarial para la Competitividad se diluye

312.               Inocentes y aprovechados en 2012

313.               Indignados sin fronteras, comprometidos sin reservas

314.                Adjetivos y objetivos

315.                El buen jefe

316.               Redes sociales, espacios virtuales y pesca incontrolada

317.               Educar, ¿para qué?

318.               El Club de la Tragedia: Porqué no arrancamos

319.               Ingenieros, abogados, farmaceúticos y arquitectos, a la sala de operaciones

320.               Una entrevista histérica con el objetivo de distraer

321.               El Club de la Tragedia: Pastores, cabestros, toros encelados, versos sueltos

Madrid, 7 de enero de 2013

 

El Club de la Tragedia: Pastores, cabestros, toros encelados, versos sueltos

Como estamos lejos de las fiestas de San Fermín, se comprenderá mejor el alcance de la metáfora, por no venir empañada por la referencia real. Hablo aquí metafóricamente de pastores como aquellas instituciones, grupos de opinión y personas de respeto, que guían los pareceres de los demás, en especial los que se descarrían, obligando con sus quiebros, suaves bastonazos y la propia carrera, enviciada por los cabestros, a seguir con la manada.

Supongo que el lector lo ha sentido, como yo, y si no fuera así, se lo muestro al desnudo: los comentarios críticos han disminuído hasta casi sequía, y los que subsisten, lo hacen desde fuentes bien catalogadas, para que ideológicamente no haya confusiones ni distingos.

Se han edulcorado las críticas, de un tiempo a esta parte -sobre todo, en este último año, 2012-, y los voceros más famosos de la aldea, aparecen mucho más recatados que hace un año, en su papel mixto de pastores y toros encelados. Cuidan mucho sus formas, de forma que todo parece ya literatura de consumir y tirar, pero, sobre todo, los fondos son livianos, para que no dejen huella ni poso que se pueda utilizar como argumento de peso.

La causa no puede ser otra que el miedo a perder el empleo, a que se liquide su contrato, a que la reprimenda de las castas superiores sobre lo que dicen o escriben afecte a los garbanzos, batracios y ofidios que se han de comer en propio plato.

Se ven ya pocos versos sueltos, y más parece que componen un poemario póstumo para uso escolar por generaciones venideras. Viven, como anacoretas o estilitas, sobre sus columnas o espacios verticales, de los que no se mueven ni para ir al baño. Es cierto que resulta difícil mantenerse original durante años, pero las ideas, de tanto no moverlas, terminan por enranciarse, sirviendo, a lo más, para que los devotos de cada santo beban de sus aguas menores y pidan, con oraciones al orisha, remedio para sus males que, como es obvio, no llegará jamás por esa vía.

Hay hoy muchos más pastores y cabestros y se han transmutado en toros encelados las hembras y varones que antes campaban, o así creíamos, libres por la dehesa. Aquellas voces críticas, que nos ponian a los que veíamos la carrera algo desde fuera, (aunque estuviéramos dentro de ella), las mieles imaginariaas en la boca de ir por buen camino, se edulcoraron de raíz, y, por melosas, empalagan.

Hélos/hénos, ahí, en fin, todos corriendo en tropel hacia el coso en donde se librará la gran corrida, entre más músicas que nunca, películas rancias con historias atrasadas, entrevistas ñoñas presentadas como claves de solfeo, fútboles y deportes de pelotas y cuernos que dan asco, comentarios sin chicha pero rezumando salsas que son potingues, y análisis que, de puro obvios, vomitados por personajes de puro simples, provocan el adormecimiento de los sentidos, en especial, de todos, el común, que es lo que nos servía de doctrina perenne.

Advierto, como si mi papel fuera hacer de Jeremías en este valle de estupores, a los que los mantengan opinión contraria a la oficial o incluso a su contraria, que han de empezar a andarse con cuidado. Vuelven los tiempos de censura, de anotar la matrícula al que disienta, de vigilar como incómodo al que tenga un juicio que no encaje en la bazofia dominante, atenta la policía del cotarro al hecho de que actúen solos o en compañía de otros, para localizar de donde viene el foco que inquieta.

Han de andarse con tiento especial los que discrepen por libre, porque corren riesgo de ser sepultados, sin miramiento alguno, en la miseria intelectual de toda la mayoría a la carrera, pioteados sin rubor por lo que es más bien, estampida, y sin que quede de ellos hueso ni cáscara con el que hacer luego con el despojo un mondadientes.

Empeñados los pastores de unas y otras tendencias en que la carrera sea ligera, porque así se evita pensar, aumentado hasta parecer multitud, el número de cabestros, que son (perdón por la precisión innecesaria), los castrados, reprimidos y asentados los más toros, incapacitados a golpes y silencios los que se crean sueltos para saltarse a la torera las barreras, el espectáculo común, visto desde el balcón de la Estafeta, contemplando la esquina donde se aturullan los que corren, es el de dos tropeles yendo en apariencia en direcciones contrarias.

Pero, después de terminar la vuelta, teniendo la plena visión del recorrido, se comprende que todos concurrirán al coso único en donde se acabará, como otras veces, la corrida.

 

Una entrevista histérica con el objetivo de distraer

Una entrevista histérica con el objetivo de distraer

Jesús Hermida, periodista histriónico perfectamente capaz de desplazar el interés de la noticia desde un campo de batalla al tupé de su cabeza, fue el elegido por los mismos muñidores de Ferraz que encumbraron a Julio Somoano a la presidencia de RTVE, para conseguir el beneplácito de la Casa Real sobre quién debía entrevistar a S.M. El Rey Juan Carlos la víspera de cumplir 75 años.

La entrevista, difundida el 4 de enero de 2013, fue presentada como histórica, y todos los voncingleros del Capitolio hispano habían preparado el ambiente afirmando que el Monarca no había impuesto límites a las preguntas, salvo que se refirieran al caso Urdangarin y a la causa catalana.

Sentados frente a frente, en lo que parecían incómodos sillones de cortesía (querencias), Hermida y Su Majestad recorrieron, en más o menos la media hora de emisión en la que se ordenaron preguntas y respuestas en una notable labor de edición del material, los lugares comunes que forman patrimonio de las preocupaciones confesas de los reyes modernos.

Y debo decir que El Rey lo hizo muy bien. Con la cara hinchada por los corticoides, pero el tono amable de quien habla campechanamente con un adulador que está recopilando material de primera mano para una hagiografía póstuma, se explayó en las respuestas, no perdió el hilo de ninguna frase, y, en suma, concentró perfectamente el sentido del decurso en lo que son los valores estimados por quien se halla ubicado (o lo hayan ubicado) por encima de los demás mortales: confianza en el futuro colectivo, satisfacción general por el pasado común, selección reductora de los elementos de presente que preocupan a los más pobres de la colectividad y, en fin, disrtibución de fe, esperanza y caridad a espuertas llenas.

No se habló, aparcados en el limbo de la cortesía palaciega, de los ex-yernos del Rey (el formalizado junto al imputado), pero tampoco de la Reina o de las Infantas, salvo referencias genéricas a la familia y a los nietos. Supongo que, en este caso, por falta de tiempo. Un reloj situado en la pared, -pero que en la mayor parte de las tomas, adquiría la posición estrafalaria de corona real-, señalaba que la entrevista duró, al menos, unos tres cuartos de hora (entre la 1 de la mañana de un día cualquiera y las dos menos cuarto de otro), ofreciendo, de propina visual, apasionantes vaivenes de sus agujas.

Sí habló El Rey ("agradezco que me des esta oportunidad", dijo el monarca al entregado súbdito) de su padre, D. Juan, y lo hizo de manera emotiva y leal, reconociendo en él al consejero. Ansón, más tarde, diluído entre quienes expresaron con frases antológicas, como pertenecientes a la quinta del Rey, su deseo de figurar entre los facedores de la Historia hispana del último cuarto del siglo XX -e ignorando su contribución al resto- afírmaría sin repelos en la lengua que "el fecho non complido" de que D. Juan no hubiera sido Rey ("al menos, por un tiempo") contaba entre los fracasos de su generación.

Por supuesto, también habló S.M. del hijo muy amado en el que tiene postpuestas sus complacencias, D. Felipe, modelo de virtudes y "el mejor preparado de "todos los príncipes de Asturias" que en este mundo han sido, que, si bien puede no parecer gran cosa para la mayoría republicana juancarlista, sonó a sincero elogio a nuestro trasunto en la demora sucesoria del Prince Charles, solo que el nuestro mucho más simpático, más guapo y a años luz de más empático.

En fin, fue una entrevista distraída, en el sentido de dispersa. Los aspavientos de Hermida contrastaban con la calma regia. Las enrevesadas preguntas del vasallo se dilucidaban con palabras sencillas repletas de comprensión, amor y caridad, por el sereno prócer.

La cámara permitía,  alternativamente, ver el rostro de "Vuestra Majestad" -fórmula magistral para referirse al Monarca que el periodista laureado recogió, sin duda, de los textos clásicos del medioevo-, o el reloj-corona sobre la calva real, o la cerviz y espaldares inclinados, separándose de un asiento que le iba demasiado grande, del coetáneo del tupé.

Si me hubieran pedido consejo a mí (ya presumo de que no será así jamás), habría autorizado las preguntas sobre Urdangarín, la Reina, las Infantas y los catalanes. Para tener algo jugoso de qué hablar al día siguiente.

Se me olvidaba: Feliz cumpleaños, Majestad. En mi opinión, usted no tiene la culpa de nada de lo que nos pasa. Ese es mi regalo.

 

Indignados sin fronteras, comprometidos sin reservas

No soy de los que conceden a las fechas de fin de año un privilegio especial. No soy amigo de las fiestas, (quizá porque soy un negado para el baile) y no aprecio comer ni beber más de lo que necesito. 

Este comienzo no tiene que ver con el deseo irrefrenable de confesarme en un blog público, sino que pretende servir de entrada para un reconocimiento. El de que, siendo imprescindible apartarse de tanto en cuanto de las ocupaciones acuciantes para hacer revisiones de lo hecho y previsiones de lo que queda por hacer, la fecha de fin de año es tan buena como cualquier otra, y si la mayoría coincide en utilizarla como hito para hacer Balance, podemos comparar los resultados.

Termina 2012 como un año en el que, no solo en España, ha crecido el número de indignados. La indignación es un estado de ánimo peculiar, que presiona sobre el lado de la incapacidad para corregir directamente lo que nos molesta. El indignado detecta que algo le inquieta, enfada, le hiere o perjudica (no necesariamente a él, tal vez a otros), pero no se ve con autoridad o poder para actuar, corrigiéndolo.

La indignación va siempre dirigida contra otros. No es posible indignarse contra uno mismo.

Una característica no tan fácilmente detectable de todo indignado, pero que la globalización ha puesto en evidencia, es que nos indignamos en grado de intensidad decreciente en relación con la distancia de la situación injusta respecto a nuestras propias narices. 

Podemos indignarnos, desde luego, por cualquier hecho o circunstancias muy alejado físicamente, incluso aunque no nos afecte personalmente, pero nuestro enojo será pasajero, condicionado a sabernos agrupados en nuestra indignación junto a otros, y su protagonisto eventual se verá pronto sepultado por lo que nos incomode o duela en el zapato, que es lo que más nos importa.

Nos indignamos más, desde luego, si lo percibimos con nuestros propios sentidos y mucho más si los sentidos nos lanzan señales de dolor propio: es indignante, decimos, la prevista reforma de las pensiones (si estamos próximos a la jubilación o ya en ella), pero será aun más indignante para nosotros (si acabamos de terminar los estudios univiersitarios y no encontramos empleo) la incapacidad del sistema económico para generar puestos de trabajo.

La indignación tiene, pues -y no pretendo entrar en polémicas al afirmar ésto, sino ayudar a la reflexión- un componente egoísta, que surge de la proximidad al problema y un componente colectivo, que es el que da fuerza y confianza a la manifestación pública de la indignación; por grave que sea el problema que nos afecta, no osamos mostrar indignación si creemos estar solos.

No me imagino una manifestación masiva de indignados para protestar en la Puerta del Sol madrileña contra el abismo fiscal (fiscal abys) norteamericano, aunque no faltarán analistas que vinculen la falta de acuerdo con una profundización en la recesión mundial.

Y las manifestacíones individuales de indignación, aunque sean muy cruentas y fatales para el que las organiza -quemarse a lo bonzo por no soportar ver disminuida la pensión de jubilación, por ejemplo, o tirarse por una ventana al ver llegar a los agentes del desahucio- no solamente no ayudan nada a resolver el caso particular, sino que, además, son utilizadas como símbolo de alidación de los intereses de otros, y muy apreciados, por cierto: tener una víctima mortal que esgrimir en el martirologio es una expresión del pedigree de la indignación, aunque la adscripción del inmolado a la causa haya sido traída por los pelos del oportunismo.

Es un deseo imposible de llevar a cabo, pero no una utopía. Me gustaría que 2013 fuera un año en el que hubiera más indignados sin fronteras: gentes sensibles para manifestarse, no en la defensa de sus propios problemas, sino de los de otros; y, especialmente, con capacidad para poner prioridades a esos problemas, independientemente de dónde estuvieran detectados.

Y como la indignación desvela debilidad, como expresé, mi deseo para 2013 y lo que queda de Historia de Humanidad, es que se incremente el grado de compromiso sin reservas. No es tampoco una utopía y, desde luego, me parece más eficiente que avanzar en la indignación sin fronteras.

Un comprometido sin reservas no pone condiciones para tratar de mejorar lo que está a su alcance. Un indignado sin fronteras que se siente comprometido sin reservas, actúa de vigilante de lo que no puede hacer por sí mismo, pero no por ello abandona hacer lo mejor que sabe lo que se encuentra en su ámbito de responsabilidad o en el territorio de lo que puede.

 

 

 

¿Nos van a dar las uvas o nos las están dando con queso?

Ha pasado la cuarta parte del período de mandato para el Gobierno que iba a solucionar en un pis-pás los problemas de España y lo más cierto es que, además de los que teníamos, nos aparecieron unos cuantos más (nada pequeños) y la mayor parte de los que existían, han crecido, emputresciendo. (1)

Algunos miembros del Ejecutivo de Rajoy siguen expresando que están haciendo lo que hay que hacer, pero la expresión ha pasado de ser interpretada como eufemística a tener todos los visos de un engaño. Hace un año, la sensación de incapacidad que había sido la marca de identidad que difundían demasiados ministros del último gobierno de Zapatero, había provocado que muchos de los que se sentían más cómodos en la socialdemocracia creyesen llegada la hora de dar una oportunidad al liberalismo tecnocrático.

La frase, a falta de un programa de gobierno, tenía gancho. Pertenece al grupo de las expresiones tautológicas, como las cosas son como son, y se puede, con indulgencia, asimilar a otras próximas, como hago lo que puedo o qué se le va a hacer.

Dejar a alguien hacer lo que hay que hacer con lo nuestro, implica otorgarle un amplio margen de confiaza, desde el desconocimiento del arte, por parte de quien concede esa libertad. Se dice al cirujano que nos anuncia que es preciso realizar una dráctica intervención, con riesgos fatales: "Haga Vd. lo que haga falta", expresa nuestra resignación. Si se produjera el temido pero abominado resultado, podemos consolar al experto fracasado y, sobre todo, consolarnos a quienes confiamos en él, con un "no hubo nada que hacer", o alguna de las frases que figuran al final del párrafo anterior.

Ha pasado un año y los cirujanos del Gobierno son vistos como matarifes desconcertados por amplios sectores. 2012 ha sido el peor año de nuestra democracia reciente para la mayoría de los españoles. Han aumentado todos los índices malos: menos actividad, más paro, más empresarios aruinados, más despidos, pérdida de valor mobiliario e inmobiliario, incremento del desánimo subyacente. Han aumentado, sospecho por intuición, la economía sumergida, la evasión impositiva, el dinero oculto, la adquisición de joyas y cuadros, las oportunidades de adquirir bienes a precio de ganga por los que tienen mucho de los que necesitan algo.

Podemos creer que nos van a dar las uvas, es decir, se está eternizando el proceso por el que se nos prometía como factible reenderezar la situación crítica y sentar las bases para seguir creciendo en bienestar.

Yo me inclino a pensar, desde mi neutralidad crítica, que nos la están dando con queso. El equipo cirujano nos ha metido la socioeconomía en el quirófano con la promesa de curarla, pero desde hace un año no vemos salir de la sala de operaciones más que cubos con residuos de sangre, vísceras y algunas salchichas que se nos van para Alemania.

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(1) Me gusta esta palabra, que, incomprensiblemente, la RAE no ha acogido aún. Emputrescer es convertir en pútrido, por descomposición natural o forzada, lo que estaba sano.

 

 

El Club de la Tragedia: ¿Qué nos está pasando?

Ayer, 18 de diciembre de 2012, se celebraron elecciones en el Colegio de Abogados de Madrid.

Primero, he aquí las frías cifras: Los 65.000 colegiados (entre ejercientes y no ejercientes), podían optar entre 14 candidaturas a decano, entre ellas la del que terminaba su mandato, Antonio Hernández Gil. Votaron casi 9.000, una participación 3 puntos por encima de la que se registró en las anteriores, en 2007.

Y ahora, el calor de la batalla. El recuento de papeletas confirmaba que la candidatura de Sonia Gumpert Melgosa era la ganadora, cuando los representantes de otras siete, impugnaron el resultado, objetando elementos gravísimos. El más grave, de confirmarse, sería el acuerdo entre la candidata y la Asociación ALTODO para proporcionarle un mínimo de 900 votos, a cambio de diversos favores para sus miembros que afectarían directamente a la deontología profesional.

La prensa detalla lo que sucedió en el Colegio que tiene su sede en Serrano, con datos suficientes para entender dañado el prestigio de la abogacía. Denuncias de irregularidades. Palabras elevadas de tono. Insultos. Listas de votantes que parecen obtenidas irregularmente. Ordenadores que se intenta sustraer subrepticiamente al llegar la policía, que es llamada por algún miembro de la Comisión Electoral. Periodistas. Escándalo. Impugnación por escrito del resultado, denunciando infracciones deontológicas y hasta delicitivas. Suspensión del acto sin proclamación de decano.

Como muchos otros abogados -sobre todo, los ejercientes-, estoy entre los que apoyamos cambios en los Colegios profesionales, para dinamizarlos, rompiendo la dinámica de autoreproducción que, durante décadas, los ha guiado. En muchos de ellos, Juntas directivas de edades provectas, que se repiten en sus asientos, alejadas del problema real de los ejercientes y, en especial, de los más jóvenes. Por no hablar del peso de los grandes bufetes, de las grandes empresas, de las amistades peligrosas (es decir, fructíferas, entre judicatura, abogacía, gobiernos,...).

Es significativo que, siendo tantos los problemas a resolver, el porcentaje de votantes sea tan escaso. El desinterés es máximo. No se confía en que los Colegios puedan resolver los problemas, supongo que, ni siquiera, plantearlos bien, por la inmensa mayoría de los que tienen derecho a voto.

Así que tenemos, dos problemas más: resolver el guirigay montado en estas elecciones, en las que, por el ardor con que se disputa, varios centenares de abogados han encontrado razones para romper la cordialidad colegial, con base en presuntas-probadas irregularidades y contundentes denuncias de infracciones del candidato ganador; y otro, aún más grave: el claro desinterés manifestado por más de 55.000 abogados que tienen su despacho en Madrid (el 85% del electorado), no ya por la disputa, lo que es ya imposible (el efecto llega a mancillar la profesionalidad y la deontología de todos los abogados españoles, y ese es nuestro valor principal en el mercado), sino por las cosas de su Colegio, de las que, hasta ahora al menos, pasaban.

Eso es lo que nos está pasando. Que la inmensa mayoría, sin atender a razones ni intereses, pasa de participar; y hay una minoría que, sin claras razones, lo que deja entrever presuntos intereses, se pasa participando, al pretender el acceso -o la permanencia- en puestos que (y no me corrija nadie, por favor), son de honor, no de rédito.

 

 

La Sociedad Honorífica Internacional Alpha Sigma Mu

Acabo de recibir un tarjetón del Colegio de Ingenieros de Minas del Noroeste en el que esta institución colegial y la Sociedad Honorífica Internacional Alpha Sigma Mu se complacen en invitarme al Acto Académico de nombramiento como miembros de honor de dicha Sociedad a los "Ingenieros Superiores de minas, graduados y postgraduados de las últimas promociones, que han sido nominados por su excelencia académica y su destacado desempeño profesional en el campo de la Ciencia e Ingeniería de los Materiales".

El acto tendrá lugar el 21 de diciembre a las 19 horas, en la sede del Colegio de Minas y en él, también se hará entrega del Título que la Sociedad ha otorgado a la Delegación Española, y se hará efectiva la concesión del Diploma de Miembro Distinguido de la Sociedad a Carlos Conde Sánchez, en razón de su trayectoria como "Profesor en la Escuela de Ingenieros de Minas de Oviedo".

Es la primera vez que oigo hablar de esta Sociedad, por lo que utilicé el fácil recurso de buscar en internet. Pongo las palabras en español, y... nada. Cuando elimino las comillas, aparece en pantalla, en primer lugar de una lista exigüa, la Sociedad Honorífica de Enfermería Sigma Theta Tau. Una entidad norteamericana surgida en 1923 que defiende el prestigio de la enfermería, representada dignamente -supongo- en los egresados de determinada Escuela profesional.

Buscando entre las escasas referencias googelianas, y a uña de caballo, pues mi paciencia se va extinguiendo al advertir que todo lo honorífico del buscador en español gira en torno a la enfermería norteamericana, deduzco que en Estados Unidos, desde los años 20 del pasado siglo, han venido surgiendo sociedades honoríficas que, por razones aún ignotas para mí, combinan en sus denominaciones tres letras del alfabeto griego y que tienen por objeto agrupar, con criterios de excelencia (lo que siempre me pareció un misterioso recurso no exento de dominada arbitrariedad), a personas humanas (1) que han seguido o estén siguiendo estudios en alguna Universidad, Colegio o Escuela secundaria concreta, y que, supongo, pagarán las cuotas de sostenimiento y se habrán comprado los avíos para lucirlos en las reuniones anuales.

De tanto en cuanto, estas sociedades con vocación de seleccionar élites, premian a personas que entienden se han distinguido en la rama del comportamiento humano que les da razón de ser, presentan sus Memorias y, los miembros que pueden permitírselo se visten con mantos, cordajes, prendedores y gorros, para pronunciar discursos que no pasarán, en general, a la Historia, y hacerse las fotos de rigor.

Por fortuna, al introducir en el buscador las palabras en inglés, obtengo los datos concretos de la Honorific International Society Alpha Sigma MU.  Respiro. Ahora sé de qué se trata.

En esta referencia, el lector podrá informarse de lo que se pretende desde este hijo hispano que se llamará Spain Alpha Chapter, lo que implica pertenecer a la Sociedad Alpha Sigma Mu y, en especial, lo que supone ser Miembro de Honor, destacado en el desempeño de la Ciencia y la Ingeniería de los Materiales.

Los miembros españoles tienen que ser, eso ya lo entiendo, Ingenieros o estudiantes Superiores de Minas, título que, en mi supina ignorancia, creía ya extinguido (si es que alguna vez existió; el mío, ya antiguo y supongo que perfectamente válido, reza simplemente "Ingeniero de Minas. Especialidad de Siderurgia y Metalurgia"). Se trata de recuperar, pues, en lo posible, esencias del Ave Fénix. Bienvenido, Mr. Marshall, al mundo de la penuria científica española

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(1) Lo de "personas humanas" no es un error dimanante de mi debilidad neuronal ni una redundancia biogramatical. Es la fórmula que encuentro adecuada para distinguir, precisiones jurídicas aparte, entre las personas a secas -tipología de los que no somos conscientes más que de nuestras limitaciones- , las personas humanas que, siendo, por lo general, inconscientes de éstas, no han sido distinguidas aún con el toque de la excelencia del que son potencialmente merecedoras, y las personas humanas quasidivinas, que, siendo conscientes de ser excelentes, son reconocidas oficialmente en este categoría por otras de ese honorífico tenor, integrándose así entre los lares, manes y penates invocables por esta aldea.

 

 

Ni discretos, ni tímidos, ni apocados, ni ausentes

Ni discretos, ni tímidos, ni apocados, ni ausentes. Comprometidos.

Así quisiera que fueran mis compañeros de viaje. No he escrito que los prefiera dóciles, ni contestatarios, ni reaccionarios o rebeldes.

Quisiera que no se callaran de lo que saben cuando fuera útil para descubrir verdades, aunque parecieran menores. Que no dejaran de salir a la calle para apoyar lo que sienten justo, aunque hiciera frío o llovieran chuzos de punta.

Que no escurrieran el bulto cuando se tratara de defender al débil frente al injusto, el explotador o el tirano. Que no se sintieran solos, incluso, para dar ese paso al frente que señala el límite del no retorno, para proclamar el no-va-más, para gritar un así-no.

Comprometidos con la verdad, con los que sufren injusticia, contra los que mienten, contra los que no saben pero gritan y favor de dejar hablar a los que saben y no les dejan hablar. Comprometidos contra los que alardean de su dominio, contra los que avasallan, contra los que no perdonan los fallos de los demás y ocultan sus imperfecciones en la petulancia.

Comprometidos con los que quieren cambiar lo que funciona mal sin obstinarse en cambiarlo todo. Comprometidos con los que tienen razón, aunque no tengan los medios ni la fuerza.

Comprometidos. Ni discretos, ni tímidos, ni apocados, ni ausentes.

El Club de la Tragedia: Frases célebres sobre la actitud

Si se me pidiera que resumiera en un mensaje corto un consejo baldío, creo que propondría algo así como: "Se proactivo; cambia de actitud". Tiene, además, el mérito zafio de reunir dos palabras de las que, en lo que pueda ser de aplicación a un ente inanimado como el verbo, abjuro: proactivo y actitud. Junto a profesionalismo forman el trío repelente de los conceptos vacuos a los que el uso por los pedantes y los publicistas pretende dar un contenido dogmático.

La casualidad ha puesto en mis manos un semanario consolidado -el que tengo a la vista lleva el número 3.567- en la difusión de los valores que están de manera recurrente, según se pretende, en los cerebros de aristócratas, plutócratas y faranduleros: profesionalismo, proactivo y actitud.

Me tomo la molestia-placer de seleccionar algunas frases del "¡Hola!" del 12 de diciembre de 2012 sobre la actitud; las califico de célebres, no por quienes las pronuncian o a quienes se les atribuye, sino porque forman parte del acervo espiritual de la tontería.

Oscar de la Renta, "mago de la moda", en su "mágica casa de campo", encuentra la fuerza intelectual propia de sus ochenta años de creativo para expresar, dogmáticamente: "El lujo es una calidad de vida que nada tiene que ver con el dinero". Más claro, agua: actitud.

Otro octogenario venerado, Valentino, resume de forma inigualable la razón de su "exultante júbilo" en una "cena privada" habida en la embajada de Italia en Londres, a la que acudieron "adeptos, familiares y amigos íntimos" del "maestro de la alta costura". No se precisa en qué condición de las tres citadas cenaron allí algunos reyes destronados griegos y búlgaros, pero sí se recoge esta frase que explica la razón íntima de su alegría: "Muchos amigos han venido de todas las partes del mundo para hacer que esta velada fuera muy especial para mí". Proactividad ajena y actitud propia, estimo.

Y, para hacer variada y no muy extensa esta relación de frases célebres, selecciono del mismo lugar (unas páginas más adelante) la que, bajo el epígrafe "Las tentaciones de Laura Ponte", -que presenta una colección de joyas ajena, al tiempo que habla de sus diseños propios con base en las piedras-, es una gema que destila Profesionalismo. "La joya que ha marcado mi vida es una alianza que me hice con diecisiete años para casarme conmigo misma". Actitud y proactividad, combinadas en el cóctel supremo del profesionalismo.

Me reconozco emocionado. Se perfectamente que los mensajes del semanario más hojeado en el mundo (es así, ¿no?) no iban exactamente destinados a mí, ni a gentes como Vds., pero el haber compartido durante unos momentos el alimento espiritual de cientos de miles de seguidoras y seguidores de la evolución filosófica de los líderes mundiales del pensamiento me ha hecho sentirme muy diminuto.

 

El Club de la Tragedia: Huelga de autónomos

A las 12 horas del 12 de diciembre de 2012, los jueces, magistrados y fiscales de toda España dejarán de trabajar durante una hora, en demanda de una reforma profunda de la Justicia y en contra de la ley de Tasas.

Los sanitarios de Madrid, pero también de otras Comunidades Autónomas, siguen en pie de guerra, con paros intermitentes, para protestar contra la reforma de la Sanidad, que incluye la propuesta de privatización de varios Centros. Les acompañan, en algún caso, pacientes actuales y ciudadanos circunstancialmente sanos.

Los profesores y otro personal relacionado con la Enseñanza, protestan, con manifestaciones en la calle y paros, por la reforma que ha anunciado el ministro del ramo, que ha sido plasmada en un borrador cuya fundamental intención les parece a muchos la de provocar.

Por doquier, trabajadores ya afectados o a punto de serlo por las reducciones de empleo que invocan como razón y fundamento la situación de crisis, se manifiestan para protestar sobre las medidas económicas: las que no se han hecho y las que se hacen.

Todos tienen, en mi modesta opinión, razón. No he visto, sin embargo, movilizaciones de los seis millones de parados, que exclusivamente pidan algo que les corresponde demandar a ellos: un puesto de trabajo.

Tampoco he conocido nunca una huelga o un paro de autónomos. Debe ser porque si los que dependemos solo de lo que facturamos y cobramos (y para ello, hay que hacer muchas horas de trabajo sin facturar, y algunas facturas sin cobrar), nos ponemos en huelga todo un día de trabajo de esos que facturemos y cobremos -es decir, en el supuesto de que tengamos ese día una actividad directamente rentable-, perderíamos clientes, o incumpliríamos plazos, y, con alta probabilidad, no tendríamos para comer en unos días.

Y lo que es peor, aunque estuviéramos en huelga ese día, no tendríamos a quién expresar nuestras razonables, atinadas, justísimas reivindicaciones. Si todos acertáramos a pensar como autónomos, sobrarían muchas discusiones necias entre políticos y habría nuevos argumentos en nuestra sociedad en esta hora en que la necesidad exige plantear propuestas efectivas para reducir el paro, mantener puestos de trabajo, eliminar corruptos, marginar incompentes, reclamar honestidad y solidaridad a empresarios y directivos...

 

Carta abierta a un gran evasor de impuestos

Disculpe, en primer lugar, que esta carta no tenga encabezamiento. No le conozco, ni siquiera se si es hombre o mujer, si actúa solo o en compañía de otros, incluso desconozco si esos otros que revolotean a su lado, son empleados de alguna de sus propias empresas o funcionarios de otras, directivos de cierto nivel y bancarios de grandes cuentas, políticos empeñados en ocultarle o gobernantes que se jactan de gozar de su amistad sebosa.

Supongo que muchos de los que forman su círculo de aduladores se levantarán, respetuosos, diligentes, al verle entrar por la puerta, le cederán el sitio en el ascensor, en la iglesia, en la cola del teatro o en la barra del club y le darán los buenos días aunque no lo sean para ellos, y le preguntan por su salud, alegrándose de que le vaya bien, aunque tengan los pulmones encharcados de sangre, esperando solo que de su mano caiga alguna prebenda.

Lo único que se de Vd., ignorando todo lo demás, y aunque no pueda ponerle cara, ni nombre, ni cuantía, es que Vd. evade impuestos. Muchos. Porque Vd. es un gran evasor de impuestos.

Fíjese lo poco que conozco de Vd. que ni siquiera se si esta acción la realiza disimulando beneficios, engordando las cajas b o engrosando los contenidos de las cajas fuertes en la que va acumulando dineros, joyas y objetos de gran valor en el mercado de las artes simbólicas, como resultado de la parte que no declara de las operaciones que realizan sus empresas, sus lucrativas actividades.

Más lucrativas aún, ahora que la competencia es menor, que el país se está hundiendo en el fango de la miseria.

Y, aunque pueda suponerlo, no se si ese patrimonio sobre el que se asienta, gigantesco para mentes acostumbradas a llegar a fin de mes conviviendo con deudas, lo ha conseguido a base de centralizar una buena cantidad de las ventas de su entramado empresarial en paraísos fiscales, o si lo que acumula es el fruto infeliz de las enseñanzas extraacadémicas de sus diligentes contables que, con el auxilio de empresas sin actividad real, y la generación sistemática de facturas falseadas, han creado una estructura de fantasía que le permite aumentar a discreción los gastos ficticios, pero escrupulosamente anotados, de sus empresas aparentes, para alzarse con montones de dineros opacos, tan frescos, contantes y sonantes, y que habrá puesto a buen recaudo, sangrando el flujo económico que atraviesa su bien engrasado sistema de evasión de impuestos.

Ignoro si, compartiendo el sentir de muchos de sus conciudadanos, Vd. cree que la actual situación de crisis es insostenible, y defiende con ardor que hay que cambiar el paradigma, y argumenta, sin mover un solo músculo de su pétreo rostro, que todos debemos colaborar y aportar el hombro para salir de ella. Supongo, sin embargo, que utilizará estos argumentos, que tanto le acercan a los que desprecia.

Incluso he supuesto que Vd., que tiene fuerza económica real, aunque haya conseguido ocultar un buen pellizo, goza de credibilidad y respeto social, y, por eso, le conceden amplio espacio en los media, y, aprovechando el escenario tan dispuesto, se ha constuído en uno de los paladines de la necesidad de una reforma laboral profunda, que permita reducir salarios y el despido libre de quienes no rinden, y que abogará por reducir impuestos, sobre todo, a las grandes empresas para facilitarles la inversión y mejorar su rentabilidad, y que resultará convincente al denunciar que debemos reducir el alcance del estado social porque hemos estado viviendo por encima de nuestras posibilidades, y, ahora, a las duras,  hay que saber reducir el gasto y el consumo para no hipotecar aún más el futuro común...

Me he imaginado que Vd., que seguramente ha conseguido proteger su conciencia con limosnas generosas -pero controladas- a alguna iglesia en la que no cree, que participa en varias asociaciones benéficas para ayuda a los más necesitados a los que en el fondo, desprecia, que ha contratado como peón o como guardesa al hijo de alguno de sus criados a los que perdonó la vida, y que, con muestras de orgullo por lo que ha conseguido, se lo pidan como si no, tiene siempre una respuesta oportuna, una palabra juiciosa, para aconsejar a los demás que trabajen, que se esfuercen, que no desesperen, y que ahí está su propio ejemplo para demostrar que la vida siempre acaba premiando a los que son honestos, fieles, inteligentes, hábiles, para aprovechar las oportunidades...

Me he imaginado que Vd. no tiene escrúpulos, que en su corazón no hay remordimientos, porque ha acabado por creer que lo está haciendo bien, que lo que hace es lo que corresponde hacer. Que los demás podrían hacer lo mismo si fueran así de inteligentes como Vd. para aprovechar la coyuntura, y para hacerla a su imagen y capricho, si fuera necesario.

También me he convencido de que nunca leerá esta carta, ni cartas como ésta, ni atenderá a indicaciones, ni a presiones, ni experimentará temores ni miedos ante inspecciones fiscales, anuncios justicieros, manifestaciones callejeras, acostumbrado como está a sentirse protegido por esa muralla de adulación, de respetos, de contibernios, de mentiras.

No me leerá ni su conciencia le avisará del demérito de su conducta. Pero, aunque no nos lleguemos a conocer jamás, hay algo que quiero decirle.

Le descubriremos. Le acabaremos descubriendo, vaya que sí. Ya no es posible mentir a todo el mundo todo el tiempo. Y estamos a punto de aparecer en su vida, para desenmascarlo para siempre. Aunque Vd. haya perdido su vergüenza, nosotros no hemos perdido el sentido ético y la solidaridad que da fuerza a nuestras vidas.

Jugando con el tiempo: Deficitarios, procastinadores, temporarios

Supongo que a casi todos nos llega un momento en la vida en el que nos damos cuenta de que no será posible hacer todo lo que nos habíamos propuesto en los fervores adolescentes. Somos deficitarios de tiempo, y el tiempo que nos queda es muy escaso, aunque solo en la madurez avanzada caemos en la cuenta de la cortedad de nuestro bagaje de horas.

Me ha parecido siempre digna de respeto (y análisis) la actitud de quienes, siendo portadores de un cáncer terminal, o teniendo la vida ya ralentizada por los caireles de una edad provecta, siguen estudiando, aprendiendo, actuando, como si la muerte no fuera con ellos. Se mantienen en la ilusión de vivir eternamente, o, tal vez, se defienden sicológicamente, agrediendo de esa forma simbólica, el destino ineluctable.

Junto a los deficitarios, existen los procastinadores, subespecie de quienes aplazan lo importante, disimulándolo entre lo urgente, aunque la calidad de lo que les ocupa el presente decaiga de toda evidencia. Nos ha crecido el número de los procastinadores, que castigan nuestra urgente necesidad de solución a graves problemas anteponiendo otras acciones que no vienen al caso, y, aunque no solo, se les ve especialmente cómodos en la política, haciendo como que hacen o deshaciendo sin conseguir nada.

Están, en fin, los temporarios. Uti temporibus, aprovecharse de las circunstancias, fue siempre el cuestionable privilegio de los que solo miran lo que tienen delante de las narices, sin importarles pasados ni mañanas, y le echan mano para disfrutarlo.

La mayor baza con la que cuentan los temporarios es, precisamente, el tiempo, porque en él se esconden para pasar desapercibidos, mantenerse impunes, sentirse inmunes. Con el tiempo a su favor, los temporarios ponen tierra por medio, ocultan el fruto de sus tropelías, evaden a paraísos fiscales lo que han hurtado o robado -delgada línea fina- a los demás, dejan que resulte que ha prescrito lo que es delito, se escudan en que ha muerto el cómplice socio que era, en realidad, el que tomaba las decisiones.

Deficitarios, procastinadores, temporarios. Tres maneras diferentes por las que el tiempo pasa por encima de nosotros. Buen provecho.

 

Desde el Pelargón al Sudoku

Por la intención de simplificarlo todo, se han popularizado algunas denominaciones para designar lo más común de algunas generaciones.

Está la generación nini (ni estudia ni trabaja), que serviría para resaltar la característica fundamental de los que tenían hace tres o cuatro años entre 16 y 26 años aunque tampoco faltan quienes la vienen negando, expresando, que es el resultado de una exageración de los resultados estadísticos, y que no son tantos los ninis, por hache o por bé.  Puede que aún no sea mayoría, pero, por desgracia, los ninis amplían, con el tiempo, el intervalo, desplazando inexorable su marca de clase, y reduciéndose los sisis.

Según los sociólogos, una generación humana abarca unos cinco años y, claro, el cursor puede desplazarse según convenga, un poco arriba o abajo. La mía no es exactamente la del Pelargón, y tampoco estrictamente la de los nacidos en la inmediata postguerra española, aunque en algún momento debió extraviarse mi cartilla de raccionamiento, concedida a pesar de ser un teórico infante de teta, lo que en realidad, nuncaa fui, pues me alimentaron con ese producto de la Nestlé que era el Pelargón.

He leído que los de la generación del Pelargón, denominación que alguno más avezado ya puso a los que ahora andarían entre los 55 y los 60 años (escribo en 2012), está poseída por una sensación de fracaso, de haber malgastado el legado de sus abuelos, la coherencia ideológica de sus padres, el furor reconstructor de sus hermanos mayores y, para colmo, no haber conseguido transmitir a sus hijos los valores fundamentales, fueran éstos -apunto yo- los que debieran serlo.

Calma, mis más jóvenes colegas en el arte del vivir desde el desánimo. Vuestra generación, si es que se admite su existencia diferenciada, contiene como todas, individuos que han triunfado y otros que han pinchado; puede jactarse de haber dado al mundo tipos que, aunque lo sean efímeramente, son considerados maestros en el arte de la pluma, el pincel o en la manopla y lamentar o apreciar cómo otros se dedican a la trata de blancas, el tráficco de influencias o la política trapacera; habrá dado su cosecha de catedráticos, magistrados, empresarios, conductores de autobús y dependientes de supermercado. 

Lo que me preocuparía de entre vosotros, y añado en ello a los de mi generación, y uno la de los que aún estén vivos de las anteriores e incorporo a los que se presenten voluntarios, con razón, desde las dos siguientes (hasta los 45 años) es quienes pertenecen en realidad a la gran generación de los Sudokus.

La forman todos aquellos que, teniendo capacidad, han perdido las ganas. Porque no tienen sitio -los prefieren más jóvenes, para formarlos bien-  o porque el sistema les han dado la patada en el culo, ofreciéndoles una indemnización quitándolos de en medio.

Y se les tropieza, haciendo Sudokus, cada vez más obsesivamente, porque en algún sitio han leído oído que eso les mantiene la inteligencia, disminuyéndoles el riesgo de caer en el Alzheimer.

No caerán, pero los han tirado. Son la generación de los Sudokus, la del despropósito global.

La revelación de las masas

Una de las expresiones que han cobrado fortuna en el letargo social es la de democracia participativa. Yo la sitúo a nivel similar al de responsabilidad social corporativa, desarrollo sostenible o estado social y de derecho.

No me excuso por ser conscientemente provocador al poner en igualdad conceptos que en los foros oficiales y oficiosos se esgrimen con una veneración que no admite fisuras y que condena a la apostasía a quienes expresemos la menor duda, sino en cuanto al alcance de teórico de tales conceptos sonoros, sí respecto a la aplicación práctica que se les da en múltiples ocasiones.

Ciñéndome al valor real de la democracia participativa, tenemos en España en las actuales circunstancias, ejemplo perfecto de la vacuidad esencial de la propuesta de acción. La revelación de las masas es inequívoca: los intereses de la colectividad, cuando se expresan, tienen poco que ver con las soluciones. La masa reclama que se le cubran necesidades, pero no plantea opciones.

Y tiene lógica. No se puede esperar que un conjunto indiferenciado de individuos sea capaz de expresar vías de actuación. Su toma de posición solo admite dos posturas: la de la demanda de acción a los que se le presentan con capacidad de decisión (aunque no la tengan) y la de revolución, que incluye la destrucción material y el linchamiento.

Si, como ha sucedido en nuestra mal orientada democracia participativa, se ha dejado que las minorías interesadas monopolicen la expresión de las opciones. Si hemos permitido que los que no saben opinen con el mismo peso que los que tienen el conocimiento.

Si seguimos dando pábulo a la expresión del descontento frente a la formulación creíble de la información y de las opciones. Si quienes están tomando decisiones no tienen credibilidad -y, todavía peor, parecen afectados por la falta de honestidad que se desvela y extiende sin aparentemente dejar un solo reducto incólume-, la revelación de las masas se hace evidente.

Su rebelión, falta de cauces, lleva a la revolución, que es la única forma de hacerle perder su energía.

Es imprescindible poner orden en las ideas, para atajar el avance del caos, que resulta la forma natural de poner en evidencia que los líderes actuales de nuestra sociedad están fracasando en ofrecer soluciones y en defender la honestidad de sus actuaciones. No a la corrupción, al amiguismo, a la protesta sin alternativas.

Llamemos a la inteligencia, para que acuda a salvarnos.

 

 

Tiempos de compromiso, ya no de colaboración (y 4)

La ausencia de Luis del Olmo (PP) en el debate nos hurtó a los asistentes de la posibilidad de aclarar razones de las actuaciones desde el Gobierno regional, lo que, en cuanto ya tue ocasión de conocer por anteriores encuentros en los que sí participó Aguado, hubiera servido, no solo para completar el argumentario, sino para defenderse de las críticas que los partidos de la oposición estaban expresando.

Adopté, por tanto, a sabiendas, una posición polemista respecto a los intervinientes que sí estaban presentes en la mesa.

Lo hice, ante todo, expresando que todas las propuestas parecían razonables, pero que cabría ordenar las posturas, especialmente en un tema tan esencial como el medio ambiente, en tres categorías: aquellas que debían ser consideradas troncales, es decir, ajenas al debate político, consensuadas de acuerdo con las necesidades, prioridades y disponibilidad de recursos; las ideológicas, que correspondían a las esencias propias de cada partido (como referencia lógica, las que implicaran la preferencia de un modelo liberal respecto al modelo de gestión pública); y las técnicas, que ímplicarían la elección de las mejores tecnologías disponibles para llevar a cabo, en cada tema prioritario, y con el menor coste, lo que se hubiera decidido como más conveniente para la sociedad.

Propuse, como provocación, expresar opines iones respecto a las debilidades y fortalezas de la gestión pública o privada de los servicios ambientales.

Para Gabriel López (UPyD) la integración de la libertad empresarial con el control de lo público sin excesos por parte de ninguna ideología le parece clave. En la Comunidad de Madrid el sesgo se ha derivado hacia la gestión privada como preferente, y, aunque existen puntos de acuerdo, trascienden rifirrafes publicos que entorpecen el debate. Muchas de las propuestas que realiza UPyD han sido incorporadas, como si fueran propias, por el PP. El actual Consejo de Medio Ambiente está abierto al debate.

No hubo plena coincidencia de Raquel López (IU-LV) en este respecto. La ideología tiene mucho que ver, expresó, y defiende la "gestión pública de los servicios públicos" como irrenunciable, como garantía de calidad, tanto del servicio como del empleo. "Todos los servicios deben constar con una plantilla adecuada", en número y con la formación técnica adecuada. Los servicios han de ser cubiertos por la vía de impuestos, y que pague más quien más tiene. Como ejemplo de gestión orientada erróneamente, citó que la Comunidad ha renunciado al impuesto de sucesiones, por lo que se han dejado de recaudar 2.000 Mill de euros.

Una posición intermedia -quizá-, me pareció la adoptada por Miguel Aguado (PSOE), que admitió que "el 80% de las decisiones no tienen color político", pero negó a los funcionarios técnicos "visión de transversalidad", que es lo que deben aportar los políticos. También corresponde a los políticos conseguir y ejercer la capacidad de influencia para que se realicen las propuestas. En Madrid, por ejemplo, la rehabilitación apenas afecta al 4% de las vivirendas, en tanto que en el Gran Berlín llega al 40%.

"Los profesionales no proponen grandes cosas", polemizó Aguado, dado el público presente, para matizar: "Los colegios profesionales son una opción inexplorada", de aportación de ideas.

Me dí cuenta entonces que nos iba a faltar tiempo, que el intercambio de opiniones era muy interesante y que la disposición en la mesa era muy positiva. Raquel López presentó una relación de alternativas de generación de empleo verde en la Comunidad que incluía la energías limpias, el tratamiento de los bosques, etc., que después se ampliaría con mejoras en el tratamiento de residuos, viviendas rurales con obligatoriedad de la actividad, mejoraa de la productividad agrícola, ahorro energético, gestión de agua, etc.

Gabriel López achacó a la falta de planificación la ausencia de una clarificación del canon ideológico, pero lo vió como problema no solo de los políticos, sino de la sociedad. Miguel Aguado destacó que faltan interlocutores, que cambian los responsables con demasiada frecuencia y que es importante que quien goboerna se crea lo que está haciendo. También es necesario que se traslade a la sociedad la realidad de los debates, la existencia de acuerdos. En el último pleno, a las 8 y media de la tarde se debatió el Plan de reforestación, y hubo acuerdo, pero no se recogió en la prensa, que se había marchado a las 5.

Fue una lástima tener que levantar la sesíón, después de haber consumido incluso el tiempo de descanso previsto antes de la siguiente. Pero la promesa de seguir con estos encuentros, y la seguridad de que a los siguientes no faltará el representante del Partido Popular, nos garantiza que está abierto el camino del compromiso.

Que, no hace falta poner de manifiesto, implica pasar de la atenta colaboración que, en la metáfora culinaria, presta la gallina en los huevos con jamón, al irrefutable compromiso del cerdo.

 

Empresarios españoles, uníos

No estoy seguro de que exista una cultura empresarial española, y ni siquiera pondría mi mano en el fuego para defender cualquier definición, por brillante que pareciera, sobre lo que debe entenderse por cultura.

Y si avanzo algo más en esta posición iconoclasta, tampoco veo con tintes diáfanos una definición de empresario, capaz de aglutinar, sin que rechinen sus goznes, tipos tan variados como, por ejemplo, Mario Conde, Enrique Verdeguer, Ruiz Mateos, Esther Koplowitz, José María Cuevas, Pablo Isla, Angel Ron, Arturo Fernández (no el actor cómico, el dramático), Jesús Terciado, Bernardo Hernández,... y, aventurándonos en los entresijos menos explorados de lo que forman las bases de negocios de oportunidad, los vendedores de dvds pirateados de la Puerta del Sol de Madrid, el desorganizador del Madrid Arena(s) atrapado es sus movedizas avideces -Miguel Angel Flores, solo o en compañía de otros-, o la familia china que tiene un puesto mixto de ultramarinos, abalorios y telas en tu calle o en la mía.

Pero si hay algo que tienen en común todos estos citados y cuantos pretenden tener éxito ofreciendo a los demás algo con el objetivo de ganar dinero, es que nos necesitan, aunque tengamos la sospecha, con cierta frecuencia, que nos usan, y más unos que otros. Porque es verdad que sin clientes, es decir, sin gentes que estén dispuestas a pagar por lo que nos proponen algo más que lo que a ellos les ha costado -digamos, para centrar ideas, entre un 10 y un 200 %-, estarían perdidos: el riesgo que asumen se convertirían en su ruina.

Y si se solo buscan enriquecerse a costa de nuestras necesidades, ciertamente no merecen nuestro aprecio, porque nos empobrecen sin compensación.

Para mí, los verdaderos empresarios ofrecen un producto o un servicio, en cumplimiento estricto de las leyes, pero no solo. Necesitan mantener una ética inquebrantable, que, si se contagia de filantropía, alcanza el mérito que la sociedad no podría negarles. Para ello, han de ejercer de empresarios con sensibilidad y honestidad hacia sus empleados y con respeto hacia sus clientes, a los que nunca pretenderán extraer un beneficio que se aproveche en su falta de información o en la desorientación que les crean.

Y, sobre todo, el verdadero empresario, vive las circunstancias de su colectividad, porque está anclado en ellas, y ofrece soluciones a sus problemas, no solamente pide a las instituciones y a la sociedad que solucione los suyos. Porque un empresario es un elemento más, ciertamente valioso, de la colectividad; nunca puede ser su sanguijuela.

Así que  nos necesitamos recíprocamente. No formamos dos mundos aparte, sino uno solo. Mucho más preciso: no habría empresarios sin clientes, por lo que para crear una empresa es imprescindible haber detectado o provocar la creación de una necesidad a cubrir. Y los clientes nacen, viven y crecen del entramado empresarial que, a su vez, surge de los planteamientos colectivos.

Por eso, el título de mi Comentario no pretende animar a los empresarios españoles a que se unan entre sí. No es un remedo chusco del lema "Proletarios del mundo, uníos", que hizo furor cuando los factores de producción más aparentes, trabajo y capital, estaban perfectamente separados, esto es, confrontados.

Por supuesto que los empresarios españoles deberían estar unidos entre sí. No lo están como debieran, pero conseguirlo es una tarea que han de cumplimentar con debates internos, con generación de propuestas de acción conjunta o sectorial, con aprovechamiento de las ventajas de unir esfuerzos.

Lo que propone este comentario es provocar una corriente que no se aprecia en este momento en España y que, aunque no de forma exclusiva, me parece una opción muy interesante en el propósito de sacarnos de la crisis cuanto antes, sin tener que esperar a que el viento que generen -por su propio interés- las sociedades mercantilizadas de centro-Europa y norte de América, nos arrastre.

Y que deberíamos probar, porque opino que para un país intermedio es la decisión más adecuada.

Empresarios españoles, uníos con los demás españoles, en un proyecto común. No con los sindicatos, ni con los políticos, ni con las Iglesias, ni con las multinacionales, ni con un grupo concreto: con todos.

Porque no me parece que el crecimiento de las exportaciones, del que algunos alardean, y hay que imaginar el tremendo esfuerzo que para ellos significa, hasta constituir el 80% de la base de su negocio, por buena que parezca coyunturalmente, sea demostración del éxito colectivo, sino una evidencia del fracaso de los objetivos comunes de la sociedad, si es que, reconociendo ésta que subsiste la necesidad para ella de lo que producen, no es capaz de mantenerlos con sus propias fuerzas. Les estamos haciendo arriesgar demasiado.

Tampoco debe considerar un éxito para la sociedad el que, muchos, se hayan visto obligados a la reducción drástica de empleos para alcanzar mínimos de rentabilidad, comprometiendo con ello la calidad del producto. Ni creo que les de viabilidad la exigencia desesperada de  facilidades financieras para apagar fuegos de tesorería que les acabarán tensando más la cuerda de su endeudamiento. Ni me animo a aceptar que la repetición de esquemas fallidos del pasado, copiando errores, les sirva para probar nuevamente suerte en donde ya hay demasiadas ofertas, y mejores, porque no servirán como soluciones al problema colectivo.

Tenemos que ponernos de acuerdo en el entramado empresarial que nos sea útil al país, y suficientemente estable y flexible frente al futuro. Necesitamos mantener un nivel digno de bienestar y asistencia social. Para ello, es imprescindible generar continuamente un volumen de empleo interno que sirva a la distribución de los beneficios entre todos; de acuerdo, por supuesto con la participación y entrega de cada uno, pero sin exclusiones.

En ese espacio común, apuesto personalmente por la necesidad de apoyar a los empresarios que nos faciliten profundizar en el modelo de una sociedad que defienda el valor de la Cultura, las artes, los servicios, y la investigación de todas aquellas tecnologías que contribuyan a hacer nuestra vida más cómoda, más eficiente, más sencilla: educación, sanidad, energía, agricultura, ganadería, biología, tecno-medicina, explotación regulada de los recursos propios...

Vivir mejor gracias a los buenos empresarios. He aquí un objetivo irrenunciable para una sociedad inteligente. Ayudándoles, nos ayudamos. Pensando en nosotros, mejoran nuestra calidad de vida.

Empresarios españoles, uníos con el proyecto de España. Sociedad civil, obliguémonos a concretar ese modelo.

 

 

Yo

Hoy, 26 de noviembre de 2012, me apetece escribir de Yo, es decir, de tí, de tu Yo.

(Y, como soy incapaz de mantener un tono serio aunque sea sobre un asunto tan trascendental para tí y para mí, me acuerdo de pronto de una anécdota mexicana, que se contaba hace años, y que adultero ligeramente.

Alguien que deseaba entrar en la órbita de un Ministro, se maravillaba de la confianza que un amigo tenía con el político: "¿Vos le hablás al Sr. Ministro de Tú?" "Por supuesto", le ratificó el otro. "¿Pos por qué no le hablás de Yo?")

Empiezo con algo simple: quizá no es la primera vez que nuestros Yoes se encuentran, pero mi escritura de este Comentario y la lectura -hasta donde tu curiosidad alcance- de lo que he escrito, acreditan una relación. Ésta. Algo o mucho desfasada en el tiempo. Depende de cuando lo leas.

Puesto que los responsables de Blogia, el soporte tecnológico de este blog, aseguran que no borrarán ninguna entrada, mientras no le conste la voluntad del autor de mantenerla en la red, es incluso posible que estés leyendo este Comentario cuando Yo ya no exista.

Es decir, puede que Yo ya no exista -es evidente que ahora sí, en este momento en que escribo-, cuando tu Yo me lea. Y, sin mucho esfuerzo de imaginación, puede que tu Yo no haya nacido aún, que ni siquiera seas un proyecto para tus padres, ahora (mi ahora, no el tuyo).

Así que, si Yo estuviera muerto cuando tu Yo, hoy inexistente, me esté leyendo, tendría lugar una comunicación entre nosotros que, hoy por hoy -¿queda bien expresado así, verdad?- sería absolutamente imposible. Y que mañana, de existir, será únicamente unilateral, pero no necesariamente estéril.

Miro a mi alrededor y me encuentro, como lo estarás tú, rodeado de Yoes. No hay dos iguales, pero hay muy pocos que sean interesantes. He tenido ocasión de viajar a muchos sitios y conocer a muchas personas y, durante bastante tiempo, creía que no se me había concedido la oportunidad vital de acercarme a la esfera de los Yoes realmente, indiscutiblemente, magníficos.

Estaba influenciado, sin duda, por lo que me inducía a creer la corriente dominante. Para ella, un Yo magnífico es alguien que tiene la responsabilidad de gobierno de un país, especialmente, si se trata de cierto país norteamericano; o es presidente ejecutivo de una multinacional con facturación de muchos dígitos; o, tal vez, se ha distinguido en la ejecución de un deporte, rompiendo barreras físicas; o había destacado por su belleza en un certamen internacional o protagonizado una película bajo un guión conmovedor.

Puede que, para mí, los Yoes magníficos fueran una entelequia. Un recorte selectivo. Escritores que hubieran debido renunciar a muchas páginas de su literatura para confinarse en una obra o en un par de capítulos o poemas que, verdaderamente, me habían impresionado. Científicos que hubiera renunciado a cualquier reconocimiento para concentrarse solo en su investigación y, muy especialmente, si esos trabajos habían resultado aparentemente fallidos, porque seguro que habrían servido para que, en otro momento, con más suerte o más medios, otros Yoes llegaran a descubrimientos importantes para todos. Políticos que, en la defensa de sus ideas, siendo conscientes de su inviabilidad, pero tercos en ellas, sin haber obtenido para ellos beneficio alguno, habían ofrecido su propia vida en el holocausto de la demencia colectiva, dejándonos un ejemplo imperecedero.

Hay una expresión simpática y cruel para definir a quienes se creen portadores de cualidades excepcionales, que es casi infaliblemente la manera simple de detectar que no tienen ninguna: tener un Yo (un ego) que se lo pisan. Se lo pisan, y se aturullan y tropiezan en él.

Hace unos años que estoy convencido que un Yo magnífico supone renunciar al propio Yo para entroncarse en la aventura colectiva de la existencia. Y he empezado a encontrar varios de ese tipo. En realidad, cada vez encuentro más. En los sitios más insospechados.

Esos Yoes no alardean de nada. Ni siquiera les preocupa lo que piensen de ellos y de su trabajo. Actúan.

Gentes que tienen como principal atributo de su Yo el desprendimiento de los objetivos individuales para subordinarlos, sin temor, ante los objetivos colectivos.

Es una lástima apreciar que tenemos tan pocos objetivos colectivos. Y que los pocos que tenemos, se encuentren tan ocultos. Incluso enmascarados bajo la piel, desechable, de los beneficios de grupo, de los intereses de facción, del rendimiento inmediato.

Querido lector, vayamos juntos hacia ese Yo. Hagamos que nuestro Yo sea magnífico. No es sencillo, pero resulta imprescindible. Por la supervivencia de la Humanidad, y no solo de los que lo tienen, hoy que esto escribo, más fácil.

 

De cazadores y de madrigueras

Técnicas Reunidas S.A. es la entidad a la que la Real Academia de Ingeniería de España (RAIE) ha concedido este año su Premio Academiae Dilecta. En un acto con hechuras muy formales -se trata de una Institución relativamente nueva, pero con rancias resonancias-, recogió el galardón su Presidente, José Lladó Fernández-Urrutia.

No fue el único premiado en ese acto, que se celebró el 20 de noviembre de 2012. También lo fueron los "jóvenes investigadores" Miguel González Herráez y Gonzalo Guillén Gosálbez. Vaya por delante, aunque no dará más detalles en este comentario, que quedé muy impresionado al conocer los trabajos que estos profesores están realizando y que me propongo dedicarles en otro momento unas líneas.

De esa manera modesta contribuiré a que se difunda lo que están haciendo hoy día, seguro que muchos, pero desconocidos, investigadores españoles que, por lo presentido, miran hacia adelante cuando la mayoría miran (¿miramos?) hacia los pies.

José Lladó es un personaje que anda ya por los 78 años, y que dispone de esa perspectiva inconmovible que da la combinación de la edad y el éxito. En su discurso de reconocimiento, por el que recorrió la trayectoria de esa empresa de ingeniería que hoy da cobijo laboral a 4.600 empleados y ha conseguido clavar las banderitas de los proyectos realizados o en marcha en un montón de países, contó una anécdota sobre conejos y madrigueras que, como la colocó al final, además de servir para levantar unas sonrisas y calentar la sala para disponerla a aplaudir, debía significar, sin duda, que, en cierto modo, era un resumen (vulgarizador) de su filosofía.

Dijo Lladó que, cuando era un niño de pocos años, solía acompañar a su padre a cazar en una finca de un amigo, abundante en conejos, que habían construído en algunas zonas de la misma, innumerables madrigueras. El jovencísimo Lladó se entretenía viéndolos escabullirse en ellas, disputarse el cobijo cuando coincidían varios en el agujero o volver a salir a la superficie abierta si se daba el caso de que la trinchera estuiera a medio construir y no les proporcionara, por ello, la protección completa.

Pues bien. Sucedió (esto es, érase que se era) que los guardeses tenían un hijo púber, de unos 18 años, que les acompañaba en la caza por aquellos campos, como soporte logístico y levantador de piezas. La guardesa, que sabía de la buena situación de D. Juan Lladó en el Banco Urquijo -era el Presidente-, recomendó a su retoño ante el prócer: "Búsquele usté algo en el Banco, D. Juan". El astuto banquero (los términos con los que cuento la anécdota son solo míos), no prometió nada a la buena mujer. "Ya se verá", se limitó a decir.

"No importa" -parece que replícó la madre recomendante, sacando orgullo de flaquezas- "Si no es en esa madriguera, ya encontrará mi hijo otra".

Y aquí, los largos aplausos del respetable y, en el estrado, respetabilísimo, sellaron la intervención y, clausurado el acto, sirvieron un cóctel, escaleras arriba.

Llevo dándole vueltas, en mis ratos libres, a la anécdota, y, la verdad, no le encuentro aplicación al caso que nos ocupa. Y lo que es peor, rodeado como estaba de admiradores de José Lladó -yo también lo soy, admito-, no me atreví  a preguntarle qué diablos quería decir con la anécdota, para no alarmar a la  cohorte de entusiasmados fieles (1).

Y, sobre todo, por si había cazadores al acecho, sintiéndome en ese feudo un poco -no sé porqué- como infiel en Tierra Santa.

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(1) José Lladó Fernández-Urrutia, hijo de Juan Lladó, está casado con Pilar Arburúa, hija de un ex-ministro con Francisco Franco, y que fue presidente del Banco Exterior. Miguel Arburúa tuvo otros tres hijos: José Manuel, casado con Isabel Gómez-Acebo y Villapecellín; Silvia, casada con Marcelino Oreja (ex-ministro de Exteriores y ex Presidente de Fomento de Construccíones y Contratas), y Patricia, casada con Ignacio Domínguez Urquijo; Isabel Gómez-Acebo es hija de...

Pero, por más  vueltas que le doy, encuentro que toda esta relación de hipotéticos conejos y supuestas madrigueras nos revela un campo de caza distinto al de la mayoría.