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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Historias de tigres y gacelas (5)

Historias de tigres y gacelas (5)

Entre las historias de éxito y claves para lograrlo que se contaron en el auditorio de la Mutua Madrileña el 8 de febrero de 2012, no faltaron momentos de humor, tanto voluntarios como inconscientes.

Uno de los mejores momentos, casi al inicio del acto, lo protagonizó la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, al citar, en su disertación, dos ejemplos empresariales que más bien parecieron una mención publicitaria, pues se trataba, -junto a la empresa del el cátering ofrecido por el monofacético Arturo Fernández, presidente de la Confederación Empresarial de Madrid-, de quienes habían contribuído a la formación de las colas de las pausas gastronómicas: La cerveza La Cibeles "convertida en algo exclusivo" y la "pequeña taberna fundada en 1873, qe ahora da empleo a más de 300 personas y tiene más de 20 establecimientos, Viena Capellanes".

En la clausura, el ex-Presidente de Gobierno José María Aznar, aupándose sobre el error de su antecesor en el discurso, el panegirista Arturo Fernández, que se había referido -leyendo sus cuartillas- al ex-presidente de Colombia, Alvaro Uribe, como si estuviera presente en esta parte ("me han dicho que iba a estar, pero ahora veo que no está"), contó, como si se tratara de un hecho real, uno de los chascarrillos con los que se pretendía vituperar la cortedad intelectual de otro ex-Presidente Leonidas Breznev, "incapaz de improvisar más de dos palabras seguidas".

Aznar arrancó risas, y hasta aplausos, al recordar a Breznev leyendo sus cuartillas con ocasión de la inauguración de los juegos olímpicos de Moscú, y leer como "o-o-o-o-o" los cinco aros olímpicos de la primera cuartilla que le habían preparado, antes de las menciones protocolarias". 

Sonrisas también surgieron del auditorio cuando Campo Vidal presentó el cálculo derivado de la exagerada (cabe suponer) mención de la Directora General de Starcbuks en España, Beatriz Navarro, a la recompensa de 50 céntimos por taza servida que se le había concedido al empleado que había inventado el frapuchino. Utilizando los datos que ella misma acababa de dar, y suponiendo que el 10% de los cafés servidos en las 17.000 tiendas de la compañía eran frapuchinos, llegaba a la cifra de 10 millones de dólares/día ingresados por el feliz copista, sin omitir la referencia a que los italianos, como inventores del modelo base, el prestigioso capuccino, podrían reclamar "derechos de autor" y salvar así, probablemente, la crisis italiana.

(continuará)

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