Blogia
Al Socaire de El blog de Angel Arias

Miedos

Un "grupo de expertos" (aún subsisten, pues) de la Comisión Europea examinarán, en la segunda quincena de abril de 2012 la contabilidad pública española, para informar a los ministros de economía de la Unión Europea acerca de la calidad de los Presupuestos que el Gobierno español ha presentado para su aprobación al Parlamento.

Esta actuación corresponde a la innovadora idea de poder lanzar "una alerta temprana" en el caso de que se detecten desequilibrios graves que pudieran tener efectos desestabilizadores sobre el resto de países (digamos, Alemania, Francia y Reino Unido).

No existen precedentes respecto a tal mecanismo, existiendo la constancia de que lo que no funciona es la "alerta tardía", que se ha desplegado en el caso de la crisis de las subprime y, siendo más ambiciosos en el análisis, en la caída de todos cuantos sectores clave se nos han desmoronado o desmoronarán a lo largo de la historia (siderúrgico, naval, construcción, comercio minorista, restaurantes de cocina de mercado, correos de postas, agroganadería para autoconsumo, teatro de variedades, monarquía parlamentaria, democracia orgánica, paneles fotovoltaicos, peluquerías y mercerías, etc.)

Ignoro cuáles podrían ser, en este caso, las medidas a adoptar contra España, si el gobierno de Rajoy no acierta en recortar donde ve carne y no hueso-salvo obligarle a reducir aún más su política de gastos, imponiéndole sanciones hasta que la población del país afectado estalle en una revolución-, pero deduzco de inmediato que los que mandan en la Unión Europea de varias velocidades (dos, en realidad) tienen miedo de que la voracidad de los tiburones, orcas y delfines no se contente con los bancos de sardinas y alcance a los boquerones, focas y pingüinos.

Este miedo a la vulnerabilidad europea es de la misma naturaleza, en el fondo, que el expresado por el secretario de Estado de Administraciones Públicas, Antonio Beteta, que está buscando rápidamente un espacio en el escenario mediático con declaraciones enjundiosas, cuando afirma que esa sensación anímica le producen las cuentas de la Comunidad Andaluza, aunque -precisa- no conoce las cifras reales, y eso que cree tener una fórmula insólita para la reactivación económica, guiado por su olfato intuitivo: que los "funcionarios se olviden de tomar el cafelito y de leer el periódico".

Miedos de todo tenor nos han invadido la casa y son alimentados con profusión por noticias, declaraciones, amenazas, elucubraciones, presunciones. Miedo a un desastre nuclear por el que explote (o algo así) una central nuclear y produzca la contaminación radioactiva de medio planeta; miedo al calentamiento global (o algo así) que haga subir varios metros el nivel del mar, ahogue en segundos incluso a los que sepan nadar y, de paso, nos obsequie con huracanes, tsunamis y desiertos; miedo a un ataque terrorista indiscriminado individual o masivo, venga de francotiradores, de exaltados religiosos, devotos del fútbol sala o amigos del Dalai Lama; miedo a que se hunda un crucero, se caiga un avión, descarrile el metro, se nos contagie la brucelosis al comer conejo, la gripe aviar al degustar un pollo, nos envenemos de mercurio por culpa del cazón o nos reviente el hígado por ingerir demasiadas vitaminas.

Miedo. Tenemos miedo. Y nos lo mantienen bien alimentado, porque el miedo siempre pide más. Cuanto más insaciable el apetito de los que nos devoran lasa expectativas, más vulnerabilidad se introduce en nuestro hábitat.

0 comentarios