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Al Socaire de El blog de Angel Arias

¿Le importaría ponerme un poco más de pib en mi plato?

Ese magnífico cuento de Andersen en el que El rey va desnudo (1) pero todos alaban su indumentaria -hasta que un niño expresa, libre de prejuicios, la verdad- debería figurar como libro de lectura obligatoria en las escuelas. Y ser aplicado como guía general para sospechar de los agujeros que ocultan las convenciones, y que se han incorporado como axiomas irrefutables para juzgar la calidad de los datos y cifras con los que pretendemos adquirir algo de claridad para tomar decisiones.

Deberíamos ya estar con la mosca detrás de la oreja de que cuando se nos dice que una conclusión es irrebatible, lo más probable es que se nos esté queriendo engañar, y muy especialmente en el campo de las finanzas. Edificios mercantiles que se habían presentado como muy robustos, se desmoronan con estrépito, dejando al descubierto que sus estructuras se habían construído con trucos contables, enmarañando resultados, o adornando algunas operaciones con anotaciones fantasiosas o inextricables cruces de partidas entre sociedades vinculadas.

No se ha puesto aún el sol sobre el mensaje tranquilizador (porque así nos apeteció verlo) de que las economías de las administraciones regionales o locales estaban saneadas y sus compromisos garantizados, y ya hemos tenido que asumir que estaban, en realidad, endeudadas hasta la corva, según nos cuentan los nuevos gestores, convertidos en dedos acusadores imbuídos de inocente purismo, mientras los antiguos controladores nos cuentan al oído, con sus bocas pequeñas, de que no es para tanto y que el rey no va desnudo, sino solo en calzoncillos.

Pasan las carrozas con los plutarcas y aristócratas de nuestro cuento y oímos ahora, por los altavoces desde las tribunas, que ha pasado a ser prioritario mejorar el porcentaje de déficit sobre el pib. Nos toca, pues, a la población absorta, contemplar el desfile de propuestas económicas -unas, a favor de aumentar la inversión pública, otras a contener el gasto, es decir, a reducirla-, sin saber a qué carta quedarnos. Solo sentimos, eso sí, la verdad de los alfileres clavados en las carnes.

En este momento, un niño pregunta qué es eso del pib y cómo se mide, y por quién.

Nos miramos unos a otros y avanzamos, con tono engolado, las primeras explicaciones. "Es la medida agregada que pretende reflejar la producción durante un período en bienes y servicios, incluyendo también la estimación de la economía sumergida".

Pero el niño sigue preguntando, y nuestra voz ya no es tan segura.

¿Se atreve alguien a poner la mano en el fuego de que esa suma de estimaciones, datos aportados por empresas y organismos, elucubraciones y correcciones del más variado tipo, refleja su objetivo teórico con exactitud? ¿Con qué exactitud, concretamente?

Yo no, desde luego. Venga Kuznets y lo vea.

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(1) El título del cuento de Hans Christian Anderesen es: "El traje nuevo del emperador» (en danés: «Keiserens Nye Klæder")

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