Blogia
Al Socaire de El blog de Angel Arias

El Club de la Tragedia: Incendiarios

España huele a humo, a rescoldo. En sentido figurado, pero -y aún nos importa más, por la cuenta que nos tendrá- en términos exactos para reflejar la realidad. El paisaje se nos está llenando de manchas negras que son restos de bosque, estepa, jara y matorrales quemados.

A la situación de penuria económica, se añade, pues, la desolación de asistir a la desaparición de masa forestal a un ritmo que triplica el de años anteriores, en un país que pretende defender su frontera sureña del ataque permanente del desierto.

La nota es aún más dramática. Los expertos en analizar las razones del fuego nos transmiten, con sólida persistencia, su sospecha de que la mayor parte de los incendios son provocados. Por individuos que creen tener razones para prender una mecha.

No voy a hacer un catálogo completo de los motivos que esgrimen los tipos incendiarios cuando son desenmascarados, siempre demasiado tarde y, además, muy de tarde en tarde.

Dicen que los bosques no se limpian como antes, que el paisaje no se cuida, solo se contempla, que todos quieren disfrutar y la mayoría escurre el bulto para no asumir el gasto.

Sea como sea, con los terrenos abonados para arder o porque se nos secan los cerebros,algunos incendios, tienen sus raíces en la estulticia: organizar una barbacoa o una paella bajo pinares sedientos, querer hacer salir conejos de sus madrigueras para cazarlos sin piedad ni lebrel, espantar jabalíes que hociquean esos prados abandonados que, sin embargo, dicen querer tanto, o ponerse a quemar rastrojos y enseres viejos en día seco y ventoso.

Otros pirómanos desvelan intenciones retorcidas por la fuerza del propósito de conseguir un beneficio individual a costa de descalabros colectivos: protestar por haber sido despedido -tal vez del mismo equipo de vigilancia de fuegos o del retén de bomberos que luchará por dominar las llamas-, perjudicar al vecino o a todo un pueblo en sus propiedades por venganza de un suceso menor, conseguir pasto para el ganado propio de lo que es monte comunal...

Muchas de las razones permanecen ocultas, porque los autores no aparecen, aunque se sepa que los ha habido. De entre todo ese elenco de culpables, hay, como he oído de los que conocen el tema, dos razones que aún me desestabilizan más el ánimo: la importancia de la hora para quien provoca el incendio y para los que deberían actuar con total urgencia para apagarlo.

Incendios que se causan a partir de las seis de la tarde para que la extinción sea más difícil -oscuridad, cambio de turnos- y administraciones regionales que, para ahorrarse unos dineros de su presupuesto, no solicitan medios de la central hasta que ya no pueden más -es decir, a destiempo-.

Si lo analizo haciendo abstracción de bosques y naturalezas, me viene la idea de que hay incendiarios también en la macroeconomía, y comportamientos similares, aunque no hayamos descubierto a los culpables, amparados como están en la oscuridad y en la movilidad de sus medios de desplazamiento para prender muchos fuegos y presumir de haber sido los primeros en llamar a los equipos de rescate.

 

0 comentarios