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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Por qué nos pasa lo que nos pasa (y 3)

(Termino con este Comentario la presentación sucinta de las características principales de nuestro comportamiento colectivo.)

10. Insuficiente preparación de nuestros representantes en los foros internacionales. Este grave déficit afecta tanto a la formación personal de muchos portavoces, como, especialmente, a la falta de documentación y análisis previo de los temas por parte de los equipos. La consecuencia es, una vez más, la improvisación, pero también la falta de solidez de muchos argumentos.

11. Carencia de una posición internacional definida, adecuada a nuestro tamaño de país y afinidades internacionales. Las razones de ese "melifluo" comportamiento ante determinados países -Estados Unidos de Norteamérica, Alemania, Francia, Reino Unido, en particular- es formalmente incomprensible. Puede ser consecuencia directa de la insuficiente preparación idiomática de nuestros altos representantes, lo que nos impide expresar con rotundidad nuestra posición, y les resta capacidad negociadora. Parece, con todo, preferiblemente achacable a la ausencia de un perfil propio internacional, asumido por los grandes partidos, coordinado, que elimine personalismos e improvisaciones, dando peso a las ideas y no a los gestos. Es un error atribuir "talantes" a los países, porque esa es característica circunstancial de los portavoces, poro no hay que darle peso real en la negociación, sino que forma parte del teatro. Tenemos que corregir el déficit que supone que, cuando se cambian los interlocutores internacionales, en lugar de asumir la continuidad, se critique lo hecho por el anterior y se de la impresión de que hay que "volver a empezar". Es imprescindible definir una línea coherente y consistente: los políticos españoles deben entender, además, que un "exceso de política internacional" no da votos, los resta.

12. Error en la perspectiva de los temas internacionales cuya solución es, por esencia, colectiva. Un país intermedio no puede resolver cuestiones como el deterioro ambiental (cambio climático) o la globalización (ayuda al desarrollo), y debe cuidarse de adoptar posiciones de hipotético liderazgo. Los países más desarrollados utilizan su posición de forma ventajista. España no puede caer prisionera de la ingenuidad, y ha de estar atenta a las oportunidades, no pretender crearlas desconociendo la escasez de recursos naturales, y lo vulnerable de su ecónomía.

13. Urgente necesidad de replantear los vínculos comerciales con Hispanoamérica. La coincidencia en el idioma, más que las identidades culturales, se ha revelado históricamente como perjudicial para el cumplimiento de los objetivos económicos. Nuestra posición no es mejor que la de Estados Unidos, Francia, Holanda o Alemania, por ejemplo, debido a que nos obstinamos en centrarnos en las oportunidades comerciales aparentes, sin contar con apoyo institucional y diplomático efectivo, que se plasme en acuerdos recíprocos, que refuercen la seguridad jurídica, no simples expresiones de afectos y voluntades vacías. Mantenemos inconcebibles problemas de atribución de culpabilidad histórica por ambas partes. Hay que revisar también los impedimentos para expatriar beneficios de las empresas españolas actuando en la zona, lo que obliga a una reinversión de aquéllos en el país generador, afectando, pues, a la verdadera disponibilidad financiera reflejada en los Balances consolidados.

 

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