El Club de la Tragedia: Marcando paquetes
Puedo suponer que el título de este Comentario parezca a algunos una grosería machista o el lema subliminal de la publicidad de una marca de calzoncillos masculinos; es conscientemente provocativo, pero el contenido no puede ser más inocente. Me quiero referir a la separación de los regalos de Navidad y Reyes que ya ofrecen muchos comercios, y que me recuerdan tiempos de penuria anteriores.
"Se separan regalos para Reyes" contrasta con el "No se fía", que es otra forma de ver las mismas cosas, y convive en la tienda de al lado con el "Se cogen puntos a las medias" o el "Se hacen recauchutados a las gomas viejas" -que es, al mismo tiempo, ejemplo, de cómo se va imponiendo el mix hispano-latino en nuestras ciudades-.
Hay, pues, ocasión, de ir marcando los paquetes que pensamos regalar a los niños y a los mayores en esa fiesta de ensueño, y así mantener la ilusión, por la parte del que pretende dar, de que podrá pagarlo y hacer realidad su propósito.
Separar del comercio los regalos que uno aún no puede comprar, porque no tiene el dinero necesario, es un acto de posesión adelantada, de una especie entroncada con la de pasar el dedo impregnado con la propia saliva por los pasteles que nos gustaban, allá en la niñez, indicando así a los demás miembros de la familia con los que compartíamos bandeja, que, cuando llegase la hora del postre, ésos deberían ser para nosotros.
El gobierno de Rajoy lleva tiempo marcando los paquetes que desearía repartirnos por Navidad o, a más tardar, antes de que termine su legislatura o se la hagan finiquitar.
También ha hecho el mismo gesto, S.A.R. El Príncipe de Asturias, en la entrega de premios que llevan su título, el 26 de octubre de 2012, en mi ciudad natal, Oviedo, antes y después de aguantar el chaparrón que le organizaron desde un grupete de oportunistas que sostenía un cartel con la palabra "fartones" (1) y se condecoraba con la bandera republicana.
Va pasando el tiempo, y los paquetes se quedan en el almacén, con la señal que les han puesto los que prometieron entregárnoslo. Emplean demasiado tiempo en explicar porqué no han cumplido su palabra, mientras siguen marcando más y más paquetes.
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(1) "Fartarse" es bable y significa comer hasta saciarse, esto es, hartarse. El que se harta, es un "fartón". La palabra en el cartel esgrimido en tan fausta ocasión parecería indicar que los asturianos tenemos/tienen esa impresión de la familia real (puesto que podría deducirse que a ella iba dirigida el mensaje). No creo que sea así, en absoluto. Los asturianos ya no somos ni republicanos ni monárquicos; con tal de que no nos abofeteen demasiado fuerte, tragamos cualquier cosa.
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