Entre mierdas y bananas (1)
(Advertencia: Este Comentario puede herir algunas sensibilidades; peor para ellas)
Como consecuencia colateral de la economía de mercado, los seres humanos generamos residuos que, sin apartarnos de la definición que ofrece la Ley 22/2011, son -como su nombre indica- aquellas materias a las que, en tanto que productores, no concedemos ningún valor.
El que no lo tenga para el productor no significa que no suponga la base de un negocio para quien lo recoja y lo trate. Porque la retirada de la basura de donde se ha generado es un servicio y, en nuestra colectividad, formalmente civilizada, extraer de ella aquello que pueda ser reutilizado, reduciendo el deterioro ambiental que causaría su abandono, es un oficio que proporciona negocio a bastantes empresas.
Así que tenemos una versión integrada del cuento del rey Midas con el del asno que cagaba presuntamente monedas de oro. Pero si esta parte de la visión sobre la mierda se ha convertido en leit motiv para los que, sin hablar de costes, se han imaginado que hay algún valor misterioso en la basura, se impone una actualización moderna, y muy generalizada, del problema que es el síndrome banana.
Porque, es cierto que todos queremos tener nuestro entorno limpio y aseado, e incluso podemos estar dispuestos a pagar algo porque nos quiten de la vista lo que nos estorba. Pero, que nos lo lleven lejos.
Y, como todos acabamos pensando lo mismo, quienes recogen los residuos tienen que confrontarse, como cualquiera que pretenda iniciar una actividad que resulte sospechosa de causar el mínimo perjuicio a cualquiera de los sentidos, con los vigilantes de que se cumpla el acróstico banana: "Building Absolutely Nothing Anywhere Near Anything". (1)
El 18 de abril de 2012 se celebró en el IIE una sesión divulgativa sobre La recuperación energética de los residuos sólidos urbanos (RSU), por iniciativa de la Comisión de Energia del IIE (presidida por Yolanda Moratilla, catedrática de la UPC).
Los ponentes presentaron tres caras de la cuestión: la incineración (por Alfonso Maíllo, de Urbaser), la eliminación por plasma (Guillermo Moreno, de Materiales Renovados) y la oxidación catalítica (Víctor de Avila, de Waste to Energy).
La simple enumeración de las técnicas expuestas ya indica su diferente difusión práctica, al menos en España. En este primer Comentario, además, de justificar el título elegido para tratar el tema, ofreceré algunos datos generales, tomando como base la disertación de Maíllo, que actuó como impecable maestro del tema de la sesión.
En España hemos producido en 2010 entre 23/24 Mill. t de RSU (fuente: Eurostat), con una disminución respecto al máximo histórico de 26/27 Mill. t/año, como consecuencia de la crisis. De esta cantidad, de la que se detraen parte del papel, vidrios y metales, terminan en los 188 vertederos, 17,9 Mill de t (74%), y, adicionalmente, se eliminan en las 10 incineradoras existentes, 2,2 Mill. de t.
Una situación que Maíllo presentó como "un absoluto desastre"
(continuará)
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(1) Una parte de los acrósticos que utilizamos los hispano-parlantes está construído con base en expresiones inglesas. Esta significa, en el idioma en el que está escrito este comentario: "No construir absolutamente nada en ninguna parte cerca de algo".
Invito al lector a dedicar algo de tiempo a generar acrósticos en inglés con base en frases en español. Por ejemplo: Nope! Is sheet! ("NO PErmito Instalaciones Singulares Sin Haber Estudiado El Tema")
2 comentarios
Angel Arias -
Luis T. -
Desconozco si tratarás más adelante este tema, pero tambien hay otras personas que no están cumpliendo la Ley 22/2011, que en mi opinión, hacen un buen servicio al medio ambiente: recogiendo residuos (únicamente los que tienen un valor econónico positivo) de la calle, pues son abandonado por sus productores, a veces de manera insensata: una bateria agotada de coche, pues la nueva se ha comprado, por ejemplo, en una gran superficie comercial.
Pero tambien es necesario indicar que hay personas que están cogiendo estos residuos de los contenedores habilitados al efecto, por quien corresponda, y se ganan sus dineritos, en clara competencia ilegal, con otros intervientes en la cadena del reciclado de residuos: por lo general, no pagan impuestos, no están dados de alta en la Seguridad Social, no son controlados por las Autoridades compententes en materia de medio ambiente,....
Creo que esto se debería tener en cuenta, para que esta "actividad recicladora" ilegal, desde mi punto de vista, no entre en competencia con las empresas debidamente establecidas.
Saludos.