Blogia
Al Socaire de El blog de Angel Arias

Dos verdades incompatibles sobre el Once-Eme

En España, el Once-Eme (Once de Marzo) trae a la memoria reciente dos sucesos imponentes, trágicos: los atentados múltiples de 2004, perpetrados contra viajeros en trenes hacia Madrid, y que causaron casi 200 muertos, y el descomunal terromoto-tsunami que llevó por delante 20.000 vidas en Japón en 2011.

Ambos tuvieron secuelas muy importantes, y en órdenes completamente diferentes que siguen siendo motivo de análisis y discusión para muchos, y especialmente en España. Hay quienes consideran que el ataque terrorista en Madrid es una "caso abierto", pues su autoría por el islamismo fanático no está plenamente demostrada y hay quienes defienden la energía nuclear como una víctima inocente más del desastre de Fukushima.

Son dos acontecimientos desgraciados muy distintos, pero en la valoración de los elementos colaterales se han desarrollado teorías más o menos elaboradas que, en esencia, no hacen sino poner de manifiesto que en todo suceso que se analiza desde la perspectiva de las ideologías, siempre aparecerán grupos de opinión que se empecinarán en introducir sus propias intenciones para cualificar lo que podrían parecer hechos objetivos.

A los que pretendemos -y claro que no siempre es posible- resistirnos a que nos conduzcan al terreno en donde otros se sienten más cómodos, porque queremos resistir en la posición de lo que está por encima de actitudes temperamentales, nos causa dolor (ya no sorpresa) que haya, en España, dos actos de homenaje distintos a las víctimas del Once-Eme, empañadas por ideologías confrontadas.

No sé si podrían haberse evitado los atentados de Atocha y del Pozo del Tío Raimundo si España no hubiera participado en la guerra del Golfo. No sé si se debieron haber previsto tsunamis de más de 9 metros en la costa japonesa. No se sí algún descerebrado de ETA estaba también detrás de los atentados. No me parece que el accidente de Fukushima sea la demostración palpable de que la tecnología sea extremadamente peligrosa...

No me parece que la victoria del PSOE en las elecciones que tuvieron lugar inmediatamente después del Once de Marzo de 2004 sea debida al desconcierto informativo y a la atribución inicial del accidente de Madrid por parte del gobierno del PP a los terroristas etarras. No me parece que el gobierno japonés y los propietarios de las centrales hayan tardado excesivamente en dar la voz de alarma nuclear ni que, por tanto, pusieran con ello en peligro muchas vidas,

Sí tengo la opinión de que, además de la lamentable pérdida en vidas humanas, -salvada la dimensión relativa y el ámbito local-, ambas desgracias poseen un elemento común: la imposibilidad de alcanzar la seguridad absoluta ante la eventualidad de los riesgos, sean naturales o provocados, porque siempre habrá un resquicio para que los fanáticos asesinos o las fuerzas naturales descomunales provoquen una catástrofe.

Por eso, lo que me parece increíble de estos Once Eme, eliminado el fragor de los gritos y llantos iniciales por los muertos y heridos, una vez convertidas las víctimas en los héroes forzados de ese martirologio colectivo con el que pretendemos hacer página pasada de las desgracias existenciales, es que haya grupos que nos quieran obligar a profundizar en los daños colaterales que les causaron esos accidentes en sus intereses particulares y, por tanto, nos quieran poner una y otra vez sobre la mesa de discusión, sus estériles puntos de vista, perjudicando lo que más necesitamos alcanzar.  

Y en el Once Eme de Madrid lo que necesitamos es alcanzar la unidad entre los españoles en lo que merece la pena, profundizar en el avance hacia la democracia real y solidaria. Y en el Once Eme de Japón, lo que nos sería conveniente es respetar el magnífico comportamiento del pueblo japonés, ejemplo de esa virtud que nos queda tan lejos, y que ellos han definido, para asombro del mundo, como gambarimasu.

0 comentarios