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Al Socaire de El blog de Angel Arias

La Sociedad Honorífica Internacional Alpha Sigma Mu

Acabo de recibir un tarjetón del Colegio de Ingenieros de Minas del Noroeste en el que esta institución colegial y la Sociedad Honorífica Internacional Alpha Sigma Mu se complacen en invitarme al Acto Académico de nombramiento como miembros de honor de dicha Sociedad a los "Ingenieros Superiores de minas, graduados y postgraduados de las últimas promociones, que han sido nominados por su excelencia académica y su destacado desempeño profesional en el campo de la Ciencia e Ingeniería de los Materiales".

El acto tendrá lugar el 21 de diciembre a las 19 horas, en la sede del Colegio de Minas y en él, también se hará entrega del Título que la Sociedad ha otorgado a la Delegación Española, y se hará efectiva la concesión del Diploma de Miembro Distinguido de la Sociedad a Carlos Conde Sánchez, en razón de su trayectoria como "Profesor en la Escuela de Ingenieros de Minas de Oviedo".

Es la primera vez que oigo hablar de esta Sociedad, por lo que utilicé el fácil recurso de buscar en internet. Pongo las palabras en español, y... nada. Cuando elimino las comillas, aparece en pantalla, en primer lugar de una lista exigüa, la Sociedad Honorífica de Enfermería Sigma Theta Tau. Una entidad norteamericana surgida en 1923 que defiende el prestigio de la enfermería, representada dignamente -supongo- en los egresados de determinada Escuela profesional.

Buscando entre las escasas referencias googelianas, y a uña de caballo, pues mi paciencia se va extinguiendo al advertir que todo lo honorífico del buscador en español gira en torno a la enfermería norteamericana, deduzco que en Estados Unidos, desde los años 20 del pasado siglo, han venido surgiendo sociedades honoríficas que, por razones aún ignotas para mí, combinan en sus denominaciones tres letras del alfabeto griego y que tienen por objeto agrupar, con criterios de excelencia (lo que siempre me pareció un misterioso recurso no exento de dominada arbitrariedad), a personas humanas (1) que han seguido o estén siguiendo estudios en alguna Universidad, Colegio o Escuela secundaria concreta, y que, supongo, pagarán las cuotas de sostenimiento y se habrán comprado los avíos para lucirlos en las reuniones anuales.

De tanto en cuanto, estas sociedades con vocación de seleccionar élites, premian a personas que entienden se han distinguido en la rama del comportamiento humano que les da razón de ser, presentan sus Memorias y, los miembros que pueden permitírselo se visten con mantos, cordajes, prendedores y gorros, para pronunciar discursos que no pasarán, en general, a la Historia, y hacerse las fotos de rigor.

Por fortuna, al introducir en el buscador las palabras en inglés, obtengo los datos concretos de la Honorific International Society Alpha Sigma MU.  Respiro. Ahora sé de qué se trata.

En esta referencia, el lector podrá informarse de lo que se pretende desde este hijo hispano que se llamará Spain Alpha Chapter, lo que implica pertenecer a la Sociedad Alpha Sigma Mu y, en especial, lo que supone ser Miembro de Honor, destacado en el desempeño de la Ciencia y la Ingeniería de los Materiales.

Los miembros españoles tienen que ser, eso ya lo entiendo, Ingenieros o estudiantes Superiores de Minas, título que, en mi supina ignorancia, creía ya extinguido (si es que alguna vez existió; el mío, ya antiguo y supongo que perfectamente válido, reza simplemente "Ingeniero de Minas. Especialidad de Siderurgia y Metalurgia"). Se trata de recuperar, pues, en lo posible, esencias del Ave Fénix. Bienvenido, Mr. Marshall, al mundo de la penuria científica española

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(1) Lo de "personas humanas" no es un error dimanante de mi debilidad neuronal ni una redundancia biogramatical. Es la fórmula que encuentro adecuada para distinguir, precisiones jurídicas aparte, entre las personas a secas -tipología de los que no somos conscientes más que de nuestras limitaciones- , las personas humanas que, siendo, por lo general, inconscientes de éstas, no han sido distinguidas aún con el toque de la excelencia del que son potencialmente merecedoras, y las personas humanas quasidivinas, que, siendo conscientes de ser excelentes, son reconocidas oficialmente en este categoría por otras de ese honorífico tenor, integrándose así entre los lares, manes y penates invocables por esta aldea.

 

 

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