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Al Socaire de El blog de Angel Arias

ADM

ADM son siglas que no dirán mucho para quienes no estén al tanto de esa tecnología. No, no tiene que ver con la genética o con la evolución, sino con la pérdida irreparable de la vida. ADM es el acrónimo para Armas de Destrucción Masiva.

Las ADM tienen interés especial para dos tipos de colectivos, muy diferentes, desde luego: a) la práctica totalidad de los Estados, tanto con fines de prevención o defensa como de posible ataque y b) ciertos grupos de fanáticos interesados en generar actos o amenazas terroristas.

El Instituto de Estudios Estratégicos del Ministerio de Defensa ha dedicado el número 153 de sus Cuadernos de Estrategia a desarrollar este tema: "Proliferación de ADM y de tecnología avanzada".

Confieso que, una vez que llegó a mis manos, lo he leído con avidez, porque la exposición que realizan los autores es didáctica y no rehúye ejemplos que pueden poner los pelos de punta a los impresionables.

Pero también me asaltó la sensación, nacida de mi ignorancia de tantas peculiaridades como presenta el tema, de que el tratamiento resultaba demasiado explícito. Hay que suponer, obviamente, que, como se decía del bikini, oculta lo fundamental y que los especialistas saben lo que hacen cuando tratan públicamente asuntos que a los legos nos parecen muy delicados en relación con la seguridad.

Así, en el Capítulo Segundo, Guillermo Velarde Penacho, analiza la "Proliferación de armas nucleares. Irán y Corea del Norte", después de una Introducción en la que se nos ilustra acerca de que el TNP (Nuclear Non-Proliferation Traety), de 1968, ha sido incumplido, no solo por los cinco Estados que entonces disponían de eta tecnología -EEUU, Unión Soviética, Reino Unido, Francia y China- (Nuclear Weapon States), sino por varios Estados que se comprometieron a no fabricarlas, entre los que se encuentra Corea del Norte.

No me produce satisfacción que los NWS hayan desarrollado bombas nucleares mucho más eficaces y complejas (la fisión de uranio 235 o del plutonio 239/241 proporciona energía para la fusión el deuterio-tritio, emitiéndose neutrones de muy alta energía que provocan la fisión del uranio 238).

Pero mucho menos saber que en Oriente Medio y Norte de Africa han proliferado las armas nucleares, intención enmascarada o no con la de instalación de centrales nucleares para producir energía eléctrica o desalar agua de mar y contando con el apoyo de los países más avanzados, conseguida no necesariamente por subterfugios, chantajes polísticos, robos de material o soborno a científicos. Basta citar a algunos de estos países -India, Pakistán, Argelia, Libia, Siria, Egipto, Irak, Irán- y vincularlos con las noticias diarias que nos acercan a la inestabilidad social, el fanatismo religioso o el descontrol general en el que, en mayor o menor medida, están inmersos.

La cuestión de las armas bioquímicas, su proliferación y posibilidades de empleo incontrolado merece, por sí misma, una mención especial, que me propongo realizar en un próximo Comentario. 

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