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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Entre mierdas y bananas (2)

(Este Comentario es continuación de otro, con el mismo título, ya publicado en este blog. Aunque el objetivo principal es hacer la reseña de la Jornada del IIE del 18 de abril, incluyo apreciaciones personales que me hacen único responsable del mismo)

La fracción de RSU en el total de residuos producidos en España es de solo un 10%, por lo que el problema de la recogida y tratamiento de todo lo que el generador del residuo no valora debe involucrar a muchos agentes y no es, ni mucho menos, una cuestión solo de los urbanitas.

No viene nunca de más recordar que los Residuos Urbanos o municipales, según los trata de definir la Ley básica al respecto (10/98), son "los generados en los domicilios particulares, comercios, oficinas y servicios, así como todos aquellos que no tengan la calificación de peligrosos y que por su naturaleza o composición puedan asimilarse a los producidos en los anteriores lugares o actividades."

"Tendrán" -prosigue la Ley- "también la consideración de residuos urbanos los siguientes: Residuos procedentes de la limpieza de vías públicas, zonas verdes, áreas recreativas y playas. Animales domésticos muertos, así como muebles, enseres y vehículos abandonados.Residuos y escombros procedentes de obras menores de construcción y reparación domiciliaria"

Este intento de "definición administrativa" no encaja plenamente, como podría suponerse, con la realidad de la "basura de las ciudades" y, por ello, tampoco tiene su reflejo en lo que se hace o debería hacer con ella, de acuerdo con sus características, para lo que basta convertirse en observador crítico de lo que sucede en la propia localidad y en el entorno donde uno mismo vive. 

Junto a los contenedores colocados por el municipio con la intención de favorecer la separación de residuos de papel y vidrio -sí, claro, también en los lugares más insospechados-, aparecen regularmente ordenadores abandonados, bolsas con los más variados restos... Si se toma la molestia de mirar lo que se ha introducido en ellos, se verá que no todo es de la misma naturaleza, como si un terrorista ecológico se hubiera entretenido en hacer desmerecer el trabajo de los demás.

No digo esto para que el lector se lleve las manos a la cabeza. Aunque no parezca tener mucho que ver con lo que aquí trato, mejor será que no se arriesgue a lanzar la primera piedra contra los infractores si se le pide que asegure no haber tirado jamás aceites usados y otros líquidos no menos dañinos (para una depuradora de aguas residuales urbanas) por el desagüe de su cocina.

Ha proliferado una pléyade de pepenadores de la basura y hurgadores en contenedores, más o menos organizados y especializados en según qué productos -que circulan a toda velocidad en horas previas a la recogida oficial o por los lugares en donde hay contenedores fijos, con sus camionetas abiertas, organizados en equipos humanos sin protección alguna-, causando destrozos sobre lo que estaba dispuesto, mezclándolo sin mayor consideración o dejándolo vandálicamente desordenado.

Todo esto complica aún más el cumplimiento de lo dispuesto en el R.D. 1481/2001, que reproduce "a la española" la Directiva 1999/31/CE, modificado parcialmente por el R.D. 1304/2009) y que fija los porcentajes máximos de materia orgánica que podrían ser destinados a vertederos, según determinados horizontes temporales.

Maíllo resaltó, en su conferencia, que no se han cumplido y no se van a poder cumplir. Se ha superado el 75% de la fracción orgánica previsto para julio de 2006 (equivalente a 8,7 Mill t/año), y el 50% para julio de 2009 (5,8 Mill t/año), y se infringirá ampliamente el tope del 35% (4 Mill t/año) fijado para 2016. Estamos, en realidad, aún entre el 70 y el 80% real de materia orgánica enviada a vertederos.

La crisis complicará aún más una situación en la que cada Comunidad Autónoma, en una equivocada delegación de competencias en este campo, ha asumido la responsabilidad del tratamiento de sus residuos, que ha conducido a un número exagerado de vertederos, la mayor parte, colmatados. Porque aunque los principios de autosuficiencia y proximidad son claves para reducir costes y concretar quién ha de asumir la responsabilidad de la valoración o eliminación de los residuos, "deben ser matizados por el principio de economía de economía de escala".

La posición de Maíllo es, como corresponde, desde luego, a un "asesor de Urbaser", pero con su experiencia de uno de los que más conocen sobre eliminación de residos en España, contraria a los vertederos e impulsora de la incineración.

"Los procesos de combustión eliminan la mayor parte de la fracción sólida, se recuperan metales y escorias y solo queda un mínimo porcentaje de cenizas volantes, del orden del 3 al 4% del peso inicial".

La combustión en las incineradoras es un proceso Rankine típico que usa como combustible la fracción rechazo del residuo. Pero, aunque en el mundo hay más de 40.000 plantas de incineración, en España solo tenemos 10 en las que se procesa solo un 10% de los RSU, por una oposición que, siguiendo a Maíllo "nadie sabe concretar en qué se basa", puesto que carece de fundamento técnico. 

"Las incineradoras son obligadas a instalarse a 15 o 20 km de las poblaciones y aunque se podría superar el 75% de la energía térmica- con la limitación de temperatura que impida la formación de compuestos dañinos por la presencia de azufre y cloro, y en cantidades variables, ya que los residuos urbanos varían en composición-, en el cambio a energía eléctrica, se pierde el 20% de la energía producida"

(continuará) 

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