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Al Socaire de El blog de Angel Arias

De la Gioconda de Leonardo a la copia de Rubalcaba

De la Gioconda de Leonardo a la copia de Rubalcaba

Tengo para mí que fue el propio Leonardo da Vinci quien pintó las dos Giocondas, y lo hizo al mismo tiempo, atando al extremo de un artilugio los pinceles con las mezclas de color que iba preparando y dejando solo para el final de cada sesión que alguno de sus discípulos le diera algunos retoques a la copia antes de entregarle al Giocondo los dos "retratos iguales" de su amante que le había encargado al artista.

Utilizó Leonardo el pantógrafo, del que era, si no su inventor, su perfeccionista. Y es por eso por lo que el original y su copia tienen los mismos defectos, es decir lo que los que quieren aparecer como cultos en interpretar las obras de arte llaman, sean o no italianos, "pentimenti" (arrepentimientos, por tanto).

Pero también tienen las dos obras, ahora que se las va a poder contemplar juntas, gracias a que algún cuidador del Museo del Prado de vez en cuando se da una vuelta por los sótanos atiborados de ese cementerio de genialidades, un tufillo encantador a creación genial.

El "original" es perfecto, sobre todo mientras estaba cubierto por la pátina del tiempo, con ese amarillo ocre que a poniendo la edad sobre las cosas.

Y la "copia", con los colores originales recuperados, no está nada mal, particularmente si pensamos en que su autor fue un genio y el lienzo ha resistido el paso de tanto tiempo y, por tanto, su contemplación nos devuelve aromas de hace siglos, permitiéndonos, además, poniendo ambas juntas, analizar lo que va de una a otra. Que haya debate, pues, que es lo que importa. 

El 4 de febrero de 2011, Alfredo Pérez Rubalcaba obtuvo el cargo de secretario general del PSOE, ganando por 22 votos de los compromisarios de la militancia socialista a su mucho más joven oponente, Carmen (antes Carma) Chacón. Ha prometido cambios en el partido, usando para ello el fondo de armario de su experiencia y realizar oposición seria y consistente frente al actual partido en el Gobierno, el camaleónico PP, hasta ahora verso libre de sí mismo.

Lo que más me gustó del discurso de Pérez Rubalcaba -de los resúmenes que pude ver en los telediarios- fue algo así como que no va a llorar, ni emocionarse, porque va a ser un líder fuerte: un machote, vamos. La referencia indirecta a las lágrimas que derramó para el lacrimario socialista la entonces candidata frustrada a presidente/a de Gobierno eran tan evidentes que no pude menos de sonreir para mis adentros.

No van a vencer tan fácilmente, estos jovenzuelos que quieren ocupar las plazas principales, desplazando las canas, las calvas y las barbas -o los retoques de bisturí-, esgrimiento simplemente que son socios del Real Madrid desde que sus papás los apuntaron el día de su nacimiento al club y alardeando de que aportan frescura al juego sucio o dando patadas por debajo de la mesa con el argumento de que son la envidia de muchos hinchas sobrevenidos, procedentes incluso del Barça, (y algunos ocupando en los últimos años puestos clave en la dirección del negocio).

Porque resulta que Rubalcaba se encontró una copia que es casi idéntica al original, allá en los sótanos de Ferraz, por lo que los neo-surrealistas tienen que esperar, al menos, hasta que se certifique su autenticidad del hallazgo. Tal vez no pasen dos años, pero es tiempo suficiente para estar entretenidos, mientras el PP, aprovechando que lo han dejado solo, campa a sus anchas como el chico del martillo. (1)

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(1) Esta es una referencia a otro cuento de Andersen, que mis lectores y los del genial autor conocen bien.

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