Blogia
Al Socaire de El blog de Angel Arias

Permisividad o dejación

Permisividad o dejación

Deben quedar pocos carteles explicativos en los que varias manos -no una, varias- malhechoras no hayan superpuesto grafismos estúpidos, adherido pegatinas de anuncios improcedentes y arrancado trozos de las placas originales, hasta hacer el conjunto inútil, ininteligible, horrible.

No estoy animando a que un ejército de imbéciles se anime a destruir con sus sprays de colorines y los productos de su ínfima inteligencia, los últimos letreros que aún sirvan para orientar al viajero y documentar, aunque sea mínimamente, a los amantes de contemplar la naturaleza pudiendo ponerle, al menos, nombre exacto a lo que están viendo.

No. Me gustaría animar, por el contrario, a que quien vea a una mano asesina estropear un letrero que debiera servir para anunciar una dirección, precisar el nombre de un pueblo, comentar los endemismos de una región o explicar lo que puede hacerse en un recinto, recrimine de inmediato al portador del desorden, denuncie después ante la autoridad a quien así destruya, desprecie hasta su arrepentimiento completo, al que tal se malcomporta.

Quisiera también estar seguro de que los encargados de mantener el orden (o recuperarlo, ay, donde lo hayamos perdido) no miren hacia otro lado cuando un mozalbete -aunque seguro que no son todos mozalbetes- se ampara en la nocturnidad lúgubre de la impunidad y la permisividad sórdida de los demás para estropear para siempre una información, dejando ciegos a los que eran sus destinatarios, condenados, por aquella mala saña, a navegar entre intuiciones, falsas informaciones o el desconocimiento absoluto.

¿Sería posible que la sociedad educada, formada por educadores sin sueldo pero con ganas, no cejaran un ápice, en enseñar a esa creciente masa de perturbadores que no estimamos en lo más mínimo los productos de su cortedad intelectual, que censuramos con decisión sus salidas de tono, que les castigaremos, y no solamente con desprecios, a ellos, o a sus padres y a sus cómplices, si descubrimos, y pueden estar seguros de que acabaremos haciéndolo, su identidad?

Cuando veo un cartel como el que ilustra este comentario, con decenas de intervenciones malignas sobre él, me convenzo de que algo se está quemando en esta sociedad. Algo que es de todos. Y que sus pirómanos obtienen su placer, simplemente, advirtiendo nuestro desconcierto.

---

Nota.- La fotografía está tomada el 1 de noviembre de 2012 en el Parque Rodríguez de la Fuente, en Madrid. Pero podría haber sido obtenida en casi cualquier otro lugar en donde impere el descuido, la mala uva, el desprecio hacia lo que es de todos, caído en el holocausto del nomeimportalomásmínimo.

2 comentarios

Angel Arias -

La falta de respeto a la propiedad ajena tiene, en efecto, Luis, múltiples expresiones, y algunas de ellas no tienen sanción, por la dificultad de identificar a los autores o por dejación de los garantes oficiales. Hay un daño directo, que es el que produce la eliminación de las pintadas y desperfectos. Pero hay daños indirectos -o menos aparentes- que pueden ser muy superiores. Por ejemplo, la desorientación que producen a viajeros y usuarios de los servicios el enmascaramiento o adulteración de las señales informativas, qe dejan de cumplir su función. Y en el caso de los establecimientos comerciales, el daño de imagen, de pérdida de clientela, de desánimo por la destrucción de lo que se había dispuesto con devoción y buen gusto. Si no se reparan los desperfectos -cosa más común cada día- el daño queda, en puridad, irreparable. Si se reparan, a la postre, lo pagamos siempre los mismos: los ciudadanos cumplidores, serios, los que confiamos, de veras, en el estado de derecho, y lo sostenemos, aunque nos falle a veces.

Luis T. -

Hoy me he acordado, con motivo de la huelga general, de este artículo que pusiste hace unos días.

¿qué ocurre con las pintadas realizadas en todos los lugares por donde ha pasado algún "piquete" con un spray?.
en esto se incluyen escaparates, coches, autobuses, marquesinas, carteles informativos y cualquier lugar por insospechado que sea.

¿qué opinión tiene el propietario del escaparate que se lo han pintado? ¿quien le paga la limpieza del mismo?

En el caso de elementos de carácter público, ya sé quien va a pagar la limpieza, al igual que la limpieza del que indicas en tu artículo.

Saludos.