Prácticas de supervivencia colectiva
Una vez cada cuatro meses, aproximadamente, los organizadores del Foro de la Nueva Sociedad me invitan a un desayuno en el Hotel Ritz, de Madrid.
Es un concepto interesante: mientras un centenar de personas, repartidos en unas cuantas mesas, engulle discretamente el café y comparte algunos bocadillos, alguien hace el panegírico del ponente y, seguidamente, éste desarrolla -con una intención publicitaria, más o menos transparente- sus ideas sobre el mundo.
Finalmente, al filo de las diez de la mañana, y después de responder a las preguntas que selecciona con criterios de oportunidad el director de El Foro, la sesión se levanta (hay unas palabras del que copaga el desayuno) y unos cuantos hacen cola para felicitar al conferenciante, al tiempo que la mayoría se escabulle silenciosa.
No soy masoquista, sino curioso de los comportamientos de quienes me rodean en los puestos de responsabilidad, por eso solicito con frecuencia que me incorporen al espectáculo. Pero lo habitual es que reciba una amable indicación automatizada de que el cupo de asistencia está cubierto.
El 9 de octubre de 2012, la Secretaria general adjunta de la Organización de las Naciones Unidas y administradora asociada del Programa de la ONU para el Desarrollo (PNUD), Rebeca Grynspan, presentó los éxitos del programa Objetivos de Desarrollo del Milenio -Informe 2012-y ofreció algunas perspectivas de lo que, desde su privilegiada atalaya, entiende que nos espera para el futuro.
Casi todo es positivo. La pobreza extrema -los que viven con menos de 1,25 dólares a día- disminuye. El número de personas sin acceso al agua potable se ha reducido a la mitad. Quienes viven en los "tugurios" (esa es la denominación para las infraviviendas que utiliza el Informe), tienen ahora más comodidades que en 1990. Las niñas tienen la misma posibilidad de acceso que los niños a la enseñanza primaria, se aceleran los avances en supervivencia infantil. Disminuyen las muertes por sida, tuberculosis y paludismo.
Quiero que me sigan invitando, cuando necesiten acudir a las segundas o terceras filas de interesados, los amigos de El Nuevo Lunes. En verdad, Rebeca Grynspan es una profesional de la política, culta, experimentada, que habla muy bien y tiene respuestas para todo, como lo demostró en el coloquio.
Rebeca ni ni los organizadores del acto tienen la culpa de mi pensamiento avieso. Pero la complacencia del Informe que nos entregaban a la salida a los que salimos primero, me recordó aquello de Vicente Aleixandre, que ya cité otras veces: "La serpiente se asoma por el ojo divino y encuentra que el mundo está bien hecho".
En este caso, en Nueva York, y en 2012, la divinidad ha tomado la forma de las Naciones Unidas.
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