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Al Socaire de El blog de Angel Arias

El Club de la Tragedia: Consejos para

No importa cuál sea la especialidad o la trayectoria vital del entrevistado, hay un momento en el que el cuestionario planteará la interrogante inevitable: ¿Qué consejo daría Vd. para...?

Pienso que lo más sensato sería contestar: En realidad, no tengo ni idea. Mi experiencia es muy limitada y, en gran parte, el resultado es debido a que tuve mucha suerte; otros con parecidas e incluso superiores cualidades a las mías, se han quedado con sus ilusiones en el camino.

Por el contrario, no me consta que nadie haya rehusado dar su opinión acerca de lo que deben hacer los jóvenes para triunfar en literatura, los empresarios para tener éxito en los negocios, los parados para encontrar empleo, las mujeres para estar más bellas o más fuertes, los hombres para estar más fuertes o más bellos, etc.

Cuando en cualquier medio de difusión me encuentro con la cara satisfecha de alguien dispuesto a dar consejos, me pregunto -fuera del guión- cuál sería la respuesta del mismo entrevistado si se viera, por circunstancias de la vida, envuelto en una situación crítica.

Muy pocos pueden jactarse de haber superado, sin graves heridas en el alma, esa prueba de fuego: encontrarse totalmente arruinado y demandado en los tribunales de justicia -injustamente, preciso- por levantamiento de bienes; verse mutilado o enfermo con pocas posibilidades de sobrevivir; haber perdido a la persona más querida en un accidente o haber causado uno que provocó varias víctimas, ...

Solamente me interesan los consejos que permitirían evitar las situaciones dramáticas, atajándolas a tiempo. Las medidas que hubieran permitido no llegar a una situación en la que la mitad de los jóvenes se encuentran en paro; o hubieran conseguido una estructura económica diversificada y dinámica para aguantar cualquier crisis, sistémica o... polisémica; o hubieran controlado el crecimiento exponencial de la corrupción, la evasión de capitales o la economía sumergida; etc.

Todos esos expertos de aula y gomina que, a posteriori, nos indican que no hay que perder nunca la esperanza, que hay que presentar lo mejor de uno mismo, que hay que reconvertirse, que se debe apoyar la investigación, que tenemos que reducir los consumos superfluos, que tenemos que apretarnos el cinturón, etc., me hacen pensar que, en efecto, tenemos un problema estructural en nuestra sociedad: no aprendemos; aprehendemos.

 

2 comentarios

Angel Arias -

Gracias, Guillermo, por tu ánimo. Los de detrás de la barrera que enjuician la faena son, en efecto, muchas veces, falsos expertos que nunca han estado en el coso, o corneados inválidos que aconsejan a los jóvenes repetir los mismos pases por los que a ellos les ha cogido el toro, esperando que esta vez se supere el lance, para así poder decir: "Ya lo decía yo, que tenía que funcionar".

Guillermo Díaz Bermejo -

Como siempre...das en el clavo, Angel.
Los toros se ven muy bien desde la barrera y desde esa cómoda posición es muy fácil dar consejos al torero que está delante del mihura.