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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Ingenieria para Abogados y Economistas. Medio ambiente (2)

La preocupación seria por el ambiente es relativamente reciente, como se sabe, y está relacionado básicamente con la conciencia de su deterioro irreversible en los países más desarrollados, en donde se encuentran los focos con más altos niveles de contaminación y en donde se ha procedido, sobre todo a partir del siglo XVIII y aceleradamente en el siglo XX hasta la década de los 80, a una tremenda pérdida de calidad ambiental. 

Sin pretender abrir una discusión sobre las razones de la evolución de la sensibilidad ambiental en estas páginas, y aunque se debe conceder un valor propio al conocimiento que los pueblos primitivos tenían de la naturaleza, que les proporcionaba los recursos para su subsistencia, me inclino a creer que, al aumentar las necesidades, la mayor protección hacia los recursos naturales no provino tanto del respeto que merecía el ambiente ni de la cooperación tribal.

Si han llegado hasta nuestros días, en aceptable estado de conservación algunas zonas con importante biodiversidad, no ha dependido -especialmente en los países desarrollados- de las actuaciones colectivas de conservación, sino del mantenimiento acotado -esto es, sustraído al disfrute general- de grandes extensiones de terreno, que han sido transmitidas, generación tras generación, por los descendientes de reyes y caciques, guerreros con éxito, conquistadores, y directos allegados. (1)

En cuanto a los bienes poseídos en mancomún (básicamente, montes), la caída de los precios pecuarios ha propiciado, para muchos, el abandono de  su explotación, su descarada apropiación por particulares, o su destrucción malintencionada. También ha de dejarse anotado que el Ejército, reservándose para sí zonas para instrucción y campo de tiro, ha logrado un efecto parecido al de los grandes terratenientes con sus propiedades, al decaer la importancia de los métodos de preparación militar, ataque y uso de armamento convencionales, lo que dió por resultado el descuido o no utilización de los terrenos que tenían asignados.

Sirvan estas pinceladas para llamar la atención de que el consumo del ambiente ha sido consustancial al desarrollo humano y que las técnicas para que su uso redundara en beneficio social de la colectividad (provocando simultáneamente, desmesurados enriquecimientos individuales) han aumentado de forma creciente -seguramente, con ritmo exponencial- en la etapa industrial.

Y así siguen, mientras queden recursos por explotar en países menos desarrollados y su explotación genere beneficios a los detentadores de capital y tecnología, que siempre habrán de tener una compensación social imprescindible en la creación de empleo y actividad local, lo que mitigará o eliminará las resistencias.

La aparición de las infotecnologías en este complejo escenario ha introducido una importante variación sobre el entorno en el que se mueven los seres humanos, incorporando a él nuevas formas de contaminación, mucho más sutiles que el NOx, el CO2 o las partículas en suspensión, y potencialmente más dañinas, pues afectan a la conformación del pensamiento individual.

Vivimos en un entorno cada vez más artificial y exigente y para muchos, especialmente para los jóvenes, el entorno no es la naturaleza, sino un universo tecnológico al que se sienten vinculados y, a menudo, de forma obsesiva. (2)

(continuará)

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(1) Entiéndase bien la frase, en especial por quienes tratan de buscar los tres (o los cinco) pies al gato: los latifundistas contaban/cuentan con un equipo de empleados y subordinados que les hacían el trabajo principal, reservándose ellos la parte del disfrute.

(2) Me hubiera gustado poder decir que la idea es genuinamente mía, pero no lo es. Si el lector quiere saber más sobre esta cuestión, le aconsejo la lectura del libro de Fernando Sáez Vacas, "Cultura y tecnología en el Nuevo Entorno Tecnosocial" (Fundación Vodafone España, 2011), especialmente, de su último capítulo.

 

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