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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Cultura

Mi Diccionario Desvergonzado. Primera Edición

Incluyo aquí un extracto de Mi Diccionario Desvergonzado (copyright @angelarias) . Agrupa 35 Comentarios publicados entre junio y julio de 2013 en Alsocaire, el blog personal de Angel Arias.

Que lo disfruten.

Mi Diccionario desvergonzado.

En realidad, el título no es muy original, pues The Unabashed Dictionary era la forma en la que PlayBoy recogía esporádicamente entre nalgas y pectorales, algunas deficiones picantuelas; pero como hace décadas que no compro revistas del corazón, ignoro si sigue publicándolo y, desde luego, no me consta que exista un Diccionario en español con ese nombre.

Durante varios meses de 2013, he ido ofreciendo, de forma anárquica, sin orden alfabético ni concierto con editorial alguna, mis interpretaciones de lo que debieran significar algunos vocablos de uso más o menos corriente, a raiz del empleo real que se viene dando por el pueblo llano a los objetos físicos y metafísicos a que se refieren. Aquí los ofrezco ordenados y, en pocos casos, ligeramente matizados.

A

abogado: Profesional del derecho que defiende los intereses ajenos en los Tribunales de justicia, exponiendo fundamentadamente las razones de sus clientes y las suyas propias ante jueces y colegas (estos últimos, argumentando con idéntico ardor desde la posición contraria a la suya) y que está acostumbrado, en la medida en que acumula experiencia práctica, a ejercer, sin pretenderlo, la justicia gratuita y a someterse disciplinadamente a los dilatados plazos que necesitan sus Señorías para analizar los argumentos presentados. Como medida de supervivencia, viene también obligado a explicar posteriormente a sus representados y a sí mismo, por su propia estima, como productos del azar y, en no escasa proporción, de la ignorancia y desinterés ajenos, los eventuales resultados negativos, que encontrará sistemáticamente contrarios a la lógica y producto de la desestimación injusta de la ordenada e irrebatible presentación de los argumentos alegados por él, con el objetivo comprensible de animar a sus clientes a que le abonen las minutas, por constituir esos ingresos su único medio de malvivir. Ver también: minuta, juez, Justicia, justicia gratuita, azar, litigio.

Alcorque: Dícese de aquellos lugares previstos en las aceras para arrojar cigarrillos, latas y recoger excrementos de cánidos; excepcionalmente, pueden utilizarse para marcar el territorio en donde un árbol citadino se encuentra en avanzado estado de abandono, o es ya cadáver. Véase: excremento, citadino, estado de abandono.

Ambiente: 1. Lugar en el que, si es bueno, hay perspectivas de ligar. 2. Medio contaminado en el que se desarrolla la etapa final de la evolución del ser humano, cuyo deterioro irreversible no se ha podido dilucidar si tiene origen antrópico o solo es producto de la mala suerte de haber nacido rodeado de insensatos.

animal de bellota: 1. Persona humana que es juzgada incapaz de hacer nada a derechas, en juicio emitido por los que, típicamente, jamás harán nada por intentarlo. 2. Cualquiera de los individuos de la especie porcina que, convertido en jamones, ha sido alimentado alguna vez en su corta vida con frutos de la encina, y cuyo valor gustativo dependerá de forma prácticamente exclusiva de la pericia con la que un especialista manejando un cuchillo llamado jamonero sea capaz de realizar con su carne lonchas transparentes. 3. Se aplica a los jefes, de cualquier estamento o condición, para expresar ante los compañeros de trabajo y supuestos amigos, que, en nuestra fundada opinión, carecen de la capacidad necesaria para serlo.

apartamento: 1. Tradicional recurso para ligar entre desconocidos. 2. Piso pequeño, que ha variado su función como picadero a residencia fija del hijo estudiante universitario. 3. Saloncito con cuarto de baño y cocina americana en el que se amontona la familia entera con el deseo imposible de pasar unos días de verano relajados, si bien les sirve para conocerse algo mejor.

Arbol: 1. Perteneciente a ciertas especies vegetales (siendo los más conocidas, el plágano, el magnolio y el ciruelo japonés) que, en las ciudades, se planta en los alcorques y en los jardines de las Comunidades de vecinos con la pretensión de ocultar el bosque de edificios de cemento que le rodea, y que puede llegar a ser muy molesto cuando crece. 2. Producto industrial que se utiliza para hacer conglomerado, como materia prima en una papelera o como combustible, recibiendo en este último caso el nombre técnico de biomasa. Véase: biomasa.

archivo: 1. Lugar donde se amontonan papeles y documentos, en previsión de que algún día se tendrá tiempo para ordenarlos. 2. Colección de objetos variados muy del gusto de investigadores, becarios y doctorandos

artista: 1.Joven que ha seguido algunos cursos en una Escuela de Artes y Oficios y que se cree poseído de una fuerza destructivo llamada imaginación, opinión que nadie comparte (salvo, eventualmente, su pareja), y que, si tiene la mala suerte de morir joven por sobredosis, es posible que encuentre un marchante que haga dinero presentándolo como artista consagrado. 2. Genio, frecuentemente anónimo, cuyo nombre debiera conocer todo el mundo, cuyas obras se encuentran en los museos identificadas como llevan el nombre de quienes las fueron coleccionando con fines de evasión fiscal. 3. Persona que canta y baila en las celebraciones. Véase también: obra de arte, genio, evasión fiscal.

 

B

Banquero. 1. Tipo que hace bancos y piezas de asiento. 2. Perteneciente a una categoría de seres privilegiados que se dedican a captar el dinero de los demás, sirviéndose de diversas añagazas -en particular, empleando términos técnicos ininteligibles-, para prestárselo con rendimiento a quienes lo necesiten o les hayan convencido de necesitarlo. Un atractivo adicional de su actividad consiste en que pueden conceder préstamos sin garantías a sus amigos o para desarrollar sus propios negocios no bancarios, sabiendo que, en caso de que salgan mal, podrán contar con el respaldo de las Administraciones Públicas para recuperarlo, ya que su función está considerada de primera necesidad, pues la sociedad actual confunde predicar con el dar trigo. Véase: No es lo mismo predicar que dar trigo.

bañador: 1. Prenda de dimensiones exageradas con las que se trata de disimular el sobrepeso, cuando se acude a la piscina o a la playa. 2. Forma pleonástica de denominar al tanga por las mujeres, cuando van a la piscina o a la playa sin que las acompañen sus parrejas, particularmente si son novios o esposos.

barriga: 1. Excrecencia grasa que se forma en el cuerpo humano con la edad, de aspecto muy desagradable cuando se muestra al aire, y que resulta prácticamente imposible eliminar por medios naturales, por lo que algunos nostálgicos de su prehistoria recurren al bisturí, para gozo y beneficio de los cirujanos plásticos. 2. Abombamiento que aparece en una pared o ser humano, antes de su colapso. 3. Hinchazón pasajera del cuerpo de la mujer recién parida, al quedar libre el hueco que ocupaba en él la criatura que marcará el resto de su vida.

barro: 1. Material con el que, según la tradición judaica, Jahvé ocupaba sus ratos de ocio modelando figuritas, de la que el hombre sería su pieza más lograda, siendo la mujer una consecuencia derivada de su capacidad para modelar apetitosas piezas de carne a partir de una costilla. 2. Lugar en donde suelen encontrarse los que necesitan ayuda exterior para clarificar sus ideas. 3. Tierra resbaladiza que puede provocar caídas muy molestas a los que se dan un paseo por lugares pintorescos con zapatos de los llamados de suela.

batería: 1. Perteneciente a una banda musical que tiene buen oído, pero no sabe tocar ningún instrumento. 2. Elemento que sirve para la carga de alguno de los diferentes aparatos que conforman o conformaron nuestro nivel de vida, aunque no sabemos ya a cuál pertenecía, salvo que siga conectado a él, en cuyo caso es posible que sea la principal fuente de su mal funcionamiento. Véase: pila, recarga, litio.

belleza: 1. Carácter efímero que atribuyen los hombres a la mayoría de las mujeres, especialmente cuando son jóvenes. 2. Cualidad propia del cuerpo femenino que se va deteriorando rápidamente con el paso del tiempo, a pesar de ingentes gastos en cremas cosméticas infalibles y ocasionales operaciones quirúrgicas que, en caso de ser realizadas, abocan sus rostros a un alto parecido con el Joker de la película de Batman.

blog: Diario virtual con intenciones exhibicionistas con gran influencia en el estado de ánimo de su autor; en el caso de tratarse de una obra colectiva, encomiable objetivo de difusión de ideas que se juzgan interesantes, que languidece con el tiempo en la misma medida en que se comprueba que los únicos comentarios que se reciben a los post son insultos y spam.

Bolardo. Masa de hierro colado o fundición que se coloca por los Ayuntamientos en las aceras, camuflada de forma que los conductores estampen sus automóviles contra ella al intentar aparcar, y que ha merecido el elogio unánime de los talleres de chapa y la repulsa generalizada de todos los demás ciudadanos; se fabrica también una modalidad que tiene la altura justa para alcanzar los corvejones de los viandantes. Véase: alcorque, chapista, corvejones.

bolsa: 1. Artículo sofisticado ideado por la economía real para que los ahorradores incautos pongan en él su dinero confiando en que será vigilado por los especuladores. 2. Plástico de un solo uso, que se vende en los supermercados por unos céntimos, y en el que, además del anuncio del establecimiento, se recomienda reutilizarlo.

boxer: 1. Prenda masculina de marca que cubre las partes íntimas, y que los jovenzuelos procuran mostrar en la mayor proporción posible (la prenda), bajándose los pantalones, para evitar cualquier especulación sobre la posibilidad de que no la lleven. 2. Raza de perro de naturaleza inofensiva y aspecto muy feroz, muy parecido físicamente al que lo lleva atado con una correa muy resistente,  que tiene predilección especial por ensuciarse el hocico con la mierda de otros cánidos.

Bragas: 1. Prenda de desvestir a las personas del género femenino cuando se practica el acto sexual; en las representaciones modernas, las actrices jóvenes han de mostrarse dispuestas a aparecer sin ella, por necesidades del guión. 2. Pasamontañas calado que utilizan los policías para no ser reconocidos en las fotografías y filmaciones de manifestaciones y algaradas, particularmente si participan en ellas elementos que se dicen pertenecientes a un grupo de poder conocido como antisistema

burbuja: 1. Manera imaginaria, aunque equivocada, de llamar, entre otros, al globo inmobiliario, inflado a partes iguales por la avaricia de unos pocos y la ignorancia de la mayoría, y que al explotar, ha cubierto de mierda la economía. 2. Divertida formación esférica, que se produce a borbotones cuando hierve un recipiente con agua y que indica a los padres primerizos que es noche avanzada y les recuerda que su bebé tiene hambre.

C

caladero: 1. Lugar remoto, aunque cercano a países cuyos habitantes viven en la miseria, en donde barcos de pesca de países capitalistas, provistos de sofisticados elementos de detección, siguen esquilmando los pocos bancos de peces que aún subsisten. 2. Por analogía lamentable, discoteca en donde los anabolizados guardianes de la entrada han dejado pasar a niñas que no han alcanzado ni de lejos la mayoría de edad, pretendiendo que, como van tan pintadas, es imposible adivinar lo que buscan allí.

calvo: 1. Persona del sexo masculino que ha perdido la mayor parte del pelo de la cabeza por razones muy variadas, ha probado todos los crecepelos del mercado y está convencido de tener una alta producción de testosterona. 2. Portador de una peluca mal colocada. 3. Estado definitivo del cuero cabelludo de hombres y mujeres, independientemente de la fortaleza de su pelambrera, con tal de que haya transcurrido el tiempo suficiente.

Calzoncillo: Prenda masculina, parecida a las bragas, pero con abertura delantera, que evitaba que se mancharan los pantalones y con la que los hombres procuraban no mostrarse en público, por pudor; ha sido sustituída por los boxer, que, convertidos en artículo de exhibición, vienen provistos de apéndices que simulan un paquete. Usase también en plural (la palabra); la prenda no se suele compartir. Véase: bragas, boxer.

camarero: 1. Personaje de escasa movilidad que suele ocupar un espacio discreto en restaurantes y bares, mientras aparenta observar las mesas desde donde se procura en vano llamar su atención. 2. Categoría profesional del sector de la restauración que, a similitud del periodismo, puede ser desarrollada por cualquiera, haya o no seguido las enseñanzas pertinentes en centros de formación o cualificación, aunque, en este caso, se acostumbra a dejarle, en concepto de propina, los céntimos que redondean la cuenta o factura.

camino: 1. Final de una estrecha carretera comarcal, que conduce indefectiblemente a un prado cerrado con una cancela, al que se llega guiado por la intuición, y que obliga a pasar, por segunda vez y quizá marcha atrás, ante unos cuantos curiosos lugareños sentados en la antojana de sus casas. 2. Librito controvertido, que contiene recomendaciones acerca de cómo alcanzar conjuntamente el poder y la gloria, aunque solo resulta de utilidad a unos pocos elegidos. 3. Senda de tierra aún a la espera de unas próximas elecciones para ser asfaltada.

cantante: 1. Voz del que menos argumentos tiene en una reunión de trabajo, pero hace de jefe o director de la misma. 2. Persona, con vestimenta que hasta no hace mucho se consideraba indecente, que, debido a su escasa voz o encontrarse de resaca, arrima mucho la boca al micrófono mientras tararea algunas frases cortas, de forma que destaquen sobre el playback. 3. Individuo que, por saber tocar la guitarra, inicia una carrera artística que imagina prometedora, recitando gratis poemas en un café.

carta: 1. Trozo de cartón pintado que, junto a varios otros, sirve para organizar juegos que, por alguna razón desconocida, siempre concentran a mirones alrededor y que proporcionan a los que juegan excelentes ocasiones para ponerse a caldo por vicisitudes intrascentes, mientras todos ellos pierden el tiempo. 2. Forma antigua de comunicación, que en la actualidad solo utilizan las entidades financieras para aumentar sus ingresos, proporcionando informaciones inútiles y a destiempo y que también es usada por las administraciones públicas para enviar multas y requerimientos, a aquellos ciudadanos a los que tiene perfectamente localizados.

categoría: 1. División artificial de facultades y méritos, que solo puede comprenderse bien cuando se ha alcanzado justificadamente. 2. Calidad que, en su grado máximo, solo está reservada para consumo de los que la producen. 3. Cualquiera de las agrupaciones realizadas en un conjunto heterogéneo, con la finalidad de establecer un orden inicial que sirva para el análisis preliminar, y que se convierte, con sorprendente regularidad, en definitiva.

cliente: 1. Ejecutivo de una empresa o departamento de la Administración pública al que no queda más remedio que invitarle a comer y dorarle la píldora. 2. Persona física o jurídica a la que se ha facturado algo, en la esperanza de que pague algún día. 3. Nombre con el que las entidades bancarias, los supermercados y los establecimientos de comida se refieren a los que esperan turno para ser atendidos, y que también se utiliza para ahorrar costes de impresión en las cartas comerciales que se dirigen a quienes figuran en base de datos de la compañía.

coartada: 1. Excusa inventada sobre la marcha, que los sospechosos de una actividad delictiva emiten antes de consultar con su abogado. 2. Balbuceos o expresiones ininteligibles que se emiten ante la pareja actual cuando se retorna a casa muy tarde después de una cena de empresa que, como tal, no ha tenido lugar. 3. Justificación convicente mientras no se demuestre lo contrario.

cogida: 1. Mentira puesta al descubierto por alguien al que quien pretendía engañar no se atribuía capacidad de discernimiento. 2. Ocasión en la que un cornúpeta atrapa al que maneja un engaño, que tiene lugar, típicamente, en un coso en cuyo alrededor se reúnen amantes del espectáculo que, para muchos, se reduce justamente a ese momento, el único que entienden de veras.

Colonia: 1. Líquido sin valor alguno conteniendo sustancias volátiles, que deja un residuo que mancha la ropa o la decolora, y que, gracias a intensas y costosas campañas publicitarias se considera imprescindible regalar a alguien en fechas señaladas, cuando no se sabe qué otra cosa regalarle. 2. Conjunto de casas iguales, de construcción modesta y situación marginal en la población que servían como vivienda obrera, y que, con el paso del tiempo, han quedado en el centro de las ciudades, y, convenientemente protegidas por los Planes de Ordenación Urbana, han sido remodeladas por sus sucesivos dueños, para parecer todas distintas y, con notable persistencia, sirven como seguro rompedero de cabeza para personas de clase media-alta. Véase: POA.

Comité: Conjunto ineficiente de personas, típicamente de edad provecta, y que puede alcanzar dimensiones incomensurables, que se reunen periódicamente sin saber qué hacer, para no hacerlo, dejándolo todo registrado en un acta que archivan para la posteridad. Si los asistentes cobran dietas, se llama Consejo.

compañero: 1. Denominación que se otorga a aquel al que se odia cordialmente, sabiéndolo competidor por los mismos objetivos, aunque creyéndolo con menores méritos. 2. Persona con la que se han compartido o comparten trabajos y fatigas, y del que cabe preguntarse por qué no puso el callo con tanta intensidad como uno mismo. 3. Eufemismo muy utilizado por las mujeres para indicar a terceros que se acuesta con el así designado.

compromiso. 1. Acuerdo entre dos personas de llegar a regularizar legalmente su situación algún día, mientras se lo piensan. 2. Promesa firme de cumplir algo, que no se tiene la menor intención de llevar a cabo, a poco que las circunstancias cambien. 3. Situación en la que alguien se ve envuelto cuando se le pide cualquier cosa que se cree está en su mano, y de la que está tratando de zafarse, justificando con exceso de argumentos el que no lo está.

consejo: 1. Intento fallido de aplicación ajena de la experiencia propia, que nadie sigue por el superior atractivo de la improvisación. 2. Reunión de personas que cobran jugosas dietas para refrendar decisiones ya tomadas sobre temas de los que no tienen idea.

Contenedor. 1. Aparatoso recipiente de plástico inflamable que sirve para, convenientemente vaciado y volcado, organizar una pira en las manifestaciones de descontentos, que son identificados sistemáticamente como pertenecientes a los antisistema; algunos ciudadanos lo utilizan para depositar en él, según los colores de que se les dota, periódicos, vidrios y basura orgánica, en el marco de un procedimiento que se ha dado en llamar recogida selectiva, cuyo objetivo real se desconoce hasta la fecha. Véase: antisistema, recogida selectiva.

corrida: 1. Representación estética de la eterna lucha de la barbarie contra la razón, interpretada en este caso con los papeles cambiados. 2. Polución no contaminante. 3. En el campo económico-financiero, cada una de las satisfacciones que se permiten los especialistas, analizando variantes de evolución de un negocio que jamás llegarán a cumplirse.

coyuntura: 1. Situación desesperada para la mayoría, que, cuando se presenta, no tiene más solución que salirse de ella. 2. Dado el carácter dual del término, para unos pocos, oportunidad de salirse con los méritos y producto del trabajo de los demás. Véase: oportunidad, crisis, debacle.

criada: 1. En las novelas históricas, moza de pueblo que servía de iniciación sexual al señorito de la casa. 2. Denominación, caída en desuso, de la empleada de hogar, distinta de la esposa. 3. En diminutivo, plato de alta cocina preparado con los testículos de algunos animales (machos), que solo se aprecia verdaderamente mientras no se conozca su procedencia.

crisis: 1. Situación normal, de carácter estructural, de la economía de mercado, que es utilizada periódicamente por las Administraciones públicas para aumentar la presión sobre las clases medias y descuidar la atención de los más desfavorecidos por la fortuna. 2. Oportunidad para los que más tienen de aumentar su riqueza o el control que ejercen sobre las propiedades, bienes y rendimientos colectivos. Ver también: banquero, paro, trabajo.

cumpleaños: 1. Celebración, que se suele realizar cada varios años, en la que una persona se ve obligada a pagar las consumiciones de varios amigos, a cambio de que le deseen muchas felicidades e, incluso, pretendiendo que lo vuelva a celebrar muchas veces más, acto que el llamado homenajeado procurará fervientemente que en lo sucesivo pase totalmente desapercibido. 2. Aviso por un programa social de que un desconocido ha nacido en determinada fecha, lo que mueve indefectiblemente a bastante gente a enviarle un mensaje con contenidos emotivos, que es una lástima no provengan de la familia y amigos. 3. Fecha memorable hasta que se tienen treinta años, momento en el cual se prefiere que sea ignorada, especialmente por quienes son nuestros coetáneos.

cuadro: 1. Escena desoladora a la que convendría no mirar, para que no afectar la facultad natural de ignorar las desgracias ajenas. 2. Pieza de tela colgada en un museo, cuya reproducción, incluso con colores más vivos, se puede comprar por muy poco dinero en la Tienda del mismo. 3. En una casa particular, nombre que recibe cada una de las consecuencias enmarcadas de la común situación por la que uno de los propietarios, llegada la edad de jubilación, decide seguir la llamada de su vocación artística, hasta entonces, felizmente oculta, siguiendo clases de pintura en una academia abierta por un vecino.

culo: 1. Palabra que dicen los infantes, por creerla malsonante, cuando se enfadan con su abuela, porque no les deja seguir jugando en los columpios, ya que tienen que merendar. 2. Parte de la anatomía femenina (en general), sujeto de idolatría. 3. Zona inferior de un vaso, que suele desprenderse al sacarlo del fregaplatos. 4. Zona trasera de los animales superiores, separada en dos mitades, lo que facilita el movimiento de las extremidades y que, por albergar la salida al exterior del aparato digestivo, permite también otras funciones.

cultura: 1. Colección de naderías que sirve de excusa para señalar la identidad histórica de una población insolidaria. 2. Acervo conservado a través de los siglos por la Humanidad en mastodónticas enciclopedias que solo están al alcance de los eruditos pero que son interpretadas a diario por gentes muy cortas de inteligencia.

 

CH

chino: 1. Establecimiento abierto noche y día en el que los dependientes son, a pesar de su funcionamiento automático, ciudadanos orientales conectados a un aparato de traducción simultánea y en el que puede encontrarse cualquier producto extremadamente perecedero. 2. Japonés, miembro de un grupo de personas con oblicuidad en los músculos orbiculares de los ojos, que recorren las ciudades sacando fotografías de las piedras, detrás de un tipo que les habla en inglés llevando en alto un paraguas de color chillón y que, observado de cerca, luce alguna prenda de marca europea y que se enfadaría, por motivos históricos, si se le atribuyera tal origen. 3. Aplicando cálculo de probabibilidades, lugar ciudadano de la Tierra nacido en China; esta probabilidad aumenta de forma vertiginosa en tanto nos aproximamos al fin del mundo.

chuleta: 1. Trozo de carne sabroso que es imprescindible comer con mucho cuidado para no perder un diente. 2. Tipo que se cree interesante hasta que recibe una bofetada. 3. Papel escrito con letra diminuta con el que se confía en aumentar la probabilidad de aprobar un examen o mejorar el resultado en unas oposiciones.

D

deber: 1. Situación, en principio desagradable, por la que alguien adeuda dinero o favores a otra persona, y que se transforma en motivo de gozo cuando se apercibe de que el acreedor ha olvidado o perdonado la deuda. 2. Obligación de la que uno no puede zafarse, porque le están observando.

Derecho: 1. Lado de una persona o cosa que se encuentra al alcance de la mano izquierda del que lo contempla. 2. Invento de los seres humanos para recordar la necesidad de cumplir con los principios de la ética universal, y que se aprovecha sistemáticamente para introducir ideas muy variadas, con intereses particulares. Véase: religión verdadera.

Desnudo: 1. Fotografía retocada de una mujer joven, situada de frente o de espaldas al espectador, anunciando colonia o una crema para la piel. 2. Dibujo de un ser humano sin vestido alguno, en posición objetivamente ridícula, con la que los estudiantes de Bellas Artes justifican ante sus padres que no están perdiendo el tiempo cuando asisten a las clases de Figura Humana. 3. Situación del que no tiene ni puta idea en un examen. Véase: vello púbico, pelotas, publicidad, actriz

desorden: 1. Colocación natural de los papeles en un despacho. 2. En plural, calificación que realiza la autoridad de las manifestaciones de descontento por parte de la población, cuando ha dado instrucciones a la policía de disolverlas.

despacho: 1. Antiguamente, lugar de la casa en el que no podían entrar la esposa ni los niños, en donde había una mesa en uno de cuyos cajones “el señor” guardaba una pistola y revistas pornográficas, y que utilizaba para recibir a clientes y otras visitas. 2. En la actualidad, sitio en la esquina del salón-comedor en donde se encuentra una mesita de ruedas con un ordenador portátil y en donde uno de los miembros de la pareja realiza una actividad, poco o nada remunerada, llamada trabajo en casa. 3. Espacio muy amplio, en edificio oficial o sede empresarial, reformado recientemente por su nuevo titular, que dispone de mobiliario de oficina, sofá cama, dos puertas de entrada y salida, y aseo completo en un lateral, y que tiene varios usos, dependiendo de la hora del día y la persona o personas que lo ocupen transitoriamente. Véase: edificio oficial.

director: 1. En una orquesta, músico frustrado al que solo le han dado el arco de violín y se venga haciendo creer al público que los demás le hacen caso cuando lo mueve, sobre todo, si lo manipula frenéticamente. 2. Funcionario de alto nivel que se ocupa de contarle al político de turno las cuestiones pendientes desde que obtuvo su plaza, en la confianza de que se mantengan sin realizar. 3. Persona bien relacionada con la propiedad de una empresa, que tiene la opción de hacerse imprimir en huecograbado una tarjeta con su nombre y el de la actividad que teóricamente coordina, en términos la segunda, incomprensibles para quienes no conozcan interiormente la entidad e inútiles, normalmente, para quienes tengan esa información, que sabrán muy bien a qué atenerse

discusión: 1. Forma muy utilizada para convertir a una persona en enemigo acérrimo. 2. En algunos medios, debate o intercambio de pareceres en los que los intervinientes han hecho firme promesa de no escuchar los argumentos de los demás, interrumpiendo su discurso con descalificaciones continuas normalizadas.

documento: 1. Pieza de papel con muchas palabras y alguna firma, que se entrega como anexa a una demanda, acompañada de muchas otras, para convencer al juez de turno de que el asunto es extremadamente complejo. 2. En plural, conjunto de papeles de todo tipo y carácter, que se encuentran los deudos dentro de una carpeta de cartón con gomitas, al morir la persona que los había guardado hasta entonces, con el objetivo ahora, de imposible cumplimiento, de ponerse a ordenarlos cualquier día.

donante: 1. Benefactor que no espera recibir nada a cambio por lo que entrega. 2. Persona que recompensa con dinero opaco a quien le ha adjudicado un contrato público.

 

E

economista: 1. Meteorólogo que predice, con técnicas de adivinación que no consigue jamás explicar a los demás (incluídos los que se dedican al mismo oficio) las razones por las que las cosas no suceden jamás como han previsto, pero han sucedido exactamente como dijeron que habían predicho. 2. Dice de sí mismo quien alardea de poseer una carrera universitaria que le capacita para llevar la gestión de un grupo empresarial, hasta que entra en suspensión de pagos o quiebra técnica. 3. Persona que, poseyendo la carrera universitaria de Licenciado en Empresariales, Economía u otras ciencias afines, pasa la mayor parte de su tiempo de trabajo (cuando tiene éste) poniendo números en varias columnas de un programa Excell y haciendo informes que nadie leerá, porque no los entienden; en casos extremos, puede verse obligado a despedir a sus compañeros de trabajo, en la búsqueda de la rentabilidad, proceso que terminará con la pérdida del suyo propio. Véase: macroeconomía, microeconomía, ciencia infusa.

Economía sumergida: Parte de la economía real que contribuye de forma eficaz a crear una cantidad muy estimable de empleo y riqueza que se substrae al control de la Hacienda Pública, sin que, hasta el momento, se le haya encontrado sustituto equivalente, gozando de aprecio generalizado. Ver también: Economía real, Hacienda Pública, impuestos.

Ejército: 1. Institución tan antigua como la naturaleza humana, inventada para apropiarse de las propiedades ajenas utilizando excusas muy variadas, y que ha evolucionado, en los países autodenominados civilizados, para derrocar mandatarios en países con recursos naturales por explotar, empleando armamentos muy sofisticados, actuando después, de manera que se pretende idónea, como Escuela de formación profesional del Estado derrotado, preparando el ambiente, en general, para la guerra civil. 2. En algunos países, empresa deficitaria que genera masivamente empleo muy jerarquizado, con fines prácticos poco conocidos. Ver también: burbuja, Ministerio de Defensa, derrocamiento.

empresario: 1. Situación pasajera de quien actúa bajo la creencia equivocada de tener información relevante en un sector de la economía, antes de que la realidad le provoque pérdidas sustanciales en su patrimonio. 2. Forma genérica con la que la ignorancia denomina a todos aquellos que se cree están ganando dinero sin hacer nada por merecerlo.

energía: 1. Elemento incomensurable que se pierde a raudales en una discusión con cualquier imbécil, y que, por ley de vida, disminuye exponencialmente con la tercera edad. 2. Input del proceso productivo de la electricidad (entre otras aplicaciones técnicas), que resulta provenir de fábricas y artilugios que se desea mantener lo más alejadas posible de uno mismo, incluso aunque se trate de mecanismos que se pinten de color verde. 3. Materia prima imprescindible para mantener el actual nivel de vida, cuyo origen preferimos ignorar y cuyo precio nos parece siempre excesivo.

enseñanza: 1. Resultado negativo de una aventura de cualquier tipo que, por fortuna, se olvidará muy pronto. 2. Conjunto de métodos y materias que pretenden rivalizar, desde la Administración pública, con la formación de la calle, con resultados muy dispares. 3. Dedicación oficial de maestros y profesores, que les genera persistentes dolores de cabeza, a los que llaman, por cortesía, disimulo o ignorancia, satisfacciones.

entrevista: 1. Truco empleado por el Departamento de recursos humanos para entretener durante algunos minutos al candidato laboral ya descartado. 2. Diálogo entre un periodista impertinente y una persona a la defensiva, que suele terminar agradeciendo la oportunidad para lucirse o quedar en ridículo, respectivamente

Escote: Antiguamente, forma de pago en un bar o restaurante, hoy en desuso, habitual entre compañeros de clase o de oficina y despedidas de soltero y novios, en la que alguien se encargaba de dividir el importe de la factura entre el número de asistentes, recoger el dinero y abonar la diferencia respecto a lo recaudado, que podía ser positiva o negativa, según su experiencia anterior. En la actualidad, se emplea el término asociado a las palabras “de vértigo”, significando que el canalillo de la fotografiada ha sido retocado con técnicas de fotoshop. Véase: fotoshop, vértigo, factura, iva.

esquisto: 1. Roca metamórfica con textura escamosa, que tiene tendencia a encallarse en quienes se refieren a ella sin tener idea de lo que hablan, aunque sean Ministros de Industria. 2. Combinado con las palabras “gas de”, aunque con más frecuencia referido en español culto como shale gas, expectativa de muy difícil realización práctica de convertir España en aún más excedentaria en fuentes de energía no rentables, actualmente (2013, julio) en fase de protesta ecologística visceral.

estanco: 1.Negocio elemental que se otorgaba discrecionalmente durante el franquismo a algunas viudas de militares, para que pudieran sacar adelante a su familia, que ha causado muchas otras, de todas las profesiones, empobreciéndolas de paso, al disminuir sus ingresos. 2. Lugar en donde se expedían sellos, formularios para declaraciones de renta, cerillas y tabacos de todas clases, que en la actualidad está disponible para otros usos. 3. Dícese de un espacio que está herméticamente cerrado, del que se ha perdido la llave o la combinación para desbloquear la cerrdura.

eternidad: 1. Tiempo que transcurre entre una acción y su resultado, cuando lo creemos positivo para nosotros. 2. Ficción literaria para hacernos creer que todo lo que nos sucede tiene sentido. 3. Recorrido de la flecha del tiempo, desde el momento actual hasta que llegue a estrellarse contra la coraza del cosmos.

etiqueta: 1. Fórmula de distinción social utilizada en algunos actos que, vista desde fuera, resulta objetivamente ridícula. 2. Pegatina que se adhiere para identificación de un producto, que, en el caso de estar puesto a la venta, proporciona mucha información irrelevante que puede ocasionar que lo importante pase desapercibido. 3. Apelativo con el que se designa a alguien a quien se presume de conocer, para atribuirle una concreta cualidad o defecto, y que, normalmente, solo sirve para calificar de superficial al que lo emite o difunde.

experiencia: 1. Pretensión de conocimientos que los demás no suelen valorar. 2. Relación tediosa de los cargos y ocupaciones del ponente en una Conferencia antes de su jubilación. 3. Suceso desgraciado, que debería evitar, a quien lo ha sufrido, volver a pasar con él, lo que, debido a la fragilidad de la memoria humana, no suele tenerse en cuenta.

explicación: 1. Justificación ininteligible que se ofrece a la pareja cuando se ha pasado la noche fuera de casa. 2. Conjunto de frases normalizadas por las que se aclara al jefe de un departamento el informe que se le acaba de entregar, dando por seguros de que no las entiende. 3. Manera hábil de sacarse de encima a un curioso impertinente, al que no se tiene ningún respeto. Véase: pareja, informe, resumen ejecutivo.

 

F

factura: Papel en el que se recoge, de forma somera, y con fines identificativos, el producto, servicio o actividad que alguien, llamado proveedor, ha realizado para otro, llamado cliente; recibe diversos nombres, según el destino que quiera dársele: nota de entrega, factura sin iva o con iva (la primera, en realidad, solo es un recuerdo o souvenir del sitio), hoja de bloc y tique de caja.

familia.-1. Grupo de personas que pertenecen, en exclusiva, al tronco genealógico de uno de los miembros de la pareja felizmente casada. 2. Forma despectiva de referirse a los cuñados.

farmacia: 1. Tienda cuyo titular es un licenciado en farmacia en la que se venden mayoritariamente dodotis, preservativos, cremas solares y vaginales y en donde un mancebo hace recomendaciones sobre el fármaco adecuado para curar todo tipo de enfermedades. 2. Establecimiento situado próximo al domicilio, señalado con una cruz, que suele estar cerrado a las horas en que se precisa adquirir una medicina de manera urgente.

filosofía: 1. Técnica de relajación, al alcance de todo el mundo, por la que se relativiza cualquier problema, y que, convertida en obsesión, puede llevar a escribir un libro de características infumables, salvo, según propia confesión, para los profesores universitarios de esta disciplina, que pretenden que su conocimiento es fundamental para entender porqué no entendemos nada de lo que nos pasa; sus practicantes son llamados vulgarmente: filósofo (a secas), cachondo mental (grado) y loco de atar (master). 2. Carrera universitaria que da acceso, con suerte y adecuada recomendación, a un empleo de colocador de mercancías en un supermercado. Véase: cachondo mental, loco de atar y profesor universitario.

formulario: 1. Conjunto de preguntas íntimas a las que hemos respondido cientos de veces y cuyo fin es proporcionar a la Administración, a una entidad financiera o a una compañía de servicios públicos, información relevante para controlar a los integrantes de la clase media, imprescindibles para el sostenimiento del sistema. 2. Cuestionario normalizado, en varios idiomas, para cuya cumplimentación es costumbre consultar al vecino de al lado, que en lugar de contestar “no tengo ni puta idea”, respondará explicaciones según le venga en gana, por lo que seremos posteriormente puestos a caldo por un funcionario que actúa protegido por una ventanilla. Véase: funcionario, administración pública, ciudadano.

funcionario: 1. Persona, con aspecto inequívocamente humano pero con tendencia a expresar pensamientos divinos, que ha tomado en una edad temprana, la decisión de presentarse -si no dispone de enchufe- cuantas veces fuera necesario a una prueba de concurrencia tanto más multitudinaria cuanto más avanzaba el paro, llamada oposición, y que si no es víctima de alguna enfermedad mental, acabará garantizándole un puesto de trabajo para el resto de su vida, llamado, no se sabe porqué, plaza; son características intrínsecas a la plaza: convicción de que la oposición ha sido muy difícil; tendencia a engordar y a la depresión; propensión a manifestarse o, al menos, a apoyar manifestaciones con su firma; vacaciones en la costa. 2. Trabajador que funciona, con o sin oposición, independientemente de que esté empleado o no en una Administración pública. Véase: oposición, enchufe, enfermedad mental.

funeral: 1. Ceremonia de carácter religioso, a la que se acude a decir “lo siento” o “te acompaño en el sentimiento” a un grupo de desconocidos, con el objetivo de que no te eche en falta alguno de los que están en tu misma situación y que, para la mayoría de los asistentes es el único momento en que pisan una iglesia. 2. Fiesta en la que no se ha encontrado a la persona o personas que se esperaba ver, por lo que resulta muy aburrida.

 

G

gafas: 1. Adminículo con simetría axial -a salvo, quizá, de una patilla pegada con esparadrapo- usado por la tercera edad, que se compra preferentemente en los llamados comercios chinos o hipermercados de baratijas y que se lleva colgado del cuello, como forma de saber donde se ha puesto desde la última vez que se usó (lo que no siempre se consigue), y que serviría perfectamente para enterarse del importe de la factura que se ha pagado con un billete de cuantía muy superior, si no se tuviera vergüenza de reconocer que se es ya présbita avanzado. 2. Colección de aparatos con diferentes graduaciones y colores de montura que se guarda en un cajón, ya sin uso alguno, especialmente después de haberse operado con éxito de la miopía.

Género. 1. Producto puesto a la venta por un comerciante; hasta mediados del siglo XX, trozo de tela que se escogía en la propia sastrería, o se llevaba al sastre, para hacerse un traje; de ahí la expresión: “En esta discoteca hay buen género”. 2. Usase, entre pedantes y politicuelos, como sinónimo del sexo, aplicable solo a personas; por ejemplo: “Lolita es del género masculino”, aunque no sería correcto decir: ·Creo que Fulanito es bigeneral” Véase: sexo, compañeros y compañeras.

Gobernanza: Maniobra de ocultación utilizada por las más variadas instituciones para tratar de convencer a ciudadanos, clientes e incautos en general, que lo están haciendo muy bien, haciendo lo que les conviene. No confundir con gobernanta, que era la señora que tenía las llaves de las residencias de señoritas y les apagaba la luz por las noches, para que pudieran hablar de sus cosas sin que se les viera el rostro enrojecido por el pudor. Véase: ciudadano, institución, incauto.

gratis: 1. Reclamo publicitario por el que se atrae incautos dispuestos a pagar mucho más por todo lo demás. 2. Forma de aprovecharse por parte del que administra algo de la falta de control que se ejerce sobre lo que él hace.

gurú: 1. Individuo al que muchos sectarios atribuyen cualidades sobrenaturales, lo que le obliga a estar en atención permanente para que su ignorancia pase desapercibida. 2. Vocablo extranjero muy versátil, que inicialmente no significaba nada y actualmente significa lo que a cada uno le apetezca.

 

H

hamburguesa: 1. Pieza redonda formada por restos de carne de todo tipo que ha hecho famosa la manera de engordar norteamericana, convertida en enfermedad crónica mundial. 2. Señora que ha confesado haber nacido en Hamburgo y de la que no se recuerda su nombre de pila.

homenaje: 1. Ruptura ocasional del régimen de adelgazamiento. 2. Reunión de personas para comer o cenar, para celebrar que no volverán a ver a la persona que tendrá que decir al final unas palabras de agradecimiento por una tarjeta con comentarios estúpidos de casi todos ellos.

homosexual: 1. Hombre que tiene un gusto especial para combinar colores y que funciona muy bien como empleado de una cadena de ropa prefabricada. 2. Dice de sí mismo quien tiende por naturaleza a preferir el descubrimiento de capacidades ocultas en las personas de su mismo sexo a otras alternativas. 3. Término, tenido por respetuoso, con el que algunos heterosexuales atribuyen específicas preferencias en la cama a desconocidos, y que les sirve habitualmente como barrera mental para desinterarse por ellos como personas. Véase Orgullo gay, bisexual, maricón.

 

I

ilusión: 1. Alimento espiritual y, por tanto, gratuito, que quienes desean obtener beneficio de un resultado ofrecen a los que tienen las capacidad o la necesidad. 2. Espejismo que nos hace ver oasis en el gran desierto del desamparo. 3. Capacidad que tienen algunos superdotados para intuir expectativas donde la mayoría solo encontrarán dificultades.

indumentaria: 1. Forma estrafalaria de cubrir la desnudez humana, utilizada con el objetivo de integrar anónimamente a los individuos en grupos, haciéndoles portadores de varias prendas idénticas, denominadas, conjuntamente, uniforme, y que cuentan como elemento central, un gorro o capirote para poder distinguir la posición de la cabeza. 2. Término de uso familiar, muy poco usado en la actualidad, ya que su empleo se limita prácticamente a la frase: “¿Dónde vas con esa indumentaria?”, dirigida por las esposas a sus maridos cuando no les gusta la corbata que acaban de coger del armario; no confundir con ropa ni trapito.

infraestructura: 1. Conjunto de equipamientos, formado fundamentalmente carreteras, aeropuertos y vías férreas, que, si se pudiera levantar, dejaría al descubierto, además de la naturaleza primitiva del terreno donde se asientan, algunas sabandijas que, aunque no participaron en su construcción, se beneficiaron de ella. 2. Plasmación sobre el terreno de las líneas de colores que figuran en un mapa o plano y que se consideraban imprescindibles para el bienestar y desarrollo humanos, amenazando con cubrir de hormigón armado todo el espacio existente, hasta que se acabó lo que se daba.

Ingeniero. Término que se asociaba a alto prestigio profesional, por lo que se adulteró con el uso, siendo en este momento un título sin valor práctico. Subsisten algunas asociaciones, colegios y cofradías, que pretenden distinguir nostálgicamente entre ingenieros superiores, ingenieros de grado medio y diplomados en formación profesional, pero quienes pertenecen a las dos últimas categorías defienden que pueden hacer lo mismo que los de la primera, argumentando, en esencia, que cuanto más años se hayan dedicado al estudio, menos conocimientos se tendrán acercade cómo cambiar la rueda a un coche. Véase Escuela Técnica Superior, Universidad, master, grado, formación profesional, peón caminero.

Inglés: 1. El idioma peor hablado por la Humanidad, utilizado por millones de personas que no lo tienen como lengua materna, como intento de comunicarse, lo que ha propiciado múltiples malentendidos, negocios para empresas de idiomas, algunos accidentes de aviación y ciertos chascarrillos muy divertidos, protagonizados por representantes de Gobiernos no anglófonos, entrevistados para la BBC. 2. Persona que vive en una isla del Océano Atlántico, de hábitos formales y educación exquisita, salvo cuando va al fútbol o viaja al extranjero, y cuya cabeza pública más visible lleva un sombrero estrafalario.

inseminación artificial: Acto sexual realizado con una probeta que, a diferencia de la mayoría de los llevados a cabo exclusivamente entre seres humanos, tiene por objetivo la procreación.

instalar: 1. Decisión, tomada sin análisis, necesaria para poder disfrutar de un programa informático del que, con suerte, solo sabremos utilizar una décima parte y que, en caso de haber sido bajado de internet, podrá significar entablar relación con el experto que se encargue posteriormente de reformatear el disco duro del ordenador. 2. Acción por la que dos desconocidos provistos de mono y caja de herramientas -uno de ellos, con aspecto de jubilado y el otro, con el de estar en libertad condicional-, abandonan a su suerte el aparato electrodoméstico que se ha adquirido hace unos días, horas antes de que se produzca la inundación de la cocina o el cuarto de baño, o un cortocircuito deje la casa sin corriente eléctrica.

inteligencia: 1. Cualidad que se atribuye con largueza a los miembros de la propia familia y se niega a casi todos los de las demás, en especial, si ocupan puestos en el Gobierno o en la administración de las empresas. 2. Grupo secreto que se dedica a investigar, de manera tal desordenada como inútil, los movimientos de otros grupos como el suyo, por lo general, de un país extranjero amigo.

interés: 1. Manifestación falsa de afecto por alguien. 2. Antiguamente, rendimiento del capital propio que se depositaba en las entidades financieras, para que lo prestasen con rendimientos muy superiores; en la actualidad, solo se cumple la segunda parte.

Intimidad: 1. Situación ideal de la persona, que alcanza su plena manifestación únicamente en el cuarto de baño. 2. Principio abstracto que salvaguarda detalles enojosos de la persona, y que, sorprendentemente, se descuida sistemáticamente en las comunicaciones puestas a disposición de desconocidos en las representaciones de la eterna comedia de las relaciones, que se conocen actualmente como redes sociales. Véase: wáter.

J

jubilado: 1. Persona a la que, por haber llegado a una edad concreta, se le creerá con el derecho a disfrutar de la penosa situación de verse marginado por la sociedad, a cambio de una renta vitalicia que, si no dispone de otra, le garantizará un final en penuria. 2. Circunstancia tenida por vergonzosa que se tratará de disimular inventando actividades con denominaciones ingeniosas que los interlocutores que tienen aún la suerte de tener trabajo detectarán inmediatamente como falsas, aunque, por no profundizar en la desgracia ajena, acogerán con fingido interés, riéndose por lo bajinis.

Jurado: 1. Conjunto de personas reunidas para cenar, que acaban de conceder un Premio a una obra literaria que no han leído o a una aberración pictórica realizada por un familiar de uno de ellos, y que ha sido defendido por éste como obra maestra. 2. Fórmula legal de exonerar de culpabilidad a un delincuente por un grupo de legos en derecho; también es conocida la facilidad con la que el procedimiento incurre en vicios de derecho, sirviendo para anular la resolución adoptada. Véase: obra maestra, lego en derecho, delincuente.

justificación: 1. Papel cuadriculado, con la firma del padre o de la madre correctamente falsificada por el propio alumno, que se entregaba al maestro el día después de hacer novillos, y en donde se expresaba que “mi hijo se encontraba indispuesto”. 2. Explicación acerca de las razones por las que la economía no se recuperará, que el Gobierno considera suficiente y la oposición, una solemne tontería.

L

lameculos: 1. Oficio desagradable que se empeñan en realizar gentes de toda condición profesional, pero idéntica desviación mental, que les lleva a aplaudir cuanto hacen sus superiores, sin preocuparse por la calidad de lo que eyectan. 2. Aparato con forma de lengueta con el que, en las aberraciones denominadas como coprofilia, se trata de aprovechar cualquier resto, por pequeño que sea, de materia orgánica.

leche: 1. Cualidad que, calificada de mala, se atribuye a todo el que defiende sus intereses frente a los que quieren avasallarle. 2. Golpe inesperado recibido por uno mismo o por otras personas, en el cuerpo o en el automóvil, y que causa hilaridad cuando lo sufren los demás.

ley: 1. Disposición publicada en un Boletín Oficial, aprobada por el órgano competente para ello después de un período de discusión más o menos largo, que admite tantas interpretaciones posibles como abogados se consulte y tantas decisiones probables como jueces tengan ocasión de pronunciarse sobre su significado, hasta que un órgano supremo pone orden en el galimatías, estableciendo, por mayoría simple de sus miembros, la doctrina que será de obligado cumplimiento en lo sucesivo, período que puede durar varios lustros. 2. Colección de párrafos en lenguaje rimbombante, ordenados en artículos nominadas, en su caso, según subfijos solo utilizados en el lenguaje jurídico, complementada con una colección de Disposiciones transitorias o adicionales tan extensa como sea innecesario, que son precedidos de una Exposición de Motivos que no tiene por qué responder a otro criterio que ser reflejo de las inquietudes literarias del legislador. 3. Porcentaje que determina la proporción de material económicamente valioso en una piedra que se ha encontrado en el campo y se lleva a analizar a un Laboratorio homologado, y cuyo resultado, sistemáticamente, resulta decepcionante. 4. En la selva de las relaciones humanas, principio aberrante que defiende o tolera que los insolidarios se fortalezcan pisoteando los derechos de los pacíficos.

Libro: Adorno de forma prismática, con cubiertas algo más duras que el interior, formado por hojas de papel, que se coloca en las estanterías de los muebles de exposición en ciertos comercios; como curiosidad, las hojas son blancas salvo en Ikea, que están impresas en un dialecto parecido al euskera, llamado sueco.

LL

llaves: 1. Placas de metal que se guardan en una cartera apropiada, o que se agrupan en manojos, y que llevan los varones en el bolsillo trasero del pantalón, por lo que se suelen caer al suelo -junto al iphon- cuando se bajan esta prenda por cualquier necesidad; como curiosidad sociológica, los hijos retienen las que les entregaron sus padres, al emanciparse de la casa paterna, pero raras veces llegarán a confiarles a éstos las de sus propias viviendas, salvo si no tienen a nadie que les riegue las plantas cuando se van de vacaciones. 2. Elementos de hierro de pequeño tamaño y muy variadas formas que se encuentran dispersos por la vivenda en múltiples cajones y que no se sabe para qué sirven, y no siquiera para qué han servido. 3. Instrumento ingenioso ideado como medida de seguridad, que, cuando se pierde provoca dolores de cabeza, angustia y profundo malestar, hasta que se llama al cerrajero, que nos demuestra que lo que pretendíamos proteger con aquel está al alcance de cualquiera que disponga de un trozo de plástico flexible.

M

machismo: doctrina filosófica aberrante, que cuenta con muchos adeptos entre la población masculina, que pretende que los hombres tienen mayor capacidad intelectual que las mujeres, y que a pesar de la abrumadora acumulación de pruebas en contra de su valor y eficacia prácticas, se mantiene como norma de acción patente o soterrada en las sociedades humanas.

mancebo: 1. Joven avispado, provisto de bata blanca para no ensuciar el único traje que posee, que se hace pasar por el farmacéutico. 2. Mozo sin otro oficio conocido que cortejar a las mujeres mayores que él, ofreciéndole servicio completo de compañía.

mancha: 1. Nombre que recibe una tremenda grieta natural, situada entre el continente europeo y una isla atiborrada con los británicos que no emigraron a Estados Unidos. 2. Descubrimiento molesto en la corbata o en el traje, realizado por una persona a la que tenemos poca simpatía. 3. Deterioro permanente en los manteles y sábanas de hilo heredados de nuestros antepasados más inmediatos, que ha resistido estoicamente todas las pruebas

matrimonio: 1. Inútil pretensión de diversas instituciones de regularizar las relaciones sexuales entre los seres humanos, otorgándoles carta de legal naturaleza. 2. Pareja de homosexuales, rara vez de ambos sexos, que considera una victoria legal haber conseguido llevar su compromiso de compartir una cama durante algún tiempo a un archivo heterogéneo llamado Registro Civil. 3. Etapa en las relaciones de una pareja que se considera previa al divorcio, aunque también suele desembocar, con el paso del tiempo, en mutismo y agresiones verbales recíprocas. Véase: género.

médico: 1. Universitario/a con numerosos años de estudio, y experiencia acreditada como máximo responsable de las atenciones a urgencias hospitalarias en muy variadas especialidades, méritos refrendados por diplomas que lucirá colgados en las paredes de un despacho con camilla (no mesa-camilla) en su consultorio privado; este acervo (formado por estudios, información, praxis e ingenio), le permitirá decidir si la persona que tiene desnuda ante sí, a la que un auxiliar llamará por su nombre de pila y él/ella designará como paciente, debe tomar un par de decenas de pastillas o someterse a una intervención quirúrgica, como impecable solución curativa al síntoma que el sufriente habrá presentado simplemente como “me duele aquí” y al que, en un proceso llamado diagnóstico, en el que utilizará su ojo clínico, dará nombre latino o cualquier otro ininteligible, que pondrá, para mayor imprecisión, por escrito, con caligrafía indescifrable. (Véase Nota del Editor) 2. Profesional con alto reconocimiento que ha estudiado la carrera de Medicina en el extranjero, país de su nacimiento donde no encontró trabajo, habiéndose visto obligado a emigrar; de ser español, puede darse el caso de su retorno a los orígenes, casi al final de su vida activa, para dirigir, por unos pocos meses antes de presentar su dimisión irrevocable, un centro de investigación que llevará posiblemente el nombre de Cajal, Marañón o Servet y que, inaugurado con bombo y platillos, no dispondrá de presupuesto para pagar las nóminas ni reponer el material fungible. 3. En plural, juego ancestral practicado por niños y niñas, en el que las niñas hacían de pacientes y eran desnudadas para exploración, hasta que llegaba un adulto y obligaba a los intervinientes a leer un cuento, jugar al parchís o realizar cualquier otra actividad aburrida.

(Nota del Editor: Versión reducida de la acepción, solicitada al autor:  Médico: 1.Universitario/a con experiencia en utilizar su ojo clínico, lo que le facilitará, solo o en compañía de otros, transformar la expresión “me duele aquí” de sus pacientes en varios nombres ininteligibles, agrupables bajo el nombre genérico de enfermedad, para cuya curación decidirá, después de múltiples pruebas a las que él jamás se sometería, entre atiborrarlo a pastillas o enviarlo a un quirófano.)

Memoria: 1. Conjunto de hojas con fotos de colorines que lleva un número que corresponde al año anterior al que se escribíó, y que se utiliza por la gerencia de una entidad para explicar las razones por las que no se cumplieron los objetivos previstos pero se está seguro de cumplirlos, con creces, en el siguiente. 2. Cualidad que siempre se tenía de joven, pero que se pierde felozmente a partir de los cuarenta años, y que se trata de ejercitar resolviendo sumas de números y con reglas nemotécnicas, que no sirven para solucionar los objetivos centrales de la vejez: recordar donde se han puesto las llaves o las gafas y no confundir el nombre de los nietos. Véase también: responsabilidad social cooperativa, consejo de administración.

mierda: 1. Trabajo realizado por un competidor. 2. Excremento canino que acaba de pisarse, 3. Interjección, de disgusto o dolor, pronunciada cuando se quiere aparentar educación refinada.

Milagro: 1. Hecho sobrenatural que puede ser explicado de manera muy sencilla, cuando se tienen todos los datos. 2. Dícese de un suceso con escasa probabilidad de ocurrencia, como que toque la Lotería, encontrar un político que actúe guiado exclusivamente por el bien público, o un pedante que tenga razón. Véase: Virgen, político.

muela: 1. Concesión extraordinaria que la naturaleza ha puesto en la boca de los humanos para que los odontólogos, cirujanos de maxilar, ortodoncistas y técnicos dentales se enriquecieran con la desgracia ajena. 2. Cada una de las piezas dentales que se va perdiendo a lo largo de la vejez, y que serán sustituídas, ya avanzado el proceso de deterioro, por una prótesis que servirá para dotar a sus portadores de una inconfundible sonrisa o mueca de insatisfacción.

muerte: 1. Puerta sin retorno por la que los seres vivos culminan el pasaje por la existencia; aunque se han desarrollado elucubraciones que pretenden que para los seres humanos, entendidos como formas privilegiadas, supondría el tránsito hacia una vida mejor, se carece de testimonios fehacientes que rebatan la evidencia de que, al cabo de cien años, todos estaremos calvos y sin la mínima capacidad  para observar tal decadencia en un espejo. 2. Estado en el que, de forma indirecta, aplicándoselo a sí mismos, dicen encontrarse quienes, llegados a su casa y hacerse cargo de la situación, preferirían darse un baño caliente o tomarse una cerveza repantigados en el sofá, antes que aceptar la propuesta de visitar a los suegros.

 

N

Negocio   Actividad irregular, por la que una persona o grupo de personas compran o fabrican algo a un precio muy inferior al que consiguen situarlo en el mercado, basándose en la ignorancia de su coste por los que lo compran, a los que llaman clientes. 2. Forma estupenda de hacerse rico, si se descubriera cómo conseguirlo sin despertar envidias o atropellar intereses ajenos. 3. Lo que se cree tener entre manos, antes de perder el dinero que se expuso para denominarlo así. 4. Para los romanos de la época en la que Italia consiguió implantar su ideal de Unión Europea, período entre vacaciones.

nostalgia: 1. Actitud mental por la que alguien no puede desprenderse de la sensación equivocada de que lo que se deja atrás es igual o peor de lo que se tiene delante. 2. Dolor de cabeza que no permite disfrutar de lo que se tiene.

nulo: 1. Persona a quien no se le reconoce el mérito de haber tratado de hacer lo posible por complacer al desagradecido que emite un juicio tan desconsiderado. 2. Resultado impecable del propósito de meter una pelota entre varios palos, y que un tipo con vocación masoquista pretende que fue conseguido en fuera de juego, lo que será motivo de vivas conversaciones entre expertos en naderías, durante la siguiente semana.

 

O

ocupado: 1. Grito de aviso que se pronuncia, en una típica aplicación prosopopéyica, para indicar a la persona que ha abierto o intenta abrir la puerta del lugar llamado excusado, que se está dentro. 2. Expresión que se decía, en aquellos tiempos en que las comunicaciones que se realizaban cuando los teléfonos fijos tenían otra aplicación que para recibir llamadas comerciales o de encuestadores latinoamericanos, para insinuar que el destinatario de la llamada estaba realizando algún trabajo muy importante y que era interpretada, correctamente, como que estaba haciendo sus necesidades. 3. Dícese de aquellos que cuentan como población activa en las estadísticas.

operación: 1. Intervención quirúrgica que, si sale bien, nos vinculará eternamente con el cirujano que la ejecutó, y si sale mal, obtendrá complejas explicaciones. 2. Cada una de las compraventas bursátiles por las que, en conjunto, se acaba perdiendo mucho dinero. 3. Delicada decisión de la que solo puede decirse lo imprescidible para que el curioso no se entere de nada.

oportunidad: 1. Mercancía con algún defecto que, adquirida en las rebajas, disminuirá nuestra autoestima cuando descubramos aquél y nos convezcamos de que nos han tomado el pelo. 2. Situación que se nos aparece radiante cuando la hemos perdido.

oposición: 1. Estado aletargado de un partido político que ha perdido las elecciones. 2. Fórmula muy interesante de elegir la reproducción del sistema, convenciendo a la mayoría de los que superan unas pruebas arbitrariamente elegidas de que tienen merecido no volver a coger un libro en su vida.

Orgasmo. 1. Fenómeno paranormal que dicen algunas personas haber percibido mientras se imaginan estar con una persona diferente a aquella con la que están haciendo el amor. 2. Acto sexual realizado por el varón. Véase: hacer el amor.

P

paisaje: 1. Visión, posiblemente sobrenatural, que se desvanece a medida que nos acercamos, para desaparecer totalmente en el momento en que nos integramos en cualquiera de sus elementos. 2. Término con el que las personas venidas de la ciudad o de lugares extranjeros, suelen referirse al mar o a cualquier conjunto lejano de árboles y casas, contemplados con la luz del atardecer, mientras ingieren bebidas alcohólicas con alguien a quien desearían seducir.

pájaro: 1. Delincuente de guante blanco, que, al menos hasta época muy reciente, solía escapar de la cárcel e incluso del procesamiento. 2. Ave de pequeño tamaño, que se obstina en cantar mientras le da el sol encerrdo en una jaula de metal, confiando en que su captor deje un día abierta la puerta de su lugar de confinamiento, para escaparse. Véase: presunto.

Paro. Consecuencia natural de la economía de mercado, en un mundo globalizado en el que cada palo tiene que aguantar su vela, y no hay velas para todos porque algunos han organizado una verbena. Véase: mercado, mundo globalizado.

Partido Político: 1. Reunión de amigos íntimos, de difícil caracterización ideológica salvo que se encuentren en campaña cuatrienal, cuyo objetivo principal es dotar a sus componentes del mayor número posible de empleos públicos, empeño que, como característica residual, puede conducir, dada la opacidad de sus restantes intenciones, a generar el caldo de cultivo adecuado para que medren pájaros de las más diversas calañas, que se alimentan, como humanos cucos, de la ingenuidad y apatía de la mayoría silenciosa, que cree estar dando de comer a sus propios hijos. 2. Club social que, una vez cada cuatro o siete años -dependiendo del Reglamento- realiza una representación estupenda a la que han estado preparándose concienzudamente. 3. Forma, desgraciadamente dispendiosa, de dilapidar el caudal y expectativas de la democracia. 4. Formación a la búsqueda permanente de identidad, constituída con pretensiones intelectuales.Vocablos relacionados: Mayoría silenciosa, calaña, empleo público

pecado: 1. Alimento indigesto proporcionado por la mayor parte de las religiones al ente metafísico denominado conciencia, al que produce retortijones o remordimientos, y cuyos efectos son, en realidad, incurables. 2. Denominación equívoca, en la que se entremezclan materiales contrarios a la ética universal, con sustancias que provienden de aportaciones interesadas, e incluso, de indicaciones acerca de cómo conseguir momentos extremadamente placenteros. 3. Con manifiesta exageración, en ciertos círculos, forma inocente de designar cualquier situación agradable pasajera, como comerse un helado, faltar a clase o contemplar un paisaje divino por el ojo de una cerradura.

peligro. 1. Señal de advertencia junto a una instalación eléctrica abandonada hace años. 2. En caso de ser acompañada con las palabras, “Cuidado con el perro”, indicación inequívoca de que no seremos bien recibidos en una casa de recreo. 3. Estado permanente de riesgo de desmoronamiento de la economía. 4. Cualquier situación de la que se desconoce su final, en especial cuando el guía nos advierte de que está todo controlado.

pierna: 1. Extremidad de los animales superiores que, en el caso de la especie humana, se entiende, por derivación anatómica, como elemento de excitación sexual, por lo que las mujeres de muchas culturas suelen tenerlas depiladas para que sus pechos y trasero puedan ser acariciados. 2. Parte sabrosa de muchos animales, cocida o asada, que, cuando están vivos, les sirve para echar a correr de sus depredadores.

pipa: 1. Forma de pasárselo (el tiempo) por las adolecentes, cuando no están bajo la vigilancia de sus padres. 2. Receptáculo para el tabaco, que los presuntos intelectuales se cuelgan de la boca para disimular que no se les ocurre nada, y del que suelen tener una colección inmensa, que acabarán regalando a un sobrino, junto a varios paquetes de picadura cuando les diagnostiquen cáncer de labios, para seguir con la tradición. 3. Depósito en el que se mantiene la sidra o el vino para que se mezclen bien con otros sabores, lo que aumentará notablemente las características organolépticas que descubrirán gentes especializadas en poner fantasía al acto de beber.

pitillo: 1. Forma de un pantalón muy ajustado que suele ser indicativo de que la persona que lo porta es asténica o lleva la ropa de su hermano pequeño. 2. Manera de ser abordado por la calle por un desconocido andrajoso, que se complementa con la petición de fuego. 3. Droga mucho más perjudicial que el hachís, pero que ha contado como modelo tradicional de la forma de vida norteamericana y que en la actualidad prácticamente es solo consumida por mujeres.

plazo: 1. Término temporal que no se puede superar, salvo que se pertenezca a la propia administración pública y, muy especialmente, a la judicatura. 2. Fecha muy temida que, cuando es ya inminente, provoca un incremento de actividad desmesurado en quienes están obligados a entregar en ella una oferta, recurso, maquinaria, traje o chirimbolo, y que, en la mayor parte de los casos, no tendrá ninguna importancia para quien lo recibe.

portero: 1. Persona contratada por una Comunidad de vecinos para regar el jardín, bajar las bolsas de basura al contenedor y limpiar de hojas la piscina, y que casi nunca se sabe dónde está. 2. Niño que por estar gordo o no tener habilidades para el juego, era obligado a colocarse entre dos montoncitos formados con los jerseys o los cartapacios, para echarle la culpa de haber perdido. 3. Profesional o aficionado que, en los partidos de fútbol y otros juegos infantiles asumidos por adultos, tiene la ventaja de observar el partido desde el propio campo.

premio: 1. Distinción que otorgan los miembros de un Jurado, con base en elementos de decisión que les harían morir de vergüenza si trascendieran. 2. Obsesión patológica de los que juegan a la Lotería, resultado de su desconocimiento del cálculo de probabilidades. 3. Cualquier competición con fines publicitarios, en la que los participantes lucen gorras o camisetas con el nombre de las empresas que pretenden ocupar un lugar en el inconsciente colectivo.

prisa: 1. Actividad inútil, si se atiende a los resultados. 2. Nombre de uno de los grupos de selección de noticias amenazado de rápida extinción, por la facilidad que proporcionan los entornos digitales gratuitos para leer en la oficina los titulares de la información general, permitiendo concentrar la atención exclusivamentre en los acontecimientos deportivos.

Próstata: Parte misteriosa del cuerpo humano masculino, que se mantiene oculta hasta más o menos los cincuenta años de edad de su portador y que se manifiesta regularmente a partir de entonces, fundamentalmente para tocarle los cojones. Véase: cojones, portador, varón.

Presunto: En Portugal, jamón; En España, con el uso, ha devenido sinónimo de chorizo, si bien no es en absoluto producto comestible, sino que da asco. Véase también: CEOE, ERE, Partido Político (PP).

propietario: 1. Persona que es el titular registral de un piso en el que habita y que, en caso de tenerlo en alquiler, muestra tendencia a hablar de los inquilinos que no pagan o destrozan los muebles. 2. Dueño de una empresa pequeña, que tiene la llave de la misma, por lo que entra el primero y sale el último. 3. Circunstancia, por motivos desconocidos, difícil de detectar o probar a efectos fiscales, de algunos poseedores de grandes extensiones de terreno y fabulosas mansiones.

Prostituta: Señora respetable que se gana la vida disimulando que le gusta hacer lo que hace con tipos que no tienen ni puta idea de lo que es hacer el amor. Usase también en masculino, pero mucho menos. Véase también: chulo, prostíbulo, ligue.

pueblo: 1. Lugar donde uno dice que nació, cuando se trata de fingir un origen humilde. 2. Conjunto de casas abandonadas entre cuyas ruinas se ve elevarse alguna columna de humo y que sugieren a los viajeros palabras llenas de tensión poética, aconsejando al anciano que encuentran en su paseo, que se anime a montar un restaurante, que es lo que echan en falta.

 

Q

querella criminal: 1. Terrible combinación de palabras destinadas a causar conmoción y pavor, y que, con fabulosa frecuencia, acaba en un auto de sobreseimiento. 2. Amenaza ritual que se hacen los políticos unos a otros, parecida a la escenificación que algunos animales realizan para amedrentar al rival, sin intención a llegar a mayores.

querida: 1. Apelativo que, en la versión española de las películas rodadas en inglés, atribuyen los personajes -hombres y mujeres- a las señoras en cuya compañía se encuentran. 2. Dícese de la mujer con encantos aparentes que se ha visto acompañando a un colega, amigo o conocido de la televisión, al menos hasta que se descubre que se trata de su esposa. 3. Forma escrita de referirse a su pareja, empleada frecuentemente por los varones, mientras ella se encuentra de vacaciones con los hijos y él está, seguramente, cultivando amistades ocasionales.

R

Religión verdadera: Misterio sin resolver, que goza de varias acepciones, todas falsas. Véase: dogma, revelación, profeta.

residencia: 1. Lugar donde los hijos depositan a sus padres ancianos, una vez que consiguen autoconvencerse de que es la mejor solución para ellos (mismos). 2. Antiguo internado de señoritas, en donde, con suerte, se podían pescar frustraciones sexuales inolvidables. 3. Situación física de un licenciado en medicina mientras su cerebro se pregunta porqué estudió una carrera tan compleja y difícil que ha consumido los mejores años de su vida.

restaurante.1. Lugar en donde se come bien o mal, cuyo elemento de identificación es que hay que pagar antes de marcharse; si te cambian los cubiertos entre plato y plato, suele ser conocido como “restaurante de categoría” y si se sale de él con hambre, hay grandes posibilidades de que su propietario haya obtenido una o varias estrellas en alguna guía gastronómica. Véase también; bar, cocinero, estrella.

retribución: Compensación, constituída por dinero o especies, entregada a cambio de haberse dejado, o simulado dejar, el pellejo en una acción.

robo: 1. Expresión educada con la que se expresa haberse dado cuenta tardíamente de que nos han cobrado dos veces el mismo plato en el restaurante o bar de carretera. 2. Operación delicada con la que se han conseguido, en su momento, la mayoría de las fortunas actuales. 3. Delito muy grave cometido por un drogadicto con síndrome de abstinencia que consiste, típicamente, en arrebatar de un tirón el bolso a una anciana solitaria, para extraerle el dinero del monedero, con el que pensaba comprar el pan de cada día.

 

S

seguro: 1. Dícese de lo que puede no acaecer, pero no es momento de demostrar que no se tiene ni idea de lo que pasará. 2. Protección para cuando vienen mal dadas, que no suele funcionar por culpa de la letra pequeña, que nadie es capaz de interpretar como las compañías de seguros.

servicio: 1. Cualquier actividad por la que se cobra, con independencia del placer que produzca. 2. Persona que limpia los retretes de una casa ajena y quita el polvo junto a los libros petrificados en las estanterías. 3. Precisión de lenguaje que sirve para indicar que en una estación, además de combustible, se pueden comprar pan, caramelos, naranjas y periódicos.

sexo: 1. Convencionalismo que se basa en las diferencias morfológicas para distinguir las dos mutaciones de la especie humana que evidencian estructuras mentales divergentes, sin que se haya aún descubierto la razón por la que portan idénticos ADN y pueden reproducirse. 2. Actividad simultánea de dos (raramente, más) animales adultos, cuyo objetivo secundario se cree que es el mantenimiento de la especie, siendo el principal bajar sus niveles hormonales. 3. Denominación formal de una zona de cuerpo humano que, considerada íntima en otras épocas, se externalizó, al descubrirse que, con la práctica, mejora sus cualidades y se retrasa su desgaste natural.

sindicalista: 1. Persona plenamente convencida de que es más importante defender como sea su puesto de trabajo antes que apoyar el que consigan uno los que no lo tienen. 2. Nostálgico de aquellos tiempos en los que las máquinas de alta tecnología no existían y que considera al empresario como su enemigo natural en la jungla de los despropósitos comunitarios.

Soborno. Piropo o cualquier otro material fungible, como pastillas de chicle, que se entrega a un funcionario para que agilice los trámites de cambio domiciliario; dícese también de los sobres con dinero que las constructoras y empresas de servicios -en particular- deben emplear como peaje a los intermediarios para conseguir, en limpia concurrencia pública, un contrato. Véase: piropo, contrato, concurso público

socio: 1. Persona a la que se quería como a un hermano, hasta que se constituyó con ella una empresa, y con la que actualmente apenas se mantiene relación, al menos, mientras se negocia su venta, momento a partir del cual dejarán de hablarse para siempre. 2. Cada uno de los miembros de una banda potencialmente delictiva, que puede o no utilizar o no los guantes blancos. 3. Miembro de cualquier corporación, creada con fines deportivos, que se reúne por las tardes en la barra del bar o cafetería del establecimiento con otros de su condición, para disfrutar de bebidas alcohólicas baratas, criticar a la directiva y pontificar sobre política local.

sorpresa: 1. Manifestación fingida de quien cree estar de vuelta de todo. 2. Regalo sin valor, incluído en cualquier chuchería por la que se paga varias veces el coste de producción. 3. Fiesta que organizan los amigos de quien trata de que su cumpleaños pase desapercibido, y que cuenta indefectiblemente con la colaboración de alguien muy próximo a quien se le echará en cara durante varios días, haber contribuído a que se hayan roto en la casa varios objetos de gran valor sentimental.

start-up: (léase estartáp) Alevín empresarial, nacido en territorio hostil, cruce artificial entre las nuevas tecnologías y la inocencia de lo que es el mercado, que se alimenta de ilusión y cantidades ingentes de trabajo, y que rara vez alcanza la edad adulta, pues su delicada carne es muy apreciada por un gran número de depredadores, siendo también objeto de persecución por ciertos adultos con deseos infantiles de grandeza, que se fotografían con ellos y los dejan morir de inanición, después de haberlos mostrado públicamente como trofeo. Véase: nuevas tecnologías, pymes, subvenciones.

Subvención. 1. Entrega de dinero a un empresario amigo por parte de la Administración pública, para que pueda seguir manteniendo su tren de vida. 2. Apoyo a una empresa en suspensión de pagos, con el objetivo de prolongar su agonía. Véase: tren.

T

Tajalápices: Palabra que usan los asturianos para designar al sacapuntas, y que provoca la hilaridad de quienes les escuchan, sobre todo, de los madrileños, que aparentan no comprenderles; como otras palabras, tales como chiscar, cagoenmimanto, carne gobernada o sofito, forma parte del amplio y rico vocabulario que constituye un idioma ancestral llamado bable, hoy perdido salvo su acento y que, en alarde creativo, se enseña en cierta Facultad de filología, en enseñanza impartida rigurosamente por profesores leoneses. Véase: cazurro, chiscar, cagoenmimanto.

tatuaje: 1. Marca en la piel, realizada en lugares concretos (justo encima del coxis, parte posterior del cuello, pantorrilla) que lucen muchos jóvenes, como recuerdo de una noche inolvidable, que tratarán de borrar, normalmente sin éxito completo, cuando alcancen la madurez mental; los motivos recurrentes de estas señales son: grafismos chinos de los que alguien les dijo se pronuncian de forma lejanamente parecida a la de la persona con la que se encontraban en aquella ocasión, y con la que actualmente no tienen trato; iniciales de lemas cuyo sentido no recuerdan; corazones y flores. 2. Dibujo terrorífico de un personaje de cómic para adultos que portan en sus musculosos brazos porteros de discoteca, monitores de aerobic y algunos deportistas en retirada. 3. Terrible agresión de la piel, que puede llegar a cubrir todo su cuerpo, síntoma de enfermedad mental, que se dejan inflingir algunos marginados, para que no se alberguen dudas acerca de su desequilibrio

teatro: 1. Local amplio, con una trayectoria histórica interesante y habilitado con palcos, proscenio y gallinero, que situado en el centro de las ciudades, sirve para proyectar películas, celebrar mítines y asambleas generales de las empresas cotizadas y, de tarde en vez, permitir la representacíón durante un par de días de alguna obra de Sófocles, Eurípides o Lope de Vega. 2. Acción realizada por todo aquel que canta en un sitio y pone sus huevos en otro lugar. 3. Arte literario antiguo, del que se conservan aún unos pocos testimonios que siguen siendo respetuosamente representadas, en celebraciones de fin de curso en las Escuelas de Arte Dramático, en versiones adaptadas a los gustos modernos, para poder incluir desnudos, máscaras y cajas.

teléfono móvil: 1. Cada uno de los aparatos inservibles que se amontonan en los cajones de oficinas y viviendas, y que sirvieron para aumentar la tarifa telefónica hasta límites de usura. 2. Artilugio que se lleva en el bolsillo trasero del pantalón (los varones) o se deja olvidado en casa (las mujeres), y que sirve, básicamente, para sacar fotografías. Véase: iphon, ipad, cacharro, nuevas tecnologías.

tesorero: 1. Responsable de las finanzas de un partido político, que tiene como misión especial llevar las cuentas de las donaciones y distribuir los sobres con sobresueldos, lo que le proporciona subsidiariamente conocimientos del funcionamiento de la banca helvética. 2. Cargo sin función especial de una Institución de cualquier tipo, integrante de su Junta directiva, y que pone su firma debajo de una colección de conceptos y números que le prepara el equipo contable, los cuales reflejan la situación de las finanzas de la entidad, hasta que la nueva Junta encarga una auditoría.

titular: 1. Componente extranjero de la alineación de un equipo de fútbol, por el que se ha pagado tanto por su traspaso que se considera indiscutible su presencia en el campo, durante el tiempo que aguante su decreciente preparación física, a la espera de que algún otro equipo pague, al menos, parte de lo que costó. 2. Conjunto de palabras que pretenden animar a que se lea el contenido de un artículo o comentario, lo que no solo no se logrará, sino que provocará que la imaginación del lector nonato fantasee con su contenido, atribuyendo al autor lo que no está escritoTrabajo. Según la tradición judaica, castigo bíblico por el que se condenaba a los sucesores del padre de la Humanidad a generar plusvalías, en lo que se considera la fundación del capitalismo. Véase: paro, Biblia.

treceavo: 1. Parte alícuota que corresponde a cada uno de los trece participantes en un reparto, y que, a pesar del esfuerzo que vienen realizando muchos comentaristas radiofónicos y otros hispanoparlantes para darle otro significado, no ha sido admitida aún por la Real Academia de la Lengua como indicadora de la posición decimotercera en un competición deportiva. 2. Una de esas palabras que pueden servir como indicio de que el interlocutor, universitario o no, es bastante inculto, y que, como es el caso de todos los ordinales, se prefiere, como medida de compromiso, camuflar vestido de número entero. (ejemplo: cuando se dice cincuenta y dos aniversario como sustituto de quincuagésimo segundo).

tregua: 1. Descanso que se conceden los contendientes para negociar el reparto de los bienes de quienes no han participado en la disputa. 2. Tiempo en el que no pasa nada, premonitorio de que volverá a pasar algo peor.

túnel: 1. Ingenio parecido al tren de la bruja, por el que avanza un vehículo sin conductor, cargado con la mayor parte de la sociedad; y en el que un juego de espejos crea la apariencia de estar más cerca o más lejos de su final, según convenga, aunque, en realidad, se trata de un circuito cerrado. 2. Obra de ingeniería subterránea, muy compleja y técnicamente de ejecución difícil, siendo su característica determinante que siempre cuesta más del doble de lo que se calculó al proyectarla.

 

U

Universidad: Lugar en donde se liga mucho (que no es el objetivo principal) y se aprende poco (que sí debería serlo). Con el paso de los años, suelen dar a casi todo el mundo un diploma de colorines que servirá como recuerdo entrañable. Es una curiosidad sociológica que la capacitación oficial no guarde ninguna o muy poca relación con las ocupaciones futuras de los sujetos egresados. Véase: paro, título, egresado, investigación.

urdimbre: 1. Constituyente de la trama con la que se confeccionan alfombras y tejidos para darles la resistencia adecuada. 2. Denominación en clave de humor de cada una de las tramas utilizadas en política para distribuir el dinero de los donantes entre los principales dirigentes de un partido, como sobresueldos.

V

vacaciones: 1. Merecido período de descanso, que disfrutan, en su máxima intensidad, los funcionarios y quienes carecen de responsabilidades. 2. Período que los estudiantes utilizaban para repasar las asignaturas en las que habían sido suspendidos y que, al realizarse actualmente los exámenes de septiembre en julio, les permite dedicarse a meditar, durante todo el mes de agosto, sobre su futuro como desempleados, cuando terminen su carrera, para la que son preparados como discentes.

virgen: 1. Imagen femenina venerada localmente, a la que se atribuyen portentosos milagros y participación en sucesos maravillosos, manifestación nada sorprendente del polimorfismo con el que todo ser humano, según su cultura y ubicación geográfica, solventa el deseo de ser hijo predilecto de la naturaleza. 2. Estado de tensión con el que se obligaba a las mujeres a llegar al matrimonio, en la creencia de que era la forma de forzar a que su novio pidiera su mano a sus padres, lo que se consideraba, desde luego, un eufemismo. 3. Dícese del estado de salud en el que algunos miembros de congregaciones, devociones y potestades dicen encontrarse, como manera de mortificar los cuerpos en la ignorancia de aspectos propios de la naturaleza.

 

W

Water: (pronúnciese váter) 1. Lugar de retiro, único sitio en el que, si dispone de pestillo, cualquier persona puede hacer lo que le apezca, incluídas la satisfacción de la mayoría de las necesidades espirituales y cualquiera de las corporales. 2. En el Africa subsahariana, sinónimo de agua, líquido muy valioso, cuya carencia provoca millones de muertos cada año. Véase: pestillo, Africa subsahariana.

Z

 

 

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Próximos Comentarios en el Blog Personal de Angel Arias

Me han convencido. Aunque es intenso el sentimiento de vinculación a Blogia, cuyo soporte vengo utilizando desde hace ya seis años, y en el que tengo publicados miles de comentarios, tanto en el Blog Alsocaire (éste) como en el Blog de Angel Arias, la realidad se impone.

Blogia me ofrece poca visibilidad en los buscadores de internet y, por ello, pierdo (seguramente) lectores, que es también, difusión, interactividad, capacidad de que mis opiniones sirvan a otros y sus comentarios, de vuelta, me sirvan a mí.

Así que me paso a wordpress (Amazon). Después de un ensayo, en paralelo, desde el 1 de enero de 2013, en el que publiqué mis entradas tanto en éste Blog como en el Blog Personal de Angel Arias, voy a seguir solo publicando en éste último.

Como Blogia promete mantener vivas, indefinidamente, las entradas de los blogs que albergó, mis anteriores Comentarios en éste seguirán siendo visibles.

Agradezco a quienes me han seguido aquí, su interés y, en los casos en los que así lo han expresado, su estímulo. Y les invito a proseguir haciéndolo en mi nuevo Blog.

 

The Cides House Rules

Las Normas de la Casa de la Sidra (The Cider House Rules) es el título de la magnífica película dirigida por Lasse Hallström, y que todos hemos visto, al menos, un par de veces.

Su titulo en inglés me ha sugerido una variante, un trastrueque, que el lector apresurado, casi me atrevería a apostar doble contra sencillo, no ha advertido. Cides, y no Cider, es el ente que fija las reglas.

Y me propongo, explicar, claro, a qué me refiero, una vez que adelante que Cides son las siglas del Comité de Ingeniería y Desarrollo Sostenible.

A medida que me he ido haciendo mayor, me ha maravillado la poca capacidad que los españoles desarrollamos para conocernos a fondo. Aunque amigos del cotilleo y, tradicionalmente, objeto y sujeto de envidias sanas y malsanas, conocemos poco de los otros, aunque creamos saberlo todo. Alguno dirá que es por prudencia o timidez. Me inclino a pensar que es por desinterés, por dejación, por desprecio.

Siempre que tuve oportunidad, organicé reuniones entre gentes afines o no, entre colegas como entre competidores, entre expertos como legos, hombres y mujeres. La combinación pocas veces dejó de ser efectiva, y dejó de dar lugar a informaciones interesantes, debates fértiles, consecuencias sensatas.

En el restaurante que fue de mi propiedad (AlNorte), tuvimos durante tres años, todos los meses, cenas-tertulias sobre los temas más diversos y con los contertulios más variados y, en algún caso, insospechables. Me complací en organizarlas en el Colegio de Ingenieros de Minas, en la Sociedad Regional de Promoción de Asturias, en la Cámara de Comercio española en Alemania, ... y, por supuesto, en mi casa.

También las propuse realizar en el Cides. Las Normas -no escritas- eran simples: elegir un tema de interés común y suscitar un debate abierto, sincero, dando prioridad a la experiencia respecto a las elucubraciones, y evitando los lugares comunes, las nociones sabidas, el lucimiento personal. El debate no debería durar más de dos horas y uno de nosotros actuaría como moderador-provocador.

Ya hicimos uno de esos debates. Fue hace cuatro o cinco años, sobre el agua. Fue muy interesante.

Están de moda los debates. En general, lo que enncuentro en común es que los contertulios no se escuchan, se interrumpen con agresividad que solo puede estar justificada por el deseo de aumentar la audiencia y, claro, aniquiliar los argumentos del contrario y, casi como norma general, no tienen mucha información sobre lo que hablan. Habría que disculparlos, porque, cada día, se les obliga a opinar de los temas más variados, convirtiéndolos en Kalikatres sapientísimos, de grado o a la fuerza.

Ah, vuelvo al Cides, a todos los Comités que se reunen a diario, bajo múltiples y evocadoras advocaciones, en España. Opino que es imprescindible que en nuestro país, los que saben, pierdan el miedo a exponer sus ideas y, aún más, es imprescindible que, los que no saben, se callen de una vez, dejen de hacer ruido.

Y, amigos de todas las Casas de la Sidra reales o ficticias, no basta tener Normas y colocarlas con una chincheta en la pared: hay que cumplirlas y, para conocer qué dicen, hay que leerlas, y admitir que "son para nosotros".

 

El Club de la Tragedia: Culmina o revienta

No voy a hacer aquí la propaganda de la peliculita de Paco León "Carmina o revienta", que es más bien el casting promocional de su madre dirigido a que Almodóvar la contrate para plasmar su próxima idea.

Si cabe calificar de éxito a esta idea del exitoso actor, es, desde luego, por la estupenda promoción que ha hecho de los escasos 70 minutos de su proyecto de filmación, generando expectativas basadas en una de las cualidades propias del ser humano: la curiosidad. 

Al invento le falta guión, le sobra cabra, y los personajes se mueven, en general, sueltos, por la pantalla -dejo a salvo los monólogos quasi-improvisados de mamá Leona-. Pero se puede deducir un mensaje de los cuatro episodios que se hilvanan a machamartillo, es decir, a martillazos: no hay que arrugarse ante las dificultades, sino plantarles cara; sobre todo, cuando enfrente hay otros seres también de carne y hueso, a los que se puede acojonar.

Se me ocurre, pues, que "Culmina o revienta" puede ser el título aceptable para la historia particular de muchos de los que se encuentran engullidos por la crisis, que es como una gran marea que se está llevando por delante a todos los que no tienen buenas asideras.

Como nunca creí en monsergas, no me valen los mensajes del estilo "hacer lo que hay que hacer", ni siquiera algo así como "hay que esforzarse ahora, porque os prometo que vendrán tiempos mejores". La evolución de la crisis y la ausencia de verdaderas soluciones (a pesar de que se nos vende, continuamente, que las últimas medidas serán las que propicien "la visión del final del túnel"), me obliga a pensar que cada uno debe buscarse la vida como pueda.

Parecería que es una propuesta derrotista. Por eso, la matizo de inmediato: si todos nos esforzamos en mejorar, sin disminuir el esfuerzo, lo que tenemos al alcance, el conjunto se recuperará y lo hará más rápidamente.

En momentos de catástrofe, las decisiones individuales son más efectivas que las medidas impuestas desde arriba; para que éstas últimas resultaran eficaces, deberían contar con credibilidad, programa, capacidad de coordinación, medios adecuados y liderazgo.

No los veo. Y lo que no se ve, probablemente, no existe.

Así que, culmina o revienta, colega. Porque si esperamos que nos saquen de aquí, vamos aviados.

El riesgo de la complacencia

Nuestra sociedad ha absorbido como un refresco la palabra sostenibilidad y la ha integrado sin pudor en los más inverosímiles recovecos de sus actuaciones.

A los que se mueven por los terrenos del beneficio económico o político les ha venido bien esta difusión del término. Como prácticamente nada de lo que se hace tiene ese carácter, al adjetivar como "sostenible" a algo, se está pretendiendo haberlo dotado de un valor nuevo.

También podría decirse que la sostenibilidad sea un conjuro para romper el malificio de nuestro desbocado desarrollo,y que quienes lo esgrimen a diestro y siniesto le atribuyan el mismo valor que a aquellos "detente" que se colocaban al cuello para ahuyentar al diablo, antes de que oficialmente se desminitiera su existencia.

La Fundación Bertelsmann y el Club de Excelencia en Sostenibilidad han dado a conocer los resultados de una encuesta entre 17 empresas españolas a las que se les preguntó por asuntos relacionados con su complacencia.

El resultado es un librito (por el formato) titulado "Gestión de la Diversidad Cultural en las Empresas" que el 24 de abril de 2012 se nos entregó a quienes nos acercamos al salón de Actos de la Biblioteca Nacional.

El acto fue presidido por Liz Mohn, viuda del magnate de las comunicaciones Reinhard Mohn, filántropo que, entre sus muchos reconocimientos, fue galardonado con el Premio Principe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 1998. Su intervención, en alemán, me pareció un muy aceptable doctrinario para empresarios y políticos, y no faltaron las referencias fuera del guión a la situación española (sehen Sie Spanien und andere  Ländern: auch Spanien leidet unter der Krise) porque se ha perdido la confianza y la orientación (Vertrauen und Orientierung), y se ha extendido la desilusión y el confusionismo sobre los correctos comportamientos morales (Entausch und Missbrauch der moralische Verhaltung)

Después de varias interenvenciones cortas, incluída la de la autora principal del estudio, Montse Ventosa, el encuentro fue clausurado por Engracia Hidalgo, secretaria de estado de empleo, que defendió, en unas páginas leídas, la Ley de flexibilidad laboral.

Ventosa estuvo algo inquieta en su intervención porque el ipad en el que la tenía grabada perdió la conexión en algunos momentos, ("debería habérmela traído en papel", dijo) y, cuando la tuvo con el público hilvanó algunas frases curiosas: "En momentos como éste hacemos más historia que nunca; cuando a nuestros hijos les enseñen este período le habrán puesto un nombre, y está en nuestras manos decidir si será una palabra buena o mala".

También citó Ventosa a Theodore Levitt, justamente el primer economista que popularizó el término globalización: "La gente no necesita una broca, necesita un agujero". Yo entendí "roca" en vez de "broca", así que cuando Montse Ventosa nos invitó a entender el sentido de la frase, por más vueltas que le dí, seguí in albis.

Posteriormente, la propia autora de la cita me deshizo en malentendido, mandándome un correo con la versión inglesa de la misma: "People don't need a drill, they want a hole". No está mal, contemplada con la nueva luz. Pero me gusta más esta otra, que encaja más con el espíritu que se respiraba entre los asistentes: "Die Zukunft gehört denjenigen, die Möglichkeiten erkennen, bevor sie offensichlich werden" (El futuro pertenece a los que reconocen las posibilidades antes de que sean ostensibles)

 

 

Magia entre vegetaciones y pinturas

Magia entre vegetaciones y pinturas

La galería Eboli de Madrid, que dirige con su magnífica sensibilidad Amalia Fernández de Córdoba, ha servido el 20 de abril de 2012 de escenario para la presentación de un libro singular, escrito por Rafael Ceballos, ingeniero de montes y mago.

El libro se titula "Vegetación, elemento mágico en la pintura naif europea". (55 euros, Edición Galería Eboli). En sus casi 300 páginas, se realiza un recorrido apasionante, desde el prólogo de la propia galerista, pintora ella misma, por los eruditos, interesantes, curiosos e inteligentes comentarios de Ceballos, ilustrados con la selección de más de medio centenar de reproducciones de obras, correspondientes a autores que han presentado sus cuadros a las Muestras de Arte Naif que, en alternas primaveras, convoca esta Galería ejemplar.

La combinación del análisis de la pintura de naturaleza, con los elementos mágicos -y, por tanto, producto de la ilusión, que linda con la ingenuidad, pero en territorios diferenciados- está reflejada en el libro de forma muy original. Enseña a ver pintura y paisaje al mismo tiempo, por lo que no dudo en afirmar que el libro es una joya.

Para quienes asistimos a la presentación, la ocasión generó, además, dos sorpresas adicionales. La glosa del libro fue asumida por Ramón Tamames, amigo personal del autor, quien, de forma distendida, combinó elogios, anécdotas personales, y cariñosas valoraciones de las obras seleccionadas, dando a estas últimas el tono singular adoptado por los Jurados de esos Concursos que se prodigan en televisión en los que se juzga a artistas noveles por otros consagrados.

Tamames, protagonista indiscutible de la primera parte del acto, pidió cojines para poner sobre la silla de tijera que los organizadores habían dispuesto sobre un improvisado zócalo -alegando tener "delicadas posaderas"-, habló de sus aficiones de "pintor de domingo" -dijo tener siete cuadros propios, cuyo contenido detalló-, ilustró sobre los orígenes del bosque de Balsaín y de los Monegros, se deslizó por recuerdos de Planes Forestales aún por implementar y no ahorró elogios para Ceballos y su libro, como le correspondía hacer y los destinatarios merecían.

Quienes conocemos las habilidades de Rafael Ceballos para la magia, sabíamos que nos haría varios juegos, combinando -como solo él sabe hacerlo- elementos del libro con su asombrosa capacidad para sorprender con fantasías que, en sus manos y con sus explicaciones, parecen reales.

Y así fue, con lo que la tarde se convirtió en un regalo completo, que la Galería adornó con un cóctel para cerrar el acto con compensaciones también para el estómago y la opción de ver detalladamente los cuadros expuestos, conversar entre amigos y, por supuesto, pedir al autor que dedicara el libro.

No se si la Galería y Rafa Ceballos venderán muchos libros. Sí que lo merecen, por su esfuerzo y simpatía y, naturalmente, porque la edición -bilingüe en inglés y español, por cierto- merece la pena. Todavía están a tiempo quienes deseen invertir algo de dinero en arte naïf para acercarse a la Exposición y conseguir alguno de los cuadros expuestos. No me parecieron caros: entre 600 y 3.500 euros encajan la mayoría, sino todos; y los hay realmente excelentes.

Una metáfora sobre bosques, felicidad y leñadores

Una vez, en un pequeño país cuyo nombre me viene persistentemente a la memoria, vivía un pueblo de gentes bastante felices que tenían un bosque que era la envidia de todo el mundo.

Parecían bendecidos por los dioses pues se había difundido que nadie cuidaba de los árboles de ese bosque. Incluso algunos de los mismos habitantes del país lo creían así. Se conocían dos formas de cuidar el bosque (una, con fertilizantes en el suelo y la otra, con riego de las copas más altas de los árboles) y, desde hacía años, se habían decidido por el primero de los métodos, aunque casi la mitad de los habitantes del país opinaban que el segundo les había ido bien en su momento y que era hora de cambiar el procedimiento.

Sea como fuere, todos -eso sí, algunos en mayor medida- disfrutaban del bosque y vivían sin estrecheces de lo que les producía. Muchos se permitían no dar ni clavo. A pesar de todo, el país crecía próspero y feliz, con un buen futuro por delante, y los banqueros de todo el mundo rivalizaban por prestarles dinero para abonos, diciendo simplemente, "ya me pagaréis".

Otros países, con admiración, les pedían incluso consejo de cómo cultivar sus árboles, tratando de imitar su éxito. No lo conseguían, sin embargo.

Tanto bienestar inexplicado había también suscitado la envidia de algunos países vecinos, que, aunque tenían bosques bastante más grandes, desconfiaban. Les resultaba bastante molesta la cara de felicidad de los habitantes del pequeño país. Y se empeñaron en conocer con exactitud en qué consistía exactamente la fórmula de s éxito.

Expertos en jardinería tomaron muestras del bosque encantado y las compararan con las de los suyos. Profundos análisis les convencieron de que no había ninguna diferencia, por lo que, después de un conciliábulo, decidieron acabar con el asunto, negándose a vender abonos y sierras al pequeño país y difundiendo que los análisis probaban que el bosque estaba dañado y había que tomar urgentes medidas de saneamiento.

La historia final del cuento es simple. Se formó un equipo de leñadores que consiguió convencer a la mayoría de los habitantes del pueblo que habia que empezar a regar los árboles por arriba, eliminar los abonos del terreno y, sobre todo, cortar los árboles más grandes, que impedían, con su sombra, que crecieran los más pequeños.

Tenían como consultores a los expertos de otros países y, cuando les preguntaban si habían cortado suficiente, les contestaban que había que cortar más. Si les preguntaban si habían regado las copas bastante y no era el momento de abonar, les decían que había que seguir regando y que ya llegaría el tiempo de atender al suelo.

Cortaron y cortaron, y el pequeño país se hacía cada vez más pequeño y sus habitantes más tristes y desesperados. Cuando ponían por las noches la televisión o la radio escuchaban al equipo de leñadores en el que habían confiado recientemente que aún había que seguir cortando árboles, que era lo que había que hacer, y, como en una pesadilla, el anterior equipo de leñadores repetía que no estaban en absoluto de acuerdo, y que no había que hacer lo que no había que hacer.

Un galimatías.

 

Albedrío y libre elección en el terreno de la física

Retomo en este Comentario el manoseo intelectual de una de las cuestiones verdaderamente cruciales a las que podemos dedicar nuestra capacidad de análisis. ¿Tenemos libre albedrío, es decir, hasta qué punto disfrutamos de algún grado de libertad para decidir sobre lo que hacemos?

Hemos llegado a una explicación aceptablemente satisfactoria en el mundo de lo físico, a partir de ese momento, que se resiste a desvelar su misterio, de los 10 (exp-34) segundos posteriores al big bang.

La imagen sólida -es decir, sin fisuras apreciables- que ofrece la física cuántica de un cosmos que se despliega, luego de esos instantes iniciales, como una manta en la que se produce la parcial concreción en materia de la energía, es aceptablemente satisfactoria para explicar lo físico, lo que percibimos con los sentidos.

En lo que respecta a la transformación posterior, en el espacio-tiempo de la materia, en entidades individualizables cada vez más complejas, algunas de ellas, dotadas de capacidad de movimiento autónomo e interactuación, podemos aplicar -ya con algunos huecos- las teorías evolucionistas y apelar a la selección natural para lograr una relativa tranquilidad para el modelo con el que desearíamos convencernos de que estamos entendiendo bastente de por dónde andan las cosas; al menos, a nivel macro.

De lo que no tenemos la menor idea que podamos aceptar como convincente es respecto a cómo funciona la conciencia -la nuestra, la que forma parte de nuestra sensación de existir-. No conseguimos explicarnos cómo se regulan las cuestiones por las que nos parece que somos independientes y autónomos, en un número suficientemente elevado de nuestras acciones.

Parece que podemos actuar -en escasas ocasiones, pero detectables- sobre el mundo físico (y puede que incluso sobre los sentimientos de terceros individuos) con decisiones propias, no condicionadas por nada ni por nadie.

No solamente eso. De manera que intuimos incluso como mucho más compleja, percibimos regularmente  en nuestro interior material (parecería que por impulsos nacidos en el cerebro, básicamente) imágenes -muchas de ellas idénticas a las que nos ofrecen los sentidos como reflejo del mundo exterior, pero otras, distorsionadas o muy diferentes-, composiciones más o menos estructuradas que podrían haber sido reales o que nos recuperan otras que lo fueron. Se nos presentan incluso durante los momentos de sueño, y nos provocan satisfacciones o angustias a veces más fuertes que las que creemos vivir directamente, encajadas en historias que, aunque las protagonicemos, no podemos controlar.

Casi todas estas sensaciones carecen de repercusión física, esto es, no afectan al mundo real, y forman estructuras complejísimas, no regidas por leyes físicas ni por relaciones conocidas en general, y que llamamos "vida interior", porque deduciríamos, apelando siempre a nuestra capacidad de análisis sensorial, que no lo compartimos con nadie.

Las escasas interpretaciones que se han ofrecido sobre estos fenómenos que se producen en nosotros, ajenos a la física por lo que se supondría, hablan de elementos poco convincentes, recurriendo a metáforas: Los "qualia", los "zombis filosóficos", la "teoría de la continuidad", la heterofenomenología, etc.

Me apetece hoy imaginar que las decisiones que creo poder tomar respecto a lo que me rodea, en particular, en relación con otros seres humanos, forman parte de los agujeros negros de la física, y que conectan el mundo de lo metafísico -o espiritual- con lo material. Por eso, me detengo con especial interés en analizar (o pretender analizar) aquellas actuaciones que parecen nacer del libre albedrío, tanto mío como de mis semejantes, y muy especial, de aquellos a los que aprcio.

Porque las actuaciones que surgen del albedrío (1) no me interesan lo más mínimo. Esas serán pronto explicadas, sin mayores fisuras, por la física. Pero, puesto que lo que conforma la actividad consciente estará, posiblemente para el resto de la duración de la especie humana, opaco para nuestro entendimiento... siempre nos quedará...la poesía.

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(1) R.A.E. acepción 2) Voluntad no gobernada por la razón, sino por el apetito, antojo o capricho.

Descubriendo a Chagall

Desde el 14 de febrero al 20 de mayo de 2012 la Fundación Caja Madrid y el Museo Thyssen-Bornemisza acogen una importante recopilación de cuadros, bocetos y alguna escultura y modelado de Marc Chagall, uno de los pintores del siglo XX con más gancho mediático.

Las razones por las que, a pesar del gran consumo que se ha hecho de su pintura -colorista y enigmática, con cabras, becerros, amantes entrelazados, ramos de flores, lunas, y violinistas o  barbados contorneándose sobre los tejados de pueblos con casas que podrían haber sido dibujadas por escolares inquietos, a veces vueltas boca abajo, y otras en llamas-, magnífica para ser reproducida en posters destinados a decorar saloncetes, despachos de profes universitarios y habitaciones de damisela, mantega viva tanta atención son, en mi opinión dos; a) provocan en el espectador la necesidad de explicar el mensaje de estos elementos, en especial, si se encuentra acompañado, y b) -lo que resulta aún más atractivo- las explicaciones improvisadas parecen convincentes al improvisado exégeta. 

Chagall se empeñó, a lo largo de su amplia vida, en reflejar en su pintura una cosmogonía con muy pocos elementos, que va situando, envueltos en un escenario colorista visualmente muy impactante, de acuerdo con la dinámica que experimentan sus convicciones respecto a dos preocupaciones centrales: el amor (o, mejor expresado, la sexualidad) y la religión (centrada en la contraposición de la Torá con el Nuevo Testamento).

Se ha escrito bastante acerca del papel que las mujeres representaron para Chagall, no ya en su vida, sino dejando reflejo sustancial en su pintura.

Desde su madre, a sus amantes en época juvenil, y, desde luego, la dependencia funcional respecto a sus esposas-criadas, Chagall representa la integración tensa de sexualidad, arte y consecución o búsqueda de la felicidad, plasmadas frecuentemente por él en figuras bicéfalas (hombre-mujer, en la que el papel de uno u otra puede ser suplantado por una cabra, una vaca o un burro).

Ver plasmada con pinceles esa historia personal de conversiones, caídas y reconversiones religiosas, junto a las pulsiones sexuales (y, Chagall me perdone, seguramente también homosexuales), y sabiéndose sujeto paciente pero creyéndose autor y agente de un escenario de guerras, persecuciones por las creencias (y hasta por la ausencia de ellas) e inestabilidad emocional, tiene su morbo.

Cuando Chagall tiene argumentos ajenos -por ejemplo, cuando ilustra las fábulas de Lafontaine o la Biblia-, y aunque esté tentado a incrustar su parafernalia para contar esas otras historias, se muestra como un dibujante-pintor vigoroso y con afición al escorzo, a mirar desde un ángulo trasversal las situaciones.

Cuando Chagall se cuece en la salsa de su mundo personal, limitado por la pulsión religiosa y la idea voluntarista de que el amor redime a la persona, se repite una y otra vez, moviendo sus fichas desesperadamente dentro del cuadro, y entonces no tiene más recurso activo que el color, que utiliza como un estilete para despedazar, con saña desproporcionada, las cuatro piezas de su microcosmos.

Por eso, Chagall gusta hoy tanto. Porque no nos dice nada nuevo, no nos obliga a pensar, nos representa la visita a la casa de la vecina en la que el niño dotado para la pintura nos enseña sus dibujos mientras tomamos un té con pastas.

Sobre el libre albedrío y la conciencia en lo que más de cerca nos atañe

Sobre el libre albedrío y la conciencia en lo que más de cerca nos atañe

Me gustaría poder dotar a un Comentario, con un título tan pretencioso, de un contenido brillante o, por lo menos, con la suficiente entidad sintética para que el lector pudiera tener una idea cabal del estado actual de una cuestión que, se reconozca o no, es la más importante que pueda objetivamente formular un cerebro: ¿"Somos o no somos"? 

O, con otras palabras: ¿Podemos estar seguros de existir como seres independientes?

Tengo, desde luego, aunque me desvíe algo de la intención del artículo, que referirme a que las religiones resuelven, en general, la cuestión positivamente, afirmando sin reservas la(s) existencia(s) de la propia conciencia, del libre albedrío y de un ser superior, en una concatenación de categorías que tienden a entrelazarse como cerezas en un cesto.

Una mayoría de entre los filósofos y científicos preocupados por encontrar las raíces de ese árbol de aspecto inquietante coincide en afirmar que, aunque nos serviría de gran consuelo, no tenemos ninguna evidencia de que la inmensidad que percibimos sea obra de seres superiores (algunos aventuran que es creación de la capacidad sensorial de que dispone este trozo de evolución de la materia que nos jactamos erróneamente en llamar "yo").

La cuestión se resuelve como azucarillo en el miasma mental si admitimos la hipótesis, igualmente indemostrable, de que no nos consta que esos incomprobables existentes dioses tengan alguna intención (buena o mala), o ninguna, sobre nosotros, porque si no podemos estar seguros de que lo que percibamos sea real ...ni siquiera podemos afirmar con la menor convicción que sabríamos el alcance objetivo que deberíamos dar a ese impreciso concepto del "nosotros". (1)

Perdone ahora el lector que baje a los peldaños de la zona visitable del edificio, que es nuestro día a día.

El 29 de marzo de 2012, en España, hemos vivido una jornada de huelga general. Los mismos bustos parlantes que nos expresaban razones, inconveniencias y males de estar a favor o en contra de la misma, reiteraron, con idéntica convicción, sus argumentos al día siguiente.

¿Y si lo estuviéramos soñando? ¿Si los Toxo, Méndez, Rossel, Saez de Santamaría, Montoro, etc. fueran solo parte de un sueño colectivo del querer o no querer?

He podido comprobar, por las declaraciones de los entrevistados y por mi propia constatación de campo, que una buena parte de los huelguistas lo eran por adhesión a las propuestas y consignas que les habían dado otras personas, a las que, naturalmente, concedían credibilidad, pero que no tenían interés en analizar.

También comprobé que, los que decían tener claras sus intenciones, no tenían otra idea alternativa para sustituir la decisión del Gobierno que decían combatir como insostenible, que volver a la situación anterior al Decreto Ley.  Si les preguntaba porqué, además de incomodarse porque inmediatamente entendían que yo era un insolidario y un facha, no conseguían fundamentar su decisión más que con tópicos, siendo el más usado que perjudicaba los derechos adquiridos de los trabajadores.

Y, de pronto, me pareció confirmar que estábamos viviendo un sueño, esto es, que formábamos parte de una pesadilla global, una recreación de la realidad, inventada desde percepciones limitadas, y, en sospechosa cantidad, no controladas por uno mismo.

Ni los que actuaban de una u otra forma -formaran parte del Gobierno como quienes creían hacerlo en su contra- lo hacían desde su libre albedrío, sino siguiendo las directrices de un órgano más amplio, cuyos móviles verdaderos todos desconocían, en realidad.

Y, lo que aún me parecía peor, no tenían conciencia de la fase del sueño en que se encontraban y, por tanto, sobre qué tipo de control podrían ejercer sobre él.

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(1) Si se quiere calentar motores intelectuales sobre estos temas, puede hacerse una incursión por lo que opinan al respecto algunos de los autores entrevistados por Susan Blackmore en su libro "Conversaciones sobre la conciencia" (Paídos, 2010)

 

Absueltos de todo don

Mi profesión principal es la de poeta.

Es un estado vital y, por eso, es, con mucho, la que me ha dado más satisfacciones; he intentado compaginarla con la de pintor, pero ésta requiere más dedicación, trabajar la materia con herramientas que hay que conocer muy bien y, además, hoy día tiene demasiados ejercientes, que se exponen todos con la misma impudicia, buenos y malos, porque la pintura se hace, a diferencia de la poesía, para enseñar. Quiero decir, para mostrar a los otros.

"Absueltos de todo don" es el título de mi primer libro de poemas, que recopila algunos de los que escribí cuando tenía en torno a los 20 años. Después siguieron otros que, con sus títulos, completaban estos versos con los que empezaba un poema que era una premonición:

"Cumplir los veinte años
puede parecer importante a un niño
pero no nos engaña a nosotros
que, absueltos de todo don,
sin herencia posible,
no tenemos a nadie
que nos proteja al caer
con algo suave."

El 25 de enero de 2012, un Jurado popular absolvió, por estrecho margen, al expresidente de la Comunidad de Valencia, Francisco Camps y al exsecretario del PP en esta región, Ricardo Costa, del delito o falta de cohecho impropio, del que habían sido imputados.

Nos alegramos por ellos y sus seguidores. Nosotros ya hace mucho tiempo que estamos absueltos (1), pero de todo don, trajes incluídos.

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(1) Utilicé la acepción menos conocida del verbo absolver, recogida por la RAE, que la identifica con "resolver", y, en mi imaginativa interpretación juvenil, "absueltos de todo don" equivalía a "liberados de todo regalo".

Sobre las formas de salir de un atolladero

Si, como saben los lingüistas, la riqueza en la variedad de formas verbales para expresar un concepto, refleja la importancia que éste tiene para la colectividad, en el español podemos estar seguros de que nos ha preocupado tradicionalmente una cuestión que hoy está de moda: las soluciones a la crisis.

Se puede salir de un problema o atasco, por pies; es la forma más sencilla y directa. Se puede optar incluso por poner los pies en polvorosa, que es manera de poner, también, tierra por medio. En esencia, el método consiste en encontrar el destino a lo que se tiene más a mano: pies, para qué os quiero.

Hay quien tomaría, en casos así, las de Villadiego, y quien se llamaría a andanas, equivalente, esto último, a no darse por enterado, como si la fiesta (o el desastre) no fuera con uno. Los más avezados, tal vez se pongan en lo peor -esperando que los demás no lo tomen a mal-, aunque los que suelen tener más crédito son los que sin entender de la misa la media, creen que todo el monte es orégano y andan a la que salta, que puede que sea a salto de mata.

Nos gustan más quienes plantan cara, le ponen ganas, y apechugan con el asunto y se comen el marrón o, mejor, hacen que lo coman a los que organizaron el pifostio (que una cosa es ir de héroe y dejar que se vayan de rositas quienes correspondería cargar con el muerto). No siempre, por cierto, lla solución está en tirar para alante, porque a veces hay que hacerlo por la calle del medio y, en todo caso, lo aconsejable es andar con tiento y salvar los muebles. 

Si hay que cortar por lo sano, no debemos asustarnos en que caiga quien caiga,  -cuidando de que no paguen el pato los de siempre, sino los que se lo comieron -. Si no hay más remedio, una fórmula que puede servir para un apaño-está claro que no de forma universal- es poner al mal tiempo buena cara.

Lo que no hay que hacer es confiarse, porque cuando menos se espera, salta la liebre y salen más esqueletos del armario, con la consecuencia de que, después de Guatemala, venga Guatepeor.

Por ello, no está de más ponerse a cubierto mientras dure el chaparrón, y desconfiar de los que dicen ver el final del túnel cuando para los demás es aún noche cerrada y, desde luego, cuidarse mucho, de poner la otra mejilla para que nos den nueva bofetada quienes ya nos marcaron la cara una vez.

Sirve también al caso no confiar en cantos de sirena ni dejar de tener en cuenta que lo mejor es enemigo de lo bueno, y que -se crea o no- a Dios rogando, y con el mazo dando, porque aunque nunca llovió que no amainara, de grandes cenas están las sepulturas llenas, que, además, es imprescindible pagar antes de dejar el restaurante.

Extrémese el cuidado en descubrir lo que se oculta tras una apariencia -que suelen ser, ya se sabe, engañosas-, porque, si de noche todos los gatos son pardos, de día no faltan especialistas en dárnoslas con queso, y hay que estar al tanto de los que hacen de sus gorgoritos, cantos de sirena. Estando, como estamos, a dos velas, a pie enjuto y empeñados hasta el alma, para salir de aquí hacen falta  algo más que buenas voluntades. 

De los que se encumbran para prometer el oro y el moro, cuidémosnos, pues. Que del árbol caído, todos hacen astillas y árboles más altos hemos visto caer.

Por eso, a cuantos nos tiren los tejos tirando a dar en los errores de otros, replicamos que, ante todo, tengamos la fiesta en paz, que arrieros somos. Será conveniente que si no van de farol, pongan todas sus cartas sobre la mesa, sin guardarse ases, especialmente si son de bastos o esapdas, en la manga. No les pedimos que hablen a calzón quitado, que para descubrir si van en pelota (picada o no) no hará falta más que mirarles a la cara y comprobar que tienen limpios los bolsillos.

Ya que estamos al cabo de la calle, no vamos a quedarnos ni escaldados ni compuestos y sin novia; a la mínima, seríamos capaces de cantarle las cuarenta al más pintado y hacer que se le caiga la cara de vergüenza. Que lo que único que ahora pedimos es que los que nos vayan a mandar, tengan lo que hay que tener; con eso sobra y basta.

Ante la percepción de la muerte

Si el lector es hipocondríaco, mejor no lea nuestro Comentario de hoy. Se lo dedicamos a personas serenas, maduras, conscientes de que, si hay una verdad que está con nosotros, incuestionable, es la de que, por el hecho de haber nacido, es decir, de vivir, moriremos.

Sería también trivial -pero no está de más ponerlo de manifiesto de vez en cuando- afirmar que la preocupación acerca de lo que puede suceder con esta magnífica sensación bipolar de poder y fragilidad que produce la consciencia de la existencia ha dado nacimiento a multitud de hipótesis que tratan de salvar la incógnita de lo que "nos" sucede una vez que morimos.

Nos resistimos, desde luego, "de forma natural" (está implícito, nos parece, en ese "orgullo de vivir una existencia especial", diferente a los demás animales y seres perecederos) a admitir que después de nuestra muerte desaparecerá definitivamente nuestra particular esencia.

Las elucubraciones en torno a la posible superación de ese problema estructural, que está directamente vinculado a nuestra capacidad de pensar, de razonar, también se han ido consolidando en unas cuantas ofertas que muchos encuentran aceptables y otros se han especializado en utilizarlas en su propio beneficio.

Tampoco descubriremos aquí nada nuevo: van desde aceptar la posibilidad de que pasemos a formar parte de un espíritu superior -más poderoso o, simplemente, más amplio- hasta incorporar a ese corpus voluntarista, diversas opciones de ser recompensados o castigados -existiendo también unas cuantas opiniones acerca de por quién y de qué manera-, de acuerdo con las acciones realizadas mientras nuestra naturaleza de ser vivos nos concedió  capacidad de actuación.

Incluso no faltan teorías que pretenden imponer que existen posibilidades de corregir, en otras vidas posteriores, el currículum de la existencia de la que ahora somos conscientes. Por supuesto, el subordinar nuestra capacidad a uno o varios seres superiores, forma parte del juego de hipótesis salvíficas del problema, como también lo es -y estamos convencidos que, por lo menos, tiene el mismo nivel de versosimilitud- aceptar que somos una anomalía de la evolución de la materia, sin más efectos secundarios que nuestra capacidad de poder llegar a entenderla parcialmente.

No hay que asustarse, creemos, en defender con la cabeza muy alta, desde el escepticismo razonado, que todas esas opciones no dejan de ser elucubraciones sin ningún valor plenamente probado y, por lo tanto, exentas del suficiente rigor científico.

En el caso de los sentimientos religiosos, particularmente si suponen la veneración de espíritus superiores, pueden servir para tranquilizar a quien desee acogerse a una de ellas, incluso parecerían necesarias como fórmula para contener, al menos parcialmente, en muchos individuos, los impulsos egoístas que forman también parte de la naturaleza.

La amenaza de un castigo cuyo padecimiento iría más allá de la existencia que nos conocemos, o, en su caso, la perspectiva de un premio representado en un disfrute eterno, parece haber servido, a lo largo de la Historia, -y lo sigue siendo- como elemento de contención o de estímulo a las masas violentas.

Pero lo contrario también es, desgraciadamente, cierto. Porque, asímismo cabe imputársele a esos credos una buena parte -sino todo el conjunto- de las aberraciones, vejaciones, guerras, asesinatos y mortandades que han jalonado el camino del llamado progreso de la Humanidad. Un itinerario que es, para quienes pretendemos que bastaría echar mano de principios de ética universal, simplemente el rescate de esa norma natural que no debiera ser cuestionada por ningún ser humano y por ninguna circunstancia, y que plasmaron casi todos los filósofos que pudieron analizar la cuestión sin mordazas: Neminem laedere, no hagas daño a otros (1).

¿Qué nos queda, pues, a los creyentes de residuo desde la paradójica verdad del ser humano? ¿Qué podemos admitir como válido quienes no tenemos más fórmula de agarre a la naturaleza que el hecho de coexistir junto a otros, de ser coetáneos, y de ser, como los demás humanos (y seguramente, solo como ellos) conscientes de que moriremos?.

Para nosotros, la única respuesta satisfactoria a esa verdad de la propia muerte es la de mantenerse en el empeño de acometer la circunstancia de vivir de la mejor manera posible: no para procurarse la máxima satisfacción utilizando como instrumento a los demás, sino aceptando convertirse en instrumento para ayudar a mejorar lo que nos rodea, ayudando a que, especialmente, quienes están más próximos, sean más felices.

Esa es nuestra propuesta, no para vencer a la muerte, sino para disfrutar de haber dado sentido a nuestra existencia. Lo que venga después, ya no dependerá de nosotros, pero habremos contribuído a que sea algo mejor. Cuando nuestra muerte llegue, ese sentimiento nos producirá, seguro, una calma reconfortante.

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(1) Este principio, a pesar de su parecido formal, no debe confundirse con los principios del Derecho, que Ulpiano recogió el primero en sus Institutiones y que Raimundo de Peñafort incorporó a sus Summa Iuris, y que tienen esta redacción: "Iuris praecepta sunt haec: honeste vivere, alterum non laedere, suum cuique tribuere".

 

Sobre los Prados Asfódelos

Sobre los Prados Asfódelos

Hacia la mitad de la primavera, en terrenos calizos apropiados, florecen unas plantas enhiestas con unas inflorescencias grandes, nervadas, inconfundibles. Se llaman asfódelos y, para los antiguos griegos, eran la comida preferida de los muertos, por lo que las plantaban en los cementerios, para que los difuntos no tuvieran que separarse mucho del lugar donde yacían eternamente.

Denominar a la avenida principal de una ciudad con un nombre que recuerde la antigüedad clásica, es demostración de cultura y tiene la ventaja de que se reducirán las posibilidades de que una nueva Corporación le cambie el nombre, para así pretender colar en la inmortalidad que da el asfalto a uno de los suyos. Los franceses se han apropiado, para otorgárselo a la avenida principal de París, del hermoso nombre de Los Campos Elíseos, una especie de cielo en la que los dioses y los héroes reposaban felices.

De tener la intención de apelar al más allá metafísico como símbolo de la eternidad utilizando la mitología griega, no hay mucho donde elegir. Solamente son tres los espacios en los que se consideraba dividido el reino de Hades, el inframundo de los mortales fallecidos y, si deseáramos cambiar el nombre del Paseo de la Castellana o de cualquier arteria mayor de uno de los pueblos de España -que tampoco es que sea imprescindible, pero da para un debate-, nos quedaría la opción de elegir entre Prados Asfodelos y Tártaro.

Sin embargo, el Tártaro, como es sabido, es la denominación de los infiernos, lo que, si bien en algunos días pudiera parecer adecuado a algún malévolo para definir la situación de la calle principal del Madrid interior a la M-30, sería injusto como invocación permanente, incluso teniendo en cuenta el caos circulatorio de la capital de España, agobiada por el persistente uso del transporte individual por parte de ese 70% de motorizados que viven en las afueras y trabajan, compran y comen en su centro.

Nos quedaría, pues, la posibilidad de invocar a los Prados Asfódelos o a su heterónimo, Campos Asfodelos o Asfodelinos (que no es la misma planta, pero se parece) ya que, si nos acogemos a la descripción que realiza de tal lugar Homero en su Odisea, el nombre es apropiado para un roto como para un descosido: los Campos Asfódelos son el lugar en donde reposan aquellos que han procurado llevar una vida de rectitud, con el mérito singular de no pertenecer a la élite de los dioses ni de los héroes; o sea, el grupo en el que aspiramos ubicarnos casi todos los humanos de a pie.

Advertimos, sin embargo, que habrá eruditos que digan que el lugar de los Asfódelos de marras ha sido objeto de otras interpretaciones y elucubraciones por los imaginativos clásicos que no lo hacen tan atractivo. No importa. Fonéticamente suena bien y la planta es hermosa y, de verdad -aunque no la hemos probado, y ojalá tardemos, si ha lugar, algunas décadas-, comestible por sus tubérculos, una vez cocidos para reducir la cantidad de asfodelina, una droga que afecta al pulso cardíaco.

Cuestiones culinarias aparte, un asunto delicado es la selección de las esculturas que habríamos de poner, sustituyendo las existentes -salvo la de Cibeles y Neptuno-, en las glorietas de la avenida de los Prados Asfodelos, que, siempre pensando en Madrid, podría comenzar con ese arco de triunfo inconcluso que hoy forman las torres de Kio, (al que convendría completar con un paramento horizontal, medida que nos daría mayor seguridad de que no se cayeran la una contra la otra ante la eventualidad de cualquier terremoto o tsunami) y terminar en la estación de Atocha.

Sin duda, una de esas plazas habría de estar dedicada a Teseo, incansable batallador, que dió muerte al Minotauro a puñetazos (las armas de mayor precisión eran por entonces desconocidas), liberando así a los suyos del tributo de siete doncellas y siete jóvenes que, periódicamente, constituían su dieta.

El bueno de Teseo fue rescatado del Hades -al que había viajado por amor, enfermedad que también padecen dioses y héroes- por Heracles, que pasaba por allí para realizar los trabajos que se le habían encomendado, y que pudo despegarle de la silla en donde el maléfico dios del inframundo le había encolado durante un banquete.

Seguro que muchos de los alcaldes y alcaldesas de este país sueñan con ser reencarnación de ese héroe y reclamarían para sí el privilegio de dotar a la efigie con su propio rostro.

Pero eso es ya otra historia, ¿no?

Entre lo esotérico y exotérico, ¿qué hay?

He aquí dos palabras, con significados opuestos y apenas discernibles fonéticamente, que son confundidas frecuentemente. Como dos hermanos gemelos, parecidos físicamente como dos gotas de agua -así se suele decir-, pero que tuvieran caracteres contrarios, son tan distantes como pueda estarlo el huevo de la manzana.

En una primera aproximación, puede aceptarse que lo esotérico responde a lo oculto, a lo interior, y lo exotérico a lo vulgar o simple, que corresponde, en principio, a lo exterior. Para profundizar en los recovecos de lo esotérico (eso, interno) hay que instruirse, y para entender de lo exotérico (exo, externo) bastará el sentido común.

Como no hemos concebido este Cuaderno como un ejercicio de pedante exhibición gramatical, procede de inmediato contestar a la pregunta que formulamos en el título. La respuesta no ha de ser otra, una vez recordado el significado de ambos  términos, que ésta; entre lo esotérico y lo exotérico el espacio debiera ser nulo, pero la realidad muestra que es vastísimo.

Se enfrentan aquí, por cierto, otros dos gemelos. Para los que se contentan con moverse en lo exotérico, el ropaje intelectual puede ser basto, pues su trabajo es de observación, y serán muchos los que se sentirán satisfechos con lo que vean; para quienes preocupa avanzar en lo esotérico, no les bastará, si son cabales, tener en cuenta lo que hayan aprendido de los libros, por vasto que fuera, pues al investigar a través de la conciencia, que tiene por puertas lo oculto y escondido, siempre se encontrarán, en el patio propio, fuentes de sorpresas.

De lo exotérico y lo esotérico se pueden sacar infinitas consecuencias, pues los terrenos para la investigación son amplísimos. La frontera de ambos mundos es tan frágil, sinuosa y difuminada que nadie se aventuraría a trazar sus límites.

Hay algunas sedicentes ciencias que quieren acercarnos lo esotérico, contando historietas que resultan del gusto de los que tienen menos cultura y se dejan seducir por los misterios. Pero hay tanto de misterioso en lo que está fuera como dentro de nosotros.

Los simples tienden a creer que hay un mundo que solo se percibe desde lo esotérico, cuando los más sabios convendrán en que, mientras no se demuestre lo contrario, ambos espacios se imbrican de tal modo, que la única forma de saber si nos movemos en lo esotérico o en lo exotérico es admitiendo que el límite queda trazado en cada uno por la sola voluntad de considerarse centro del universo o una ínfima partícula de un cosmos aún inabarcable, mírese como se mire.

Por los pelos

Por los pelos es el título que se dió en español a la obra teatral Scherenschnitt (1), (Shear Madness, en inglés), un enredo trasladado a la escena a partir de un libro escrito por el sicólogo alemán Paul Pörtner, en el que el público interactúa con los actores, que se ven obligados a improvisar parte del libreto.

Esta comedia de misterio, que se desarrolla en una peluquería y se centra en descubrir el autor de un asesinato -el de la vecina del piso de arriba- ha sido representada,-solo en Boston, en donde se estrenó en 1980-  del orden de 13.000 veces, sin interrupción, y más de 100.000 en Estados Unidos, proporcionando así un nicho laboral para muchos actores y actrices y gentes del teatro y sirviendo a la diversión de millones de espectadores en todo el mundo, encantados, por lo general, de verse convertidos en uno de los protagonistas de la obra.

La representación ha sido puesta sobre tarima algunas veces en España, sin que alcanzara, ni mucho menos, la devoción de que disfruta en Norteamérica. Las crónicas hablan de la dificultad de los profesionales del teatro para improvisar -la obra tiene una estructura abierta, en la que el público hace preguntas a alguno de los actores, y éstos se guían por sus indicaciones para descubrir al asesino, que no está predeterminado en el libreto-, y, también de la reticencia del público español a interactuar, convirtiéndose en parte del espectáculo.

Es muy tentador dejarse arrastrar por los resultados de esta obra a ambos lados del charco atlántico, para lanzar algunas pinceladas sobre el lienzo en blanco de las dos idiosincracias detectables en el colectivo del pueblo norteamericano y el español.

Aquí es más difícil conseguir que la gente se moje y tampoco disponemos de conductores que hagan que el personal se anime a colaborar. Preferimos ser espectadores sin protagonismo: pagamos la entrada, miramos lo que haya, y nos volvemos a nuestras cosas, generalmente después de criticar a muerte lo que hemos visto, sobre todo si es de entendederas complejas.

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1) Scherenschnitte se refiere tanto a la habilidad de hacer figuras con el papel, recortándolo con unas tijeras, como a los cortes que se realizan con ellas.

En alemán, tiene un significado ambigüo, cuando se utiliza en singular, como es el caso del título de la obra de Pörtner. En inglés, la traducción del título nos llevaría a interpretarlo como Locura por el corte, también con ambigüedad, sabiendo que la escena se desarrolla en una peluquería ("Obsesión por pelar"), pero, además, que "sheer madness" es utilizado con la acepción "Pura locura".

 

Sobre Alsocaire en 2010

En 2010 hemos publicado 365 Comentarios, que hemos recogido en un libro de 364 páginas, en formato Verdana 9.

Los comentarios desarrollan noticias, reflexiones e ideas sobre la actualidad, fundamentalmente la española y europea. Todos los artículos, como ha sido regla sin excepciones desde que se abrió este blog en septiembre de 2007, empiezan con la preposición "Sobre..."

Los 350 Comentarios correspondientes a 2009 han sido recogidos en un libro, publicado en e-Bubok con el título Los ensobrados de Alsocaire.

En total, hemos escrito 1.196 entradas en Alsocaire.

Estamos pensando en cambiar el formato de este experimento personal. Hasta entonces, gracias por seguirnos.

Angel Manuel Arias

(En El blog de Angel Arias, por su parte, durante 2010 se publicaron 52 entradas; durante 2009, 69; 129 en 2008 y 150 en 2007; y 86 en 2006; el blog lleva abierto desde junio de 2006 se han publicado, en total, pues, 486 Comentarios)

Sobre las acepciones del nosotros en los discursos institucionales

El discurso de Navidad de SM el rey Juan Carlos Primero nos da oportunidad de analizar las diferentes acepciones que la primera persona del plural ("nosotros") puede adoptar en un mismo discurso institucional:

1. La identificación con el Gobierno. Así cuando dice: "Debemos proseguir y abordar juntos las reformas necesarias, cumpliendo además nuestros compromisos en materia presupuestaria y de déficit", es evidente que, puesto que quien ha asumido tales obligaciones ante los demás socios de la UE es el Gobierno, el Rey se está considerando parte integrante de él. En realidad, constitucionalmente, el Rey no forma Gobierno, pudiendo interpretarse la redacción como un lapsus de quien redactó el discurso base que, como es lógico, habrá sido el equipo ideológico socialista en esta legislatura.

2. La asunción de una falsa identidad, para dar proximidad a la frase respecto a quien debe, en realidad, sentirse apelado. Es el caso de las expresiones del tipo: "Debemos desterrar el desánimo, levantar la cabeza, aunar esfuerzos y continuar la faena, conscientes de lo que somos, de lo que ya tenemos y de lo que podemos avanzar". En este ejemplo, y como no es posible concebir que SM tenga que desterrar desánimos y levantar la regia cabeza, ha de interpretarse que somo sus súbditos -es decir, todos los demás- los que debemos cambiar de estado (no de país, sino de estado anímico).

3. El reconocimiento, como emisario de terceros, en tanto que líder local, de que se debe a obeder a las entidades superiores. En esta expresión: "La crisis ha exigido importantes decisiones por parte de nuestros poderes y a escala europea ha exigido concertar nuevas iniciativas", concentra adecuadamente la sensación de que SM no es ajena a la necesidad de acatar la existencia de poderes a los que hay que obedecer y que a SM le corresponde, en nombre de aquellos, explicar al resto del grupo su pertinencia.

4. La identificación con subgrupos ad hoc, de forma versátil, poniendo de manifiesto el carácter camaleónico de la institución que representa y su entidad adaptativa, magmática, aunque también, por ello, identitariamente muy confusa. No es fácil entender, por ello, qué tipo de personalidad asume cuando indica que: "Todos ellos (se ha referido antes a "todas las personas que han asumido grandes sacrificios este año") merecen nuestro más amplio respaldo". Se puede interpretar, por tanto, que SM se está identificando con quienes no han tenido que sacrificarse, por lo que resulta confuso cuando continúa expresando que "Sus múltiples desvelos diarios y los de millones de familias cuentan con nuestra mayor gratitud, pues contribuyen al bien de todos". La frase debería analizarse desde un punto de vista macroeconómico.

5. La personificación del espíritu nacionalista integrador, excluyente de separatismos e independentismos, adquiriendo un tono dogmático y adoctrinador, de quien se sabe con carisma para marginar a los rebeldes y asumir las creencias de la mayoría (desde luego, coincidentes con el sentir de los dos partidos políticos mayoritarios y algún otro). "Somos una gran nación (...) integrada en la UE, con la que estamos comprometidos y por la que siempre hemos apostado". Aquí SM se convierte, imaginativamente hablando, en un ser extracorpóreo, pues el "siempre hemos apostado", no puede referirse a su años de vida, ni tampoco a la propia Monarquía, sino a las esencias europeístas surgidas, tal vez, a finales de los setenta del pasado siglo, dentro del karma hispánico.

6. La representación de los "españoles", como presumible concepto jurídico indeterminado, autosuficiente y con plena capacidad de acción en la autarquía hipotética identificada como "España", y en la que los efectos de cualquier acto afectan, en esa comunión ideal, a todos sin excepción. "De cómo le vaya a  España depende de cómo le vaya a cada uno de los españoles. (...) no caben actitudes individuales ni colectivas de indeferencia o de egoísmo, que a la postre nos dañan a todos".

7. El plural mayestático. Curiosamente, y aunque en algunas frases podría inferirse que SM habla como institución, y que, como sucedía en todas sus alocuciones anteriores públicas, su "nosotros" se debería referir inequívocamente a la Monarquía, no es el caso de este discurso, que, incluso adopta un tono de humildad muy al gusto de los tiempos. Así, cuando dice: "Todos, empezando por nuestros partidos políticos y agentes económicoso y sociales, somos importantes para conjugar voluntades (...)", realiza una curiosa omisión de la propia Monarquía, que es rebajada al nivel -perdónesenos a nosotros- del hombre de la calle.

Sobre las felicitaciones en esta época (Season's Greetings)

No vino provocado por la crisis, porque la decadencia en el envío de tarjetas navideñas procede de más antiguo; empezó a perderse, en este país desde el que escribimos, a finales de los ochenta.

Tampoco tuvo que ver exactamente con la pérdida de interés por lo religioso, porque ya hacía algún tiempo que con se estaba utilizando una frase compendiadora "Feliz Navidad y Año Nuevo" o, aún más sintéticamente, "Felices Fiestas".

Por supuesto, felicitar las fiestas es una redundancia, porque para eso se hacen. El uso de  pleonasmos como recurso para disimular la falta de imaginación es de lo más socorrido. Las fiestas son, por su esencia y concepción, felices; al menos, en la intención previa de quien las organiza o pretende.

Desear "felices fiestas" es gratuito, innecesario; se podría desear que un previsible amargo trámite resulte feliz.

Por ejemplo: "Sr. Presidente del Gobierno, le deseo que le sea feliz su próxima comparecencia en el Congreso de Diputados" o "Sra. Presidente de la Comunidad de Valencia, le deseo que obtenga una feliz salida de los complicados vericuetos de la investigación del llamado caso Gürtel" o "Sr. Ex Presidente de la CEOE, en coherencia con el que supongo su deseo y en bien de todos, me gustaría que sus negocios empresariales hubieran tenido un resultado más feliz".

La única observación que cabría hacer, pues, a tanto despilfarro de inútiles deseos como se prodigan en los finales de año, sería -dada la existencia comprobada de tantos aguafiestas profesionales, siempre atentos a destruir nuestros buenos propósitos a martillazos-, la de desear que la felicidad de esas fiestas no resulte amargada por la actuación de controladores aéreos, terroristas, especuladores económicos, huelguistas salvajes, etc.

La felicitación adecuada podría ser esta: "Deseo que el próximo año, los numerosos rompecoj... dispersos por el mundo, no te fastidien la poca felicidad que pueda corresponderte".

Aunque, dada la crisis persistente y la falta de ideas convincentes que provengan tanto de diestra como de siniestra para superarla, lo mejor sería acudir a algún oxímoron: "Feliz fastidiado año nuevo" (en inglés, Fáquin jápi níu ía), "Dios nos coja confesados", o, para agnósticos: "Al final, todos calvos" (en inglés, Dón uóri, bí jápi) e, incluso: "Como esto no tiene remedio, te deseo que pases el mal trago lo mejor posible" (en inglés, From los, tu de ríver)

 

Sobresalientes

Hay dos formas básicas de sobresalir: a) por acreditar cualidades superiores al resto de la especie, que permiten al ejemplar, habiendo alcanzado ya su pleno desarrollo, destacar sobre los demás individuos, o bien, b) porque, en la fase de maduración, el individuo, en fase de crecimiento, presenta circunstancialmente algún rasgo diferenciador respecto a sus coétaneos.

En el segundo caso, la evolución natural acaba destruyendo la diferencia, convirtiéndola, a veces, incluso en un hándicap, una rémora. Podríamos, pues, denominar efímera u ocasional a esta forma de sobresalir, en tanto que la primera sería una sobresaliencia estable o consolidada.

Los niños que alcanzan la pubertad antes, suelen ser de estatura menor; quienes demuestran precocidad para adquirir ciertas habilidades, se pierden, casi siempre, el adquirirla en otras que les hubieran sido más útiles para la vida adulta. Los infantes prodigio no se pertenecerán, una vez maduros, a la élite por aquello en lo que tanto habían destacado.

Más grave nos parece que la sociedad no sea capaz siempre (o sea, casi nunca) de detectar a sus sobresalientes, para utilizarlos en beneficio de todos;  tampoco ha encontrado un método seguro para hacer crecer las aptitudes de los educandos, orientándolos y dándoles más músculo.

Los planes de formación cambian con los gobiernos, se mueven a bandazos, no crecen con el saber (o con el deseo de alcanzarlo), sino que se emponzoñan de personalismos, intuiciones sin base, barreras con la intención de dificultar accesos, más que de permitir que entren y luzcan los mejores.

Si nos tomamos la molestia de analizar los currícula de quienes han destacado en su etapa adulta, nos encontramos más bien con una historia de tenacidad personal, de esfuerzos en solitario; a veces, incluso, a despecho o claramente en contra de los itinerarios oficiales, dando la impresión de que el destacado ha conseguido emerger con su banderita de sobresaliente, venciendo obstáculos contra el orden establecido, en vez de contar con su apoyo.

También hay otros sobresalientes que han contado con vientos ventajosos que los han aupado a los diplomas, galardones y medallas. Cuando vuelve la calma o cambian las direcciones de los soplos, queda al descubierto que lo que pretendía ser mérito era, simplemente, desfachatez o coyuntura; y lo que les llevó arriba, no era su propia naturaleza, sino la de las gentes que la rodeaban y la de las cosas que habían utilizado para enmascararla.