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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre las felicitaciones en esta época (Season's Greetings)

No vino provocado por la crisis, porque la decadencia en el envío de tarjetas navideñas procede de más antiguo; empezó a perderse, en este país desde el que escribimos, a finales de los ochenta.

Tampoco tuvo que ver exactamente con la pérdida de interés por lo religioso, porque ya hacía algún tiempo que con se estaba utilizando una frase compendiadora "Feliz Navidad y Año Nuevo" o, aún más sintéticamente, "Felices Fiestas".

Por supuesto, felicitar las fiestas es una redundancia, porque para eso se hacen. El uso de  pleonasmos como recurso para disimular la falta de imaginación es de lo más socorrido. Las fiestas son, por su esencia y concepción, felices; al menos, en la intención previa de quien las organiza o pretende.

Desear "felices fiestas" es gratuito, innecesario; se podría desear que un previsible amargo trámite resulte feliz.

Por ejemplo: "Sr. Presidente del Gobierno, le deseo que le sea feliz su próxima comparecencia en el Congreso de Diputados" o "Sra. Presidente de la Comunidad de Valencia, le deseo que obtenga una feliz salida de los complicados vericuetos de la investigación del llamado caso Gürtel" o "Sr. Ex Presidente de la CEOE, en coherencia con el que supongo su deseo y en bien de todos, me gustaría que sus negocios empresariales hubieran tenido un resultado más feliz".

La única observación que cabría hacer, pues, a tanto despilfarro de inútiles deseos como se prodigan en los finales de año, sería -dada la existencia comprobada de tantos aguafiestas profesionales, siempre atentos a destruir nuestros buenos propósitos a martillazos-, la de desear que la felicidad de esas fiestas no resulte amargada por la actuación de controladores aéreos, terroristas, especuladores económicos, huelguistas salvajes, etc.

La felicitación adecuada podría ser esta: "Deseo que el próximo año, los numerosos rompecoj... dispersos por el mundo, no te fastidien la poca felicidad que pueda corresponderte".

Aunque, dada la crisis persistente y la falta de ideas convincentes que provengan tanto de diestra como de siniestra para superarla, lo mejor sería acudir a algún oxímoron: "Feliz fastidiado año nuevo" (en inglés, Fáquin jápi níu ía), "Dios nos coja confesados", o, para agnósticos: "Al final, todos calvos" (en inglés, Dón uóri, bí jápi) e, incluso: "Como esto no tiene remedio, te deseo que pases el mal trago lo mejor posible" (en inglés, From los, tu de ríver)

 

1 comentario

Manolo -

Querido Ángel: si me permites añadiría un comentario un poco más amargo, si cabe , al tuyo. Teniendo en cuenta que (improviso la cifra) más del 90% de las felicitaciones son de caracter oficial/comercial y que en estos medios hay suficientes secretari@s y ordenadores como para que a un golpe de tecla salga un vomitado de felicitaciones, incluso para personas que han podido fallecer en el último año, la costumbre navideña parece debería reinventarse .