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Al Socaire de El blog de Angel Arias

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El Club de la Tragedia: El cuento del pollastre viatger

En la granja de las autonomías españolas, hay un par de pollitos que gallean. Son más robustos que los demás, e incluso, si se les pusiera al lado de los más tiernos de la pollada, parecerían ser de otra camada.

Y sin embargo, proceden todos de la misma puesta y han sido incubados por la misma gallina, exactamente durante veintiún días. Por lo que nadie pondría la mano en el fuego es por la naturaleza del padre, lo que ha servido para despertar la imaginación de algunos de los pollitos.

¿Seré hijo de ese formidable animal que, cada tarde, vuelve cargado con los aperos de labranza, al establo en el que recibe una ración de heno que me serviría a mí de alimento por más de un año?, se preguntaba en silencio un pollito rubicundo, picoteando dismuladamente las piedrecitas junto a la alambrada del gallinero.

"Estoy seguro de pertenecer a la familia de esos gallardos compadres que se acercan, graznando, a los comederos de la granja, para arrebatarnos con increíble arrojo parte del grano, obligando a que nuestro cuidador reponga lo que falta de sus despensas ilimitadas", reflexionaba otro de los polluelos, soñando con una ascendencia de altos vuelos.

El más gordo y osado de aquellos pollos, despreciaba a esos compañeros de camada, que alimentaban unas, para él, estúpidas elucubraciones, a las que no encontraba el menor valor práctico. En particular, le resultaban hilarantes las consignas de la mayoría de sus hermanos que defendían la teoría de que, para defenderse de los enemigos naturales, y en especial de un pájaro descomunal que el granjero llamaba gavilán deberían procurar estar todos juntos y apresurarse a esconderse en el cobertizo cuando cualquiera lo avistara.

Sueños ridículos que el presuntuoso, estaba convencido de que carecían del menor punto de contacto con la realidad. Por el contrario, el sabía con certeza que el era el único que no pertenecía a aquella generación de pollos.

Sus orígenes eran diferentes. No era la suya la historia del patito feo que se convierte en cisne al subir en edad. Había tenido ocasión de ilustrarse en un trozo de papel de periódico con los que el granjero envolvía la puesta de las gallinas adultas.

El era, indudablemente, no un pollo, sino un pollastre.

Y, para mayor gloria, se convertiría en un pollastre viatger, abandonando la granja en la que vivía. No estaba dispuesto a compartir su comida con los demás polluelos, repartiendo las migajas que se les ponían en el comedero; porque él sabía donde y cómo sembrar el grano para que creciera más rápido; el podría subsistir perfectamente sin más ayuda que su ingenio.

Así que, una mañana, mientras los demás dormían plácidamente subidos en sus pescantes, por uno de los agujeros abiertos en la malla metálica, salió al aire libre. Nadie le había dicho que era invierno y estaban en Siberia.

Si el lector no conoce el cuento del pollito, le remito a este Comentario anterior.

Miedos

Un "grupo de expertos" (aún subsisten, pues) de la Comisión Europea examinarán, en la segunda quincena de abril de 2012 la contabilidad pública española, para informar a los ministros de economía de la Unión Europea acerca de la calidad de los Presupuestos que el Gobierno español ha presentado para su aprobación al Parlamento.

Esta actuación corresponde a la innovadora idea de poder lanzar "una alerta temprana" en el caso de que se detecten desequilibrios graves que pudieran tener efectos desestabilizadores sobre el resto de países (digamos, Alemania, Francia y Reino Unido).

No existen precedentes respecto a tal mecanismo, existiendo la constancia de que lo que no funciona es la "alerta tardía", que se ha desplegado en el caso de la crisis de las subprime y, siendo más ambiciosos en el análisis, en la caída de todos cuantos sectores clave se nos han desmoronado o desmoronarán a lo largo de la historia (siderúrgico, naval, construcción, comercio minorista, restaurantes de cocina de mercado, correos de postas, agroganadería para autoconsumo, teatro de variedades, monarquía parlamentaria, democracia orgánica, paneles fotovoltaicos, peluquerías y mercerías, etc.)

Ignoro cuáles podrían ser, en este caso, las medidas a adoptar contra España, si el gobierno de Rajoy no acierta en recortar donde ve carne y no hueso-salvo obligarle a reducir aún más su política de gastos, imponiéndole sanciones hasta que la población del país afectado estalle en una revolución-, pero deduzco de inmediato que los que mandan en la Unión Europea de varias velocidades (dos, en realidad) tienen miedo de que la voracidad de los tiburones, orcas y delfines no se contente con los bancos de sardinas y alcance a los boquerones, focas y pingüinos.

Este miedo a la vulnerabilidad europea es de la misma naturaleza, en el fondo, que el expresado por el secretario de Estado de Administraciones Públicas, Antonio Beteta, que está buscando rápidamente un espacio en el escenario mediático con declaraciones enjundiosas, cuando afirma que esa sensación anímica le producen las cuentas de la Comunidad Andaluza, aunque -precisa- no conoce las cifras reales, y eso que cree tener una fórmula insólita para la reactivación económica, guiado por su olfato intuitivo: que los "funcionarios se olviden de tomar el cafelito y de leer el periódico".

Miedos de todo tenor nos han invadido la casa y son alimentados con profusión por noticias, declaraciones, amenazas, elucubraciones, presunciones. Miedo a un desastre nuclear por el que explote (o algo así) una central nuclear y produzca la contaminación radioactiva de medio planeta; miedo al calentamiento global (o algo así) que haga subir varios metros el nivel del mar, ahogue en segundos incluso a los que sepan nadar y, de paso, nos obsequie con huracanes, tsunamis y desiertos; miedo a un ataque terrorista indiscriminado individual o masivo, venga de francotiradores, de exaltados religiosos, devotos del fútbol sala o amigos del Dalai Lama; miedo a que se hunda un crucero, se caiga un avión, descarrile el metro, se nos contagie la brucelosis al comer conejo, la gripe aviar al degustar un pollo, nos envenemos de mercurio por culpa del cazón o nos reviente el hígado por ingerir demasiadas vitaminas.

Miedo. Tenemos miedo. Y nos lo mantienen bien alimentado, porque el miedo siempre pide más. Cuanto más insaciable el apetito de los que nos devoran lasa expectativas, más vulnerabilidad se introduce en nuestro hábitat.

Café para todos y chocolate con churros para Cataluña

Café para todos y chocolate con churros para Cataluña

Ya vamos superando la crisis. No me refiero a salir de ella, sino a estar convirtiéndola en elemento fijo del escenario. Se advierte en el lenguaje de los políticos, esos seres aparentemente humanos para los que una de sus capitanas intelectuales -Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid- ha vaticinado que están a punto de "quedarse sin empleo".

Aunque también ha pronosticado que "encontrarán otro" (empleo), por lo que debemos estar preparados.

La razón de la nueva maniobra de distracción que se incorpora al argumentario proviene de la obsesión que es la principal -y aparentemente, la única- tarea asumida por el Ejecutivo español desde el equipo de Mariano Rajoy convenció a una mayoría de votantes de que tenía la solución para lo mal que nos iba: reducir el gasto público, como sea.

Lo dicen todos. Me lo decía mi papá, Merkel, Sarkozy, Draghi, ... Me lo decía mi abuelito, Trichet, Rato, hasta ese economista de dos y dos son las que son, llamado Arturo Fernández, ...Me lo decían muchas veces y lo olvidaba muchas más.

El problema es que no hay sitios donde reducir, sin afectar a partes vitales (es decir, la eliminación significativa de prestaciones en los servicios esenciales, lo que significaría el adiós al Estado social), y por eso, los exploradores del Partido Popular anuncian que será necesario ceder competencias a la Administración Central desde las Autonómicas.

Cuando la presidenta Aguirre abordó la idea, el 10 de abril de 2012, dando más precisa formulación a lo que el superministro Montoro había expresado en la mañana de ese mismo día en Radio Nacional, saltaron las alarmas en el gabinete del presidente Artur Mas, allá en la Generalitat catalana.

Cataluña no solo no va a ceder sus competencias, sino que quiere más. Y, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y el Llobregat por Manresa, denuncia que la situación actual es la consecuencia de que se ha dado café para todos en esto de las autonomías, cuando solo Cataluña y el País Vasco son verdaderas naciones históricas.

Deduzco que, con ello, pone de manifiesto su creencia, aún no avalada por la investigación, de que los demás habitantes de eso que los fenicios y los romanos (que en paz descansen) llamaron Hispania, no se merecen la gestión de sus recursos, porque no sabrían hacerlo bien.

No ha entendido Mas -y esperemos que su dificultad para comprender la situación no contagie a muchos catalanes (en especial, a los que obtuvieron tal título como hijos de inmigrantes leoneses o andaluces, que son los más vulnerables)- de que se está hablando, no de café, sino de servicios sociales. No de sálvese quien pueda, sino de solidaridad. No de encrespar los ánimos, sino de encontrar soluciones.

Si los políticos catalanes tienen solución para abandonar esta penuria, algunos estamos dispuestos a pagarles el chocolate con churros. En otro caso, agradeceríamos que se callen, y que se sorban el café que les toque sin rechistar, que es lo que venimos pagando todos.

 

 

Sobre la ordenación del territorio, una experiencia en constante revisión

Las cuestiones de la óptima ordenación del territorio figuran entre las más apasionantes que pueden suscitarse en relación con los temas candentes de desarrollo económico, prosperidad social y sostenibilidad.

Son, por su propia esencia, un elemento dinámico, en el que han de conjugarse elementos muy candentes en el marco de las decisiones políticas,  dado que no solamente crece la población urbana en todo el mundo, sino que aumentan las necesidades de prestaciones de servicios y las exigencias derivadas de las aspiraciones legítimas a mejorar el nivel de vida, por lo que es imprescindible conjugar factores de muy variada índole.

El profesor Domingo Gómez-Orea, especialista en esta materia, a la que viene dedicando una parte importante de su actividad profesional, enfocada sustancialmente hacia Latinoamérica y España, pronunció el 30 de noviembre de 2011 una conferencia de divulgación sobre este asunto apasionante y controvertido, en el Instituto de Ingeniería de España, invitado por el Club Español de Medio Ambiente (CEMA) y el Comité de Desarrollo Sostenible de la Institución (CIDES).

Gómez-Orea expuso diversos ejemplos de su experiencia concreta, resaltando el problema que supone la aplicación indiscriminada "centro-periferia" (que calificó de desatino), que ha llevado a que los grandes núcleos urbanos facociten prácticamente el 50% de la población de casi todos los países del área latinoamericana en una o dos ciudades.

Defensor de la filosofía de "adaptarse a la naturaleza, en lugar de luchar contra ella", resaltó la importancia que tiene el medio en esa zona, y el riesgo específico que suponen las amenazas naturales. "El paisaje allí es una maravilla, pero las ciudades son, en general, un desastre·, afirmó.

En toda Latinoamérica, según la estimación de Gómez-Orea "se deben estar realizando actualmente del orden de 15.000 Planes de Ordenación territorial", lo que abre una interesante perspectiva laboral para los ingenieros españoles. "Nuestros técnicos pueden aportar rigor, concreción, sentido del proyecto, así como ayudar a fijar las prioridades de inversión", utilizando el criterio aprendido de "saber tomar decisiones con pocos datos", recibiendo a cambio una inolvidable experiencia vital.  

En el coloquio, suscitamos una compleja inquietud: adaptar los planes de ordenación del territorio a las necesidades específicas, diferentes según el nivel de desarrollo alcanzado por cada país.

No es lo mismo, sugerimos, tratar las cuestiones de ordenación en los países europeos, en los que se están revisando comportamientos ambientales, se produce la recuperación de espacios degradados industrialmente -afectada ahora por la crisis- y se está impulsando, como elemento dinamizador de actividad y empleo, un nuevo tipo de empresas basadas en nuevas tecnologías, que, por ejemplo, en Africa o zonas muy atrasadas de Asia, en las que la consecución de servicios de mínima calidad o la regulación en la explotación de recursos naturales aparecen como prioritarios, en regiones, por lo demás, muy desestrctradas. 

En cualquier lugar, en fin, se puede encontrar la aplicación a criterios eficientes de ordenación territorial, para conseguir la mejor adaptación del medio a las necesidades del desarrollo, combinando -como había expresado el conferenciante- naturaleza, población, redes, aprovisionamiento, factores económicos y sociales, estudiando los tres escenarios metodológicos: tendencial, óptimo y de concentración.

Sobre los despilfarros colosales

La desgraciada política de favorecer, en la búsqueda del beneplácito local (es decir, el voto de los estómagos agradecidos), la generación de expectativas sin fundamento, sin mercado, sin capacidad, ha generado en nuestro país una multitud de despilfarros que calificamos, sin temor, de colosales.

¿Ejemplos?. ¡Tantos! Demasiadas universidades sin posibilidad de alcanzar, jamás, prestigio suficiente, porque no conseguirán atraer a alguna -o no lo harán en número adecuado- de las escasas cabezas creativas disponibles; exceso de titulados sin la formación exigible, y, claro, con expectativas respecto a su titulación académica, que no podrán cumplirse, y que conducirán a su desánimo (al mismo tiempo que dejarán de cubrirse plazas adecuadas a otros niveles formativos, o a experiencias y utilidades más concretas).

Demasiados centros culturales, museos, palacios de convenciones y congresos, que jamás podrán alcanzar el nivel de utilización que los haga rentables, ni tendrán la audiencia, o despertarán el interés que sería aconsejable, aumentando el número de desorientadores culturales, de cabezas con pretensiones de representar corrientes de opinión, de premios sin interés, de certámenes sin calidad ni prestigio posible. Restos, en suma, de pretensiones fallidas, de propósitos fuera de dimensión, de descomunales apetencias sin correspondencia con la verdadera talla del que pretendió una importancia que no era acorde con su naturaleza.

Demasiadas autovías, puentes, carreteras sin tráfico que justifique la inversión, uniendo puntos cuya forzada proximidad no estaba justificada. Vemos ahora, al avanzar por la geografía, muñones de puentes que no han podido ser terminados porque faltó el presupuesto, aeropuertos sin pasaje, caminos y asfaltos abandonados a la maleza que cubre su desmedida pretensión, pueblos que languidecen con sus economías mermadas al verse alejados de los mercados que sustentaron su pasado.

Demasiados polígonos industriales sin las esperadas -y fatuas- naves que iban a servir para afincar en ellas empresas que nadie se atrevió a erigir o que, iniciadas, han servido para hundir precarias economías de emprendedores locales que no han encontrado suficiente facturación para sostener su iniciativa.

No hará falta seguir con los ejemplos. Despilfarros colosales, surgidos de una visión localista, centrípeta, inadecuada para una economía globalizada, una modesta realidad cultural insoslayable, una competencia mísera por tener, al lado de casa, un monumento a la falta de visión de conjunto, al ego de quienes lo impulsaron, para poner su nombre a lo que la realidad convirtió rápidamente, en una ruina, un despojo, un fracaso.

Sobre la ficticia dramàtica claredat de dos visiones

El Molt Honorable President de la Generalitat catalana, Artur Mas, pronunció un discurso con ocasión de la Diada, en la que, junto a afirmaciones genéricas y contenidos triviales, aprovechó la ocasión para calentar el horno en donde se cuecen los desentendimientos de algunos insensatos a ambos lados de una frontera inexistente, inviable e inútil.

Un horno de panadería económico-política, en el que se confeccionan bollos con fantasías históricas, merengues localistas, presunciones de ser mejores, desprecios imaginarios, que son digeridos a empellones por incultos útiles, fanáticos sin serias razones, que creen estar alineados con catalanismos o españolismos, cuando lo que ponen en claro es su ignorancia de la Historia y de los intereses subyacentes y, lo que aún es más grave, su incapacidad para respetar a los demás y tener proyectos comunes sin sentirse víctima ni acusar al vecino de victimario.

Hemos extraído una sola frase de la alocución institucional, como reveladora -o más bien, desveladora- de la existencia de un "wishful thinking" (1) partidista, en absoluto inocente, del que se ha convertido en portavoz el Presidente catalán: "Molts catalans han vist amb una dramàtica claredat que la visió uniformista i excloent d’Espanya afecta negativament tots els catalans".

El President contrapone dos visiones: la "uniformista y excluyente" de España con la de muchos catalanes. No se refiere, con la primera, a una actitud de los españoles, sino de un ente que se identifica como hostil: "España".

Puede que Mas crea haber empleado sutileza argumental en la frase, pero su posición se deshace entre los dedos del análisis, poniendo en claro que no es más que una forma, genuinamente terrorista -en el sentido de desestabilizadora-, de encender los ánimos contra un falso enemigo, inventado por propio interés, imaginario en concepto pero que se insinúa representado en seres reales, que pasarían a ser, por tanto, los "enemigos a combatir": los "españolistas", los defensores de la unidad de España, a los que se atribuye, gratuitamente, una "visión uniformista".

Si "los catalanes" son, para quienes piensan como Mas, los que han nacido en Cataluña, habrá que separarlos de los que viven en la región y, en todo caso, preguntarse qué es lo que los une con esa pretendida visión enemistada con el resto de los nacidos en España.

Si "España" es una manera de referirse a la Administración central del Estado español, esta visión de Mas es peculiar y, desde luego, no encuentra fundamento ni en la Constitución ni en lo que -nosotros tampoco hemos hecho encuestas- "muchos españoles" identificamos con ese concepto.

Convendría que reflexionáramos, con calma, a ambos lados de la frontera imaginaria entre Cataluña y las demás regiones de España, quién/quiénes están interesados en identificar con "dramática claridad" lo que no es más que el "humo de la confusión", mientras sacan tajada de la algarabía que forman quienes se enzarzan en demostrar su diferencia por hablar mejor el catalán o el español, o por ser hinchas del Barça o del Madrid.

Porque a muchos españoles, nos duele que muchos catalanes hayan tenido que cambiar sus nombres de pila -Nieves, José, Sergio, Dolores, etc.- por Neus, Pep, Sergi, Dolors, etc., para que no se sepa que sus padres han nacido en Cáceres, Castrillo de los Polvazares o Ventas con Peña Aguilera, y a muchos españoles no nos importa lo más mínimo que Carles, Pere, Montse o Carme se sientan orgullosos de haber nacido en Cataluña y trabajen en Madrid, Gijón o Sevilla, porque nosotros también estamos orgullosos de ser asturianos, madrileños, andaluces y proclamar que somos españoles, seguros, con tranquila claridad, que es la forma de hacer un país más fuerte, preocupado en lo fundamental y no en rascarse las ridículas diferencias.

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(1) (meras imaginaciones)

Sobre la destrucción de la arquitectura popular

Sobre la destrucción de la arquitectura popular

La ausencia de una formación basada en principios estéticos en la mayoría de nuestros coetáneos -sustituída por una iconoclasta y estúpida defensa de que el gusto de cada uno es quien ha de dictar la norma-, ha provocado diversos monstruos, bien nutridos por intereses fáciles de detectar, además.

En el caso de la arquitectura tradicional, llamada "popular" en muchos ámbitos, de la que había múltiples ejemplos en toda la geografía española, se pueden ver los nefastos efectos de esta ignorancia colectiva sobre lo que es hermoso.

Hemos tomado como ejemplo del desequilibrio creciente entre lo que es bello y lo que nos es útil, esta imagen de una población asturiana, bastante alejada por lo demás de los circuitos turísticos en boga en ese "paraíso natural": Pola de Somiedo.

Enclavada en un magnífico paisaje, poco afectado por la mano del hombre, se alza una población protegida de las inclemencias invernales por las montañas circundantes, que ha sido uno de los pasos hacia la Meseta desde tiempos inmemoriales. Allí subsisten, como en otros pueblos asturianos, muestras de la arquitectura rústica, producida por artesanos locales, creando sugerentes combinaciones de viviendas familiares, lugares para guardar forraje y granos y cobijos para los animales que constituían el peculio familiar.

Cada vez son menos. El homo irrespetuosos, es decir, el homo impudicus, ese que dice disfrutar de la naturaleza, ha generado, en torno a esos modelos de cómo se supo, durante siglos, compartir espacio vital con la naturaleza, muestras aberrantes de cómo servirse de ella, destruyéndola, matando el paisaje. Los pretextos son banales: hórreos que ya no sirven para la función que los generó y cuyos pegoyos han sido cerrados con ladrillo vistos; casas que fueron condenadas a la acción de la intemperie, abriendo ventanas o rompiendo sus cristales para, una vez destruídas, ser sustituídas por edificios de hormigón de varias alturas para poder contemplar mejor el paisaje al que se agrede, dotados, por supuesto, de los permisos pertinentes.

Al visitante le puede seguir maravillando encontrar restos de la vieja arquitectura, entre bloques de ladrillos desprovistos de cualquier interés que no sea el de simple disfrute de sus dueños. Pero alguíen, con autoridad, debería de una vez por todas, preocuparse de poner en valor la arquitectura popular y hacer todo lo posible por conservarla y, si se llega tarde, para sustituirla por otra de idénticos valores estéticos.

Esos que seguimos compartiendo los seres humanos que no hemos caído en la insensatez de admitir que cualquiera puede generar algo valioso, sencillamente porque a él le gusta así, transformado por su ignorancia en centro de un mundo que morirá con él.

Entre carbayones, magdalenas

Resulta que los carbayones -los habitantes de Oviedo, en recuerdo de un árbol que había en la ciudad y del que solo queda una placa en la acera de la calle Uría- se desayunan con magdalenas casi todos los días.

El palacete de la Magdalena es una construcción de esas que llaman los urbanistas "singulares", que estuvo, desde su construcción, cercada por una verja y un muro que impedía ver lo que había dentro, hasta que el Ayuntamiento que dirigía entonces Antonio Masip -en 1986- decidió expropiarlo, en un intento de preservar de la piqueta demoledora algunos de los pocos edificios con valor estético que, aparte de la catedral y los monumentos del Naranco, subsistían en la capital del Principado.

La cuestión quedó sin ser perfeccionada, como dicen los juristas, hasta que, siendo ya alcalde Gabino de Lorenzo, se consumó la expropiación, que se realizó, a falta de acuerdo con los nuevos propietarios -una de las empresas del poderoso entramado de intereses urbanísticos que tiene en la ciudad Del Fueyo-, con base en la valoración de los servicios municipales, que estimó que la finca valía unos 100 millones de pesetas.

El edificio se convirtió en una biblioteca, o más bien, en un centro cívico; o sea, un lugar en donde los jubilados -que en Oviedo son muchísimos- se reúnen para leer los periódicos y aliviar necesidades, y el caso se transformó en una de las comidillas con las que se adereza, desde entonces, la historía mínima local, pues la empresa expropiada demandó al Ayuntamiento y pidió una nueva tasación, que realizó el Tribunal de expropiaciones, que elevó el valor de la finca a cuatro veces más.

La historia de las magdalenas en Oviedo tiene, visto desde el momento actual, como diría un castizo, sus perendengues: el Tribunal Supremo ha venido a ratificar que ese palacete, construído en 1902, y que mantiene el nombre de la esposa de su primer propietario, Figaredo Sela, ha pasado al erario municipal incumpliendo la normativa de la Ley del Suelo y, por tanto, el Ayuntamiento debe indemnizar a los expropiados de acuerdo con la tasación más alta que, por el tiempo transcurrido, y no haberse consignado el valor en su momento, se ve incrementada con los intereses y costas del proceso.

No termina ahí la cosa, puesto que, pretendiendo llegar a algún acuerdo con los propietarios, el Ayuntamiento se enredó en la firma de sucesivos Convenios de compensación, de los que el último, que supone la concesión de la autorización para hacer un gran aparcamiento subterráneo bajo el campo de San Francisco y otros compromisos de autorización de edificaciones y reservas de dominio, ha levantado una intensa polvareda judicial, que ha puesto, paralelamente, en funcionamiento las calculadoras y el magín de los opositores al equipo de Gabino de Lorenzo.

Aquellos iniciales 7 millones de euros se habrían transformado en casi 15 de deuda acumulada; el constructor ha pedido una retasación, al no haber sido hecho la consignación del valor en litigio, y resulta que ahora pretende que lo que se le expropió vale casi 70 millones de euros.

Los negociadores por parte del Ayuntamiento se esforzaron en todo este tiempo, en llegar a convenios con la propiedad expropiada, que no cuajaron, por razones que no siempre estuvieron claras.

Para los más críticos, el escándalo proviene ahora de que el acuerdo alcanzado con el poderoso señor Del Fueyo implicaría un regalo incomprensible en una ciudad que no ha sufrido tanto como otras por el descalabro inmobiliario, difícil de valorar, pero que superaría los 30 millones de euros y otras servidumbres nada claras; y, para todos, en una ciudad tan chica, sirve de comidilla verbal en cafés, bares y baretos, especulando sobre razones, beneficiarios, culpables y presuntos.

En fin, que los carbayones (así se identifica, además de a los ovetenses, a una creación de la prestigiosa confitería Camilo de Blas, gozo de golosos de cierto empaque) y las magdalenas (que es, además de patronímico de las plañideras, denominación de una más modesta bollería omnipresente en los desayunos y meriendas del personal menos exigente) ocupan ahora un espacio propio en el fregado de los dimes y diretes con los que se alimentan los mentideros asturianos que, como venimos demostrando con nuestros comentarios, no son sino reflejo, banco de pruebas, trasunto fiel, de lo que se cuece en nuestros predios carpetobetónicos.

Una masa realizada con oscurantismos y misteriosos pactos, dejaciones incomprensibles por parte de las autoridades públicas, ávidos intereses privados para aprovecharse de lo que debía pertenecer a todos y esa sórdida sensación de que el tiempo, lejos de curarlo todo, no hace sino aflorar, aquí y allá, las momias de un pasado en el que los protagonistas pocas veces fueron las personas de buena voluntad.

Sobre la regionalidad, el desarrollo y la globalización

El intento de resolución de un dilema puede conducir -cuando se cierra en falso- a una paradoja.

La combinación del propósito de la globalización que, como concepto "ómnibus" contiene una buena dosis de falsedad y voluntarismo, y la presión concreta -ausente de inocencia- para encontrar una solución regional a los problemas propios (fundamentalmente, la generación de empleo que permita el sostenimiento del nivel de vida), genera una de las contradicciones más dolorosas de nuestra sociedad.

Ante todo, es necesario ser absolutamente claro: nos encontramos en un mundo insolidario, cruel y fanático, en el que la globalización es una quimera. No podemos pretender encontrarnos en un mundo global -y, por tanto, tampoco deberíamos hablar de sostenibilidad- cuando, al menos, 1.000 millones de personas no tienen acceso al agua potable, fallecen de desnutrición miles de niños (y adultos) cada día, y mantenemos desigualdades dramáticas entre los países y, dentro como fuera de ellos, entre las rentas personales.

A partir de la insinceridad de los planteamientos solidarios (a escala individual como colectiva, incluídos los Estados y, si pretendemos existe un liderazgo mundial, por parte de los G-8 o los G-20+) se practica la teoría, cuya instrumentalización admite muchas vertientes, del "sálvese quien pueda".

Y, como consecuencia, asistimos a; 1) el despilfarro de los recursos propios, repitiendo a escala regional o local comportamientos ineficientes o improductivos, 2) la pésima utilización de muchos de los recursos ajenos, que, según nuestra posición de dominación o de dependencia, sometemos al proteccionismo o a las hipotéticas leyes del mercado; 3) la ausencia de una coordinación global que permitiera definir sobre el empleo más rentable, en términos de productividad, de los recursos globales, en especial en las áreas básicas: alimentación, agua, energía, tecnología de infraestructuras y servicios y conocimientos médico-farmacéuticos.

He aquí, pues, la paradoja: En la Unión Europea, las diferentes regiones pugnan por alcanzar una relevancia tecnológica a nivel mundial, sin que exista verdadera coordinación a nivel conjunto. Se repiten, una y otra vez, los mismos esquemas, sin que se detecte la voluntad de repartir los papeles sustanciales, concentrando los focos de eficiencia.

En el caso de España, la situación puede considerarse dramática.

El número insoportable de Universidades regionales, lastradas por la ineficiencia de equipos profesorales, en general, escasamente cualificados (y mal pagados), unido a la falta de iniciativas empresariales innovadoras a escala local, genera un entramado de incompetencias prácticas en las que el observador podrá distinguir siempre a alguna empresa multinacional que se beneficia de los incentivos públicos, del trabajo gratuito -para ella- de funcionarios e investigadores, y de la formación de personal adecuado para ser utilizado como mando intermedio en los "centros de eficiencia" que han ubicado en los caros Parques Tecnológicos que, por lo demás, languidecen entre interesadas exhibiciones políticas cortoplacistas, decisiones estratégicas tomadas con criterios multinacionales y las duras realidades de los mercados.

Sobre las cuentas de Madrid

La capital de España debía 7.145 millones de euros en junio de 2010 a sus proveedores. Como al año ingresa poco más de 4.000 millones, y solo le sobran a Madrid, para pagar las deudas municipales, un 10% de los mismos, es sencillo calcular que, o se aumenta la presión recaudatoria sobre el ciudadano madrileño o se deberá seguir refinanciando -si las entidades financieras, las empresas de servicios y los pequeños acreedores lo permiten- durante unos 15 a 20 años (dependiendo del tipo de interés).

Y todo ello, naturalmente, sin posibilidad de hacer ninguna inversión. Madrid tendrá que jugar a ser "ciudad terminada" -no podrán realizarse nuevos proyectos- durante la(s) próxima(s dos) década(s).

Se está hablando mucho, pues entramos en período de calentar motores preelectorales, respecto a esta deuda madrileña, que es la obra singular del actual alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, que la incrementó en 5.000 millones de euros en siete años.

Experiencia en endeudar la cosa pública tiene D. Alberto, pues en los ocho años como Presidente de la Comunidad de Madrid aumentó el agujero financiero de aquellas arcas en 6.000 millones de euros. Y le ha ido bien en la apreciación popular, pues es, de largo, el político más valorado por los ciudadanos, según reflejan, sistemáticamente, las encuestas de opinión.

No le demos vueltas. A la gente le gusta que se hagan cosas por su pueblo, ciudad o comunidad y no le preocupa cómo pagarlas. Que no le preocupe a los políticos que se encargan de la gestión -y tampoco a la oposición, salvo en período electoral, ni a la inspección, ni a las empresas constructoras y de servicios- es mucho más grave.

Madrid ha adquirido al cabo de estos últimos siete años, un mejor aspecto, al menos en el núcleo central. Fuera de ahí, las mejoras son casi imperceptibles y las peoras -deterioro de aceras, calzadas y edificios, suciedad, mendicidad, ruinas, inseguridad, etc.- demasiado evidentes.

Nos gusta el talante de Gallardón pero no su capacidad gestora, como lo evidencian estas cifras. Tampoco nos parece que las plumas con las que se adorna la gestión de Gallardón -como la de aquellos alcaldes que gastan sin preocuparse de cómo pagar- le correspondan, pues ha comprometido la gestión de las próximas tres o cuatro legislaturas, comprometiéndolas a la penuria.

Porque la pólvora con la que dispara el alcalde de Madrid la pagamos los demás, los madrileños. Y si tanto las empresas acreedoras del Ayuntamiento más endeudado de España (2.200 euros por habitante) como Cajamadrid, el BBVA y otras entidades financieras, creen que acabaremos liquidando lo que hoy les debe Madrid, porque las administraciones públicas no quiebran legalmente, no nos tranquiliza ver sobre nuestras cabezas, dispuesta a caer sobre nosotros, la espada de Damocles de una fuerte subida de impuestos.

Eso nos espera, gobierne quien gobierne, para que la actual situación de suspensión de pagos de Madrid no arrastre consigo, esta vez con toda la verosimilitud legal, a los grandes que sostienen la fantasía de que la capital de España es más rica de lo que puede, como ya ha arrastrado y sigue arrastrando a muchas pequeñas empresas y autónomos que no pudieron aguantar los impagados sin cerrar.

Sobre el Barça y la libertad para Cataluña

Aproximadamente una cuarta parte de los electores (mayores de 16 años) de 167 municipios de Cataluña -691.000 habitantes)ç son aficionados al fútbol y, en especial, a que gane el Barça. El Barça es más que un Club y Laporta es, por supuesto, su profeta. ("Están matando a Cataluña y tenemos que reaccionar")

El pueblo catalán -integrado hoy por un componente en absoluto despreciable de inmigrantes, identificados, obviamente, con la idiosincrasia del païs- ha sido injustamente tratado por España a lo largo de la Historia. Qué les vamos a contar que no sepan.

Desde el Rey Jaime Primero El Conquistador a Alfonso XIII. La marginación se acrecentó con el franquismo, que quiso castigar a Cataluña por sus reconocidas apetencias filocomunistas, y alcanzó cimas estratosféricas durante el período llamado democrático, a partir de la Constitución de 1978, en donde se han estado vulnerando sistemáticamente "los derechos y libertades" de los catalanes.

Esta Constitución marginó a Cataluña, haciéndola soportar sobre sus hercúleas espaldas el entramado de un estado regional decadente, formado por autonomías remolonas, apáticas, con gentes de escasa productividad.

Catañuña es una nación y el Barça es el eje de su ideología, por lo que es absolutamente lógico que Joan Laporta asuma la representación de ese nuevo espíritu catalán, indepndentista por supuesto.

Ni qué decir tiene que el Madrid representa lo arcaico, lo español, lo desechable, el pasado decadente. Libertad para Cataluña y que España (ese conjunto amorfo formado por lo que se entendía tradicionalmente en los colegios de pago por España, menos el País Vasco y Catalunya), que se pudra.

Sobre Ribadeo, apaga y vámonos

Ribadeo es la entrada a Galicia desde Asturias. Una villa magnífica, con casonas de principios de siglo pasado llenas  de encanto. En la plaza principal, el Marqués de Sargadelos ha dejado una palacete que es ahora, después de diversas vicisitudes, residencia de la corporación municipal.

La ría del Eo da un carácter especial a la población, en la que hay un magnífico Parador (muy bien de precio) y algunos hoteles dignísimos, como el Hotel de tres estrellas O Cabazo, muy bien atendido, a 55 euros la habitación doble.

Pero no escribimos este comentario para hacer propaganda de Ribadeo, centro de atracción de los pueblos de la comarca, revilanizando (y ganando) con Vegadeo, a pesar del esfuerzo desde Asturias.

El problema es que Ribadeo se cae. El caserón más emblemático, una joya de la arquietectura  del XiX, la casa de los Morenos, falta de subvenciones y de apoyos, está a punto de convertirse en una ruina.

Hay que seleccionar el destino de las ayudas para recuperación de casonas y palacetes de Galicia. Y el centro de Ribadeo, merece una reflexión. Se debe recuperar ese edificio. Es la prioridad de la comarca. De nada valdrá el esfuerzo del comercio, la cantidad de bares y cafeterías ( la gente viene desde Tapia a tomarse el chocolate con churros), si los edificios emblemáticos de caen.

Dinero para los Morenos, con urgencia.

Sobre uigures, chinos han, kazajos y otras especialidades asiáticas

Xinjiang, que en chino significa "Nueva frontera" es una región grande, pobre y alejada de Beijing y de las curiosidades turísiticas por las especialidades asiáticas. Su subsuelo, en cambio, es rico, en historia y en materias primas: contiene la tercera parte de las reservas de petróleo estimadas de China -el "país de las diez transformaciones"-.

En esa zona del mundo en donde parecen haberse labrado los primeros pilares de las distinciones entre lo occidental y lo oriental, y en donde se encuentran las líneas de confrontación entre musulmanes, cristianos, animistas y budistas, los uigures, turco-musulmanes, como los kazajos, siempre han visto a los chinos han -una forma singular de llamar a la etnia que se implantó en la zona con la dinastía Han entre los siglos I a.d.C. y II d.d.C.- como invasores.

El islamismo se implantó con la dinastía turca Qarakhanid,  entre los siglos X a XII, que favoreció la implantación de los uigures y los distanció de forma espiritualmente insuperable de sus enemigos históricos.

Las pretensiones de independencia de los uigures de ese superpaís geográfica y étnicamente ingobernable que es China, son comprensibles. Tienen su arraigo, como los de otras inmensas regiones de la zona, en que las mayorías étnicas son aún perfectamente identificables, grupos cerrados con escasa o nula interrelación grupal, y un abismo en las creencias religiosas.

Elementos que les han impedido e impiden superar el concepto de rivalidad secular por el de cooperación para mejorar.

Los turcos uigures de la región de Xinjian tienen el ejemplo próximo de otros países que han conseguido la segregación de sus dominadores, que no habían conseguido digerirlos por ser bocado demasiado grande.

La repoblación masiva oficial propiciada desde 1950 por Beijing con colonos han, de una región muy vacía demográficamente, cediéndoles tierras para favorecer su asentamiento y apoyando su bienestar económico, ha exacerbado los movimientos separatistas de los han, que ven que su población es ya similar a los chinos y que éstos cuentan con mejor estatus.

El conflicto ha alcanzado en los primeros días de julio de 2009 un nuevo brote, con centenares de muertos y violentas represiones de los disturbios, cuyo análisis no puede hacerse con datos consistentes, ya que la información está ennegrecida por el oscurantismo oficial.

Se puede vaticinar que, más tarde o más temprano, China sufrirá la décimoprimera transformación. Y afectará, sobre todo, a la zona en donde se combinan recursos por explotar, inmensos territorios con poblaciones étnicamente muy diferencias, y concepciones religiosas monolíticas.

Los kazajos de Kazajistán (el noveno país del mundo en extensión geográfica) se separaron de la URSS, como Kirguizistán, Tajikistán, Uzbekistán y Afganistán. Pakistán y la India han dirimido sus diferencias religiosas separando con una línea a veces algo sutil a budistas e islamistas.

Mongoles y tibetanos rodean por el oriente a la región, con reivindicaciones similares. Las nuevas especialidades asiáticas están servidas.

 

Sobre el cansancio catalán respecto al modelo regional español

Como parte del "despliegue catalán" en Madrid -fueron sus palabras- el Conseller de la Generalitat Josep Huguet i Biosca, ha disertado sobre la crisis y la posición del Gobierno catalán dentro del Foro España Innova.

Huguet es ingeniero industrial, con una formación complementaria como historiador, y anda metido de forma visible en la política regional catalana, como militante de Esquerra Republicana, desde que Pasqual Maragall lo llamó para formar parte del primer gobierno de la "Estación federal".

No es hombre que diga tonterías. Muy al contrario, sus argumentos, además de ser formulados con seriedad y contundencia formal, vienen avalados por sus propios logros como artífice del diseño estratégico de la región catalana en un tema sustancial como es la innovación y la colaboración entre la Universidad y la Empresa.

Su credibilidad y peso político justificaron, sin duda, la presencia de un selecto auditorio, entre los que se encontraban el Secretario de Estado Carlos Martínez, el rector de la UNED, Jimeno, y otros personajes -algunos ya canosos y algo desdentados- del mundo de la Universidad y de la empresa.

Huguet es partidario de la "alianza de democracias", como fórmula global para salir de las crisis, apuntando que no se puede pretender el cambio hacia una sociedad del conocimiento si las reglas de juego no son comunes para todos. La globalización también se halla en crisis.

España habría fracasado -dentro de un panorama en el que no dejó de reconocer que se habían alcanzado logros importantes- en, al menos, tres aspectos: a) una política de inmigración equivocada, que propició el retraso de la innovación en ciertos sectores, que se apoyaron en una mano de obra barata; b) el exceso de peso concedido al sector inmobiliario; c) favorecimiento de algunos territorios en detrimento de otros, acostumbrando a los primeros a vivir de subvenciones y privilegios, a costa de forzar el déficit fiscal en Catalunya y Valencia.

No rehuyó tampoco indicar que en "España había un problema estructural", ético, qúe precisaría intervención de "carácter policial", pues "no se puede entender que el 25% de los billetes de 500 euros" estén en circulación en este país.

Esta anormal circunstancia pondría en evidencia la persistencia de una gran bolsa de economía sumergida, inatacada hasta ahora, y que se confirma con la constatación de que el paro estructural aparente -que en otros países, en época de pleno empleo, apenas supera el nivel técnico del 2%- aquí debe situarse en el 9%. Por eso también se explica que un paro como el actual, del 20%, no haya provocado ya gravísimas conmociones sociales.

Respecto a la configuración del Estado de las autonomías, afirmó que "en la capital del Reino se nota un cierto movimiento de vuelta atrás", ignorando que el modelo federalista alemán -ahora copiado por Italia- ha sido más eficiente que el francés, al que pretendemos seguir.

Las consecuencias más graves del esquema regionalista español se traducirían en que se está desincentivando el esfuerzo fiscal. Huguet defiende un modelo federalista en el que se combine una percepción de ingresos por autonomía proporcional al esfuerzo fiscal, con un nivelamiento per cápita de los servicios asistenciales y sociales.

Estas condiciones, dijo el conseller, no se cumplen en España, en donde se trabajan con prejuicios políticos que perjudican a Catalunya. "Hay que hablar del modelo, no del dinero"; a diferencia de la época Pujol, "preocupa ahora el fuero, no el huevo", y no la idea del peixe al cobre.

Los mensajes fueron variados, e intensos, por los que resumimos aquí, de forma esquemática, otras ideas, algunas incorporadas durante el coloquio posterior:

-No es partidario del modelo de empresa único para todos los aeropuertos españoles. Cada aeropuerto, como idea básica, debe ser una empresa y funcionar como tal, de acuerdo con el mercado.

-Defendió como modelo el Plan de innovación catalán, que, siguiendo el esquema de la OCD -implantado, por ejemplo, por Dinamarca- selecciona de los 120 retos globales de aquel organismo, aquellos que permitan focalizar las sinergias.

-El modelo cuadrícula es más eficiente que el radial. Se congratuló de la voluntad expresada por Zapatero-Sarkocy (repetida en estos últimos años, por otros gobiernos, sin eficacia) por la que se va a potenciar el "eje mediterráneo" en las infraestructuras. Una conexión de los puertos de este mar, desde Algeciras, será la opción para ofrecer alternativas a los barcos que se ven obligados a descargar en puertos holandeses o belgas.

-Catalunya ha perdido posiciones respecto a las regiones que tienen fueros especiales. Nadie se opone a los modelos insolidarios forales del Pais Vasco o Navarra, y se habla de la "insolidaridad catalana": es una grave injusticia.

-Hay que reabrir el debate nuclear, porque necesitamos esta forma de energía como medida transitoria. Aunque ER es contraria oficialmente a la energía nuclear de fisión, es imprescindible contar con ella, hasta que se consiga éxito en la energía de fusión o se consolide la práctica de las energías solar o eólica. Como precisamos nucleares, la cuestión es si prolongar la vida de las existentes o erigir otras (Huguet dejó claro que "no en Catalunya; allí ya tenemos cubierta la cuota". Tampoco tiene sentido, apostilló, " decir no a lo nuclear por supuesta falta de seguridad y soportar a 100 km, en Francia, esas instalaciones".

En fin, una conferencia muy interesante, y un éxito más del Foro España Innova.

Sobre el Plan CUSSTA como referencia

El Plan de Conservación y Uso sostenible de las Setas y Trufas de Andalucía (Plan Cussta) fue creado en el 2001, como respuesta a la constatación de que estos dos productos eran el recurso natural más valorado por los andaluces. Su director, desde un principio, fue Baldomero Mereno-Arroyo, Dr. en Biología, y, por supuesto, un enamorado de la naturaleza.

El Plan ha supuesto la organización de múltiples actividades didácticas y la impresión de magníficos folletos y otro material de apoyo, para difundir el conocimiento de las setas. Pero la labor más intensa, técnicamente, se ha centrado en el inventario y catalogación de más de 2.500 especies, confirmando la diversidad micológica de Andalucía. Como resultado adicional, se fundó un herbario micológico, reconocido en el Index Herbariorum, que tiene un fondo que se aproxima a las 2.000 especies y más de 7.000 exsicatas.

Un aspecto especialmente prometedor es la creación de un programa de micoturismo, que une los valores de atractivo de Andalucía para el viajero, con el de paseos guiados y orientación sobre las setas y trufas que encontrará en su camino y, por supuesto, también podrá disfrutar en la mesa.

Se crea así una interrelación entre la puesta en valor de la oferta paisajística, artística e histórica de Andalucía con la gastronomía de la región, con los hongos como protagonistas, tanto en la naturaleza como en el plato. En la comarca del Andévalo onubense, en especial -pero no exclusivamente, por supuesto- estas iniciativas están ayudando a situar, con los mejores méritos, en el mapa turístico de España.

Las explotaciones mineras, con sus impresionantes cortas hoy abandonadas, la recuperación de elementos de la ocupación milenaria -dólmenes, calzadas, castillos-, las grutas geológicas, el conocimiento vivo de la historia de los templarios y de tantos otros pobladores que han dejado su huella, no siempre aún percibida, etc., son el acicate cultural para avivar el apetito cultural y, para calmar el apetito físico, bien sirven los gurumelos, tanas, turmas, tantullos, etc.

Un esquema que podría utilizarse, con similares perspectivas de éxito, en otras regiones en donde se producen gran cantidad de setas, desconocidas muchas de ellas, y cuyo conocimiento exacto serviría, no exactamente para aumentar los deseos micofágicos -que sí- sino para ampliar las líneas de atractivo turístico ya conocidas.

Sobre el uso y satisfacción de la retranca

Galicia y el País Vasco, dos regiones que agrupan aproximadamente a un 10% de la población española (1), celebran hoy, (1.03.2009) elecciones autonómicas. Las diferencias de estas dos tierras históricas con el resto de las regiones del País, y especialmente, con la otra gran región del oriente, Catalunia, son muy notables, y las convierten en ejemplos de singularidad y resistencia a la perniciosa homogeneización que está sufriendo el mundo.

Para una élite de sus habitantes, formada esencialmente por gentes que conocen el mundo y han viajado, se hace imprescindible aislar a sus poblaciones, mantener sus idiomas y rescatar sus costumbres ancestrales, para preservar sus esencias sin permitir que se contaminen por la neo-cultura y el post-romanticismo.

Es cierto que la mayoría de los gallegos y vascos están a favor de la apertura hacia otras regiones, de la conexión total con el resto del mundo, pero se ha comprobado,  -en los últimos años especialmente, llamados de la democracia- que para la clase política, el resaltar las diferencias con los demás es muy rentable.

En Galicia y País Vasco se hablan lenguas específicas: es cierto que en Vasconia solo lo hablan más o menos unas 80.000 personas, pero su número puede aumentar vertiginosamente, porque se está obligando desde hace años a los niños a que lo estudien, desde unos lugares especiales de adoctrinamiento general llamados ikastolas.

Un número algo más reducido de personas habla el gallego normalizado, que es una hermosa adulteración, simple y sin acentos, diferente del gallego y de esa lengua obsoleta que es el portugues, para uso exclusivo por castellano parlantes de raigambre viguesa, madrileña, catalana y coruñesa, y que tiene claro distanciamiento con la jerga que utilizan para entenderse las gentes incultas de los pueblos remotos de Lugo y Ourense.

En el talante políticos, por lo demás, las diferencias son muy importantes con el resto de España. Las demás regiones, salvo Catalunia, han derivado hacia el bipartidismo, de forma que  las opciones electorales son la derecha moderada (no en el lenguaje ni en  los modos) y el centro-derecha (de geometría variable).

En estas regiones históricas (las demás no lo son, pues, como se sabe, estuvieron prácticamente despobladas desde el Mioceno y sus habitantes alóctonos provienen de Africa y de la Meseta indoeuropea) se da alimento espiritual a un verdadero partido regionalista, reivindicativo de su independencia, que, con esfuerzo, se ha convertido en una tercera fuerza, muy beneficiosa para sus seguidores aunque, más especialmente y de forma inequívoca, para sus dirigentes.

EL BNG, por la boca de Anxo Quintana, recomendó el uso de la retranca en estas elecciones de las que ahora disfrutamos todos. Le auguramos una gran satisfacción, tanto si gana como si pierde en votos. La retranca es un arma dialéctica muy útil, que los gallegos finos comparten con los asturianos del montón, y que tantas compensaciones ha dado a las gentes de aquellas latitudes, y que, gracias a su uso continuado, han sobrevivido a muchos desplantes y marginaciones. Asturias, como es sabido, ha sido durante siglos, excelente banco de pruebas para experimentar las políticas de desarrollo, aislamiento, marginación y ayuda a los capitales y movimientos sindicales a los que el avance teconológico hacía no rentables.

La recuperación del uso de la retranca como instrumento político es un avance incomensurable.

Gallegos y vascos, votad a favor de la retranca. Es el alimento espiritual de los perdedores que, aunque parezca lo contrario, nunca se entrgarán. Por eso en Asturias llevamos siglos poniéndola en el primer lugar de nuestros corazones y hemos conseguido, gracias a ella, prescindir de los partidos de base regionalista. Utilizamos la sorna, la retranca y los cantarinos regionales, como medida permanente de protesta hacia nuestro aislamiento. Somos España, y lo demás, tierra despistada.

(1) Galicia cuenta con aprox. 2.700.000 habitantes y el Pais Vasco, con 2.100.000;

Sobre la financiación del modelo asturiano en época de crisis

Diversas cabezas pensantes de Asturias -como está sucediendo en otras regiones de España- están analizando a salto de mata el proyecto del Ministro de Economía para modificar la financiación de las autonomías.

Cogidos, en general, con otras preocupaciones profesionales e incluso con el paso cambiado, esos asturianos de pro, canalizan sus sentimientos e ideologías pasándolas por el tamiz de lo autonómico y su asturianismo indubitable. A la mayoría, actuando de defensores de un Estado central fuerte, conscientes o no de que la batalla está perdida, les duele -dicen- que las comunidades con más peso político sean las que se lleven el gato al agua.

Como Asturias es hoy una comunidad de medio pelo, a la que los relatos históricos antiguos atribuyen un papel relevante en la conformación de España, pero a la que su aislamiento geográfico y sus pobres recursos naturales pusieron en su sitio con una industrialización de mentirijillas, a coincidencia total en que, en el reparto, el Principado saldrá perdiendo.

No están de acuerdo esos ilustres opinantes con que la fiscalidad varíe según la residencia de cada uno, y están convencidos de que los servicios públicos y asistenciales van a tener distinta calidad entre regiones, al disponer los gestores de las competencias transferidas de más dinero.

Alguno de los encuestados pone, en nuestra opinión, mejor el dedo en la llaga que otros, estando todos avezados en eso de urgar en las heridas. Por ejemplo, el notario Angel Aznarez subraya que la crisis económica ha abierto al presidente Zapatero la opción de endeudar más al país, creando más fondos para contentar a las autonomías, sin preocuparse ahora por el déficit público, porque la Unión Europea ha levantado los controles de convergencia.

Lo que faltaba, pues. Lo que se nos vendió como bueno y necesario, imprescindible para la bonanza económica, ahora pasa a ser instrumento de gimnasio, para saltárselo entre las piernas. Cuando estamos más necesitados que nunca de contener el gasto, de apretar los cinturones y de trabajar más duro, la grave crisis ha dado al gobierno de la nación la llave de inconfundible contenido inflacionista -y, por tanto, potencialmente catastrófico- de poner más dinero en circulación, para que los socios imprescindibles de un Gobierno en minoría, lo repartan entre sus próximos.

Desgraciadamente, no es el modelo financiero estatal el que hace pupa a Asturias. Es la persistente ausencia de un modelo sociopolítico propio, capaz de vivir por sí solo, autosostenible, con base genuinamente regional, consensuado entre los partidos políticos que pululan por aquí. Un modelo de región en el que puedan encajarse, de forma coherente, reivindicaciones al estado central e impulsos propios.

Pero, ¿a quién preocupa ese trabajo?. La voz de Asturias no se oye desde hace tiempo en Madrid, y, cuando los políticos regionales se expresan es para poner el lápiz rojo del subrayado sobre lo que dicen sus cabezas de fila. Arcadia feliz ha aprovechado para crear mucha estructura funcionarial, pintar las casas, crear una inflación de museos, caminos rurales, y bares con máquinas tragaperras, olvídándose de crear oportunidades a los jóvenes.

Le iba bien a Asturias mientras era una región subvencionada. Pero ahora, cuando el modelo autonómico ha vuelto a marcar las profundas diferencias entre las autonomías de primera y de segunda, empiezan a verse muchos carteles de "se vende". No nos  referimos a las viviendas, sino a los centros de decisión empresariales, técnicos, universitarios, sociales, políticos.

Con un pib regional que se ha ido recortando hasta parecer caricatura del que era, ni siquiera pueden los asturianos pedir rascar algo del fondo de la doble lengua; porque si el andaluz es para una líder del PP (Nevrera) un acento que le mueve a risa, el bable academicu paézse mas a un inventu pa moríse mas rapidu de fame nel campu encuantes que a cuatru espabiláus dióios pa poner mas untu nel pote de fabes..

Sobre la financiación de las autonomías en época de crisis

¿Cómo puede ser que todas las autonomías salgan beneficiadas, según anuncia el Gobierno, del nuevo modelo de financiación autonómica? ¿Cómo ha de serlo en una época de crisis, en la que los presupuestos globales han de ser, forzosamente, más restrictivos, si no se incurre en incrementar el déficit presupuestario, que es tanto como decir, alegría para hoy y hambre para mañana?

El modelo de financiación de las comunidades autónomas es uno de los inventos de nuestra democracia, que trata de convencer a todo el mundo, a base de la conocida mecánica de plantear unas hipótesis de cálculo que, a la postre, no se cumplen en la práctica.

Es evidente que el esquema de la solidaridad interregional ha dejado de ser el objetivo del Estado de las autonomías para desplazar el centro de gravedad, sencillamente, hacia el modelo poblacional, es decir, que aquellas comunidades que tienen más población, tengan mayores ingresos por transferencia desde el Estado central.

El resultado es que las autonomías en donde las rentas medias son más altas, y en donde los niveles de transferencia y asunción de responsabilidades directas están ya en su grado máximo, tienen un poder de atracción de la población inmigrante más alto, por lo que aumentan proporcionalmente el número de sus residente, sus necesidades asistenciales propias, y presionan para que, manteniendo la cuantía de recursos por habitante que ya tenían, se les mantengan cuotas equivalentes en los presupuestos que se negocian.

Las autonomías con pérdida de población -el resultado evidente de que están perdiendo atractivo en el contexto de las Autonomías, con menores perspectivas de trabajo y nivel de vida- serán, en consecuencia, cada vez más pobres y su capacidad de negociación, menor. 

Y el Estado central, único posible garante de que caminemos hacia la redistribución de la riqueza, será cada vez más débil. La fotografía José Luis Zapatero y Esperanza Aguirre, sonrientes ante el acuerdo autonómico que han logrado, es la evidencia de que, cuando dos tendencias políticas cotnrapuestas creen haber triunfado en una negociación, una de ellas ha conseguido colar a la otra su media verdad.

El tiempo nos aclarará a quién de ambos políticos habrá de helarse la sonrisa.

Sobre el riesgo de congelación en la AP-66

El tramo de autopista española que une León con el Principado de Asturias se llama AP-66; es un ramal de la autopista Madrid-Galicia, la A-6, una de las vías radiales que evidencian el centralismo con el que fue concebida España, después de su unificación por la Conquista -o lo que fuera aquello- a los árabes que venían del Oriente.

Es una autopista de peaje, y quienes tienen que realizar el trayecto Madrid-Gijón, por ejemplo, tienen que desembolsar unos 19 euros a la ida y otros tantos a la vuelta. La mantiene Aucalsa, que es propiedad del grupo Sacyr-Vallehermoso, y ha sido vendida a Citygroup, según un complejo acuerdo que se perfeccionará a mediados de 2009.

La AP-66 es la vía de comunicación más utilizada entre la meseta y esa zona periférica, tradicionalmente aislada, tierra de mineros, sidrinas, amagüestos y emigrantes. Ahora es mucho mejor, más barato y en general más rápido utilizar el tren, pero la mayor parte de la gente no lo sabe todavía y prefieren ir contemplando el paisaje mientras se exponen a que les pongan una multa o les quiten puntos por superar más de lo admisible los 120 km/h de velocidad máxima.

Ayer, casi 400 personas quedaron atrapadas en la autopista A-66, en el tramo leonés -entre el Negrón y La Magdalena- , y tuvieron que ser rescatadas por la Unidad Militar de Emergencia (que no sabemos bien qué es, debido a que el RD de su creación, el 399/2007, ha sido anulado por el TS en Sentencia deñ 4 de noviembre de 2008 ).

Seguramente los viajeros frustrados no corrían riesgo de haber muerto congelados y no sufrieron más daños que el susto. Estamos en un país avanzado. La gasolinera que da servicio a ese tramo de autopista estaba próxima. Se ayudaron/ayudarían unos a otros. Muchos tenían móviles y algunos mantas. Harían un fuego con maderas y papeles y ropa vieja...

Totalmente en serio: Nos parece que la evidente falta de mantenimiento adecuado para una autopista nacional debe ser bien explicada y, en su caso, sancionada. Se sabia perfectamente que iba a nevar, y muy fuerte. Se debería haber impedido el paso a los vehículos que no disponían de cadenas.

No se advirtió a los viajeros del riesgo que corrían porque la autopista no tenía garantizada la limpieza del firme. Seguramente, todos preguntaron por el estado de la vía, y pagaron el peaje del tramo anterior. Nadie sospechó, por supuesto que, en los despachos de los banqueros y empresarios interesados en el buen fin de la operación, a lo peor habían tomado la decisión de reducir algo los gastos de mantenimiento, con el trivial propósito de mejorar una pizca los resultados del Ejercicio.

Es una maldad, pensar así, y pedimos perdón si no sucedió de esa manera. Pero, ¿está Astrurias, ahora, más cerca del polo norte, con eso del cambio climático y de la crisis económica? ¿Tal vez no confían en las previsiones oficiales de nevada, ventisca y frío intenso, los gestores de la Autovía Concesionaria Astur Leonesa, sean quienes sean ahora? ¿El Citygroup que, como bien se sabe, está en la cúspide de las causas-efectos de la crisis, habrá dejado "en la sombra" la cuestión  de preocuparse por una autopista menor, mientras negocia con Sacyr?

Viajen en tren, mientras tanto.

Sobre felpeyos y babayos

No es que resulte siempre fácil diferenciar a un felpeyo de un babayo, pero hay que intentarlo, ya que el tratamiento de ambas especies es completamente distinto.

Los babayos tienen su hábitat natural entre las multitudes y son individuos a los que nun.hay.que-da-y-os la mínima confianza, y valnos mas non-d-ir ni con ellos ni a pañar castañes, en tanto que los felpeyos aparecen como pestes en la propia familia -por lo general, entre los allegáos, traídos por causa de la parienta o del mihóme-. Estos últimos se presentan también confundíos entre xentes que tratamos mucho, hasta que nos percatamos, pero tamos ya caídos del guindo, que nun taben a lo que se celebrama, y que-y-os daba lo mismo roto que descosío, porque nun valen ni pa tener gallines.

Ambas especies tienen castigu, causando molestias y aprietos a quienes los sufren, que pueden variar desde simplemente ponéte de los nervios al más soterrao de dános pol culu (siempre, en figurado).

Los babayos no se pueden digerir ni en pintura y, para mas inri, aunque no tengan siempre la mala baba, tienen la virtud de venir a emporcános los mejores momentos, pues son presumidos amásnopoder, anden siempre enco-ro-petaos y tan refalciaos. Si se les da la mínima, no dudan en ponerse como ejemplos para todo lo bueno, contando batallas y mindongas que le ponen a uno -y sobre todo a una- a cien, actuando como si no tuvieran güelinas, que son esas señoras imaginarias que se comieron juntos al lobo y a Caperucita.

Los felpeyos son algo menos despreciables, pero no hay que bajar la guardia con ellos, porque, si están en vena, pueden hacernos perder hasta camisa. Con sus consejos de falsos entendidos, nos confunden de medio a medio en lo que dicen, y nos convencen de lo que non val ni pa un estropiciu. Luego se llaman a andanas, poniendo cara de aviséte asi que la culpa ye tuya, que nun tas a lo que se celebra, cuando en realidad son ellos los que meten la patuca donde nadie los llamó, y van por ahí queriendo picar y tar en la misa, esfocicándolo todo, que nin comen, ni dejan comer, espatuchando en el duernu.