Sobre uigures, chinos han, kazajos y otras especialidades asiáticas
Xinjiang, que en chino significa "Nueva frontera" es una región grande, pobre y alejada de Beijing y de las curiosidades turísiticas por las especialidades asiáticas. Su subsuelo, en cambio, es rico, en historia y en materias primas: contiene la tercera parte de las reservas de petróleo estimadas de China -el "país de las diez transformaciones"-.
En esa zona del mundo en donde parecen haberse labrado los primeros pilares de las distinciones entre lo occidental y lo oriental, y en donde se encuentran las líneas de confrontación entre musulmanes, cristianos, animistas y budistas, los uigures, turco-musulmanes, como los kazajos, siempre han visto a los chinos han -una forma singular de llamar a la etnia que se implantó en la zona con la dinastía Han entre los siglos I a.d.C. y II d.d.C.- como invasores.
El islamismo se implantó con la dinastía turca Qarakhanid, entre los siglos X a XII, que favoreció la implantación de los uigures y los distanció de forma espiritualmente insuperable de sus enemigos históricos.
Las pretensiones de independencia de los uigures de ese superpaís geográfica y étnicamente ingobernable que es China, son comprensibles. Tienen su arraigo, como los de otras inmensas regiones de la zona, en que las mayorías étnicas son aún perfectamente identificables, grupos cerrados con escasa o nula interrelación grupal, y un abismo en las creencias religiosas.
Elementos que les han impedido e impiden superar el concepto de rivalidad secular por el de cooperación para mejorar.
Los turcos uigures de la región de Xinjian tienen el ejemplo próximo de otros países que han conseguido la segregación de sus dominadores, que no habían conseguido digerirlos por ser bocado demasiado grande.
La repoblación masiva oficial propiciada desde 1950 por Beijing con colonos han, de una región muy vacía demográficamente, cediéndoles tierras para favorecer su asentamiento y apoyando su bienestar económico, ha exacerbado los movimientos separatistas de los han, que ven que su población es ya similar a los chinos y que éstos cuentan con mejor estatus.
El conflicto ha alcanzado en los primeros días de julio de 2009 un nuevo brote, con centenares de muertos y violentas represiones de los disturbios, cuyo análisis no puede hacerse con datos consistentes, ya que la información está ennegrecida por el oscurantismo oficial.
Se puede vaticinar que, más tarde o más temprano, China sufrirá la décimoprimera transformación. Y afectará, sobre todo, a la zona en donde se combinan recursos por explotar, inmensos territorios con poblaciones étnicamente muy diferencias, y concepciones religiosas monolíticas.
Los kazajos de Kazajistán (el noveno país del mundo en extensión geográfica) se separaron de la URSS, como Kirguizistán, Tajikistán, Uzbekistán y Afganistán. Pakistán y la India han dirimido sus diferencias religiosas separando con una línea a veces algo sutil a budistas e islamistas.
Mongoles y tibetanos rodean por el oriente a la región, con reivindicaciones similares. Las nuevas especialidades asiáticas están servidas.
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