Sobre el Plan CUSSTA como referencia
El Plan de Conservación y Uso sostenible de las Setas y Trufas de Andalucía (Plan Cussta) fue creado en el 2001, como respuesta a la constatación de que estos dos productos eran el recurso natural más valorado por los andaluces. Su director, desde un principio, fue Baldomero Mereno-Arroyo, Dr. en Biología, y, por supuesto, un enamorado de la naturaleza.
El Plan ha supuesto la organización de múltiples actividades didácticas y la impresión de magníficos folletos y otro material de apoyo, para difundir el conocimiento de las setas. Pero la labor más intensa, técnicamente, se ha centrado en el inventario y catalogación de más de 2.500 especies, confirmando la diversidad micológica de Andalucía. Como resultado adicional, se fundó un herbario micológico, reconocido en el Index Herbariorum, que tiene un fondo que se aproxima a las 2.000 especies y más de 7.000 exsicatas.
Un aspecto especialmente prometedor es la creación de un programa de micoturismo, que une los valores de atractivo de Andalucía para el viajero, con el de paseos guiados y orientación sobre las setas y trufas que encontrará en su camino y, por supuesto, también podrá disfrutar en la mesa.
Se crea así una interrelación entre la puesta en valor de la oferta paisajística, artística e histórica de Andalucía con la gastronomía de la región, con los hongos como protagonistas, tanto en la naturaleza como en el plato. En la comarca del Andévalo onubense, en especial -pero no exclusivamente, por supuesto- estas iniciativas están ayudando a situar, con los mejores méritos, en el mapa turístico de España.
Las explotaciones mineras, con sus impresionantes cortas hoy abandonadas, la recuperación de elementos de la ocupación milenaria -dólmenes, calzadas, castillos-, las grutas geológicas, el conocimiento vivo de la historia de los templarios y de tantos otros pobladores que han dejado su huella, no siempre aún percibida, etc., son el acicate cultural para avivar el apetito cultural y, para calmar el apetito físico, bien sirven los gurumelos, tanas, turmas, tantullos, etc.
Un esquema que podría utilizarse, con similares perspectivas de éxito, en otras regiones en donde se producen gran cantidad de setas, desconocidas muchas de ellas, y cuyo conocimiento exacto serviría, no exactamente para aumentar los deseos micofágicos -que sí- sino para ampliar las líneas de atractivo turístico ya conocidas.
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