Sobre las cuentas de Madrid
La capital de España debía 7.145 millones de euros en junio de 2010 a sus proveedores. Como al año ingresa poco más de 4.000 millones, y solo le sobran a Madrid, para pagar las deudas municipales, un 10% de los mismos, es sencillo calcular que, o se aumenta la presión recaudatoria sobre el ciudadano madrileño o se deberá seguir refinanciando -si las entidades financieras, las empresas de servicios y los pequeños acreedores lo permiten- durante unos 15 a 20 años (dependiendo del tipo de interés).
Y todo ello, naturalmente, sin posibilidad de hacer ninguna inversión. Madrid tendrá que jugar a ser "ciudad terminada" -no podrán realizarse nuevos proyectos- durante la(s) próxima(s dos) década(s).
Se está hablando mucho, pues entramos en período de calentar motores preelectorales, respecto a esta deuda madrileña, que es la obra singular del actual alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, que la incrementó en 5.000 millones de euros en siete años.
Experiencia en endeudar la cosa pública tiene D. Alberto, pues en los ocho años como Presidente de la Comunidad de Madrid aumentó el agujero financiero de aquellas arcas en 6.000 millones de euros. Y le ha ido bien en la apreciación popular, pues es, de largo, el político más valorado por los ciudadanos, según reflejan, sistemáticamente, las encuestas de opinión.
No le demos vueltas. A la gente le gusta que se hagan cosas por su pueblo, ciudad o comunidad y no le preocupa cómo pagarlas. Que no le preocupe a los políticos que se encargan de la gestión -y tampoco a la oposición, salvo en período electoral, ni a la inspección, ni a las empresas constructoras y de servicios- es mucho más grave.
Madrid ha adquirido al cabo de estos últimos siete años, un mejor aspecto, al menos en el núcleo central. Fuera de ahí, las mejoras son casi imperceptibles y las peoras -deterioro de aceras, calzadas y edificios, suciedad, mendicidad, ruinas, inseguridad, etc.- demasiado evidentes.
Nos gusta el talante de Gallardón pero no su capacidad gestora, como lo evidencian estas cifras. Tampoco nos parece que las plumas con las que se adorna la gestión de Gallardón -como la de aquellos alcaldes que gastan sin preocuparse de cómo pagar- le correspondan, pues ha comprometido la gestión de las próximas tres o cuatro legislaturas, comprometiéndolas a la penuria.
Porque la pólvora con la que dispara el alcalde de Madrid la pagamos los demás, los madrileños. Y si tanto las empresas acreedoras del Ayuntamiento más endeudado de España (2.200 euros por habitante) como Cajamadrid, el BBVA y otras entidades financieras, creen que acabaremos liquidando lo que hoy les debe Madrid, porque las administraciones públicas no quiebran legalmente, no nos tranquiliza ver sobre nuestras cabezas, dispuesta a caer sobre nosotros, la espada de Damocles de una fuerte subida de impuestos.
Eso nos espera, gobierne quien gobierne, para que la actual situación de suspensión de pagos de Madrid no arrastre consigo, esta vez con toda la verosimilitud legal, a los grandes que sostienen la fantasía de que la capital de España es más rica de lo que puede, como ya ha arrastrado y sigue arrastrando a muchas pequeñas empresas y autónomos que no pudieron aguantar los impagados sin cerrar.
0 comentarios