Sobre la ficticia dramàtica claredat de dos visiones
El Molt Honorable President de la Generalitat catalana, Artur Mas, pronunció un discurso con ocasión de la Diada, en la que, junto a afirmaciones genéricas y contenidos triviales, aprovechó la ocasión para calentar el horno en donde se cuecen los desentendimientos de algunos insensatos a ambos lados de una frontera inexistente, inviable e inútil.
Un horno de panadería económico-política, en el que se confeccionan bollos con fantasías históricas, merengues localistas, presunciones de ser mejores, desprecios imaginarios, que son digeridos a empellones por incultos útiles, fanáticos sin serias razones, que creen estar alineados con catalanismos o españolismos, cuando lo que ponen en claro es su ignorancia de la Historia y de los intereses subyacentes y, lo que aún es más grave, su incapacidad para respetar a los demás y tener proyectos comunes sin sentirse víctima ni acusar al vecino de victimario.
Hemos extraído una sola frase de la alocución institucional, como reveladora -o más bien, desveladora- de la existencia de un "wishful thinking" (1) partidista, en absoluto inocente, del que se ha convertido en portavoz el Presidente catalán: "Molts catalans han vist amb una dramàtica claredat que la visió uniformista i excloent d’Espanya afecta negativament tots els catalans".
El President contrapone dos visiones: la "uniformista y excluyente" de España con la de muchos catalanes. No se refiere, con la primera, a una actitud de los españoles, sino de un ente que se identifica como hostil: "España".
Puede que Mas crea haber empleado sutileza argumental en la frase, pero su posición se deshace entre los dedos del análisis, poniendo en claro que no es más que una forma, genuinamente terrorista -en el sentido de desestabilizadora-, de encender los ánimos contra un falso enemigo, inventado por propio interés, imaginario en concepto pero que se insinúa representado en seres reales, que pasarían a ser, por tanto, los "enemigos a combatir": los "españolistas", los defensores de la unidad de España, a los que se atribuye, gratuitamente, una "visión uniformista".
Si "los catalanes" son, para quienes piensan como Mas, los que han nacido en Cataluña, habrá que separarlos de los que viven en la región y, en todo caso, preguntarse qué es lo que los une con esa pretendida visión enemistada con el resto de los nacidos en España.
Si "España" es una manera de referirse a la Administración central del Estado español, esta visión de Mas es peculiar y, desde luego, no encuentra fundamento ni en la Constitución ni en lo que -nosotros tampoco hemos hecho encuestas- "muchos españoles" identificamos con ese concepto.
Convendría que reflexionáramos, con calma, a ambos lados de la frontera imaginaria entre Cataluña y las demás regiones de España, quién/quiénes están interesados en identificar con "dramática claridad" lo que no es más que el "humo de la confusión", mientras sacan tajada de la algarabía que forman quienes se enzarzan en demostrar su diferencia por hablar mejor el catalán o el español, o por ser hinchas del Barça o del Madrid.
Porque a muchos españoles, nos duele que muchos catalanes hayan tenido que cambiar sus nombres de pila -Nieves, José, Sergio, Dolores, etc.- por Neus, Pep, Sergi, Dolors, etc., para que no se sepa que sus padres han nacido en Cáceres, Castrillo de los Polvazares o Ventas con Peña Aguilera, y a muchos españoles no nos importa lo más mínimo que Carles, Pere, Montse o Carme se sientan orgullosos de haber nacido en Cataluña y trabajen en Madrid, Gijón o Sevilla, porque nosotros también estamos orgullosos de ser asturianos, madrileños, andaluces y proclamar que somos españoles, seguros, con tranquila claridad, que es la forma de hacer un país más fuerte, preocupado en lo fundamental y no en rascarse las ridículas diferencias.
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(1) (meras imaginaciones)
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