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Al Socaire de El blog de Angel Arias

En pleno declive: la huerta asturiana

En la revista mensual El Correo de la central lechera asturiana, en marzo de 1984 -hace, por tanto, más de 27 años cuando escribimos esto- se recogían algunas de las conclusiones de un estudio sobre el campo asturiano que acababa de realizar el ingeniero agrónomo Sergio Alvarez Requejo.

Con importante base documental, el hoy desaparecido creador e impulsor de la (Estación) Pomológica de Villaviciosa, entre otros proyectos, ilustraba acerca del profundo cambio producido en la huerta asturiana, que había pasado en pocos años -de finales de los cincuenta a principios de los ochenta- de una posición de equilibrio comercial con otras provincias, a resultar netamente importadora.

Esa "huerta asturiana" ha pasado a mejor vida. El autóctono como el turista no tienen más que darse un paseo por la geografía asturiana para darse cuenta que el campo está completamente abandonado. A salvo de algunos huertos particulares, en los que jubilados agrarios o de la minería cultivan tomates, escarolas y habas para su uso familiar, se ven, sobre todo, en los valles asturianos, terrenos abandonados.

Nos preguntamos, pues, de dónde proceden esos "productos asturianos" que se venden, en primorosos envases y bajo rotundos títulos, en los comercios para turistas. Dónde y de qué se elaboran esos "chorizos artesanos", qué huertas son las productoras de esas "fabes" o qué árboles son los generadores de esas "ciruelas claudias genuinas", por poner solamente ejemplos al lado de las toneladas de sucedáneo de "queso Cabrales" (perdida la noción de su ejecución mezcando las tres leches en cuevas de la zona), la, para nostálgicos, correosa, carne de "genuino xatu culón de la raza asturiana" o ese "bonito del Norte" o "merluza del pinchu de Cudillero", que entra por carretera a las plazas de abastos.

 

 

 

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