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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre el girasol

Que la Unión Europea subvenciona a los agricultores propios, creando así barreras artificiales contra los productos de otros países, lo sabe todo el mundo. La Política Agraria Común ha sido la segunda hija de esa unión de comerciantes que se decidió, hace ya muchas décadas, a proteger a sus poderosos fabricantes de chapa de acero.

Como en España llevábamos tiempo en una burbuja autoritaria, nos dimos cuenta algo tarde de lo que venían haciendo nuestros vecinos europeos. Primero, les vendíamos chapa gruesa y vigas de ala ancha a los precios que nos marcaban los siderúrgicos del pool de Eurofer, y en las cantidades que a ellos les salían de sus condescendencias. Después, cumplimos con las obligaciones que nos impusieron para reformar nuestro sector agro-ganadero.

Ahora, que ya sabemos casi todo de estos admirados europeos del núcleo duro de la UE, andamos entre dolidos y desorientados. Cuando queremos hacer lo mismo que Francia o Alemania hacen con sus industrias energéticas, nos dan con una vara en los dedos, con lo que eso duele; cuando estábamos orgullosos de haber reducido las cuotas lecheras en una reconversión salvaje del campo que ha despoblado, con consecuencias que aún no nos ha dado tiempo a valorar , la España rural, resulta que nos falta leche.

 La administración española contaba con que las superficies de cultivo abandonadas se incrementarían al eliminar la obligación del barbecho tradicional, que afectaba a 1,2 millones de hectáreas, a las que habría que añadir otras 800.000 al suprimir la posibilidad de elevar el barbecho voluntario, como antes, al 80%.

No ha sido así. Seguimos en torno a los 6 millones de Ha. cultivadas para los cereales de invierno (cebada, trigo, avena y centeno), debido al aumento en el precio de los fertilizantes y de las semillas para siembra. A los terratenientes no les merece la pena andar moviendo dinero para tan bajas productividades.

Hemos vuelto, pues, los ojos hacia los girasoles, esas sugerentes flores que dieron nombre a una interesante película deVittorio de Sica y a un óleo de Van Gogh. La semilla tiene buena productividad, alto precio en el mercado, no exige fertilizantes y se contenta con poco laboreo; además, tiene demanda para fabricar biocombustible. Este año la superficie de siembra podría superar ampliamente las 600.000 Ha de 2007. Quizá llegar, incluso, al millón.

La mala noticia es que la Unión está a punto de suprimir las subvenciones para la fabricación de biocombustibles y que el aceite de girasol está sufriendo las consecuencias del lío bernatiano por las importaciones ucranias supuestamente contaminadas.

La buena noticia es que, como bajará el precio, comeremos más pipas a la sal, viendo las películas. (precio medio del girasol bruto en 2007: 480-500 euros/t; precio del kg de pipas en la tienda de la esquina: 6,5-8,0 euros)

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