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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre el deterioro insostenible de nuestra convivencia

Sobre el deterioro insostenible de nuestra convivencia

Tenemos más razones para ser pesimistas respecto al futuro de la especie humana en conjunto que para defender el optimismo con el que nos obsequian, en cada ocasión, los paladines y principales beneficiarios de nuestro actual desorden: grandes empresarios, políticos y altos funcionarios.

Si el lector es amigo de las representaciones gráficas vinculadas al desarrollo, y, aunque no lo fuera, como observador inteligente, habrá tomado conocimiento de que el crecimiento de la población y el aumento del bienestar suponen un sistemático, y en general exponencial, deterioro de los parámetros ambientales.

Los optimistas defienden que, a partir de un cierto momento, la tecnología, la conciencia social y, en no menor término, una legislación restrictiva, detendrá el deterioro y se volverán los parámetros a cifras gobernables.

Los pesimistas opinan que, aunque eso fuera cierto, el momento en que se invierta la tendencia estará demasiado alejado de la posibilidad de mantener incólumes a una prte importante de la población mundial, y, antes incluso de que se llegue a esa situación de autocontención del sistema, percerá un número suficiente de individuos, de forma que se alcanzará el equilibrio nuevamente en un punto anterior, pero sin necesidad de haber incorporado tanta tecnología ni tanto derecho.

En la Plaza del Sol, en Madrid, un grupo combinado de inconformistas, ilusos, marginales y rateros, está consiguiendo trasladar a la mente general el ejemplo de cómo se llega, rápidamente, a generar una situación de caos con buenas intenciones de partida, cuando se da el poder a la masa, sin otra directriz que "el poder es vuestro".

Hacen falta líderes creíbles que pongan en pie programas realizables. Si faltan unos u otros, el deterioro de nuestra convivencia se vuelve rápidamente insostenible y el desorden lo dominará todo.

Alcalde, hay que poner coto a esta manifestación de libertinaje, ya.

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