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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre teleredes sociales y el diálogo de besugos

Las redes sociales que utilizan como soporte las telecomunicaciones se pueden agrupar en dos grandes especies, considerados sus resultados desde la perspectiva de la rentabilidad individual:

a) las de éxito seguro, que son utilizadas por millones de personas (pronto, serán miliardos) para enviarse mensajes cortos con los más simplones contenidos, desde "estoy desayunando" a "me voy al cine" hasta poner a disposición de desconocidos fotografías del último viaje a las playas de Cancún o de la excursión a la Pedriza o a Pedraforca.

b) las de fracaso muy probable, que son utilizadas por cientos de personas (en algún caso, miles), para tratar de hacer negocio.

Las primeras cumplen a satisfacción plena, por los síntomas, el objetivo personal de los telenautas.

a-1) Muchas veces, se consigue el contacto permanente con compis del cole, con remotos supercolegas anónimos con los que intercambiar frases en cutreinglés y pochoespañol, y se puede, con esfuerzo, recuperar, al menos durante un par de mensajes, a viejos conocidos cuya existencia se había perdido (en bastantes casos, por razones poderosas que no hay razón para modificar, pero que el tiempo ha borrado).

a-2) Otras veces, los telenautas se envían mensajes cortos conteniendo direcciones de páginas web -incluídas, sobre todo, las propias- con informaciones que pueden resultar, realmente, relevantes y muy interesantes. Sin embargo, esta aplicación de las redes sociales del tipo a) cabe considerarla espuria, inusual, casi, insultante, para el resto de la heterogénea cofradía.

Sus integrantes suelen autoconsiderarse expertos, quizá incluso gurús, puede que frikries, seguramente pirados. Son mirados como si se tratara de drogadictos por los del subgrupo a-1)  que entiende que las teleredes deben utilizarse, sobre todo, para crear spam, ruido y comunicarse tonterías.

El grupo que merece especial atención sicológico es el b-1). Se trata, en su mayoría igualmente, de personas enganchadas al mundo digital, que buscan alguna forma de autoempleo, convenciéndose a sí mismos de que lo que saben o creen saber será valorado por otros internautas. Craso error. Los que les siguen, los que contactan con ellos, son personas con idénticas o muy parecidas necesidades y ofertas, creándose así, por lo general, un caldo de cultivo bastante pastoso, que se resuelve de cuando en cuando convocando a los más fanáticos a tomar unas cervezas (reales), contarse algunos chistes y ligar, si es posible.

Esto último es lo que les provoca, ocasionalmente, la verdadera satisfacción, que se prolonga en la medida en que obtienen ingresos por otras vías, siguen de mantenidos por sus familias o hasta que su pareja descubre que les están sosteniendo la afición, como becarios.

Por todo lo cual, resumiendo lo aquí apuntado, y puesto que de redes y pescar se trata, dado que los intervinientes en todas las categorías suelen leerse a sí mismos y pasar por alto o hacer lectura transversal de prácticamente todo lo que escriben los demás, cabe expresar la situación como de diálogo de sordos, o mejor, conversaciones de besugos.

Todo sea dicho sin ánimo de ofender, solo con ánimo esclarecedor para iniciados. Y por si es necesaria la aclaración, un diálogo de besugos es la expresión coloquial de una conversación trivial, en la que dos hablan sin contenido ni sustancia.

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