Sobre crápulas y benditos
(Desgraciadamente, Blogia vuelva a tener problemas. Volveré a escribir el comentario cuando tenga tiempo)
Hace ya muchos años, los benditos de Dios eran corrientes. Igual podía ser el cura que te perdonaba un pecado mortal a cambio de tres avemarías (en representación del invocado), que el sereno que te ayudaba a descargar el maletero cuando llegabas de Torrelodones (no hagan rimas, porfa) a las tres de la madrugada.
Con el paso del tiempo, los benditos de Dios han dejado el paso a los benditos a secas. Desde luego, siempre se dijo que "He dormido como un bendito" y los más instruídos recordarán aquello de "Bendita la madre que te parió y los pechos que te amamantaron", que no es, como pudiera creerse, un piropo callejero, sino del Nuevo Testamento.
También los crápulas han variado. Ya no se trata de aquellos tipos entregados al vicio, que disfrutaban de la bebida y de los placeres carnales sin medida.
Si Vd. ve al dueño de la empresa que le da de comer entrar un día en el negocio acompañado de un tipo de traje gris y corbata de colorines, con pelo engominado y sonrisa betáfica, y que le es presentado como. "Fulanito va a encargarse de hacernos un estudio de viabilidad; hay que darle la información que necesite", es altamente probable que al cabo de un par de meses Vd. y otros cuantos se encuentren en la calle.
El desconocido será, para Vd, y los demás afectados, sin lugar a dudas, un crápula.
0 comentarios