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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre los metomentodo

Es evidente que los metomentodo son unos entremetidos, aunque mucha gente los considera también entrometidos, en lo que parece que la Real Academia Española de la Lengua no está de acuerdo.

El nombre es una hipérbole de su condición, una exageración. Porque no es que los metomentodo anden a la que salta para colarse en cualquier sitio. Primero, porque les sería imposible y, después, porque ni ellos lo pretenden.

Se dice a veces también "Fulanito es un metiche metomentodo", lo que es un pleonasmo, una redundancia innecesaria, y este error debiera tener algún castigo, como, tal vez, mirar una moneda por ambas caras o, encontrar la razón para que todas las puestas de sol se produzcan al atardecer.

La especialidad de los metomentodos es la vida de los demás, pues gozan juzgando las acciones del prójimo. Hay metomentodas que son marujas de escalera, que a la mínima sacan los trapos sucios de cualquiera y hasta les ponen encima unos cuantos prestados de otras lavanderías.

No se crea que los metomentodos son mayormente mujeres.

Quiá. No hay más que ver la cantidad de metomentodos que compran un periódico deportivo para enterarse cómo va la rodilla de tal o cual jugador o las relaciones sentimentales del último fichaje de su equipo del alma. En las empresas, la cualidad natural de los metomentodos se trasluce en su propensión a poner a parir a los compañeros, en particular, a aquellos que son más trabajadores o inteligentes.

Existe la falsa creencia de que los metomentodo y los sabelotodos son la misma especie. En absoluto. Los sabelotodos no están interesados en la vida de los demás, sino que, por deformación mental de naturaleza inexplorada, creen que deben opinar acerca de lo divino y de lo humano, emitiendo pareceres y juicios que se acercan a los de Perogrullo.

 

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