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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre Doña Pandemia y Doña Histeria

La aparición de varios brotes de la llamada gripe porcina en la ciudad de México, a la que se atribuyen provisionalmente unas 150 muertes, ha supuesto la implantación del estado de alerta sanitaria en esta población de quince millones de habitantes, con el cierre de los colegios y limitaciones al uso de algunos servicios públicos.

El efecto colateral es mucho más grave: los viajeros que provinieron en los últimos días de este país norteamericano se ven sometidos a controles, indagaciones, y aislamiento social por sospechas de contagio, cuando no, ellos mismos, cubren sus orificios respiratorios con mascarillas, llamando así la atención sobre sí y su circunstancia.

Como a las elucubraciones sin fundamento hay que ponerles rostro para que cundan mayor efecto, se indica que el presidente Obama puede estar afectado de esa gripe, que, como ya dijimos tiene el apelativo de porcina, por lo cual se pueden hacer unas risas a costa del virus y del más observado líder mundial.

Simultáneamente, un avión que realizaba unas tomas publicitarias sobre Nueva York, siembra el pánico en la ciudad con el mayor número de edificios altos, la Bolsa cae y la gente teme un nuevo ataque de las fuerzas del mal, todo porque se acercó más de lo habitual a la rasante.

Calma, pueblo. El fin del mundo puede estar próximo, desde luego. Pero recordemos que ha de venir procedido por un ruido de trompetas y acordes celestiales y, de momento, solo se percibe la intención humana de conseguir sacar dinero a base de la credulidad de los más, ayudados, cuando haga falta, de Doña Pandemia, Doña Histeria, y de las demás damas de una cohorte harto rastrera, capaz de inventarse gripe aviar, vaca loca, peligro inminente, cambio climático, desastre nuclear y, lo que es peor, hacerlos realidad sin mayores escrúpulos.

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