Sobre el truco del almendruco y las fiestas de Fin de Año
Aunque no hemos encontrado de dónde proviene la expresión, la mayor parte de las veces en que decimos que se ha aplicado "el truco del almendruco" nos referimos a los que nos presentan como gran hallazgo lo que es una trivialidad.
En otras ocasiones, sin embargo, estamos ante el "truco del almendruco", porque somos testigos de actuaciones que provocan efectos imposibles o poco creíbles.
Los trucos del almendruco, a diferencia de otras artimañas, no pretenden engañar a nadie. Es tan evidente su descabellada composición que, tanto el que lo hace como el que lo recibe, son perfectamente conscientes de que se trata de un juego de ilusión, para causar el estupor o la sonrisa.
La nueva Ley de Financiación Autonómica, con la que el presidente Zapatero celebra el fin de año con el President de la Generalitat y la Presidente de Madrid es una posible aplicación del truco, porque, según se dice desde el Gobierno, todos ganan. Un juego de win-win, que dirían los economistas del libro.
Como eso es teóricamente imposible,- pues de algún sitio ha de venir el dinero para pagar los platos rotos-, alguien tendría que explicar cómo resolver el misterio, si es que tiene solución el amasijo.¿De dónde se sacará el dinero para que tengamos más asistencia social todos, mejor educación, apoyemos bilingüismos, etc?.
No estamos por la labor de poner fe en lo que no entendemos, por lo que sospechamos que se trata de una añagaza para divertir al personal, un truco del almendruco de altos vuelos, que no ha de engañar ni a los más despistados, pues con la que está cayendo, no quedará nadie que se crea que se lleva dinero de un maletín en el que, por lógica, solo puede haber recortes de papel de colorines.
Porque la alternativa al truco, sería apurar la deuda pública, dándole al rabil de la fabricación de billetes, que es una manera perniciosa de hacer más problemático el futuro, ya de por sí oscuro. Comprensible es, desde luego (no atrae votos ni simpatías), que no se haga mucho caso a los que dicen que, nos guste o no nos guste, habrá que cobrar menos y trabajar más (que, traducido a nivel autonómico, significaría, reducir los presupuestos y ser más solidarios)...aunque sean los únicos que proponen abandonar el almendruco y asentarse en la dura realidad.
En fin, estamos en el día de Fin de Año, que es momento de propósitos de enmienda, entremezclados con fiestas y jolgorio, olvidando lo pasado para prometerse mucha felicidad, que también es algo, que, en parte, depende de nosotros. Los humanos necesitamos fijarnos metas, para estimular nuestra creatividad e ilusiones, y que mejor que definir una fecha para creernos que podemos hacer borrón y cuenta nueva.
Son muchos los que hoy harán propósitos que no van a cumplir. Mañana, ni siquiera los recordarán, tal vez. Por ellos, levantamos nuestra copa de cava. No os precocupéis, amigos. Para lo que no pudimos hacer, vendrán otros años nuevos. Para lo imposible, siempre nos quedará hacer el truco del almendruco.
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