Sobre la amistad
Amigos hasta en el infierno, sí, pero ¿qué es un amigo?. La cuestión no debe estar en absoluto clara cuando las explicaciones respecto a lo que se entiende por amigo se centran en prolijas ambigüedades y la Real Academia Española prefiere abundar en la definición de amigo/amiga como adjetivo antes que mojarse en el amigo sustantivo.
En primera aproximación, "amigo" se refiere a un formulismo literario, una forma modosita de empezar una carta o un mensaje de correo electrónico: "Querido amigo", escribimos, poniendo a continuación incluso el nombre del referenciado, para que no le quepan dudas.
¿Dudas?. Si es necesario precisar "querido" junto a amigo, será porque hay amigos que son odiados, o, al menos, ignorados o menospreciados. Hay amigos estimados, o apreciados, pero no queridos, como para evitar una palabra que puede sonar a mariconería, peligro del que algunos muy machos huirán como del diablo, precisando, como hizo aquel entrenador de fútbol llamado Clemente, cuando le regalaban un ramo de flores, que "no les cabe un pelo de gamba en el culo".
La ley española de Enjuiciamiento Civil (y Criminal) habla de la "amistad íntima o de la enemistad manifiesta" como elementos que servirán de base para la recusación o renuncia de quien haya de juzgar en una causa. El legislador, siempre demodé, parece referirse a la cuestión infantil de "amigos íntimos", que era lo que se decía de los niños que se tranquilizaban sobre la razón de las primeras poluciones o el peliigro de las adelantadas menstruaciones.
Por fortuna, personas relevantes preocupadas por el lenguaje han tratado de poner las cosas en su sitio, aunque sin relevancia penal, de momento. Citamos, solo como ejemplo menor, y hablando incluso de sí mismo, lo que llegó a decir el Honorable Francisco Camps hablando del Presidente del TSJ que, unos meses más tarde, habría de juzgarle: "Tendremos que buscar en el diccionario otra palabra distinta a la de amistad que resuma y defina la íntima y sentida colaboración entre De la Rúa y el president de la Generalitat".
La palabra "amigo" tiene, desde luego, profundo (y misterioso) significado político. Así, es empleada en situaciones relevantes por altos mandatarios. En abril de 2009, después de una reunión en la Casa Blanca (Guáit Jáus) con el presidente Zapatero, el Presidente Obama, afirmó: "Estoy muy contento de poder llamarle mi amigo", refiriéndose al primero.
Las amistades entre jefes de Estado se consiguen de forma más sencilla que entre gentes de a pié, que a lo mejor, no se consideran amigos ni aunque hayan hecho juntas toda la formación profesional. Sabido es que el ex-presidente Aznar y el ex-presidente G. Bush (yúnior) eran también "amigos íntimos", poque el segundo le dejaba poner los piés encima de su mesa y entrar en su barco para firmar la guerra contra países que tuvieran algo de petróleo (antes de que fueran descubiertas las posibilidades de la energía eólica en España).
Algo nos hace sospechar, sin embargo, que el número e importancia de los amigos confesos no tiene trascendencia. Lo importante son los inconfesos. El español que es considerado más influyente en el mundo, Emilio Botín, ni siquiera está en Facebook.
En fin, que el concepto de amistad necesita una profunda revisión. Lo que importa a algunos es contar con gentes que puedan servirte para aumentarte la pasta de forma exponencial, sacarte de un apuro cuando te descubrir con la manos en la masa (podrida), y esas cofradías de influencia serán mucho más respetables si tienen que ver con la aparente defensa de los principios éticos o la ayuda al necesitado.
Porque, para los que crean que un amigo es aquel capaz de preocuparse por uno cuando necesita apoyo, moral o económico, y "consejo y remedio" simultáneamente, imaginamos que la palabra que mejor los define es "ingenuo". Aquí sí que la RAE no yerra: ("s. y adj. inocente, simplón").
Ponga muchos ingenuos en su vida. Reserve los amigos para los casos especiales y enséñelos para darles envidia o temor a los primeros.
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