Sobre la contratación en origen de trabajadores
Como los políticos de nuestro país -y no son, por supuesto, los únicos- viven y opinan en la calle, ya que no tienen apenas tiempo para estudiar los temas, siendo las apariciones públicas el pan diario del que comen sus egos, resulta que, los que más aparecen en los media, suelen ser los que más se equivocan,
Al fin y al cabo, aunque sus seguidores y algunos periodistas se esfuercen en presentarlos como héroes y heroinas, combinación del rápido Apeles, los bellos Adonis o Galatea y del sabio Merlín, son seres humanos cuya falta de preparación, unida a la tensión emocional que deben soportar, son seres humanos y es propio de nuestra especie guiarse por los deseos, contradecirse en las opiniones y alardear de tener las soluciones cuando solo sabemos del problema.
El ministro de trabajo Corbacho ha dicho que "en esta coyuntura de crisis, y con 2,5 millones de parados, debe revisarse la contratación de emigrantes en origen, que no tiene mucho sentido". Contradecía así a su secretaria de Estado, Luisa Fernanda Rudí, en lo manifestado hacía pocos días y, más peligroso, entraba en litigio con la posición oficial de la cúspide del Gobierno -el suyo- que ´sigue defendiendo que aquí apenas tenemos una gripe ecónómica y que los cuatro o cinco millones de inmigrantes son un sostén básico de nuestra economía.
La afirmación de Corbacho parece, sin embargo, sensata, aunque ya le han obligado a rectificar. Hay que parar el flujo de inmigrantes que han difundido en sus países de origen que esto es como La Tierra Prometida. No les estamos ofreciendo condiciones dignas, coberturas sociales adecuadas, y perspectivas de trabajo estables. Y, además, nos han generado un mal muy grave -eso sí, sin culpa alguna suya- que ha supuesto que la juventud española quiera entrar en el mercado de trabajo ya con copa y puro, como quien dice, y que a la primera de cambio, unos y otros, acudan a la seguridad social, prefiriendo cobrar el cupón del paro, y haciendo trabajitos extras bajo cuerda, que apechugar con lo que venga.
El problema del paro no se va a corregir cerrando los ojos a las realidades ni dando coscorrones a quien dice las verdades. Habrá que ponerse las botas de andar entre la mierda y poner orden en las cuadras del empleo. Todos los españoles tenemos el deber y el derecho de trabajar, y en un trabajo adecuado a nuestros conocimientos, situación y necesidades, para sostener dignamente a la familia. ¿O hay que cambiar algo?
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