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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre el síndrome de final de las vacaciones

Casi todo el mundo toma sus vacaciones en agosto. Hay razones importantes para hacerlo así: es el mes en el que las temperaturas en el hemisferio norte son más cálidas, hay coincidencia con el final del calendario escolar, se produce el cierre de Juzgados y buena parte de los organismos oficiales, etc.

Hay muchas más razones para no hacerlo así, y, por supuesto, existirían aún más si se hiciera un planteamiento global de racionalidad.

En agosto, como consecuencia de que casi todo el mundo toma sus vacaciones, se produce un aumento de la demanda de los servicios en las zonas de destino preferente, con lo que los precios suben desmesuradamente. En consecuencia, esos días cuestan mucho más caros que si fuéramos capaces de disfrutar del asueto en otra época del año y, concatenadamente, los hosteleros, restauradores, comerciantes en general, podrían bajar sus precios si tuvieran seguridad de que la utilización de sus instalaciones estuviera mejor distribuída.

En agosto, se produce una paralización injustificable de muchas actividades, con lo cual existe sobrecarga de quienes quedan de guardia y malfuncionamiento de algunos imprescindibles servicios. Las zonas de veraneo ven sobresolicitadas sus ofertas de agua, recogida de residuos, prestaciones sanitarias, etc. Otras zonas, en donde los titulares se han ido de vacaciones, quedan con calidades mínimas, o carencias notorias.

Es hora ya, en este mundo que se pretende global, que organicemos mucho mejor el disfrute de las vacaciones. Final de curso escolar flexible. Eliminación de inconcebibles rémoras del pasado, como es el cierre judicial. Difusión de las oportunidades en otras épocas...

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