Blogia
Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre la facultad de olvidar

Si no pudiéramos olvidar, seguramente no soportaríamos vivir. Nuestra sensibilidad ante los acontecimientos, tanto placenteros como dolorosos, acabaría anquilosando la capacidad para apreciar el presente.

Puede parecer que estamos refiriéndonos poéticamente a la existencia, pero no es en este momento nuestro propósito. Superamos la muerte de los seres queridos, echando sobre el recuerdo de su ya imposible proximidad a nosotros, otras vivencias.

No quedarán olvidados del todo, aunque, casi siempre, las capas de nuevas emociones nos ayudan a superar aquella pérdida. El nacimiento del hijo coincidiendo con la muerte de uno de sus progenitores, no hará que el superviviente olvida al otro, si bien le servirá para concentrar su actividad y afectos en el retoño.

Olvidamos para dejar hueco a nuevas sensaciones, que son la esencia de la existencia. Olvidamos conocimientos, personas, paisajes. Con el paso del tiempo, mezclamos incluso circunstancias reales con otras imaginadas o soñadas.

Ya ancianos, si la mala suerte del Alzheimer o la demencia senil no nos ha apresado, recordaremos, de golpe, lo que habíamos arrumbado en el falso archivo de la memoria. Como si el cerebro, consciente de que ya no habrá necesidad de dejar espacio para más, hiciera liquidación de pasajes, de momentos, de historias y supuestas sabidurías. 

Escuchar a un viejo hablar durante un par de horas de lo que ha vivido es bucear en la existencia de otro como un espeléologo en una cueva inexplorada.

"Perdono, pero no olvido", suele decirse, cuando, habiendo sido agraviados por la actuación de otros, que, arrepentidos, solicitan nuestra indulgencia, se quiere manifestar que el daño a nuestro sentimiento fue imborrable. A pesar de todo, olvidamos, olvidemos. La facultad de saber olvidar es una manifestación de la superioridad moral del que ha sido ofendido, y también una liberación.

Porque el recuerdo de lo malo que nos haya sucedido, nos sigue haciendo daño.

1 comentario

Isabel -

Es preferible perdonar, no vaya a ser que si olvidamos sea sintoma de mal pronostico!