Sobre lo que vale la pena y porqué
Ayer, 29 de junio de 2008, el equipo de fútbol que representaba a España ganó, en un torneo organizado cada cuatro años por un Organismo llamado UEFA, el encuentro final, contra la representación alemana, después de una liguilla en la que participaron unas cuantas selecciones europeas.
Más resumido: España venció a Alemania. Efecto principal colateral: Somos los mejores en todo.
Se nos olvidó la crisis, desaparecieron las tensiones y diferencias políticas o las singularidades regionales. El mundo está rendido a nuestros pies: somos la envidia del orbe.
Efectos secundarios: Hay que hacerse la foto con los futbolistas ganadores y su entrenador, pronunciando las frases más rotundas que se nos ocurran (omitimos, por pudor, el nombre de sus emisores): "cita con la historia"; "nombres para la leyenda"; "es lo más bonito de los últimos años"; "es un privilegio ser el primer presidente de la democracia que tiene la suerte de ver ésto"; etc.
Desde luego, pretender minimizar esa victoria sería arriesgarse a provocar la ira de la inmensa mayoría de los españoles, entregados a la contemplación exultante de la victoria del equipo que representaba a su país. Todos han (hemos) seguido la evolución de la selección de fútbol, disfrutado con el espectáculo.
Es el triunfo de la juventud. En particular, de los menores de 30 años que, deseosos -como es natural- por romper amarras con todo lo que huela a pasado, se han identificado perfectamente con este éxito de unos chavales que, gracias al deporte, se han visto catapultados a ser símbolos, modelos, centros de admiración y de opinión.
He aquí, pues, elevados al Olimpo, a ventitrés deportistas más y a su, hasta hace nada, criticado preparador, Luis Aragonés. Allí estarán, hasta que el paso del tiempo u otra victoria más reciente, los desmonte, junto a Alonso, Nadal, Contador, etc. No solo hay deportistas. También están Javier Bardem, Penélope Cruz, Jose Toledo,... . Se divisa, ya algo más oscurecidos, a Pedro Duque, Almodóvar, Dani Pedrosa, Arturo Pérez-Reverté,...
Qué importante es la publicidad, y, sobre todo, qué agradable conseguir que esta se realice de forma gratuita, o que sea mucho más barata y efectiva. Es extraño advertir que los elegidos para representarnos políticamente y otras personalidades no tienen reparos en poner su credibilidad al servicio de la gloria de ese equipo deportivo. ¿Estamos todos tan felices? ¿Esa trasnmisión de alegría colectiva, tiene un efecto de catarsis, oculta algo? ¿Tal vez la euforia y la crisis se apoyan recíprocamente?
Enhorabuena al equipo español de fútbol. Lo han hecho bien, han dado ejemplo de tesón. En lo único en que discrepamos es en que no aceptaremos su invitación a emborracharnos, desde luego. Son jóvenes, pero alguien debería haberles indicado que, como millones de chavales se están viendo reflejados en ellos, tienen que cuidar todas las palabras. El deporte y el alcohol son dos antítesis, lo deseable y lo abominado.
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