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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre el pasado

El pasado no tiene mucha fama entre los jóvenes. En general, se le desprecia, particularmente ahora que nuestros educandos solo deben estudiar cuatro cosas de Historia y, en muchos casos, solo circunscrita a los pequeños hérores locales, rescatados de los cuentos de hadas regionalistas.

"El pasado ya no es lo que era", es una frase de inconfundible valor mediático, pero no tiene la fuerza de esa otra de "El futuro es el lugar en donde vamos a vivir el resto de nuestras vidas".

Si los más ancianos encuentran consuelo parcial a la devoradora vejez en aquello de "cualquier tiempo pasado fue mejor", que tan estupendamente aprovechó el poeta soldado Jorge Manrique, los más jóvenes piensan del pasado que es un tiempo perdido, y que los viejos no están ni para cederles el asiento en los transportes públicos.

El pasado de los que peinan algunas canas, en España, estuvo lleno de interesantes objetivos, que ocuparon mucho tiempo de los jóvenes, de sus mentores y de los que se encargaban de mantenerlos a raya.

Educados en el catolicismo rancio, muchos, sin renegar de esas raíces -estudiaron la Biblia por capítulos de Historia Sagrada-, encontraron un agnosticismo culto. Preparados para tener -ellos- a las hembras sumisas a sus deseos, acabaron haciendo la mitad de la cama por las mañanas y adoctrinadas -ellas- para no ceder ni ante versos de Gutiérrez de Cetina o Bécquer, enviaron a sus hijas por el mundo con trece años.

Y, por supuesto, inmersos en un programa vital asfixiante en el que todo estaba atado y bien atado, rompieron los nudos con la espada de la tolerancia y las libertades.

Las nuevas generaciones se encontraron cómodas en un entorno agnóstico, libérrimo, protector, que, posiblemente, les dió ventajas pero no les dotó del músculo suficiente que da el hambre, la pugna por conseguir los objetivos, la satisfacción de haber ganado lo que se tiene sin que te lo cedan o regalen.

En pie, jóvenes. Los que no llenáis vuestros libros de estudio ni con sangre ni con bilis, ni los llenáis de dibujos geométricos producto del aburrimiento.

Adelante, jóvenes. Los que no os dejáis convencer de que todo está hecho, sino los que pensáis que la mayor parte está por hacer. Arriba, jóvenes. Los que, por encima de mezquinos intereses individuales, trabajáis por hacer mejor el porvenir de todos.

El futuro está en vuestras manos, y tiene mucha tela. Tal vez os convenga siaber que el pasado es la plataforma desde la que lanzamos nuestras ilusiones hacia el futuro. No interpretéis lo de la plataforma solo como un pedestal; en ella están también los centros de investigación, los acopios de combustible, las salas de preparación de pilotos y tripulación, los análisis de trayectorias, la fijación de objetivos...

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