Sobre el currículum (y 2)
(Para facilitar su lectura, hemos dividido el post Sobre el currículum en dos partes)
Como el cuerpo humano, que consta de cabeza, tronco y extremidades, un currículum consta de apellidos, dinero e influencias. El que se adorne con títulos universitarios, reales o ficticios, con obras heroicas o con puñaladas por la espalda, ya depende del gusto de cada uno.
Unos buenos apellidos, sonoros y diferentes, son el elemento sustancial del currículum. En teoría, todo quisque podría inventarse los suyos, pero lo más conveniente es que se hereden. Si por enlaces matrimoniales poco cuidadosos corrieran el riesgo de perderse, han de mantenerse encadenados con guiones y, aún mejor, dotarse con las partículas "de", "von" o apóstrofes y acentos circunflejos.
No ha sido bien analizado porqué, en todos los países, hay tan pocos apellidos diferentes y solamente unos pocos lucen nombres que los identifiquen inequívocamente. Resulta que, contrariamente a lo que se piensa, los Fernández, Smith, Schneider o Petit tienen árboles genealógicos que echan sus raíces en lo más profundo de los tiempos y, por contra, cuanto más sonoros, más modernos son los brotes.
Si Vd. pertenece a una familia con apellido diferenciado, y la rama de la que procede tiene consistencia, ya puede considerarse con currículum hecho y derecho. Esto vale tanto en democracia como en dictadura, porque, al fin y al cabo, se trata de matices.
El segundo aspecto importante del currículum es el dinero del que su portador disponga. Entiéndase, los bienes terrenales puestos a disposición de los antojos del sujeto. En otras épocas, el apellido solo podría servir para ir tirando, pero ahora es imprescindible acompañarlo de la pasta.
No importa cómo se hayan conseguido esos dineros. Pero si, por desconocidos caminos, el iniciador de la riqueza familiar es Vd. , lo aconsejable es que trate de disimularlo, salvo que su capital provenga de la droga o de la más profunda economía sumergida. Le prevenimos: en algunos lugares, jueces desaprensivos se dedican a la caza de los currícula y sería lamentable que Vd. cayera como una de sus víctimas propiciatorias. Esconda su riqueza detrás de los muros de la discreción.
En fin, está la cuestión de las influencias, tercer elemento del currículum. Nos referimos a los amigos, el grupo de semejantes, aquellos con los que se crean los lazos de identidad de propósitos, creencias, propiedades o prebendas que defender. Nunca vaya solo con su currículum, porque se expone a que lo asalten y le dejen en pelotas. De nada le valdrán ni los apellidos ni el dinero si no camina en grupo de semejantes.
Si carece de todos los elementos que componen un currículum áureo como el que tenemos descrito, cuando un desconocido le pide que le enseñe su currículum, desconfíe. Especialmente, si, además del currículum, le pretenden someter a un examen sicotécnico.
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