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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre el día del padre putativo

Hoy día 19 de marzo, hay que felicitar a los Pepes, o sea a los padres putativos, a los padres presuntos, a los que creen que sus hijos son suyos, pero no lo son.

En alguna estadística de esas que los periodistas, sociólogos o aficionados al arte de poner números a las cosas de la vida, suelen peinar para expresar sus ideas, hemos leído que entre el 20 y el 30% de los hijos habidos en un matrimonio no son de la pareja, sencillamente porque son producto de la infidelidad de la esposa. Más difícil será conocer de ese 30% cuáles son producto de la infidelidad de ambos (la mamá y el engendrador), y, en todo caso, carecemos de estadísticas o memoria para traerlas a este espacio.

Siendo San José el padre putativo por excelencia, cuidador del niño Jesús con delicada atención, al que enseñó un oficio (que no llegó a ejercer, con el disgusto que producen esos desplantes filiales), es lógico que a los padres se les preste atención especial el día de su (del santo) onomástica. San José, destinatario de muchos chistes crueles y hasta soeces  respecto a su carácter de padre putativo consciente y asumido, debe servir de ejemplo para todas las paternidades.

Ahora que se ha puesto de moda tener hijos putativos, con técnicas de inseminación in vitro e implantación in vagina que han sido perfeccionadas desde el mundo veterinario, es hora también de que se celebre el día del hijo putativo. O sea, del que cree ser hijo de A y B y no es hijo de A, sino de C, pudiendo ser C conocido, desconocido o de falsa atribución. Quizá es un poco complicado para un Comentario leído a esta hora de la mañana, pero así son las cosas.

Ser padre putativo está menos valorado que ser madre putativa, que, en esta época de avances científicos, está algo más cotizado. Parece que se pagan solo 40 euros por donación de semen, frente a 600 euros por donación de óvulos. No se puede vivir solo de esa prestación social. desde luego, pero menos da una piedra.

Aunque el anonimato del padre real debiera estar garantizado, para proteger de reclamaciones tanto a los putativos que alimentaron y educaron el árbol como a los donantes de la semilla, en algunos países hay que guardar archivo de los donantes, en previsión de que al niño se le ocurra preguntar un día: ¿Quién es mi padre verdadero, oh querido padre putativo?.

El consuelo para los padres putativos es que, por ahora, el desorden de los archivos clínicos españoles no permite ni garantizar la trazabilidad ni, mucho menos, limitar a seis inseminaciones con éxito las resultantes de una donación de esperma. Un día, sin embargo, se tendrá el archivo mundial del adn y, con técnicas perfeccionadas, se levantará el velo para descubrir a todos los padres e hijos putativos. Temblad, queridos.

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