Sobre los finales de ciclo y la frenética actividad
Los finales de ciclo no los determina el cambio climático, los períodos lunares o las concentraciones cósmicas. La forma más general de señalar un cambio de ciclo es el término de un mandato de gobierno. Cuando se oyen los tambores del final de una legislatura, se produce una frenética actividad de quienes están en el poder, espoleado por la guindilla de quienes pretenden quitárselo.
Esa actividad desproporcionada, anómala, cuya única intención es confundir a los que pueden votar por el cambio, no siempre es detectada. Se presenta como Resumen de gestión (informe a colorines costeado por la colectividad que pretenden representar), o se multiplican las reuniones, celebraciones con los motivos más vanales o inauguraciones de los elementos más triviales.
No nos confudamos, pues. La frenética actividad de los finales de ciclo es una muestra más de la inoperancia o el deseo de perpetuarse en el poder con fines malsanos de quienes lo han venido ocupando hasta ahora.
En los principios de ciclo es cuando los elegidos deben concentrar su mayor actividad: para terminar de ultimar sus compromisos, completar, impulsar las líneas de trabajo que habrán de ser desarrolladas durante todo su mandato o legislatura.
0 comentarios