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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Desde la huída, hacia atrás

Después de un par de décadas de huída hacia adelante, se hace imprescindible una vuelta atrás. Sanear los escombros del optimismo infundado para encontrar los cimientos en donde volver a asentar el desarrollo que se pueda sostener.

No es un trabajo sencillo, ni mucho menos. Hay que saber controlar las voces de quienes mantienen que todo se hizo mal y, especialmente, de quienes propugnar volver a las cavernas, acogiéndose al miedo ancestral a lo que no se entiende.

Están, luego, los gritos desaforados de quienes defienden que saben hacerlo mejor, sin especificar qué, ni, sobre todo, con qué medios y, para colmo, sin decirnos con qué objetivos.

Están, en fin, los ánimos agotados de los que, creyendo haber tenido una visión, ímaginando que había luces a final de un túnel, se encontraron con que era solo un reflejo sobre la pared.

Los últimos han perdido crédito y los otros reclaman la opción del que no ha tenido la oportunidad de equivocarse. Estamos mirando, pues, hacia los líderes, sobre todo, a los que sean capaces de volver a ilusionarnos.

Porque estaremos siempre dispuestos a seguir a los mejores, a los más convincentes, a los más serios y sinceros. Y, muy específicamente, no deseamos renunciar al avance consistente de la Humanidad, generación tras generación. Por eso, no queremos que falte en nuestra mochila colectiva ninguno de los elementos que componen un bagaje irrenunciable: solidaridad, control de los que más tienen, atención a los que más padecen, oportunidad real para los mejor dotados.

No hay porqué desesperar. Al contrario, hay que estar especialmente atentos para poner los nombres correctos, encajando los sujetos con sus predicados, y desentrañando las falacias de los que no pueden, no saben, no quieren. Oimos hablar mucho de sostenibilidad, pero no la estamos consiguiendo. Dicen que estamos en un escenario global, pero los desequilibrios son cada vez mayores. Defienden la ética, pero nos engañan, nos confunden, se enriquecen sin escrúpulos con el trabajo de los que más necesitan, disfrutando de un bienestar que no están dispuestos a compartir.

Las reglas están claras, pero no todos las cumplen y, sobre todo, las infringen algunos de los que debieran dar ejemplo. Hay varias velocidades en el avance, y la información disponible nos ha demostrado que quienes manejan más mandos de la maquinaria tienen tendencia a preocuparse más de engordar lo suyo que a distribuir mejor lo que vamos consiguiendo.

La clave nos parece, en fin, no en empeñarse ciegamente en seguir el camino que hemos seguido, sino, ante todo, en prospectar alternativas, discutir opciones, ser crítico con los errores. Montañeros y espeléologos saben, por ejemplo, de la sensación de haber llegado a un punto desde el que no se puede avanzar o, si se persiste, se aumenta descomunalmente el peligro, y, entonces, es preferible desandar parte de lo recorrido y ensayar una nueva ruta.

Lo importante es no desfallecer y, sobre todo, no echar por la borda las enseñanzas adquiridas, ni desprenderse de los valores que hemos convenido como irrenunciables.

Un momento delicado, y no por ello menos apasionante. Si hay que volver un trecho hacia atrás, después de haber huído hacia delante, sería nefasto abandonar, por inservible, el historial de experiencias que ha pasado a formar parte de nuestro acervo colectivo.

 

2 comentarios

Administrador -

Querida Noelia,
Muy bello tu comentario, y gracias por tu confianza. No perderemos nunca la esperanza. Porque forma parte de nuestro equipaje. Un beso,

Noelia -

Mi apreciado Ángel,

Desde mi modesta opinión, lo imprescindible es moverse (eso los que son válidos!).
Los que no lo son y no lo fueron nunca, solo pueden pedir a los otros que se muevan, enfocando la culpa hacia otros “balones fuera…” pero sin mover su posición ni desvelar “milagrosas recetas mágicas”. Es decir que estos ni para adelante ni para atrás pero haciendo mucho ruido en el aire en contra de los que hicieron algún movimiento o lo quieren hacer…

Desafortunadamente veo pocos políticos en nuestra actual realidad que se muevan o que sepan hacia donde se quieren mover… si que veo unos que “tiran más balones fuera, que hacen más ruido que los otros "sin despeinarse el tupé engominado" ;-)

Por ello a sacar al campo a los que si dan por lo menos al poste cuando intentan golear… por lo menos sudan la camiseta y se despeinan no?!” pero necesitamos más jugadores de pura sangre, más políticos que sepan moverse y que se muevan, que suden su sueldo que ya estamos en la 3º liga y vamos bajando posiciones… (pd- tendrías mi voto :-)

Un abrazo,
Noelia