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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre las razones del envejecimiento prematuro

Si Vd. quiere envejecer rápidamente, haga el firme propósito de no disfrutar de cuanto le rodea. Piense en el mundo con irremediable pesimismo: si no le bastan las ideas generales (calentamiento global, pérdida de valores, amenaza nuclear, fracaso del desarrollo sostenible, etc.) aproxime todo lo que pueda el ascua a su sardina. Y, por supuesto, vea la sardina chamuscada o el ascua exangüe.

Aprovéchese de cuantas oportunidades le den los demás para verse ya fuera de todo circuito de poder o disfrute. A  los veinte, laméntese de los momentos de irresponsabilidad de la niñez; con la frontera de los treinta, duélase de haberse casado demasiado pronto o no haberlo hecho todavía; con cuarenta, razone sobre lo mucho que se ha perdido, pero, sobre todo, enumere las cosas que ya no podrá hacer (aquellos malabarismos de gimnasta quasi-profesional; tantas noches en vela sin que las ojeras delataran su cansancio el día después).

Si ya está en los cincuenta, lo tiene aún más fácil: la amenaza de la prejubilación es inminente, y si está tocado por el dedo que decide quién es superfluo o imprescindible, convénzase de que nadie valorará su experiencia o su destreza. Cumplir los sesenta sabrá convertirlo en memorial de achaques: si no es la próstata, el reúma, las rencillas; haber perdido al dominó, caerse del caballo. A los setenta, le quedan cuatro telediarios y docenas de miles de medicinas de alto coste aunque sin valor, simples placebos: no le llama nadie, y ya no tiene sentido que aprenda ni a tocar el timbre del datáfono.

¿Llegó a los ochenta?. Póngase a temblar. El cerebro le trae recuerdos de la infancia y la juventud que a nadie interesan; los compañeros del geriátrico se han muerto todos; lleva ya dos operaciones a vida o muerte y la enfermera que le atiende no tiene más interés que pedirle su número de cuenta corriente. Si cumple los noventa, no será porque haya disfrutado de su existencia hasta aquí, simplemente le están recompensando desde arriba (si es que hay alguien) por los años perdidos.

En fin, si quiere saber las razones del envejecimiento prematuro, no tiene más que tomar cada día de la misma medicina. Piense que no le quieren, que no sirve para nada, que nada tiene que ofrecer a los demás. Pero si quiere vivir mucho tiempo y, sobre todo, hacer felices a los que le rodean, trate de sorprenderse cada día llevando la contraria a la intensa fuerza que le pretende convencer de que este podría ser el último de su vida.

1 comentario

Babsy Bunny -

k es muy cierto, k kuando uno no se renueva disfrutando de las cosas k Dios le dio, ya sea x esfuerzo, x su familia, etc; no va a poder seguir existiendo más.... y o se puede morir o puede vivir una vida muy angustiante.