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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Hacia una gestión sanitaria más responsable por un camino tortuoso

Qué magnífica ocasión para debate, la proporcionada el 28 de abril de 2011 por la Asociación Española para la Calidad, con el apoyo de la Agencia Laín Entralgo (Gran Vía, 28, Madrid), que reunió a varios ponentes en torno al tema "Responsabilidad social de la empresa en el sector sanitario".

Fue una primera andanada (1) sobre un terreno con muchas aristas y oscuridades. Solamente pudimos asistir a la primera parte de la Jornada, en la que intervinieron Germán Granda (Forética), Yolanda Villaseñor (AENOR) y Joaquín González (Coordinador de Calidad del Hospital Universitario de getafe). La sesión comenzó con retraso y no hubo coloquio, por lo que únicamente pudimos charlar durante el café con Germán Granda, quien hizo la exposición más general sobre el tema.

No queremos entrar en este Comentario en el análisis de las ponencias, sino aprovechar el mismo para exponer nuestro criterio. Es imprescindible dotar a la gestión sanitaria de un marco de calidad homogéneo, antes de entrar en valoraciones sobre lo que es óptimo o favorecer la exhibición de excelencias de gestión puntuales.

Como usuarios de los servicios públicos, no nos interesa que en nuestra región haya uno o varios centros asistenciales magníficos, si subsisten deficiencias terribles en los demás y, justamente, en aquellos que nos corresponden.

Y, tanto o más grave, cuando los servicios sanitarios privados campan a sus anchas por el sector, amparados en una permisividad cómplice de las institucciones que deberían ejercer el control. Existen graves incumplimientos de la normativa -en la gestión de residuos sanitarios, de las normas sobre accesibilidad, de la ley de Sanidad, e incluso del código civil o administrativo- que no son supervisadas, ni sancionadas.

Mientras no se solucione este aspecto, hablar de responsabilidad social de la empresa -¡justamente de la empresa!- en el sector sanitario es una entelequia populachera, producto de un propósito más politiquero que efectivo.

Sufrimos ejemplos dramáticos de esta dejación de funciones por parte de la Administración local y autonómica, que hemos denunciado ante las autoridades y en los Juzgados, con resultados, en muchos casos, muy poco esperanzadores.

Mientras la situación se clarifica, la avidez de ciertos empresarios sanitarios, apoyada en la convivencia de algunos responsables políticos y la confusa y prolija legislación y reglamentación del sector, que está generando una maraña jurídica entre lo que es bueno, lo que es admisible y lo que es opinable, sufrimos los pacientes, es decir, la ciudadanía (convertida en paciente y sufridora) de este desorden.

Porque la Sanidad no puede ser un turbio negocio: es una necesidad básica para la población y el garantizar un nivel asistencial homogéneo, regido por unos principios éticos insoslayables, una reglamentación coherente y única para el Estado y sometido a un deber de transparencia en los resultados económicos de su ejercicio, no puede subordinarse a ninguna voluntariedad.

(1) De los muchos - y en algún caso, olvidadas- acepciones de la palabra "andanada" hemos elegido la de "orden de cosas puestas en línea" (RAE, andanada como sinónimo de andada).

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