Sobre el ambiente para políticos y profesionales
La Comisión de Ambiente de la Unión Interprofesional de Madrid tuvo la idea de invitar a los representantes de los cuatro partidos con mayor peso parlamentario a un desayuno de trabajo con algunos de sus miembros.
Esta iniciativa se concretó el 27 de abril de 2011, repitiendo el esquema ya probado en febrero de 2010 -entonces, ante las elecciones generales- aunque la incorporación de las vituallas y el reducido espacio (la reunión se celebró en la Sala de Juntas del Colegio de Veterinarios de Madrid, en Profesor Ripoll, 8), obligó a seleccionar la presencia de los portavoces colegiales.
Izquierda Unida excusó su no asistencia, por lo que el encuentro contó con solo tres opiniones políticas en lo ambiental: Nieves García Nieto (del PP), Daniel Sánchez (del PSOE) y Jorge Papadopoulos (de UPyD). Por cierto, ninguno de ellos probó bocado del desayuno ofrecido.
El tiempo fue escaso para propiciar cualquier debate o intercambio de opiniones, por lo que las dos horas de la reunión se fueron bastante por divagaciones. No fue, en este caso, por culpa de los políticos, sino de los mismos representantes colegiales, que no acertaron a formular preguntas concretas o a criticar las propuestas de los políticos.
La cuestión del desencuentro entre políticos y técnicos ha ocupado ya otros comentarios de este blog, por lo que no hace falta incidir aquí sobre lo que, para nosotros, es casi doctrina. Los políticos buscan el voto, que les garantizaría su supervivencia vital y los técnicos ven a los políticos como incompetentes en sus (de ellos, los técnicos) respectivos ámbitos, tendiendo a su (de los otros, los técnicos) descalificación frontal, pretendiendo que manejan argumentos ideológicamente neutros -los técnicos-, cuando, en realidad, no siempre es así.
En nuestra opinión, los temas ambientales deberían ser calificados en tres grupos, atendiendo, no a su importancia relativa, sino a la fórmula que nos parece más idónea para su tratamiento eficaz:
1) Temas nucleares, o de obligado consenso. Son aquellos que se refieren al control, protección y uso de los recursos naturales, que deberían contar con una reglamentación única y un programa o estrategia compartidos, claros para la ciudadanía y de cumplimiento indiscutido.
2) Temas ideológicos, en los que cada partido debe expresar claramente cuál es su posicionamiento, y las razones del mismo.
3) Temas de desarrollo, en los que se pueden encontrar distintas opiniones técnicas, y que deben evaluarse y priorizarse en relación con el coste, la oportunidad, y los recursos disponibles.
No es fácil entender porqué una gran parte del debate entre el PP y el PSOE se consume en denunciar incumplimientos de los programas que no se han querido consensuar. Es un asunto que resulta cansino, técnicamente hablando, que la cuestión se derive hacia lo que no se hizo por el contrario, pero que no se quiso apoyar, aún siendo sustancial. Temas como la Ordenación del Territorio, la correcta gestión del agua o de los residuos, el cumplimiento de la legislación y reglamentación ambiental o el mantenimiento y potenciación de las zonas verdes no deberían entrar, una y otra vez en el capítulo de los reproches. Consensuénse los Planes, y ejecútense de acuerdo con los Presupuestos.
Por supuesto que hay temas ideológicos en el debate ambiental, pero no deben caricaturizarse: la especulación con el suelo no es un tema político, sino ético. En cambio, sí son temas ideológicos la asunción mayor o menor de los costes de los servicios por los Presupuestos y la adecuación de la presión fiscal. Dígasenos qué se quiere hacer, quién lo va a pagar y quiénes lo han de disfrutar. Y contrólese bien, por el partido en el poder y, por supuesto, también por la oposición. Pero, sobre todo, séase transparente hacia el ciudadano.
Y, finalmente, no se politicen las cuestiones técnicas. Claro que a todos nos gustaría disponer de energía limpia y barata, por ejemplo. Pero no es posible, al menos no en corto plazo. La correctar valoración de lo que se puede, y cuanto cuesta, ha de venir de la mano de un diálogo continuo, abierto, entre técnicos y políticos. Hay cosas que, aunque sean bonitas, y saludables, no se puede hacer. Depurar todas las aguas, recoger y clasificar todos los residuos, tener servicios gratuitos o con copagos simbólicos para todos, cuesta mucho dinero. No lo tenemos.
Tampoco podemos aspirar al pleno empleo invocando a los espíritus. Hay que atender a la realidad, a lo que se tiene entre las manos. No basta querer, y decir lo que se quiere sin explicar con qué medios se va a hacer es engañar, o pretender engañar.
(En la foto, tomada desde nuestro sitio en la mesa, de izquierda a derecha: Gonzalo Echagüe, Luis Martí Migarro -en el uso amplio de la palabra- y Nieves García Nieto; a su izquierda, el ordenador abierto de Daniel Sánchez; enfrente, también invisible en la instantánea, Jorge Papadopoulos).
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