Sobre el imparable ascenso de United Technologies Corporation al sol
Las multinacionales se crean por fusión de grupos ya consolidados en sectores básicos, cambian de nombre, se ramifican, adquieren nuevas empresas, abren otros campos prometedores, mudan de sede social cuando haga falta, incorporan ejecutivos desde la política y política desde los ejecutivos, mueven sus tentáculos con fuerza o con paciencia, según convenga.
Es su ley de vida, su estrategia para intentar cumplir el objetivo que, incontrolable ya para cualquier humano, las impulsa al dominio total, con un ansia irreducible que solo calmaría la victoria final. Convertidas en un ente de una especie inhumana, pero simpática cuando haga falta, sus entresijos misteriosos solamente se conocerían al completo en el caso de que, una vez muertas, fueran destripadas con infinita paciencia bajo el macroscopio de la economía global. Siempre demasiado tarde para corregir el futuro.
United Technologies Corporation (UTC) es uno de esos monstruos, nacido primero de la amalgama de varias grandes empresas, allá en 1929, y surgido, como mandan los cánones, de su excisión posterior -apenas un lustro más tarde-, convertido en tres sólidas naves lanzadas al futuro de los negocios. Siguió haciendo currículum con la compra selectiva de muchos negocios, superando multitud de nuevas vueltas y revueltas, fortalecida cada vez, siempre contando con el viento a favor del gobierno norteamericano y de sus más fieles aliados, y, por supuesto, siempre cerca de la tecnología militar, de la aeronáutica, de la seguridad y, desde hace unos años, cómo no, de las energías.
De las energías consolidadas y de las alternativas.
Una de las filiales de UTC es Pratt & Whitney, que tiene, entre su amplia descendencia, una hija llamada SolarReserve, a la que el secretario de interior norteamericano, Ken Salazar, ha autorizado, el pasado 21 de diciembre de 2010, la construcción de una planta solar de 110 Mw en Tonopah, al sur de Nevada.
La noticia hubiera pasado desapercibida para lectores españoles, sino fuera porque SolarReserve es la única compañía que se presentó al preregisro para construir una nueva planta termosolar en España, concurso convocado de urgencia y presuntamente ad hoc por el Ministerio de Industria, cuyo plazo se cerró el 23 de diciembre. Porque debido al "parón solar" a que se obligan nuestros planificadores energéticos hasta que se aclare el panorama, presuntamente, no se abrirán nuevas opciones hasta 2013.
La compañía californiana preparó la documentación necesaria (muy compleja) en un santiamén, y ha conseguido poner un pie en territorio español, permitiendo alumbrar una operación compleja para la que se habrían movido hilos desde Washington. Nosotros, que venimos siguiendo la evolución de las llamadas energías alternativas desde hace tiempo, no creemos que el sentido de la operación haya surgido ahora, por arte de birlibirloque.
Hace ya tiempo que la multinacional está moviendo sus tentáculos, al tiempo que observa la evolución de los pececitos que se mueven entre ellos. Estos tienen nombres conocidos para los españoles: Abengoa, Iberdrola Renovables, ACS, ...
Nota.- El esquema que da un poco de gracia visual a este Comentario es de Mike Johnson. Sirve para ilustrar, de forma elemental, la tecnología patentada por la mamá de SolarReserve, que utiliza como elemento conservador de la energía concentrada por los helioestatos (1) en el receptor (2), para obtener sal fundida, que es llevada desde la torre (3) hasta tanques de almacenaje (4), donde se conserva hasta que es utilizada (5).
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