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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre lo que nos falta por descubrir en Atapuerca

Burgos, una de las más hermosas ciudades españolas, está situado a 18 km de Atapuerca, un pueblecito al que sorprendentes hallazgos arqueológicos han situado con letras de formato gigantesco en el mapa mundial de la ciencia.

La historia particular de los yacimientos de Atapuerca ha sido contada muchas veces, y por eso, nos detendremos exclusivamente en dos aspectos menos conocidos.

El primero es el mérito, oscurecido por otros protagonismos, de un ingeniero de minas, Trinidad de Torres (Trino), que fue quien descubrió la mandíbula de Homo Heidelbergensis en la llamada Sima de los Huesos, en 1976. Un antepasado que vivió hace aprox. 500.000 años.

Hasta entonces, aunque desde 1863 se sabía que en el municipio había fósiles -seguramente, incluso, restos humanos, de notable antigüedad- nada significativo se había hecho. Trinidad de Torres estaba preparando su tesis doctoral sobre los úrsidos del Pleistoceno, y pidió permiso a Juan María Apellániz, que estaba haciendo una cartografía de la zona, con la colaboración del Grupo de Espeleología Edelweiss, para hacer algunas excavaciones.

Al descubrir, entre los fósiles de osos (ursis deningen), una mandíbula humana, y siendo consciente de la antigüedad de la misma, en relación con los estratos que estaba analizando (Pleistoceno Medio), se la presentó a su director de tesis, Emiliano Aguirre, quien, no dudó en presentar un proyecto de investigación para, profundizando en las excavaciones, conocer mejor la evolución humana en Europa.

Cuando en 1990 se jubila Aguirre, toman el mando del proyecto los actuales directores del mismo, J.L. Arsuaga, J.M. Bermúdez de Castro y E. Carbonel, y van apareciendo nuevos fósiles humanos, cuya importancia alcanza su cumbre con el hallazgo en 1997 de restos de una nueva especie, a la que se denomina Homo antecessor.

Entre los fósiles descubiertos desde entonces, el más intrigante es el de un grupo de jóvenes, hombres y mujeres, que parecen haber sido arrojados a la sima, en una ceremonia funeraria cuyo alcance ha dado lugar a fértiles elucubraciones.

Una de las historias que cuentan a los visitantes del Parque Arqueológico los bienentrenados guías de la Fundación Atapuerca elucubra que en la prehistoria existía igualdad de sexos, ya que ellos y ellas muestran en sus huesos fosilizados las mismas huellas de haber luchado con animales. Puede ser: también puede ser que las carnes de estos individuos hayan sido devoradas por carroñeros que pudieron caer, atraídos por el olor, al mismo precipicio. 

Pero tenemos una petición, inspirada en estos sucesos antañones, reales o imaginarios. Ausente de la política visual Bibiana Aído, desaparecido en absorción imbornal el Ministerio de Igualdad, y dado que nuestros representantes siguen obstinados en matizar que hablan para ciudadanos y ciudadanas, adictos y adictas, miembros y miembras, proponemos se repare, puesto que aún es tiempo, una injusticia semántica, y se ponga en el mapa de la paleoarqueología, junto al homo antecessor,y con sus mismos honores, a la femina antecessor.

(También pedimos, aunque no tenga mucho que ver, que en las cartas oficiales, en lugar del Sr./Sra. D./Da. delante del nombre de los ciudadanos, se den instrucciones a los funcionarios que se tomen el esfuerzo de poner el exacto tratamiento que corresponde al sexo de la persona.

Puesto que si hay tanta preocupación por tratar a ambos géneros por igual, no le vemos sentido que a José o a Margarita les entiendan como D./Da., sin que nos sirva de disculpa que a la Sra. Juez o al Sr. Subsecretario se les aplique también el D./Da. ¿O es que habría que decir, para ser políticamente correctos, Sr./Sra. Rubalcaba, D./Da. Trinidad Jiménez, D./Da. Alberto Ruiz Gallardón?)

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