Sobre lo que ha de entenderse por trabajador
Los líderes sindicales -denominación, por cierto, que evoca rancios tiempos revolucionarios- se refieren en sus peroratas a "los trabajadores y las trabajadoras", dando por admitido que se trata de un colectivo bien definido.
Nos parece que no es así, y por ello, vamos a hacer el esfuerzo de intentar algunas precisiones deducidas de la observación.
El concepto abstracto de trabajo es medido normalmente por el parámetro de remuneración. Las gentes, por lo normal, dicen estoy sin trabajo cuando no tienen ingresos o me pagan tanto por mi trabajo en relación con el salario que reciben de un tercero, que sería su empleador.
Pocas veces se mide por el parámetro de la rentabilidad o eficacia en relación con el tiempo que el llamado trabajador consigue para su empleador. Por supuesto, este valor es el más importante para este último, que distinguirá entre los maulas, enchufadosdelosquenopuedodesprendermeporlacuentaquemetiene, los pelotilleros y los eficientes o manosderecha. La remuneración no atiende, salvo excepciones propias del Guinness, a este concepto. Y mucho menos, en el caso de los empleados excepcionalmente remunerados, en los que se atiende, básicamente, a su capacidad para manejar o guardar secretos de las entidades que conduciría a algunos a la cárcel.
Finalmente, existiría -entre algunas otras menores- la opción de medir el trabajo por el tiempo empleado para completarlo. Esta fórmula, que antes se denominaba "a destajo", está en desuso, salvo -resumiendo algo- para la categoría especial de autónomos y la mayor parte de los inmigrantes irregulares.
Como nos gusta, en lo posible, representar el conocimiento por gráficos y números, nos hemos tomado la molestia (que no lo es) de representar en un diagrama triangular algunas categorías de trabajadores, por si fuera de interés general. Los parámetros representados para cada una son remuneración (R), tiempo de trabajo (T) y eficiencia productiva (E); esta última se mide desde la perspectiva de la sociedad, no del empleador (aunque podría hacerse también así, obviamente).
Rogamos que el lector, si está en alguna categoría de las indicadas, se lo tome como un divertimento. La valoración individual es algo subjetivo.
Vamos allá:
Funcionarios: R media; baja E y T medio.
Am@s de casa: R nula, alto T, media E.
Autónomos: alto T, E medio, R bajo.
Futbolistas de élite: muy alta R (se salen del cuadro), E nulo (o negativo), T bajo.
Ministros del Gobierno: R medio-alto, T alto, E muy bajo;
Consejos de administración de empresas del IBEX: R muy alta (se salen), T medio, E medio.
Directivos de empresas del IBEX: R muy alta, T muy alto, E alto.
Estudiantes: R nula, T muy variable (entre cero y muy alto) y E nula (aunque se considera inversión de futuro).
Nota: La escala para medir los valores puede construirse de forma bastante objetiva: Pueden tomarse, por ejemplo, como valores máximos -adminisibles- de R el de 120.000 euros/año, de T, 3.000 horas, y calcularse E como el ratio entre el beneficio de la empresa o entidad (mejor que su facturación) dividido por el salario a considerar; para los funcionarios, a falta de otros factores, se considerará que E es nula o muy baja (actuándose aquí por inversión de la carga de la prueba)
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