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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre el estado de la nación

Se inicia el 14 de julio de 2010 en el Congreso de los Diputados de España un nuevo Debate sobre el estado de la Nación, fórmula que incorporó a la arena política en 1983 el entonces Presidente Felipe González.

Han cambiado muchas cosas desde entonces. Para empezar, la dura lucha por el espacio político desde las regiones, han hecho surgir y resurgir con fuerza al marco del debate la cuestión de las naciones -ya no nacionalidades- dentro del Estado español.

El país aún se encuentra en estado de euforia colectiva después del triunfo de la selección española de fútbol en el mundial. Los especialistas en sicología o sociología de masas sabrán interpretar mejor las consecuencias de esta exaltación de júbilo masivo, por haber visto conseguido un objetivo que se había mostrado inalcanzable pero que, a la postre, nada significa para mejorar la situación económica colectiva.

Nada o muy poco. Los más 600.000 euros que cada uno de los 23 jugadores de la selección se han embolsado supondrán unos 4,6 millones de euros en impuestos para las arcas públicas, es decir, 10 céntimos de euro por español.

Seguimos siendo tan pobres y tan faltos de ideas como antes. Hemos tenido un destello de ilusión, pero nuestro estado colectivo sigue siendo el de la desorientación, la abulia, la falta de rendimiento. Y el de nuestros políticos, como comprobaremos en estos días de mediados de julio, el estado de hinopsis que les produce el tratar de defender su puesto de trabajo y sus ideas, sin acordarse de los que estamos aquí, en la tierra.

Nos ha producido una especial emoción ver a esos millones de aficionados al deporte de la pelota, fundamentalmente jóvenes, entregados a sus líderes emocionales.

No eran, claro, todos futbolistas, ni siquiera aficionados habituales al fútbol. Habría una representación completa de todas las etapas de la formación de los jóvenes. Estarían todas las profesiones, multitud de estudiantes, muchos egresados universitarios, algunos ya activos, bastantes parados, la mayoría aún con fuertes dudas y temores respecto a cómo enfocar ese futuro que supone familia, trabajo, vivienda, mejor nivel de vida. 

Hay que llevar un mensaje contundente, coherente, a esos jóvenes que han mantenido sus incógnitas y esperanzas a un lado durante unos días para priorizar la alegría de ver que los colores de España eran llevados a la cima del mundo.

Construyamos un estado de la nación, fuerte. Jóvenes, no permitáis que la discusión sobre lo que hay que hacer se convierta en una floresta de diatribas y descalificaciones. Haced vuestro propio debate y venid, con vuestra ilusión, a empujar para salir del atolladero.

Pero no nos engañemos. Hacen falta, además del empuje y la ilusión, conocimientos, ideas, experiencia. No despreciemos el valor y el mérito de nadie, porque el trabajo de todos es necesario. Y si alguien quiere debatir si somos nación o nacionalidad, si han sido agredidos en sus sentimientos por fallos o aciertos de TCs y Estatuts, si han "hecho los deberes" o no los han hecho bien, vuvucelas, trompetillas, marco aparte.

Nosotros, adelante, a lo nuestro. No hagamos del estado de la nación, el estadio de la nación.

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