Sobre el ocaso de las Ferias reales
Hay más información, menos dinero, más presión, menos tiempo, más competencia, menos ganas. Y está el mundo de internet, omnipresente, de tan cómodo uso, discreto.
Las Ferias que resultaban imprescindibles para conocer el estado del arte, para vender o comprar lo último, para comparar, ya no lo son. Cuestan mucho dinero, reclaman una atención personal que no es tan fácil de compensar, ni para expositores ni para visitantes.
Y, después, está el gran desnivel entre las grandes empresas, capaces de presentar un gran estánd, en el centro de la sala, con gran alarde de medios, y las pequeñas, que quizá tienen productos realmente novedosos, pero no pueden pagarse más que un lugar en un espacio múltiple, subvencionado, sí, pero al que no pueden dedicar la presencia física que sería imprescindible para defender la bondad de su producto.
Adiós a las Ferias reales. Su decadencia es evidente. Las que tenían una proyección más local, han desaparecido ya. Y las grandes, están obligadas a una reestructuración que ya les come los pies o la cabeza. Estas últimas tienen probabilidades de supervivencia -algunas ciudades las tienen como producción emblemática-, pero habrán de renovarse, cualificando su oferta.
Nadie viajaría cientos de kilómetros para ver un producto o una aplicación que se le podría presentar a él solo, en su propio espacio. No negamos el interés de conocer simultáneamente varios productos que compiten entre sí y poder hablar con sus responsables sobre sus virtudes y aclarar las dudas que se presenten. Pero la información en la red elimina muchas cuestiones previas y la red comercial de las empresas es muy ágil como para esperar a la próxima Feria para captar clientes.
Las Ferias virtuales han entrado por la puerta del escenario mercantil. Tienen aún que perfeccionar su oferta real, conquistar más espacio virtual, atraer amás expositores y mejorar los contenidos. Miles de millones de visitantes, en sus casas, en sus despachos, en sus oficinas, están preparados para visitarlas a un clic de su viaje para detectar oportunidades que les interesen.
(Estas reflexiones están motivadas después de asistir a varias Ferias reales y comentar con decenas de expositores y visitantes, caminando, muchas veces, entre espacios vacíos y rostros aburridos.).
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Miguel -